i¿Relaciones? Ricos Bastardos.

Autor: Ibrahil.

Rating: NC-17

Category: J2

Summary: "¿Podrá el Padalecki recuperar a Jensen después de lo que paso la ultima vez que se vieron?"

Prologo.

Ha pasado un año desde la última vez que Jensen y Jared se vieron a la cara, un año de cambios y errores irreparables. Un año de dolor y pena, asi como de alegrías.

Un año…

Un año sin sentir el calor de Jared, sin sentir sus rudas manos, sin oír su voz, sin sentir ese calor agónico en el que lograba envolverle.

Lo único que Jensen sabia de el era por la prensa, la asquerosa pero a veces tan útil prensa. Y es que hace un año, justo después que se despidieron en la puerta de la casa del Padalecki, Jensen se entero que este tenia una semana de comprometido con una de las hijas de uno de los mas grandes dueños de petroleras en el mundo. El matrimonio fue bien los primeros dos meses, la prensa estaba enamorada del menor de los Padalecki y de la hermosa pareja que hacia con aquella mujer. Pero luego de los tres meses, comenzaron los rumores, de la sexualidad del Padalecki, de que la chica lo engañaba, y Jensen se desvivía, bajo la atenta mirada de Chris, leyendo esas tonterías en la prensa. Cuando llevaban cinco meses, paso algo que afecto la economía de toda Texas.

Longardian's Oil cayo en banca rota, gracias a Markiall'S Oil la empresa de la chica, y es cuando se descubrió que el matrimonio era arreglado, y que no como otros matrimonios para beneficiar a ambas familias, si no que este era para acabar con una de las familias.

La historia detrás de este desastre mundial se volvió mas oscura cuando salio a la luz los maltratos psicológicos que el padre del Padalecki le hacia al menor de sus hijos, lo que le dio a Jared un poco de simpatía del publico, y hizo que Jensen se deshiciera en lagrimas de dolor al no poder hacer nada por el castaño.

Y por supuesto el padre de Jared para evitar toda la vergüenza, decidió que era mejor hartarse de pastillas que enfrentar cargos en la cárcel. EL hermano de Jared desapareció de la faz de la tierra, y según los reportajes del último mes de este asqueroso año, Jared se encontraba trabajando para una pequeña floristería que había abierto gracias a los ahorros de su mayordomo, quien según el diario fue el que realizo la denuncia contra Gerald, el padre de Jared.

Cosa que dejo a Jensen totalmente en shock, por que nunca pensó que Jared terminaría asi, haciendo lo que siempre le gusto libremente.

Y es que últimamente casi todo el mundo estaba haciendo lo que quería, como si ese año hubiera afectado el cerebro de todos en el mundo, Chris y Steve estaban felizmente casados, y pues aunque Chris era muy feliz con el rubio, no podía evitar ver con rencor a Jensen, quien por castigo a la broma pesada que le hizo tener que conocer a Jared, lo dejo…en bancarrota si es que se podía decir así, ya que Ackles Corp compro todos los derechos de KANE&CIA, jodiendo a toda la familia Kane en el proceso, el rubio fue bastante frio con Kane los primeros meses, hasta que estaba tan sumergido en los problemas de Jared que olvido la "traición" de su amigo.

Y pues Thomas y Mike…ambos huyeron de la ira de Jensen, pero no por mucho tiempo.

Eran las ocho de la noche cuando entro en el pequeño local de comida rápida un WacDonalds, Alona, a la que le había subido el sueldo y le había pagado la boda con Chad, lo había invitado a comer allí, Jensen casi había pegado el grito al cielo por que el es un enemigo de los alimentos grasos dos veces por semana, y con su reciente adición a las papas fritas, no es que quisiera ponerse gordo, no tan rápido al menos.

La rubia estaba sentada en una esquina con una bandeja de helado delante de ella. Se le veía distraída conversando con alguien que Jensen no podía ver debido a una de las paredes que separaban el local en sectores.

- ¡Alona! – saludo cuando estuvo lo suficientemente cerca, la sonrisa de su rostro se desvaneció inmediatamente cuando vio a la otra persona. – Jared… - murmuro con voz entre triste y sorprendida.

