Hola a todos.

Como ya lo dije esta serie de drabbles es para conmemorar el cuarto aniversario del foro I am Sherlocked.

Felicidades a todos y todas.

Y como siempre este fic está dedicado a mi querida Violette Moore.

Que lo disfruten


SILENCIO

por

Adrel Black


I

"Si Tu Lo Dices…"

Sherlock escuchó la puerta del 221 B cerrarse con un golpe seco pero quedo, esa era la forma en que John cerraba las puertas, de modo que no hizo falta más para saber quién había entrado.

Aunque el hombre estaba de pie frente a la ventana tenía los ojos cerrados y tocaba en el violín una melodía tranquila, algún tipo de vals. Era una música llena de cursilería y sentimentalismo, pero solo surgía en su mente y había tenido que sacarla antes de que interrumpiera otros procesos de pensamiento verdaderamente importantes.

Los pasos pesados en la escalera le dijeron aún más cosas al detective sobre su compañero de piso; que había sido un día duro de trabajo en la clínica, que volvía a usar los horrendos mocasines cafés, que estaba ansioso por llegar pues subía los escalones de dos en dos, el susurro de la tela un escalón antes de llegar al rellano de la sala le dijo que John se estaba quitando el abrigo y la bufanda.

Todo ello sin abrir los ojos y ni siquiera utilizando al cien por cien sus sentidos ya que el violín le distraía un poco y amortiguaba muchos de los ruidos que John solía hacer.

Si él hubiera estado concentrado solo en John habría podido deducir si había aumentado o descendido de peso por solo el sonido de sus pasos, si estaba cansado, si tenía hambre, si tendría una nueva conquista. Todo sin mirarle, solo escuchándole subir las escaleras.

John no dijo nada, colgó su abrigo en el perchero y se dejó caer en su sillón con un resoplido, Sherlock supo que tenía frío cuando lo escuchó frotar sus manos entre si y luego intentar calentarlas con su aliento.

Aquello le asustaba, no el hecho de poder deducir todo aquello de John, siempre había sido posible para él saber cosas de las personas de aquella manera. No. Era más bien lo íntimo de sus deducciones, sabía que había algo distinto aun y cuando fueran los mismos pensamientos.

Saber que Molly tenía un novio nuevo no se sentía igual que saber que John tenía una nueva novia, saber que la Señora Hudson usaba un vestido nuevo no hacía que Sherlock se perdiera en los colores de éste, no como se perdía en las figuras extrañas, geométricas y complejas de los suéteres de John. Escuchar la voz agitada de Mycroft al teléfono mientras fingía que no estaba ejercitándose de nuevo —como si pudiera reducir un gramo —no se sentía de la misma forma que escuchar la respiración agitada de John luego de subir las escaleras.

Sherlock se dio media vuelta, John le miraba con la tranquilidad de quien ha llegado a casa, sus ojos azules parecían marrones a la luz menguante del atardecer en el salón. Sherlock se dio cuenta que esa información en cualquier persona parecería irrelevante, pero que en John era distintiva.

Arrancó una última nota al violín, la nota sonó un tanto destemplada a sus oídos, pero John no pareció notarlo, sonrió lentamente y las esquinas de sus ojos se arrugaron, Sherlock parpadeó al darse cuenta que sabía que cada que John sonreía se formaban exactamente tres arrugas en cada uno de sus ojos.

— ¿Debo aplaudir por tu interpretación? —murmuró John

—Solo si fue de tu agrado.

—Llegué solo para escuchar el final. Tendrías que volver a empezar.

Si tú lo dices. —Respondió Sherlock y se quedó mirando al hombre.

John no apartó la vista, era uno de esos extraños momentos en los que por alguna razón que Sherlock no comprendía solo debía mirarlo, sin deducir nada, con la mente en blanco. El médico carraspeó luego de un momento y se acomodó en su sillón aunque no había necesidad.

—Tienes hambre —dijo Sherlock, no era un pregunta.

—Pues casi es la hora de cenar.

—Y quieres comer italiano.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó John que en realidad comería cualquier cosa, aunque italiano sonaba bien.

—Es… —Sherlock por un momento no supo que decir, era solo porque quería ir a Angelo's con John —lo deduzco por la forma en que colgaste el abrigo. —Eso sonaba mucho más inteligente que solo querer salir a cenar.

—Sherlock eso no es… eso no… —John frunció el entrecejo y Sherlock contó dos arrugas entre sus cejas. —Si tú lo dices...

El detective no estaba seguro de si John sabía que aquello era una mentira, el soldado no era la persona más brillante en cuestión de deducciones. Cuando el rubio, ya con su abrigo encima le miró desde la puerta del rellano esperándole para ir a cenar Sherlock se dijo a si mismo que no tenía idea de por qué John era tan especial.

"Si tú lo dices" le susurró la voz de su conciencia.