Título: I still remember.

Número de palabras: 486.

Advertencias: puede contener spoilers, pero está situado en un universo alternativo (por el momento), así que no os alarméis demasiado xDD.

Notas de la autora: después de ver el 4x01, tenía ganas de escribir algo sobre ellos. Me quedó… raro. No sé.

Disclaimer: ninguno de los personajes de Lost, ni la serie, me pertenecen, lo cual es una pena. ¿Es necesario poner siempre esto?

Dejar reviews adelgaza.


Su mano se apoya sobre la palanca de marchas y mete la primera, escuchando de inmediato el reconfortante ronroneo del motor en respuesta. Las ruedas del Chevy Impala, pegadas a la carretera como si la estabilidad del Universo dependiera de ello, recorren los primeros –y últimos- metros de la cuesta sin problemas, limpiamente.

El reflejo del inclemente sol de Nuevo México sobre el asfalto la ciega momentáneamente, por lo que la conductora se cala la gorra hasta que la rígida visera verde es lo único que entra en su campo de visión y pisa el acelerador a fondo.

Oye las ruedas chirriar y casi puede imaginarse a su padre protestando, pero está tan aislada del resto del mundo que moverse a ciento cuarenta kilómetros por hora se convierte casi en una necesidad física. No se ve un solo coche en lo que abarca la mirada, ni tampoco una curva, y el horizonte está demasiado lejos. Así que Kate continúa con el pie presionando el acelerador, deja que la velocidad le desordene la oscura melena y corre el riesgo de que también se lleve la gorra de sus tiempos de fugitiva.

Compite contra el viento. Poner en peligro su vida, paradójicamente, la tranquiliza. La hace sentir viva, y eso es algo que llevaba mucho tiempo sin sentir.

Por primera vez en casi dos años, Kate se permite pensar. Y piensa, intentando recuperar todo lo que no ha pensado en casi dos años. En lo que dejó atrás, Sawyer muy, muy pequeño y lejano con la decepción o algo muy parecido pintada en la cara y la mirada clavada en el helicóptero. En lo que perdió en la isla, el pasado, los recuerdos, y también lo que ganó allí, una nueva identidad. Miles de pequeños gestos que la enlazaban más y más profundamente a aquel lugar, a sus gentes. Sun, Claire, Hurley, Sayid, Charlie, Desmond. También Jack. Y Sawyer.

Sawyer.

Por primera vez en casi dos años, Kate se permite pensar en él, decir su nombre en voz alta y rememorar su aspecto, con su pelo largo y rubio y su camisa permanentemente medio desabrochada y sus gafas hechas a mano sólo para leer. Estúpidamente, recuerda también las galletas de pescado y ríe contra el viento, pero la risa se le quiebra y pronto la nostalgia o sencillamente la velocidad la hace llorar mientras la aguja del cuentakilómetros sigue ascendiendo, imparable.

Sólo se le ocurre, aún más estúpidamente todavía, que tal vez no debería haberse subido a ese helicóptero. Que tal vez debería haberse quedado en la playa y haberlo besado bajo la lluvia, con los ojos cerrados, mientras los rotores se ponían en marcha y el ruido de la hélice barría la isla entera.

La tierra prometida a Kate Austen, su Edén personal, estaba allí, en medio del océano, y ella la había pisado, disfrutado y luego abandonado.

Y nunca, aunque viviera cien años, iba a dejar de arrepentirse.