Empecé a escribir esta historia hace un año, y aún no está terminada, pero necesito subir el primer capítulo para saber si a alguien le gusta. Va a consistir de dieciséis capítulos, de los cuales están escritos doce.
Pensaba publicar esto cuando lo tuviera terminado, pero el primer capítulo quiere ver la luz, y mientras termino los cuatro que me faltan, no pasaría nada si subo el primero.
Notas del capítulo, abajo.
Capitulo Uno: Asignaciones Especiales.
El Patriarca miró a cada uno de los presentes con atención. Su sonrisa bajo la máscara negra no era percibidle, pero todos sabían que el encuentro en el lugar no era por un motivo negro. Es más, en el Santuario, hace mucho tiempo que no ocurría nada malo.
Una generación de caballeros de oro, que fueron entrenados por los mismos caballeros que pelearon en la Última Guerra Santa, junto con Athena, en ese momento Sasha, se encontraban parados mirando fijamente al Patriarca, Shión, antiguo Caballero de Aries.
Entre los presentes se encontraban todos los caballeros menos Dokho de Libra, que estaba en Los Cinco Picos, controlando que el sello de los espectros no se rompiera.
El Patriarca tomó aire, pero nadie pudo observar ese detalle. A veces deseaba no tener que usar la máscara, para que todos puedan ver su expresión de enfado, tristeza o alegría, pero su autoridad como "patriarca" le obligaba a usarla. De todas maneras no negaba que le salvó en muchas ocasiones su uso. Ahora podría decir que comprendía a las Amazonas.
— Bienvenidos caballeros. — Murmuró — Saben que el motivo del llamado no es ninguna misión. Simplemente es una noticia, que en parte es buena. Pero es solo el inicio de un fin. — Terminó mirando fijamente las expresiones de cada caballero. Todos miraban con intriga. Todos estaban expectantes. — Es la hora de asignarles algo muy especial. Sus alumnos. — Las reacciones de los presentes fue muy variada. Algunos se contentaron y felices decían engreídamente que alguien ocuparía su lugar y moriría con valor, otros se horrorizaban por la tragedia griega de los pequeños, a unos cuantos, sin embargo, les dio igual.
— Patriarca, ¿Cuándo llegarán los pequeños? — Preguntó Abdul, el caballero de Virgo.
— Tendrán que ir a buscarlos. Cada uno a su ciudad natal. — Informó el Sumo Pontífice. — En un comienzo iban a ser agrupados todos en un solo orfanato, pero es mucho más seguro que vallan a sus respectivos orfanatos a buscarlos.
— ¿Todos son huérfanos? — Preguntó la sensible Daphné, caballero de Sagitario, y única mujer en el Santuario.
— Me temo que si. — Informó tristemente el Patriartca. — Aunque esto nos da la posibilidad de que ningún niño extrañe familias ni nada de eso.
— ¿Cuándo tenemos que buscarlos? — Preguntó, Antares caballero de Escorpio.
— Mañana partirán todos.
— ¿Mañana? — Inquirió Boris, caballero de Acuario, levantando una ceja. – Es muy pronto.
— Lo es, pero tendrán que hacerse a la idea de que las cosas son así. De un día para el otro.
— ¿A dónde partiremos?
— Cada uno a un lugar diferente. Yo, por lo pronto, ya tengo un discípulo, que está entrenando en Jamir, India, desde hoy. Llegó ayer, ya que él era el único que tenía familia. Así que empezaré a decirles. Aldebarán. — Llamó al guardián canadiense de Tauro. — Tu nuevo alumno te espera en Brasil, América del Sur.
— Si señor. — Contestó el hombre rubio agachando la cabeza.
— Marcus, tus alumnos te esperan acá en Grecia.
— ¿Alumnos? — Preguntó incrédulo el caballero romano de géminis.
— Son gemelos.
— ¿Gemelos? — Gritó anonadado.
