Título: Star Line.

Fandom: Inazuma Eleven

Pareja: Hiroto x Midorikawa (HiroMido)

Disclaimer: Inazuma Eleven no me pertenece, es propiedad del Level-5.

Capítulo único.


Un pelirrojo de hermosos ojos jade, miraba hacia el cielo estrellado frente a él. Pensaba, ¿Quién sabe en qué? O quizás, en quién. Su llamativo cabello era mecido por la brisa del viento nocturno, adoraba aquél clima, lo ayudaba a concentrarse; incluso en situaciones tan desesperadas como en las que se había encontrado hace tanto tiempo. Le agradaba creer que esas épocas habían terminado, aunque no fuera así, aquellos dolorosos recuerdos seguían hiriéndole el corazón día tras día...

A su lado, había un pequeño telescopio, se veía antiguo y estaba un poco roto; era digno de haber sido usado por muchos niños; mas él fue el único que pudo descifrar aquellos sentimientos entregados a través de ese maravilloso regalo. Le fue dado por su "padre" cuando tenía nada más siete años, él le enseñó a usarlo de la manera adecuada y le hizo prometer que cuidaría bien de ese tan preciado objeto antes de morir.

Fue entonces, un par de años después de aquello, cuando ese niño llegó al orfanato en el que residía.

Era bajito y de apariencia inocente, su pelo de un curioso color verde pistacho y sus ojos tan negros y profundos que incluso, podría confundirse con el amplio y estrellado cielo nocturno frente a él. Claro que ese día había pasado hace mucho tiempo y aquél niño ya era un adulto. Un adulto que con el pasar del tiempo lo ayudó a superar sus más grandes miedos y desesperaciones.

-¡Mira, Hiroto, una estrella fugaz! –había exclamado él, apuntando hacia el cielo y trazando el recorrido de ésta. Aquella expresión de maravilla era algo que los años jamás habían podido quitarle y agradecía el poder deleitarse con ella.

-Es hermosa. –contestó abrazándolo gentilmente-. ¿Pediste un deseo?

Vio como el peliverde movía la cabeza asintiendo.

-¿Y se cumplió?

-Cada día de mi vida. –respondió sonriendo y pudo ver como un hermoso brillo adornaba esos oscuros ojos. En sus brazos sostenía a un pequeño niño durmiendo, su cabello color cyan era acariciado por el mayor, quién depositó un tierno beso en su cabeza.

Y fue ahí, que recordó las palabras que se dijo ese día, cuando vio por primera vez esa única sonrisa.

"Por mantener aquella hermosa sonrisa brillando, sacaré mis olvidadas esperanzas y las convertiré en una estrella fugaz".