Para toda la gente en Kanto, Pallet Town solo era el hogar del reconocido Profesor Oak, que ni siquiera seria conocido de no ser porque tenia al tan respetado Profesor ahí.

También era conocido por ser el Pueblo mas limpio y en paz que había, jamás había sido atacado, los reportes de robos en ese pueblo eran nulos, la causa por la cual no tenían estación de policía, ni Centro Pokemon.

Sin embargo, cierto niño azabache, no vio nada de eso mientras dos agentes de negro con una R roja en el pecho, lo arrastraron hacia un vehículo de camuflaje, lo amordazaron y ataron, luego lo tiraron como si fuera una basura insignificante al baúl del vehículo.

El solo pudo ver oscuridad cuando cerraron la puerta y luego escucho el ruido amortiguado de las puertas abriéndose y cerrándose, como el motor se encendía y comenzaban a moverse, como estaban en un camino de tierra, el vehículo se movió bruscamente haciendo que el se golpeara de vez en cuando contra las paredes blindadas del vehículo.

Mientras se dirigían a quien sabe dónde, él se tomó el tiempo para recordar como llego a esto.

Después de tener una discusión con Gary, lo cual se estaba volviendo rutinario, el se dirigió al bosque, su lugar favorito.

El ignoro las advertencias que le daban cada vez que iba al bosque, realmente no le importaba, simplemente que… Se sentía mas cómodo en el bosque que en otro lugar. Ni el mismo se explicaba, era como si el bosque lo hiciera sentir en casa.

Bueno, dejando de lado el pensamiento misterioso del bosque, el siempre iba y caminaba por una hora o dos, jugando con los Pokemon ocasionales que se le acercaban, normalmente, era muy tranquilo en el bosque, hasta que escucho el grito de un Pokemon.

Sin importarle mucho su seguridad, fue corriendo hacia donde venia el grito, corrió por lo menos unos treinta segundos hasta que llego al lugar donde se escuchaba el doloroso grito.

Lo que vio le hizo hervir la sangre.

Era un Vulpix, uno joven por su apariencia, sus patas estaban atadas y estaba siendo azotado por unos hombres con remeras y pantalones negros, una R brillante en sus pechos.

Sin importarle nada, ni formar un plan, el salió de los arbustos y agarro al Vulpix y lo libero de sus ataduras, el cual escapo inmediatamente hacia una dirección el azar, el sonrió al ver que fue liberado, pero se borro inmediatamente al sentir dos sombras sobre él.

Los hombres lo agarraron, el intento dar pelea, pero el resultado fue obvio.

Dolorosamente obvio, y ahora el estaba punto de sufrir un gran dolor.

Tal vez más de lo que se suponía.

Cuando llegaron a quien sabe dónde, lo sacaron bruscamente del baúl y lo condujeron por un camino de metal y el vio fijamente las puertas blancas, hasta que pasaron por una ventana que mostraba dos hombres con batas blancas que estaban mezclando líquidos de colores.

Sus ojos se ensancharon al descubrir en donde estaba.

Estaba en un laboratorio.

En el laboratorio del Team Rocket.

La verdad, el, y posiblemente todo Kanto y Jotho, conocía a la infame organización, todos suponían que solo eran ladrones Pokemon, nada peligroso.

Pero ahora que estaba atado en una cama de metal, apunto de ser inyectado por un extraño liquido rosa, dudaba de que ellos fueron simples ladrones.

El grito de dolor cuando le clavaron la aguja bruscamente, perforando su piel, luego sintió la horrible sensación del liquido espeso entrar en sus sistemas, cuando retiraron la aguja por un momento no paso nada, el, y todos los presentes, pensaron que lo que sea que estaban haciendo había fracasado.

Pero después de medio minuto, el pequeño niño empezó a gritar de dolor al sentí como sus huesos literalmente se rompían y cambiaban de forma, sentía como su cuerpo se encogía y como ciertas partes desaparecían para que otras tomaran su lugar.

Después de tres minutos de insoportable dolor, todo acabo, o al menos eso creyó.

Cuando finalmente pudo abrir los ojos, lo cual fue principalmente por los gritos de alegría de los presentes, el vio sus "cambios".

Lo primero que vio fue una larga cola blanca con un ovalo al final, intento ver su pecho, pero solo vio una pequeña pancita blanca, con terror y pánico miro a donde estaban sus brazos y solo vio patas blancas.

Él quería llorar al darse cuenta de lo que le hicieron, mas el grito de un científico.

-¡El experimento a sido un éxito! ¡El cambio de forma es posible!

Lo habían transformado en un Pokemon.

El sintió las lagrimas formarse en sus ojos, hasta caer en cascada por sus mejillas.

¿Qué haría ahora? Su sueño siempre fue ser un Maestro Pokemon, pero ahora ERA un Pokemon, su sueño ahora era totalmente imposible.