— Si, Saga y Kanon. Son especiales Marcus, ten cuidado con ellos.
— Si, señor. — Contestó aún sin creerlo.
— Sebastián, tu nuevo alumno reside en Italia. — Completó el Patriarca.
— ¿Cómo se llama Señor? — Preguntó.
— Lo apodan Death Mask, o Máscara de la Muerte. Por juntar caretas de carnaval. — Dijo viendo fijamente la extraña expresión de Sebastián, caballero de Cáncer, quién pensaba que en su natal España, no existían nombres así. — Cristiano, tu alumno Aioria, es griego, al igual que su hermano Aioros.
— ¿Tengo dos alumnos también?
— No, Aioros es de Sagitario. — Dijo y Daphné puso más atención. — Tráiganlos a los dos. Aioros será tu alumno Daphné.
— Si señor. — Contestaron la francesa y el portugués.
— Abdul, tu alumno es algo especial. Se llama Shaka y vive en India, en un refugio de monjes.
— ¿Por qué dice que es especial? — Preguntó el árabe de virgo.
— Porque es la reencarnación de Buda. Por favor, entrénalo como se debe.
— Si señor. — Contestó viendo su gran tarea.
— Antares, tu alumno, también es griego. Se llama Milo. — Dijo el Patriarca al caballero griego de Escorpio.
— Si señor.
— Eric, tu alumno es español y se llama Shura. — Terminó el gran caballero de Aries, Eric, el inglés de capricornio lo miró con un brillo en los ojos. Para él era especial un alumno.
— Si señor, lo cumpliré con toda mi fuerza.
— Boris. — El nombrado caballero de Acuario miró al Sumo Pontífice. — Tu alumno es francés, su nombre es Camus. Y entrenará en tu tierra natal, Siberia.
— Si… señor. — Murmuró el siberiano ensimismado en sus pensamientos.
— Y por último, Anki, tu alumno Afrodita, espera tu llegada en Suecia. — El nombrado holandés caballero de piscis, asintió. — Bueno caballeros, saben bien que mañana tienen que partir a sus respectivos lugares, por favor, cuídense y traigan enteros a los alumnos. Son realmente muy importantes en esta causa. — El Patriarca se retiró y los caballeros permanecieron un rato en el lugar conversando con sus allegados sobre el tema.
— Boris, Boris — Llamó una voz femenina. El nombrado se giró hacia ella. Y la miró impasible.
— Hola Daphné… ¿Qué sucede?
— Bueno, quería proponerte que vayamos a Francia juntos.
— ¿Qué? — Inquirió el acuariano arqueando ambas cejas. Ella sonrió, malditos, sagitario, y su maldito buen humor.
— Tu alumno…
— ¿Camus?
— Si, él, es francés, y pensaba ir allí furtivamente en estos días.
— Pero, tu alumno…es griego ¿Verdad? Y debemos partir mañana, no creo que te alcance el tiempo para ir a ambos lugares.
— ¿A que hora partirás? — Boris rodó los ojos, ¿Acaso no estaban hablando de ella y no de él?
— A la tarde… ¿Tú?
— Cristiano y yo iremos a la mañana, ¿No te molesta que vaya contigo a la tarde hacia Francia? — Boris se permitió reír levemente.
— Hablas como si Francia quedara a la vuelta de la esquina. — Daphné rió.
— Bueno es un decir. Iba a ir con Marcus, él tiene una… amiga especial ahí que le gustaría volver a ver.
— ¿Sabes… mi teoría de…?
— Si, si, lo se Boris. Es una teoría estúpida esa.
— No es estúpida. Los sentimientos te hacen débiles y lo sabes más que nadie.
— Que una persona te lastime no significa que todos sean iguales.
— Todos lo son Daphné.
— No conoces a todos. Y por lo menos a mi, no me conoces. — Murmuro saliendo del Templo del Patriarca junto con algunos compañeros. Salía enfadada hacia su templo y pasando por encima a todos.
