SOLA
Sobra decir que los personajes no me pertenecen.
Este es un pequeño drabble que tenía por ahí archivado.
SOLA
Emma se encontraba en su cuarto, a oscuras, recostada en su cama, llevaba horas y horas cavilando en que hacer, sus sentimientos los tenía claros y sus pensamientos estaban puestos en Regina, se preguntaba dónde estaría ella en esos momentos, si sola igual que ella, o en la compañía de alguien más, que en aquel momento estaría disfrutando de la presencia del objeto secreto de todo su afecto. Afecto que llevaba años guardando. La llamó al teléfono con la única intención de escuchar su melodiosa voz, pero después de varios repiques la llamada se iba directo al buzón de mensajes. Lo intentaría de nuevo más tarde, porque no eran sus intenciones, las de terminar aquella tortuosa y lenta noche sola.
Por mucho tiempo Emma sólo había tenido una persona como prioridad en su vida, ella misma; después de las vicisitudes que atravesó en su niñez y adolescencia aprendió que nadie era más importante que ella misma; hasta que apareció Henry tocando a su puerta y la llevó a casa, la llevó a Regina. Y sentía escalofríos tan solo de pensar en ella, por incontables noches, casi iguales a esta soñó el estrecharla fuerte en sus brazos y rendirse ante sus labios en un interminable y embriagante beso. Tal vez esta noche, si esta noche sería la noche en la cual confesaría su verdad, está noche finalmente dejaría de jugar a la buena amiga y diría de una vez por todas aquella verdad que la carcomía por dentro. La espera terminaría esta noche, y ya no estaría más sola, como ahora lo estaba en la oscuridad de su habitación.
El sonido del teléfono la sacó de sus pensamientos, vio la pantalla y sonrió al ver aparecer la imagen de Regina
- hola – dijo Emma tímidamente, ahora era el momento
- voy a casarme – fueron las palabras que escuchó Emma decir a Regina, las que esperaba fueran producto de su imaginación – voy a casarme Emma puedes creerlo! – Repitió Regina y Emma quería morir lentamente en aquel momento – no le digas nada a Henry, quiero hacerlo yo, pero tenía que compartir la noticia con alguien, estoy tan, no sé abrumada, feliz – fue lo único que dijo y el pequeño mundo de Emma se continuaba desmoronando – nos vemos mañana en la cafetería para desayunar – y sin más colgó.
Y Emma continuaba en la soledad de su habitación, pensando como siempre ella misma había sido su principal prioridad y por tal, no se había permitido decir lo que tenía que decir a tiempo y ahora era tarde. Ella iba a confesarlo todo esa noche, ella iba a decirle cuanto la amaba, ella iba, pero ahora no más, ahora nuca diría nada. Su secreto permanecería consigo, suyo para siempre; incluso aunque el sólo pensamiento de Regina le provocara escalofríos y el deseo de abrazarla la consumiera, ya no podría tener a Regina a solas, tendría que tendría que aceptarlo aunque doliera, ahora esto sería imposible, gracias a su egoísmo, tratando de valerse por sí misma, había perdido su oportunidad; Regina estaba feliz y lo último que haría ella sería trastornar aquella felicidad. Y mientras tanto Ella, Emma Swan permanecería sola, en la oscuridad de su habitación escuchando el tic tac del reloj.
Fin
