Ella siempre estuvo ahí, a veces en silencio, escondiendo toda su admiración y amor por el sargento con una sonrisa amable y cálido trato, aunque a veces la traicionaban sus nervios, siempre estuvo ahí.
Siempre observaba embelesada la imponente presencia de aquel hombre que sin importar su estatura tenia la fuerza para cambiar el solo una nación.
Por ese hombre gruñón y obsesivo con la limpieza ella se puso contra el mundo, su mundo, le hizo frente a su padre y entro a la legión de reconocimiento.
A veces se le rompía más el corazón cuando lo veía con Hanji, los observaba a la distancia, la amante de los titanes siempre tan entusiasmada, tan sonriente y luego lo miraba a el, con aquella expresión severa siempre… Pero, tanto como para su suerte como para su desgracia, lo conocía lo suficiente para saber que se la pasaba de maravilla con su amada.
Si, también estaba bien enterada que existía el rumor que los 2 superiores sostenían una relación que no solo era de trabajo, pero nunca tuvo el valor para preguntarlo… O la fortaleza para aceptarlo…
Y le dolía, tenia guardado todo ese amor por la felicidad de su amado. Pero no podía culpar a nadie, no era ese tipo de persona, sabia que era solo culpa suya, solo por su temor. Sabía que por su cobardía jamás sabría si pudo haber tenido una oportunidad con Rivaille, nunca se atrevió a decirle lo que sentía por miedo a su repuesta.
Aunque sabia que tenia todo el apoyo y cariño incondicional de sargento no era eso lo que quería de el. Recordaba el día que la abrazo, cuando la encontró llorando ya que su padre estaba gravemente enfermo y creyó que moriría, el la abrazo dulcemente dándole toda su comprensión…
Ahora estaba ahí, desangrándose junto a un árbol… ¿Por qué la torturaban esos recuerdos? Se sintió muy tonta y mala por pensar en el en sus últimos momentos su vida en vez de en su familia… En su padre, al principio fue quien más se opuso y termino siendo quien la apoyo en todo momento a pesar de sus temores…
Escupió sangre mientras se le nublaba más la vista. Entre el delirio, su recuerdo favorito vino a su mente: la mística, sutil y hasta socarrona sonrisa del sargento, aquella sonrisa que la enamoro al instante y de algún modo la arrastro a su muerte. No, eso no era, estaba totalmente complacida no solo con haber trabajado hombro a hombro con el hombre a quien amó si no también por haber ayudado, aunque sea un poco, a la humanidad.
Ya no sentía dolor ahora sentía un entumecimiento en cada parte de su cuerpo, se relajo, sabia que todo había acabado para ella, en su ensangrentado rostro se enmarco una dulce sonrisa que junto a su ultimo aliento de vida dejo salir en un susurro que se llevo el viento "Te amo Rivaille" mientras se iba eternamente agradecida por aquellos momentos.
-.-.-.-.-.- DIAS DEPUES -.-.-.-.-.-.-
Rivaille estaba frente a un pequeño tablón en donde Hanji y Erwin colocaron retratos de los caídos del escuadrón, en su severa mirada se podía observar un deje de tristeza, Hanji camino hacia el y se quedo a su lado algunos minutos, en silencio.
Jamás te lo dijo…— dijo sin mirarlo, se quito lo lentes, saco un pequeño pañuelo y comenzó a limpiarlos.
¿Decirme que?— la miro de reojo, ella soltó un pesado suspiro.
Bien sabes a lo que me refiero— lo miro seria.
Cállate cuatro ojos— se dio la vuelta y se marchó.
Claro que sabia de lo que hablaba y se sentía tremendamente culpable, siempre estuvo al tanto de los sentimientos de la joven pero no podía corresponderlos. Le hubiese gustado haber sido más amable con ella, darle una palmada en la cabeza pero tampoco pero no podía, eso seria ilusionarla y terminaría lastimándola más.
Pero ya no había vuelta atrás, ahora solo podía estar eternamente agradecido por aquellos momentos…