"Ese Boris siempre tan cerrado. Con su teoría de los sentimientos…no se puede evitar sentir. No se puede. Simplemente aunque lo intente siempre habrá algo que sentir. Pobre Camus… espero que él no aprenda todo tal cual de su maestro"
Antares llegaba corriendo justo detrás de él.
— Hey Boris.
— Hey Antares. — Murmuró Acuario distraído.
— ¿En que piensas?
— Solo alguien más que insultó mi teoría de los sentimiento.
— Ah ¿Cuántos son ahora, once? — Rió divertido el escorpión. — Sin contar al Patriarca.
— Antares, sabes que el Patriarca y Dohko están de acuerdo con esta teoría. No fui yo quien la inventó. Ni siquiera fue Dégel.
— Está bien, está bien… ¿Quién fue esta vez?
— Daphné.
— ¿Daphné? Pero si es la persona más dulce que vi en mi vida.
— Antares, es un caballero, tiene su carácter. Estaría muerta si fuera "dulce y linda" — Ironizó Boris. — Se enojó por mi teoría, ¿Qué quieres que haga? No voy a disculparme por lo que yo creo.
— Bueno en eso tienes razón. Aunque tengo el presentimiento de que es otra cosa por lo que ella se enoja.
— ¿Qué podría ser? —Murmuró mirando su Templo, más deseoso de llegar que de salir a Francia.
— Pido permiso para entrar a esta casa. — Solicitó Boris con su cosmos. Era de mañana. Aún el sol no despuntó al alba.
— ¿Boris? — Preguntó la voz dueña de la casa en cuestión.
— Ajá. — Murmuró entreabriendo un ojo para pasar.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó mirándolo parado en la puerta.
— ¿No querías que vayamos a Francia juntos? — El rostro de Daphné se iluminó y sonrió. Boris se mostraba impasible, pero con un ligero atisbo de sonrisa.
— ¿Cuándo? — Preguntó ladeando la cabeza en una sonrisa de lado.
— A la tarde, ¿No habíamos dicho eso?
— Si es verdad. Ahora voy con Cristiano a buscar a los chicos.
— Suerte. Seguro tu alumno va a amarte, no tiene motivos para no hacerlo. — Daphné sonrió ante el falso cumplido.
— Camus también te querrá Boris, eres excelente. — Terminó dándose la vuelta y entrando a su Templo.
— Nos vemos a la tarde.
— ¡Nos vemos! — Gritó desde adentro.
— Aldebarán. — Lo llamó Eric desde atrás.
— ¿Qué sucede Capricornio? — Preguntó divertido, sabía que su amigo odiaba ser llamado por su título. — ¿Qué haces aquí? Pensé que te ibas a buscar a tu alumno a esta hora.
— Mas tarde iba a ir, tengo que partir a España, a ti te queda más lejos Brasil.
— Si, tengo que irme bastante lejos, pero estoy emocionado. — Dijo el taurino, con los ojos algo vidriosos. Eric, con su cabello corto de color cobre, lo miró sorprendido.
— ¿Tan así? Para mi es importante claro, pero no creo que para llorar. —Rió su amigo poniéndole la mano en el hombro. El taurino lo miró.
— ¿Sabes lo importante que es esto? Mi maestro Aldebarán peleó en la Guerra Santa y este chico… también. Debo entrenarlo, porque es muy posible que muera y debe proteger a Athena.
— ¿Crees que habrá sido algo a propósito?
— ¿A que te refieres?
— A las elecciones de los discípulos. ¿Por qué fueron ellos y no otros? ¿Fue adrede?
— No creo, más bien fue El Destino. —Murmuró Aldebarán. — Sabes bien que no somos elegidos al azar y que no tenemos nada que ver con ningún Maestro anterior o personaje mitológico. Solo creo que es parte de El Destino. No es casualidad. Siempre hay una generación que se saltea la Guerra Santa, como nosotros, en este caso. Antes mi maestro conoció a Sasha, la reencarnación de Athena y ahora mi discípulo conocerá a la próxima.
