Sensei…

愛している (Te amo)

—Se~n~sei~~. — Con una pequeña sonrisa juguetona, y complacido al tener toda la atención de su profesor, se inclinó levemente para besar su mejilla.

La sorpresa se vio reflejada en los ojos carmesíes de su profesor, que, inmediatamente se apartó de su lado mientras sujetaba su mejilla y la sorpresa era reemplazada por el enojo.

— ¿Cuántas veces te he dicho que no hagas estas cosas tan estúpidas?

—Muchas, no puedo ni contarlas. — Contestó con una pequeña sonrisa en sus labios, después su mirada se desvió hasta el resplandeciente anillo en el dedo anular de su profesor y su sonrisa se borró casi inmediatamente.

—Furihata. — Odiaba que lo llamara por su apellido.

— ¡Seijūrō! — En venganza, él lo llamaba por su nombre.

El viento se coló por las ventanas del salón de clase, una refrescante brisa para una inusual ardiente tarde de primavera, se sintió especialmente bien cuando el viento chocó contra su piel, movió sus cabellos castaños y los rojizos de su profesor.

Sonrió levemente cuando apartó algunos molestos mechones de cabello.

— ¡Me gustas! — Traviesamente Furihata Kouki se acercó a Seijūrō.

El escándalo fuera del salón de clases distrajo por algunos segundos a Seijūrō, también le trajo un sentimiento de miedo, ¿Y si alguien había escuchado?

Seijūrō suspiro pesadamente.

—Kouki. — La sonrisa del castaño fue radiante cuando escucho su nombre y un pequeño sentimiento cálido se instauró en el pecho de Seijūrō, sin embargo tan rápido como llegó, Seijūrō se encargó de desecharlo. — Agradezco tus sentimientos, pero…

— ¡Lo sé! ¡Vas a rechazarme otra vez!

—Soy tu profesor, te llevo casi veinte años de edad, para mí tú eres como un hijo u hermano pequeño. — Seijūrō miró el aula vacía, pronto el descanso terminaría y él aún no había comido nada. — Además, —su mirada regresó hacia Kouki — no me gustan los hombres, y sobre todo: Ya tengo a alguien.

Kouki apartó su mirada a un lado cuando Seijūrō le mostró su anillo de bodas.

Lo sabía, sabía que su amor era completamente unilateral e imposible, ¿Pero qué puede hacer? Lastimosamente él no tiene control de sus sentimientos.

Sin embargo tres años de amor no correspondido eran suficientes.

—También se eso. — Su mirada bajo al piso, y dos segundos después volvió a subirla, sus ojos conectaron con los de su profesor y sonrió, se obligó a sonreír.

Las flores del cerezo pronto se abrirían y la hermosa vista de los pétalos rosados bailando con el viento pronto vendría también.

—Esta será la última vez, después de todo, la graduación ya está cerca. — La sonrisa que hay en sus labios se vería mucho más real si tan solo no estuviera llorando.

—No llores. — Le dijo y sabía que estaba siendo egoísta y estúpido. La única razón de sus lágrimas, eran sus palabras de rechazo.

Seijūrō acorto la poca distancia que los separaba. En silencio limpio las lágrimas de su alumno y le abrazo.

—Esta es la segunda vez que me abrazas, Seijūrō. — El primero había sido en su primer año, fue un accidente, él estaba a punto de tropezar y caer, pero Seijūrō le sujetó fuertemente para evitar que se lastimara.

Se enamoró a primera vista.

Escucho lo que pretendía ser una sonrisa, no obstante parecía más un sollozo.

—No me gusta que mis alumnos lloren. — Debía elegir correctamente sus palabras, de esa manera Kouki no confundiría su amabilidad, no quería darle una falsa esperanza.

Sí. Kouki lo sabía perfectamente, lo supo durante tres años. Pero aun así, con una sonrisa tras cada rechazo, seguía ofreciéndole su inocente amor.

—Un segundo abrazo que, también es el último… ¡Bien, me conformo con esto! — Kouki correspondió el abrazo de Seijūrō, aprisionó a su profesor en un cálido y fuerte abrazo.

Con esto, su largo amor no correspondido, tendría un final.

—Te amo, Sei.

¡Ten cuidado! — Expresó después de haber abrazado al chico que a punto estuvo de caer.

¡Lo siento! — Se disculpó inmediatamente, su voz resonó como un canto angelical a sus oídos, el pequeño cuerpo que temblaba contra el suyo, dotándolo de calidez y aspirando el dulce aroma que emanaba.

Su día que había comenzado mal, se vio completamente mejorado con este simple chiquillo.

Furihata Kouki, fue su alegría y perdición.

Su corazón palpitaba violentamente cada vez que lo veía, cada vez que lo escuchaba hablar y aún más cuando le decía que lo amaba, su amor…

Su perdición.

Un amor tan puro que daba miedo.

Nada podía haber entre ellos, incluso si no fueran alumno-profesor, una relación entre ellos no los llevaría a ninguna parte, Kouki siendo un niño y el siendo un completo adulto que le doblaba la edad.

Sin embargo, a veces, cuando Kouki le sonreía con los ojos húmedos por las lágrimas contenidas, quería mandar todo al demonio, su futuro, sus preocupaciones, su moral.

Porque él también amaba a Kouki.

.

—Adiós, sensei. — No volvería a llamarlo por su nombre, tampoco oiría ese toque sarcástico y juguetón que le añadía a "sensei".

—Nos vemos mañana, Furihata.

No volvería a oír sus "te amo", pero ahora mismo esto era lo mejor para Kouki.

Jugando con el insignificante anillo en su dedo anular, Seijūrō lo ve salir del salón de clases, sus ojos rojos y la falsa sonrisa es algo que a sus amigos les preocupa y preguntar por las razones de su condición tan deplorable.

—No pasó nada. —Kouki les dice, esperando que no pregunten nada más.

Poco a poco el salón de clases queda vacío, esta vez Kouki no volverá para insistir en querer acompañarlo, solo por un rato más.

Solo un mes más y ya no volverá a verlo.

Le gustaría que el tiempo se congelara y así, no tener que decirle adiós.

Entonces Seijūrō se retira el anillo y lo deja en su bolsillo, no es más que solo basura que le ayuda a alejar a las mujeres interesadas.

Es solo un pretexto para no corresponder los sinceros sentimientos de Kouki.

—Te amo también, Kouki.


Neee, posiblemente tenga una continuación: De como Kouki intenta ser feliz sin Seijūrō. Y de Seijūrō siendo infeliz sin Kouki.

Nos leemos.