- Jensen… - saludo el hombre mas alto, su sonrisa era igual que antes, alegre por todos lados, pero se le veía aun mas fuerte y mas grande, y su cabello era mucho mas largo, casi llegándole a los hombros (NDA: Por que el cabello de Jared lo vale), salvaje, todo lo contrario a la forma de peinarse que tenia antes.

Lo único que no ha cambiado, y a Jensen le sorprende un poco, es la bufanda blanca que lleva alrededor de los hombros, la señal de que es un Padalecki.

Lo que tampoco ha cambiado y a Jensen esta vez si no le sorprende, es que su culo le arda de esa forma tan deliciosa, y que su corazón sangre un poquito cuando le ve sonreír.

- Creo que debo irme… - susurra Ackles caminando rápidamente a la salida, escucha la voz de la rubia llamándole pero ni loco que se va a detener.

Cuando llega a su auto unos fuertes brazos lo voltean bruscamente, solo para encontrarse con el rostro triste de Jared. Si Jared se atreve a decirle una burrada del estilo de la que le dijo la ultima vez, Jensen jura que se tirara en la calle a esperar que lo aplaste y destroce un camión, por que esto es demasiado.

Pero en cambio de lo que pensaba, Jared solo se queda allí.

- ¿Qué quieres? – pregunta por que de verdad necesita saber.

- Que te quedes. – intento sonreírle al rubio.

- ¿Qué me quede…? ¿Para que diablos me quedaría? ¿Eh? – se suelta brusco del agarre, girándose a su camioneta de nuevo.

- Jensen por favor…te lo pido…solo hablemos de esto…de lo nuestro.

- ¿de lo nuestro? No hay nada entre tu y yo Jared. – abre la puerta y enciende la camioneta, va a despedir a Alona por la mañana, por ahora se ira a casa a llorar como la niña que es.

Son las dos de la tarde del día siguiente. Se ha levantando tarde, tiene como quinientas llamadas perdidas de Alona, Chris, Steve, hasta de Tom, y un numero desconocido, también tiene los ojos tan pegados que se golpea con cada cosa que encuentra camino al baño, es miércoles, un día ocupado en la agencia publicitaria que dirige.

Se cepilla los dientes, sin verse en el espejo, por que no quiere ver esa cicatriz que Jared le dejo en labio, ni su nariz un poco torcida, por aquella noche tan "apasionada".

Cuando sale de la ducha y entra en su habitación de nuevo, se siente un poco mejor, mas despierto al menos, y por supuesto físicamente, por que psicológicamente es una mierda.

Se coloca su traje lo más rápido que puede, sin ponerse corbata sale de su apartamento, intentando no prestarle atención a la pareja de enamorados que le ha tocado tener por vecinos, los que se están casi follando el uno al otro frente a su puerta.

Llega rápido al trabajo, viendo como la gente se aparta de su camino aterrada, probablemente su rostro refleje lo estresado y furioso que esta, para no decir encabronado o alguna otra barbaridad.

- ¡ALONA! – grita cuando sale del ascensor privado del presidente.

- Oh jefe… - susurra la rubia levantándose de su escritorio. – El señor Padalecki lo espera en su oficina. – le anuncia como si Jensen no hubiera estado apunto de despedirla.

El rubio se congela en el sitio, su expresión debe ser de conmoción total, por que puede ver como la rubia hace una mueca de que ha metido la pata.

- ¿Cómo? – pregunta parpadeando varias veces.

- El señor…

- ¡Te escuche! ¿Cómo es que esta aquí?

- Pues…el dijo que usted le había pedido verlo.

- ¡Mierda! – grito, sintiendo ganas de matar a la pequeña rubia que se encogió ante su grito.

Camina a la puerta de su oficina y entra como un puto tornado, cerrando las puertas de golpe.

- Voy a ser directo, ¿Qué mierda haces aquí? – sus palabras salen con odio, como si con ellas quisiera destrozar la poca alma que le queda al Padalecki.

- Hola Jensen. – saluda con una sonrisa, sin prestar realmente atención a lo que dice Jensen.

Esta sentado en la pequeña silla que había en una esquina de la habitación, esa donde solo se sentaba su hermana a cargar a su bebe. Su cabello igual que el día anterior, la bufanda le cubre el grueso cuello. La camisa blanca deja al descubierto su piel morena por todas partes y los pantalones se aprietan a las partes que Jensen desearía estar pegado chupándolas.

- ¿Qué haces aquí Padalecki? – pregunto un poco más calmado.