— Te gustaba esa historia ¿He?
— ¡Por supuesto! De chico me parecía injusto estar condenado a dejar toda mi vida antigua y normal, por proteger el Santuario, que no será destruido hasta que llegue Hades. ¡Y de eso ni iba a participar! Me parecía algo cruel para quiénes teníamos que dejar todo por una causa en la que no íbamos a participar. ¿O me vas a negar que fue difícil adoptar esa teoría de los sentimientos de Boris?
— "Los sentimientos te hacen débiles, hay que desterrarlos de nuestro corazón" Si, me la se de memoria. Boris la repite mucho.
— Y sin embargo tiene razón. Lo que pasa es que nos cuesta aceptar el dolor que implica dejar de querer o necesitar lo que antes teníamos.
— Igual, Boris no es ningún santo de mi devoción…
— ¿Qué te hizo de malo Eric? El no es más que un caballero como nosotros, y sabes bien que su signo debe adoptar esa ley por sobre los demás, debió sufrir más que nosotros.
— Si, pero todos sabemos también, que está en algo con Daphné, y no me parece que ande imponiendo leyes a los demás cuando él no las cumple.
— Eric, sabes tan bien como yo que eso no es así. Que Daphné esté enamorada de Boris no significa que él también. Y si lo estuviera… seguramente no lo aceptaría, porque va en contra de sus mandatos naturales.
— No son mandatos naturales Aldebarán… eso nos lo impusieron. Y nuestro Destino tiene que ver más con el futuro de esos pequeños, que con la seguridad del Santuario. — En al Aeropuerto en el que se encontraban, se escuchó en el altavoz a alguien anunciando el segundo vuelo del día con destino a América del Sur, Brasil.
— Tenlo por hecho. Se que mi Destino es más útil si protejo a Aldebarán que si doy mi vida por una causa que nuca sentí mía, y que nunca lo será. Ese es mi vuelo. Regresaré mañana Eric, cuídate y cuida a tu alumno… ¡Shura! — Exclamó recordando.
— Cuídate Alde. Y cuida al pequeño.
— Adiós amigo. — Gritó desde las escaleras que lo llevaron a la pista principal de vuelo.
— Adiós… — Murmuró, pero Aldebarán ya no podía escucharlo.
Marcus de Géminis esperaba en su templo que Cristiano y Daphné pasaran por ahí. Seguramente irían todos al mismo tiempo. Los orfanatos de los pequeños no eran los mismos. Los de Aioros y Aioria si, pero Saga y Kannon estaban en otro, por suerte cerca de aquel.
— Pido permiso para entrar en esta casa. — Oyó a trabes del cosmos. Era Cristiano, y sentía la presencia de Daphné.
— Pasen. — Dijo en voz alta. Ambos entraron.
— Pensé que vendrían con Antares.
— El orfanato de su alumno no esta cerca del nuestro. Le dijimos, pero quería ir solo.
— Que raro el escorpión queriendo ir solo a algún lugar.
— Bah… — Murmuró por primera vez Daphné. —Casi siempre está solo. Es más, si no fuera por Boris estaría completamente solo. Se pasa el día con él. — Ambos caballeros hombres rieron. — ¿Qué les causa tanta gracia?
— Me parece que te picó el bicho de los celos ¿No? — El rostro de Daphné enrojeció bajo su máscara, pero de ira.
— No digas tontería, ¿Yo celosa de Antares? ¿Por qué lo estaría? — Preguntó dándole la espalda a sus compañeros.
— Bueno, podría ser porque… pasa más tiempo con Boris que tu. — Daphné hizo un ruido con la boca, en desaprobación. Los caballeros rieron burlonamente. Marcus prosiguió. — Vamos Daph… ¿Vas a negar que no estas enamorada de él?
