Una cura de humidad
Los personajes descritos en esta historia son sacados de la saga Cazadores de Sombras cuya autora es Cassandra Clare, escepto Danielle Middelton que es producnto de mi imaginación. Este es mi primer fanficction y espero que no sea el último... no seaís muy duros conmigo ;D! espero que os guste!
Era una tarde tranquila de viernes, el sol arrancaba los últimos destellos dorados a los rascacielos de la Gran Manzana. Jace y Clary caminaban cogidos de la mano y risueños planeando lo que iban a hacer el fin de semana, de repente de una peluquería de mucho prestigio y precios desorbitados sólo alcanzables por unos pocos, salió una chica cuyo pelo rojizo, liso y fino bajo la luz del atardecer otoñal era muy parecido al de Clary, de piel mediterránea y, si sus vistas no les fallaban, más alta que Isabelle.
-¿Qué pasa Jace?-preguntó Clary al ver que su novio se había quedado petrificado ante la presencia de la misteriosa chica.
El chico se llevó el índice a los labios para indicar a Clary que no dijera nada. En cuanto la chica estuvo un poco alejada de la pareja, Jace le indicó a su novia con la cabeza que siguieran a la extraña.
-Es una Cazadora de Sombras-susurró el chico ante la muda pregunta escrita en el rostro de Clary,- pero no sé quién es. Me resulta familiar, pero no la he visto antes, o al menos eso creo.- Inquieto por aquella misteriosa nefilim la siguieron a una prudente distancia.
Tras andar unas cuantas calles, la chica torció hacia una calle que desembocaba en una cafetería muy del estilo Magnus. La cazadora sacó el móvil y empezó a hablar en un idioma que Jace desconocía, pero bastante parecido al italiano, más tarde sabría que la chica hablaba en español, su lengua materna, se paró y pronunció el nombre de Magnus seguido de otras palabras que ni Jace, y menos Clary, supieron reconocer.
-Sabéis, es un poco molesto que la gente se dedique a seguir a desconocidos durante unas cuantas manzanas.-Comentó la chica dándose la vuelta asombrando a la pareja y con una divertida sonrisa dibujada en sus labios pintados de rojo pasión -¿no vais a decir nada?-prosiguió la cazadora en vista de que ninguno de los dos chicos decían nada y la miraban con los ojos abiertos y la boca entreabierta.
-¡Qué mona te ha dejado en la pelu!-Exclamó Magnus surgiendo de la nada acompañado por su inseparable novio Alec.-Ese baño de color te favorece, pero no era el que yo había elegido.
-Si me llego a dar tu color parecería un extintor andante.-explicó la chica dándose dos besos con Magnus y Alec- A parte, no quiero teñirme el pelo de rojo, sólo quiero ser castaña con cierto tono rojizo.
-A mi me parece que te sienta bien, es más te sienta mejor que el que quería Magnus.-Dijo Alec con una agradable sonrisa.
-Una preguntita, ¿estos dos son mudos o están en estado de shock?-preguntó la chica señalando a la pareja con el pulgar.
-Están en estado de shock-respondió Magnus,- normalmente Jace no para de hacer sarcasmos e intentar quedar por en cima de la gente, resulta insoportable a veces pero cuando quiere puede ser todo un angelito.
Más tarde en el Instituto, recuperados Jace y Clary del shock veían como Maryse Lithwood daba la bienvenida a la chica de ojos pardos delineados por eyeliner y enmarcados en frondosas pestañas marcadas por una máscara de pestañas.
-Valla veo que ya ha conocido a Clarissa y a mi hijo Jace, señorita Middelton.-Sonrió la directora del Instituto desde las pesadas puertas de madera, al lado se encontraba Isabelle con la vista fija en la "chica nueva", midiéndose mentalmente con ella y viendo que le sacaba una cabeza, yendo Isabelle con tacones y la recién llegada plana.
-Sí, nos hemos encontrado en la calle de camino al Instituto.-la chica le devolvió la sonrisa y con un apretón de manos entraron dentro.
-No nos hemos puesto muy al día- estaba explicando la señorita Middelton sentada en una de las múltiples sillas de la biblioteca delante de escritorio donde se encontraba Maryse,- pero a grandes rasgos sabemos mi función aquí.
-Normalmente mi marido sería el que se encargaría de esto, pero se encuentra en estos momentos en Irdis resolviendo unos asuntos. Chicos esta es Danielle Middelton, la encargada de ayudar a Clary en su entrenamiento y una experta en runas.-Explicó Maryse.
-¿Tú eres la experta en Muay Thai y otras artes marciales de nombres impronunciables?-preguntó Jace situado al lado de Clary desde el sofá que estaba a la izquierda de la estancia. Danielle asintió alzando una ceja presintiendo el carácter del rubio iba a aflorar en cualquier momento-¿pero cuantos años tienes?
-Veinte-contestó esta con una sonrisa que cortaba el cristal,- y a tu edad estaba empezando a estudiar telequinesia, incluso hice un cursillo de matar con la mirada a distancia.
Todos sonrieron al ver que la recién llegada mantenía el mismo sentido del humor que Jace.
-Sin más preámbulos, me gustaría ver el nivel de cada uno para empezar a trabajar cuanto antes.-comentó Danielle levantándose de la silla- Le prome
tí a Alec, cuando estuvieron él y Magnus en España, que les iba a dar algún par de clases a ellos también.
-Por supuesto- concedió Maryse levantándose también de la silla e inclinando la cabeza.- Mis hijos te acompañarán a la sala de entrenamiento.
Una vez todos cambiados con ropa de entrenamiento, excepto Danielle que tenía el equipaje en casa de Magnus, y Magnus que se mantuvo al margen de lo que él catalogó como carnicería. Danielle se puso sobre las colchonetas que servían de tatami y preguntó con una dulce sonrisa:
-¿Quién va a ser el primero?
-Yo mismo,-respondió Jace con un brillo salvaje en los ojos- aunque claro estamos en desigualdad por la ropa.
-Por eso no te preocupes, he combatido en peores situaciones. No creo que los vaqueros y la camiseta sean un impedimento.-Sonrió irónicamente con una sonrisa si cabe más salvaje que la del chico.-Ataca.
Y antes de que Jace pudiera terminar su ataque, cayó estrepitosamente de espaldas contra el suelo. La nueva instructora era rápida y letal.
-Valla, parece que alguien va a necesitar una buena cura de humildad.- Se mofó Magnus mientras Danielle ayudaba a Jace a levantarse del suelo.
Todos se rieron ante el comentario del brujo, profesora y alumno se miraron a los ojos y descubrieron que aquello era el principio de una gran amistad.