Sintió como le sacaban las ataduras, pero al momento de querer escapar, sintió un dolor en todo su cuerpo, aun no se acostumbraba a su nuevo cuerpo.

Unos gruñidos lo agarraron y lo llevaron a una celda con las paredes de metal tan limpias que se podía ver el reflejo. Lo tiraron como si no fuera nada y lo dejaron ahí.

El miro a una de las paredes y en vez de ver sus ojos marrón chocolate solo vio unos ojos azules brillantes.

Las siguientes semanas, o meses, quien sabe, fueron una total tortura para él. Lo entrenaron forzosamente para que pudiera cumplir sus propósitos, cada día era una nueva prueba, un nuevo poder, y si no obedecía lo azotaban, o incluso podía ser un castigo aun peor, pero eso lo hablaremos más adelante.

Hicieron, con mucho éxito para su pesar, que el aprendiera todos los ataques y movimientos que se conocían en la región de Kanto.

Se preguntarán ¿Cómo diablos es eso posible? Pues, el Pokemon en que lo convirtieron, resulta ser un Mew, y no era un Mew brillante o normal, era un Mew blanco, y francamente no sabían si eso era bueno. Pero no se estaban quejando ¡El experimento era jodidamente poderoso! Y tal fuerza debía ser controlada.

El mismo niño sabia que era poderoso, demasiado, tanto que se estaba asustando, mas el hecho de que poco a poco estaba entrando en la depresión por todo lo que le hicieron.

Él quería llorar al recordar uno de sus tantos castigos, pero este en especial, fue uno que realmente lo traumo.

Lo habían violado.

Ni siquiera sabía que eso existía, hasta que se lo hicieron, fue horrible, esos recuerdos jamás serian quitados de su joven mente.

Después de que el se había negado rotundamente a hacer una de sus pruebas, lo habían llevado, a la fuerza, a una habitación con un Houndoom y una mesa no muy alta, lo ataron, y lo dejaron ahí, él pensó que solo lo iban a atacar con sus ataques de tipo fuego, lastima para él fue mucho, mucho peor.

El vio como al Pokemon tipo siniestro le inyectaban un liquido verde, luego por un momento no paso nada, hasta que el miembro del Houndoom creció y se veía jodidamente espeluznante.

Los ojos del Mew se ensancharon al ver lo que realmente le iban a hacer, el intento por todas sus fuerzas salir de las ataduras que lo retenían en esa posicion tan comprometedora, incluso intento usar Psiquico en ellas, pero de nada sirvió.

El Houndoom tenía una cara de placer lasciva como nunca se vio en ese tipo de Pokemon, más el hecho del como se movía el Mew intentando salir de las ataduras solo lo excito más.

Él se acercó ansioso por violar ese virgen y joven culo, el niño estaba llorando a mares, sabiendo que no escaparía, y que su más sagrada inocencia seria arrebatada ese día.

El siguio luchando a pesar de todo, pero como es sabido, no pudo, al sentir que el miembro del Pokemon siniestro tocaba su agujero, el solo pudo suplicar.

-Por favor, no….

Sus suplicas fueron ignoradas e interrumpidas cuando el Pokemon siniestro penetro, sin ceremonia el pequeño ano del joven Mew.

El niño grito y lloro de dolor, solo se sentía dolor en todo su cuerpo, las envestidas solo lo hicieron mas doloroso, el lloro, todas sus lágrimas cayeron a la mesa y directo al suelo, todo se sintió un infierno.

Para su pesar, estaban grabando esto como un recordatorio para que el no volviera a desobedecer.

Esta nueva tortura continuo por unas largas dos horas hasta que el Houndoom termino en él, los ojos del Mew se veían vidriosos y carecían de vida, el solo quería morir.

Después de eso, no volvió a intentar desobedecer las ordenes que le daban, no volvió a quejarse, sin embargo, para esas personas no les era suficiente.

El escucho, como planeaban inyectarle un líquido que lo haría obediente el pie de la letra, esto fue suficiente para él, ya sabía lo que harían si el estaba completamente bajo su control.

Sobre su cadáver que pase eso.

El comenzó a reunir todos sus poderes en una esfera capaz de destruir todo a su paso, él sabía que podría morir en medio de eso, pero no le importo, tal vez eso sería mejor.

Para cuando los gruñidos y científicos entraron, la esfera ya estaba lista, y el les lanzo una ultima mirada antes de hacer la esfera estallar.

Una colina de humo en medio de esa isla fue todo lo que se vio, y en medio de los escombros de lo que era un laboratorio, solo quedo en Mew abrazado de rodillas llorando a mares.

Y de pronto, desapareció, dejando los escombros totalmente vacíos, sin indicaciones de la causa.