— ¿De quién? — Susurró tratando de desentenderse. — Y no me llames así.
— De Boris, ¿De quién más? — Contestó ignorándola.
— No digan estupideces, y vamos que se nos hace tarde. — Grito marchando por la ira que recorría su cuerpo "¿Qué se meten?" pensaba.
— Bueno vamos, o se enojará más. – Susurró Cristiano en el oído de Marcus, éste asintió y ambos marcharon detrás de la amazona.
Sebastián de Cáncer, se dirigía al aeropuerto, la mayoría de los caballeros, a esa hora de la mañana, iban a buscar a sus alumnos. La mayoría menos, cuatro guerreros, Antares, Boris, Eric y Abdul de Virgo, que iban a partir por la tarde.
Por el camino se cursó con su amigo, Anki de Piscis, quien al verlo, se giró sobre sus pasos.
— Amigo, ¿Vas a buscar a tu alumno? — Preguntó con una sonrisa el holandés Anki.
— Si, tengo que ir a buscarlo a Italia, ¿Tú partirás a Suecia?
— Si, Afrodita está allí esperándome.
— ¿Irás en la tarde como los otros?
— No, prefiero partir ahora. Cuando ellos salgan yo voy a estar llegando.
— Yo también. — Contestó. Este desencajado caballero de Cáncer miraba al cielo.
— ¿Qué te sucede Sebastián? ¿Estás melancólico? — Su amigo levantó una ceja y el español bajo la vista.
— Sabes que nunca fui como los caballeros de Cáncer.
— ¿Educarás así a tu alumno…?
— No. — Respondió con rotundidad. — Ser así me hizo débil. Ser así me causó muchos problemas relacionados con mi signo. Sabes que los cáncer son así, despiadados.
— Eso es mentira Sebastián. — Negó con la cabeza apoyando una mano en el hombro de su amigo español. — Los cáncer tienen una coraza que protege sus sentimientos. Y por más cruel que sean, siempre sirvieron a Athena. Y Athena es el bien ¿O no? — Sebastián no dijo nada simplemente lo miró.
— ¿Cuándo partirás?
— En el vuelo siguiente hacia Suecia. — Sonrió. — Cuídate amigo. Y cuida al pequeño, no lo conviertas en un demonio.
— Trataré, pero el signo tira más.
— ¿Y que pasó contigo? ¿Le ganaste al signo?
— Parece que si. — Sonrió Sebastián. — Adiós, amigo, suerte con tu alumno.
— Suerte. — Murmuró y luego se dirigió con su bolso a la sección de su vuelo, a esperar que este llegara.
Bueno, la verdad es que ahora me doy cuenta de que puse como amigos a Cáncer y Piscis, como lo son realmente. No me cuerdo si fue apropósito, no lo recuerdo, empecé esto hace mucho...
Y para que no se confundan, aquí les dejo una lista con los nombres de estos Santos Dorados, sus alumnos y la edad que tienen cuando empieza Saint Seiya.
Shión de Aires: Tibet / Mu: Jamir (20 años)
Aldebán de Tauro: Canadá / Aldebarán: Brasil (20 años)
Marcus de Géminis: Italia / Saga y Kannon: Grecia (28 años)
Sebastián de Cáncer: España / Mascara de la Muerte: Italia (23 años)
Cristiano de Leo: Portugal / Aioria: Grecia (20 años)
Abdul de Virgo: Arabia / Shaka: India (20 años)
Dohko de Libra: China
Antares de Escorpio: Grecia / Milo: Grecia (20 años)
Daphné de Sagitario: Francia / Aioros: Grecia (27 años/ 14 años muerte)
Eric de Capricornio: Inglaterra / Shura: España (23 años)
Boris de Acuario: Siberia (Rusia) / Camus: Francia. (20 años)
Anki de Piscis: Holanda / Afrodita: Suecia (23 años)
Espero que hayan disfrutado! Un abrazo. Nos vemos en el segundo capitulo.
