Capítulo uno:
Eramos la familia perfecta, de eso casi no hay duda. Vivíamos en Filadelfia desde siempre, mi familia se constituía por papá, mamá, mi hermano mayor Jasper y mis hermanos pequeños, Cynthia y Peter. Debo decir que me costó mucho aceptar el nacimiento de los mellizos, cuando era pequeña me sentía profundamente celosa porque estaba segura de que un nuevo embarazo de mamá me robaría el lugar como la niña de la casa. Odiaba la idea de pensar que podría tener una hermanita a la que mis padres iban a querer aún más que a mí.
Durante meses me encerraba en mi habitación después de la escuela ya que no quería escuchar a mamá y a Jasper hablar sobre posibles nombres o sobre compras de cunas, peluches y juguetes. Quería volver a ser la princesa ante los ojos de todos y me dolía profundamente lo que yo veía como un reemplazo. Era terrible ver como mi padre pronto pensaría sólo en Jasper y en dos criaturas lloronas.
-¿Cómo estás, princesa?-me preguntó una vez entrando a mi habitación mientras yo jugaba con mis muñecas- ¿Aún estás enfadada conmigo?
-Sí-respondí haciendo un pequeño puchero mientras contenía mis ganas de llorar-, yo no quiero tener más hermanos ¡No los quiero y nunca podré hacerlo!
-Cariño, sé que durante este tiempo te haz sentido algo desplazada y que he viajado mucho y no he podido estar contigo tanto como me gustaría, pero yo pensé que estarías contenta por el nacimiento de dos hermanitos.
-¡Pues te equivocas!-murmuré exasperada a la vez que desviaba mi mirada a mi muñeca.
-No debes ser celosa- papá besó mi frente por lo que ya no pude contener más las lágrimas-, nadie nunca va a dejar de quererte y aunque los gemelos que espera tu madre sean dos niñas tienes que saber que yo siempre te voy a querer un poquito más... ¿te digo un secreto?
-Sí- limpié las lágrimas de mis mejillas con el dorso de mi mano.
-Tu eres mi hija favorita, pero no debes decirle a nadie porque es un secreto ¿está bien?... Además debes ser una niña buena, mamá va a necesitar mucha ayuda con los niños y los bebés son mucho más divertidos que las muñecas.
Siendo sincera yo también prefería a papá. Si me dieran a escoger entre salvar la vida de mamá o papá yo hubiese escogido salvar a mi padre porque él era realmente bueno, amable y dulce. Carlisle Cullen es el hombre más bueno que he conocido en mi vida y tuve la suerte de ser su hija. Él era alto, tenía los ojos azules, el cabello rubio ligeramente ondulado que lo hacía muy atractivo. Recuerdo que él siempre miraba a mamá como si fuese la criatura más bella de todo el universo, cada vez que llegaba de uno de sus viajes la estrechaba entre sus brazos y la besaba como si no la hubiese visto en décadas. Luego se ocupaba de nosotros, nos daba regalos y nos preguntaba por todas las cosas que habíamos hecho durante su ausencia. Sin lugar a dudas papá era la persona que más quería en todo el mundo.
Cuando Cynthia y Peter nacieron no pude evitar sentirme triste. Jasper y yo queríamos de todo corazón que fuesen niños: él para enseñarles a jugar fútbol y yo para no sentirme desplazada, pero en cuanto papá nos fue a buscar a la escuela y nos dijo que habían sido un niño y una niña, sentí como mi corazón se iba destrozando.
-Deja de ser tan infantil- me susurró Jasper durante el camino hacia el hospital-, al menos trata de madurar un poco ¿quieres?
No le respondí, sólo me limité a mirar por la ventana. Jasper era dos años mayor que yo, pero en ese entonces no le consideraba una persona madura, de hecho estaba convencida de que era realmente fastidioso.
-Soy un hombre afortunado- dijo papá abrazándonos a ambos mientras veíamos dormir a los bebés recién nacidos a través de las incubadoras-. La vida me ha dado otra parejita igual de linda que la primera, tener 4 niños tan hermosos es ser el hombre más afortunado del mundo...
Después de un tiempo descubrí que papá tenía razón: los bebés son mucho más divertidos que las muñecas, aunque odiaba las veces que comenzaban a llorar en la noche o cuando tenía que cambiarles el pañal cuando mamá no estaba en casa.
El día que todo cambió y comenzó nuestro infierno era un día 7 de junio, nunca olvidaré la fecha ya que ese día era el cumpleaños número 38 de papá. Era viernes y él llegaría a casa después de toda una semana lejos de nosotros. Lo extrañaba mucho y me levanté ansiosa por poder volver a verle.