- Vine a verte y a impedir que despidas a una inocente. – señalo con la cabeza hacia la puerta.

- Habla no tengo todo el día para ti. – gruñe mientras se sienta en su flamante sillón, evitando frotarse la frente.

- Alona no tuvo nada que ver en lo de anoche, ella de verdad iba a reunirse contigo…yo solo me aparecí en el camino…

- ¿desde cuando sabes que ella es mi secretaria? – le corta, su mal humor saliendo de cada porro de su piel junto con las ganas de matar a Jared. "Un odio infundado"

-Jared

- Ella siempre aparece a tu lado en cada revista, promoción o fiesta. – contesta simplemente, encogiéndose de hombros y todo. – Escucha eso es todo lo que quería decirte…eso y entregarte esto. – se levanta pesadamente de la silla, casi con temor a lo que pueda hacerle Jensen si rompe esa frágil silla. Le sonríe al rubio, casi castaño, que parece estar apunto de reventar de furia. Jared de verdad no entiende por que esta asi.

Si mal no tiene entendido, Jensen ha tenido un buen año, comprando compañías y recogiendo socios de prestigio, haciendo los mejores negocios del mundo.

Asi que el Padalecki no ve el motivo razonable de tanta ira. Esta bien que Jensen este molesto con el, por haberse negado a tener una relación con el luego de lo que pasaron, pero no era como si fuera la primera vez que Jared hacia eso con alguien.

Interminables amantes que Jared desechaba como la basura reciclable, mujeres, hombres, transexuales, lesbianas…todo lo que puedas imaginar en los siguientes segundos, absolutamente de todo probo para satisfacer su negra y podrida alma.

Pero solo Jensen pudo llenar ese espacio. Y si…Jared se arrepiente de haberlo dejado ir, se arrepiente haberle pedido que no olvidara, se arrepiente de haberle hecho daño.

Y esta mas que seguro que Jensen no lo ama, asi que por que habría de estar furioso, si no siente nada por Jared. Además el conoce a Jensen, a través de otra personas, pero lo conoce, y sabe que Jensen nunca ha amado a nadie mas que su trabajo.

- Ten. – dice dándole un pequeño papel. – Si quieres hablar conmigo cuando no estés tan molesto. – sonríe ligero, y por la expresión de el rostro de Jensen, este debe pensar que se ha fumado algo.

-Jared

Llega a la floristería justo para encontrar a varias jóvenes fuera espiando por el vidrio, sonríe un poco divertido.

- ¿Querían algo en especial señoritas? – pregunta con la voz sexy que enloquece a todo el que tenga órgano sexuales.

Las chicas se giran asustadas hacia el, y Jared no puede hacer mas que inclinar la cabeza de lado. Ya se esta acostumbrado, a que chicas vengan, incluso a veces chicos tímidos, y se peguen al vidrio solo para verlo a el trabajar.

- Alguna flor…que… ¿tiene rosas? – pregunta la morena tímidamente. Jared asiente servicial, cosa que en sus años de magnate ni loco hubiera hecho.

- ¿Me acompañan? – "Hasta el infierno" susurran las mentes de las adolescentes, y hasta serian capaces de lamerle los pies y un poquito mas allá.

Jared atiende a las chicas, que no se marchan si no hasta pasadas las seis de la tarde, cosa que hacen por que Jared les dice que es muy tarde y pueden tener problemas caminando de noche por la calle.

Cierra la tienda y recoge su pequeña mochila, un bolsito que se lo cruza por el pecho, donde usualmente lleva su celular y su bolsa de chucherías, si por que aunque a la gente le cueste creerlo a el le gustan mucho esas gomitas de colores.

Cuando le pasa el candado a la puerta principal de la floristería y se gira, da un salto sobresaltado.

- ¡Jensen! ¡Dios que susto! – exclama asombrado, llevándose la mano al pecho mientras intenta pasar el susto.

-Jensen

- Pensé que sabrías que vendría. – dice el rubio con voz neutra, sin dejar de mirarlo al rostro.

Jared se acomoda el cabello, que se le ha alborotado cuando se ha sobresaltado. Da un bufido incrédulo.

- No pensé que vendrías…tan rápido.

- Pues aquí estoy. – Jensen mueve las manos que ha mantenido dentro de su abrigo, están casi en diciembre, así que de su boca sale un vaho de aire frio.

