Sumándome a la iniciativa Por accidente de aria sm, kikitapatia y oxybry —gracias, chicas—, aquí les dejo mi aportación. No dejen de leer sus obras.

Inspiradísima en hechos bien reales y verdaderos.

Descargo de responsabilidad: Nakamura sensei lo posee todo, menos las historias que salen de mi cabeza y de mis dedos…

AVISO: AU y OoC (¿O no?). Serán 'probablemente' tres capítulos, más un epílogo chiquitito. Actualización semanal.


POR ACCIDENTE

—Hizuri-kun, eres una persona horrible —le dijo ella tan en serio, que por un momento Kuon se sintió como si estuviera de nuevo en primaria y la maestra le estuviera echando la bronca por dejar en libertad las ranas del laboratorio. Bah, mentiría si le negara que tenía razón… Tenía que ser una persona horrible si le encantaba ver cómo los ojos de Kyoko ardían de indignación—. ¡No puedes ir mordiendo a la gente en público! —Pero qué le iba a hacer él... Ese dedo índice, ahí, tan bien puestito frente a su cara, sermoneándolo, tan apetitoso y tan alcance de su boca…

—¿Y en privado? —preguntó él, con una sonrisa demoniacamente traviesa—. ¿Puedo morderte en privado?

Ah, mírala. ¡Se ruboriza como una doncella!


La noche se había torcido nada más empezar.

Ella solo quería 'encontrarse' con Sho-chan y que la viera así, tan arregladita y bien peinada. ¡Si hasta le había pedido un poco de maquillaje a Moko-san!

Pero noooo. Tuvieron que cruzarse con Yashiro-san, que era sempai de su amiga en la carrera y que venía con ese impresentable. Y acabaron los cuatro en un bareto cualquiera, con música suave, escasa luz y pisos mal fregados, delante de unas cervezas. Así que ahí quedaron, bien muertas, sus esperanzas de intentar conquistar esa noche a Sho-chan.

Ella era una muchacha educada, así que intentó darle conversación al rubio. ¿Tenía que parecer un hada? Pero el tipo no tenía el encanto de Sho-chan, ni su sonrisa esplendorosa. Bueno, sí, era esplendorosa, de acuerdo. ¡Pero no era como la de Sho-chan! Y no hacía otra cosa más que burlarse de ella ¿Te lo puedes creer? ¡Qué falta de modales!

¿Pero qué diversión podrá encontrar en meterse con ella?

¡Y la había mordido!

Ah, dioses… Kyoko solo quería irse a su casa y olvidarse de esta noche horrible…


A él, en cambio, le encantaba esa muñequita rezongona y malhumorada, que bebía la cerveza muy despacito. Era extrañamente inmune a las técnicas habituales de coqueteo inocente. Le resbalaban, o quizás…, quizás es que no las entendía… No le reía las gracias, ni los chistes, ni las bromas habituales. Pero tenía sentido del humor, eso sí lo había comprobado. Y una sonrisa preciosísima. Pero no con él. Decididamente no con él.

Oh, vamos, tenía que ser masoquista, de verdad, tenía que serlo para que le gustara tanto estar en el lado receptor de su enojo. O quizás solo le gustara ver en acción a esa pequeña diosa de la ira…

Oh-oh, el dedito admonitorio de nuevo, taaan cerca, tan lindo… Tan al alcance de su boca…

—¡Ñam!

La chica dio un brinco hacia atrás poniendo su dedo a salvo. Yuki y su amiga parpadearon un par de veces. Luego los ignoraron y siguieron hablando.

—¡Hizuri-kun! —Sus ojos prometían el fuego del infierno—. ¿¡OTRA VEZ!?

—Me muero de hambre —le respondió él, la voz enronquecida, mordiéndose el labio inferior.

Y así fue como acabó Kuon con un plato de tempuras variadas delante…

Mientras comía —porque sí, tuvo que comérselo todo—, ella susurraba algo sobre la insensatez y la falta de juicio de la juventud de hoy en día…

Masoquista, sí. Confirmado…