LA MUDANZA

Todas las casas donde vives son de una fachada color crema y un tejado azul, desde que llegaste a vivir a ese lugar nadie ha intentado cambiar el color de las viviendas así que todo se ve uniforme, incluso no hay distintos tipos de flores aparte de rosas en cada patio de las viviendas excepto algunas como tú que no tiene ni el tiempo ni la mano para las plantas, no le ves el caso casi nunca estás en tu casa.

Cuando vas caminando a tu casa, la número 33, logras distinguir un camión de mudanzas justo junto a la casa 32 lo cual resulta un poco extraño ya que la casa no se encontraba a la venta, de hecho está ocupada por una señora mayor y muy amable según tu criterio pero aún así te encuentras observando el camión en shock, la mujer de al lado ya era muy mayor y quizá...

Tus divagaciones se encuentran interrumpidas cuando la ves pasar directo hacia su casa, decides ir a saludarla como cada vez que te la encuentras, lo que resulta muy seguido por ser vecinos, pero al caminar te encuentras con algo que te hace tropezarte y al bajar la vista te encuentras con una figura parecida a un duende pero más colorida y de facciones más finas.

Cuando llegas con ella ves la figura tan conocida de tu vecina y alguien desconocido la cual es de estatura mediana, un cabello demasiado rubio y enredado para resultar normal en una persona, como si no se hubiera cepillado en días, no como el estilo de tu pelo sino que lo hubieran enredado a propósito, parece una muñeca un tanto maltratada que alguien abandono en un día de lluvia

Cuando la señora te nota va hacia tu lado ignorando el hecho de dejar sola a su acompañante, te lleva agarrado del brazo hasta donde anteriormente se encontraban paradas y le toca el hombro a la chica para que se dé la vuelta.

-Harry te presento a mi nieta, se llama Luna Lovegood y va a ser tu nueva vecina a partir de ahora- te dice sonriendo como siempre y quieres mirar a quien le provoca tanta emoción que ya te sientes contagiado de ella.

La mencionada Luna se voltea y casi ríes por la similitud de que alguien llamada como ese astro celeste sea tan pálido y parezca siempre estar distraída, tiene unos ojos grandes de color azul opaco parecido al gris que se encuentran enmarcados por unas pestañas rizadas y de un tamaño promedio.

-Hola Harry, espero que nos llevemos bien a partir de ahora- dijo acercándose y extendiendo una mano en tu dirección al igual que sonríe de una forma tan parecida a un niño pequeño que rebosa inocencia por donde pase.

A pesar de estar en tu dirección y viéndote a los ojos parece traspasarte con su mirada, como si ignoraras un hecho tan contundente que resulta triste lo que a pesar de que parece ingenua te da escalofríos que recorren toda tu columna y hace que se enchinen los vellos de los brazos.

Te hace sentir incómodo así que volteas la mirada, rehuyendo a sus ojos tan observadores y fríos como el hielo que crece sobre acero. Tal vez debas contestar su saludo.

-Igualmente Luna, yo también espero que te resulte agradable tu estancia aquí y logremos una amistad- contestas sonriendo lo más verdadero que puedes sin temblar y evitando que te falle la voz lo que en tu opinión has logrado perfeccionar a lo largo de los años que han pasado.

Realmente lo esperas para evitar momentos incómodos como estos en el futuro, que chica más espeluznante resulto ser. Inculca un poco de miedo y curiosidad en una extraña forma en tu ser, sientes el peligro de una hoguera pero te incita a acercarte para ver a donde llegas sin quemarte.

Con un poco de suerte lograrás sobrevivir a la extraña compañía que te espera de la chica Lovegood, existe una posibilidad de volverte loco pero no es algo que puedas muy fiable, aguantaste cosas peores y esto no va a tumbar la poca cordura y salud que te queda.

Solo queda esperar que tu ex vecina no se haya equivocado en dejar a su nieta, una persona en la cual la primera impresión da a entender que esta chica que parece tener delirios de duende de jardín.

Solo debes esperar y resistir lo que venga.