- Oh…pues…no se que decir Jensen…

- ¿Y para que diablos me enviaste aquí Padalecki? – su voz suena fuerte, ruda como Jared no la ha escuchado nunca.

- Escucha… - pide levantando sus manos en señal de rendición. – Lo siento Jensen…se que lo jodi en algún momen-

- ¿lo jodiste? ¡¿Lo jodiste? ¿Qué coño pasa contigo Padalecki? – casi ladra las palabras, haciendo que Jared fije su vista en el suelo, pareciendo un chico tímido e indefenso de tres metros y con la consistencia de un gigante.

- Lo siento Jensen… ¿puedo llamarte Jensen verdad? – pregunta bajita, sus manos con los dedos entrelazados a la altura de su cintura.

- ¡Diablos! ¡Que hipócrita! – Jensen se da la vuelta y comienza a caminar apresuradamente a su auto, siendo detenido por los grandes brazos de Jared que lo sujetan por la espalda. El aliento calido del Padalecki haciéndole estremecer cuando choca contra su fria oreja, y de repente todo se vuelve calido y confortable entre esos brazos que en cierto modo le hicieron tanto daño.

- Perdón…perdón…perdóname por favor… - sollozo el castaño, haciendo que Jensen aguantara la respiración, sintiendo una lagrima recorrer su cuello, debido a que el castaño se había inclinado hacia el pegando su nariz contra el corto cabello de su nuca.

- Eh… no tienes porque…

- ¡Si tengo! – solloza en su oído, Jensen sintiendo como el cuerpo de Jared tiembla. – Lo siento amor…perdón por lo que te hice…si tan mal te pareció…perdón por todo…

- ¡No! ¡No quiero tus disculpas! ¡No quiero nada de ti Padalecki! – gruño empujándolo con el codo y separándose de el, se giro para encarar el rostro lleno de lagrimas de Jared, que con esa bufanda y esa ropa blanca se veía como un ángel.

Una brisa fría, algo fuerte, los hizo estremecerse, y como si de magia se tratara Jensen comenzó a notar los blancos copos de nieve cayendo del cielo, su corazón salto emocionado en su pecho, desde pequeño siempre le había gustado la nieve, y en cierta forma le hacia sentir vulnerable.

Su vista se fijo de nuevo en Jared, viendo la fragilidad de ese gigante, lo hermoso que se veía mientras con sus manos grandes, extendidas, tomaban los copos que caían entre sus manos.

- No me odies… - susurro.

Jensen negó con la cabeza, no pudiendo creer que al Padalecki se le ocurriera decirle eso. Abrió la puerta de su auto y se subió, intentando no mirar como Jared s alejaba por la fría calle, sin perderse en la oscuridad de la noche debido a su traje blanco.

Estuvo unos quince minutos mas o menos sentado en el auto sin saber claramente que hacer, cuando de pronto cayo en la cuenta de que al menos debería darle una oportunidad, que quizás Jared de verdad había cambiado, de que seria diferente. Y de que el seria el Top de la relación.

-Jared

Cruzo la calle que le llevaba a su apartamento cuando un auto negro lo ilumino de pronto, casi cegándolo. Las luces se apagaron y vio como Jensen bajaba del auto. Dio un suspiro aliviado de que no fuera un secuestrador o algo.

- ¿Qué piensas hacer para que te perdone? – es la seca pregunta del rubio que se acerca hasta quedar a pocos centímetros de el.

- Lo que tu me pidas… no me importa si tengo que humillarme…solo quiero estar contigo. – y ahí esta las palabras que había querido decirle desde el primer momento que lo tuvo en sus brazos.

- Bien…pues como yo no soy el asqueroso bastardo que tú eras…no tendré porque humillarte…citas. – alzo una ceja, como preguntándole a Jared si había entendido.

- ¿citas? – repitió confuso.

- Si, citas…esa será tu manera de conquistarme, seis días para hacerlo y empiezas mañana. – sentencio como si de un profesor se tratara.

- ¿mañana? ¿Seis días? Bien… - sonrió, intentando contener la emoción.

- Bien… - Jensen se dio la vuelta yendo hacia su auto, cuando abrió la puerta se giro hacia el castaño. – Y sigue poniéndote esos pantalones blancos que te aprietan el culo, por que quiero verlo.

Jared se sonrojo, seria cabron el Ackles.