Después de clases Jasper y yo caminábamos por la nieve, en ese entonces él tenía 14, yo 12 y los gemelos cinco años. Peleábamos como todos los hermanos, pero nos llevábamos relativamente bien, pese a que seguía pensando que mi hermano mayor era un verdadero dolor de cabeza.
-¡Deberíamos comprar una torta para papá!- exclamé cuando pasamos por la pastelería- Estoy segura de que le gustará una de chocolate.
-Buena idea, pero me gasté el dinero de mi mesada comprando algunos libros y jeans nuevos.
Le miré con el ceño fruncido. Para ser hombre Jasper era bastante pretencioso y consentido, mamá siempre le pasaba más dinero para que comprara lo que él quisiera mientras yo tenía que conformarme con diseñar ropa con el género de las cortinas... Vale, estoy exagerando, mamá también me compraba mucha ropa y me daba una buena mesada que yo me dedicaba a gastar en golosinas o cintas para el cabello. De hecho aquel día había atado mi negro cabello en un lazo con una cinta de color rosa.
-No te molestes- dijo él con una voz un tanto ofendida-, no es mi culpa que gastes el dinero en chucherías para el cabello que ni siquiera se te ven bien.
-¡Eres un idiota!- exclamé mientras intentaba empujarle.
Seguimos caminando a casa mientras jugábamos y nos arrojábamos bolas de nieve. Sin embargo, en cuanto llegamos a la casa vimos un auto de color blanco con el logo de la policía del estado. Jasper y yo nos miramos el uno al otro con preocupación, los ojos azules de mi hermano se mostraban dudosos y algo confundidos, mientras yo sentía algo de miedo crecer en mi interior.
Al entrar a la casa vimos a mamá sentada sobre el sillón blanco del salón, su cabello color caramelo estaba despeinado y sus ojos estaban brillantes mientras los gemelos jugaban en el piso.
-Lamento mucho tener que entregar estas noticias señora Esme- dijo un policía en cuanto mi hermano y yo nos acercamos a mamá-, pero hubo un accidente en la carretera principal. Fue un choque múltiple en el que su marido, lamentablemente, se vio implicado.
-¿Dónde está?- preguntó mamá con verdadera agonía en su voz-¿Dónde está mi marido? ¡Dígame que está bien, que está vivo y que volverá a casa! ...- ella comenzó a llorar mientras yo intentaba sostener sus manos entre las mías y contener mi propio llanto- Hoy es su cumpleaños, dígame que vendrá a casa y que mis hijos podrán ver a su padre, por favor, por favor dígame que Carlisle está bien.
-Se hizo todo lo humanamente posible, pero...- ¡No! ¡No puede ser! Mis ojos se encontraron con los de Jasper que en ese momento reflejaban el mismo dolor que los míos- el auto del señor Cullen se incendió y él murió instantáneamente. Lo siento mucho, señora.
El silencio llenó la habitación, incluso Cinthia y Peter nos miraban expectantes mientras sentía como mi alma se partía en mil pedazos. Nunca más veré a mi padre, ni podre abrazarle o decirle que lo quiero. Nunca más podré recibirle con una sonrisa cuando llegue a casa porque esta vez su viaje es mucho más largo y eterno.
-¡No! ¡No puede ser él!- grité golpeando al policía en el pecho- ¡Mi papá está vivo! ¡ Es un error, él no puede estar muerto! ¡Papá va a llegar en cualquier momento! ¡No está muerto, no , no lo está!
Jasper me tomó de la cintura para que dejara de golpear al policía y para abrazarme mientras el oficial nos mostraba algunas pertenencias que sin lugar a dudas eran de mi padre: su billetera, la pluma que Jasper le había regalado para Navidad hace un año, su anillo de bodas y la corbata que le compré hace un tiempo. También estaban los regalos que papi nos había comprado durante su viaje consumidos casi totalmente por el fuego.
Me zafé rápidamente del abrazo de mi hermano para correr hacia el patio y llorar con fuerza. Ya nunca más podré volver a ver a mi padre, se ha ido para siempre y mi último recuerdo de él será una lápida fría con la fecha de su nacimiento y su muerte, diferentes en solo los años.
La muerte de papá significó el verdadero inicio de una historia que solo recién comienza...
Hola n.n decidí publicar este primer capítulo. Espero que les haya gustado y bueno gracias por leer. Si tienen alguna idea o sugerencia todo será tomado en cuenta
