Hola, estimado lector. Soy revitaa199 y me estreno como escritora. ¡¡QUE EMOCIONANTE!!

DISCLAIMER: Yo no soy la autora plena de esto, utilizo los personajes de una tal JK Rowling. ¿Quien sera esa? ¿Alguien la conoce? (Lo siento, se me va la cazuela...)

Os dejo esta historia, fruto de mis ideas, no lo desecheis, por favor, leedlo y lo de siempre, un review, por favor. Se que lo pide todo el mundo y que es un poco engorroso, pero yo necesito opiniones de gente mas experta, que me digan un poco como les parece mi forma de escribir, si el argumento es bueno, etc. OS LO PIDO DE CORAZON!!Bien ,os presento:

MÁS QUE NADA, LLEVARSE MAL

Capitulo 1. : El problema viene hacia aqui

Lilian Potter se despertó aquel día de abril con el sonido de un despertador. Lo apagó rápidamente y miró a su derecha. Por un momento temió despertar al hombre que dormía a su lado, su esposo James, que había llegado tarde, de madrugada y tendría que dormir aún mucho más, por que había estado ayudando a un amigo licántropo a soportar una luna llena más esa noche.

Mientras desayunaba unas tostadas con mermelada en la cocina de su casa, decidió que ese día iría al supermercado y al callejón Diagon de compras.

Escribió a James una nota para indicarle donde había ido, por si él se despertaba y se veía solo:

James:

Fui al callejón Diagon y al supermercado muggle a comprar. Como muy tarde volveré a la hora de comer con los polvos flu (me da igual que digas que son peligrosos y más ahora, yo me las apaño bien con ellos, no como tú) No te asustes, que te conozco y descansa mucho. Recuerda: no estoy inválida. Estaré bien.

Besos:

Lily

Sabía que James no lo aprobaría, pero prefería dejarlo dormir e ir ella sola. Desde que hacía unos seis meses le había dado la buena nueva, iba con ella a todas partes y especialmente desde que el embarazo se la notaba, no la dejaba cargar peso, moverse lo que él consideraba innecesario, cocinar, (y eso que era un patoso en la cocina) etc. Hasta que Lily se cabreaba y él, bastante intimidado por las amenazas de no volver a ver su Nimbus 1500, por la cara de Lily que en esos momentos era algo que sólo se ve en las pesadillas o simplemente por que se daba cuenta de que la estaba agobiando, desistía y paraba. Lily también sabía que lo hacía por que quería que estuviera cómoda y todo eso, pero aquello ya era sobreprotección.

Aprovechando, pues, la situación, dejó la nota en la mesita de noche de James, al lado de las gafas redondas y lo observó un rato.

¡Cómo lo quería! Sonrió, lo besó en la frente y le agitó el cabello, oscuro como una noche sin luna (ni bombilla), como él acostumbraba a hacer. Se pasó una mano por el vientre y un cosquilleo agradable le recorrió la espalda. Era todo tan grande... James, que era el hombre de su vida; y el bebé de sus entrañas, de ellos, la obra cumbre de cómo se amaban.

¡Pero qué guapo estaba allí durmiendo! Parecía un niño. Le dio otro beso y se levantó de la cama. Bien sabía que podía quedarse mirando a James como una bobalicona toda la mañana, hasta que él despertase.

Se vistió con un vestido azul y una chaqueta del mismo color, pero más oscuro. Peinó su melena pelirroja, larga hasta media espalda y se hizo una coleta alta. Cogió algo de dinero muggle y salió de la casa.

Era una pena tener que ir cargando con las bolsas hasta casa, en vez de llevarlas volando con un encantamiento, pero era lo que tenía el mundo muggle: ¡fuera magia! Regresó con dos bolsas en cada mano, por suerte no muy pesadas. Las dejó en la cocina y fue al dormitorio; James no estaba despierto.

Dejó el dinero muggle y en su lugar cogió un puñado de galeones, agarró la varita mágica, se acercó a la chimenea y tras echar los polvos flu y pronunciar claramente "Callejón Diagon", apareció en dicho lugar.

Entró en la tienda Flourish & Bloots a ver los últimos títulos y se llevó uno que le llamó la atención, llamado "Animagos: un animal en tu interior."

Le hacía gracia por que James y sus mejores amigos eran animagos no registrados. Esperaba que no fuera hereditario por que no le gustaba la idea de que su hijo se convirtiera en ciervo, como James. Inevitablemente se le ponía cara de disgusto, pero intentaba que no se le pusiera por que sabía que a James le haría ilusión que el bebé fuera un animago.

Como tenía tiempo, ya que aún era temprano, decidió empezar a leerlo mientras tomaba un té en Florean Fortescue. Por el camino fue encontrando personas que no veía desde su salida de Hogwarts. Todas, pero todas, se asombraban de su embarazo (por que ella era bastante joven para eso) y de que estuviera casada con James Potter, al que había detestado en años en la escuela. Pero cuando estaba tomando el té, enfrascada totalmente en el libro, apareció la persona con la que había compartido ese odio, la que aún lo conservaba en toda su pureza y a la que había conocido por ese sentimiento compartido hacia James.

-¿Aún estudiando, Evans?- preguntó a modo de saludo. Un hombre alto, vestido de negro pese al alegre día, un cabello muy oscuro, sin brillo y algo sucio, aquella nariz ganchuda y esa piel pálida.

Las características de Severus Snape eran demasiado particulares para que pudiera tratarse de otro.

Él siempre había sido, por bicho raro, la diana de todas las burlas en las que, James y sus amigos, acertaban en el centro. Aquella actitud, que con los años había perdido, arrogante, insidiosa y simplemente detestable, era la que había hecho que Snape y Lily no lo pudieran ni ver (bueno, ahora Lily sí), especialmente cuando James se fijó en ella en la escuela y la acosaba por todas partes, y la que había propiciado que se conocieran.

Lily levantó la mirada de su libro, se sobrecogió y no supo cómo reaccionar. Si Snape se enteraba de cómo andaban las cosas ahora con James, también la odiaría a ella y a él más por "quitarle" a su amiga; se sentiría sumamente traicionado. Cerró el libro, nerviosa, y balbuceó:

-¡ S... Snape! No, esto es... ¡ Qué sorpresa!

- ¿Puedo? – preguntó de nuevo, pasando por alto el comentario de Lily, señalando la silla que había delante de Lily.

- Ehh... sí, por supuesto.- Lily estaba empezando a sudar. Se arrimó a la mesa cuanto pudo y pensó (más bien deseó) que aquello bastara para que Snape no se diera cuenta de su nuevo estado, nunca estaba muy atento a esas cosas... . Pero, ¿Y si sí se daba cuenta?

- Ha pasado mucho tiempo, Evans, desde que abandonamos el colegio... casi tres años.- Snape estaba extraña y aterradoramente tranquilo y se podía decir que silbaba todas sus palabras- ¿Qué ha sido de tu vida?

Uff.... Lily había pensado que tardaría más en formular esa pregunta. ¿Porqué no iba con la verdad por delante y se lo decía? Podía hacerlo tan rápido de manera que ni ella fuera consciente... no, definitivamente, eso era casi suicida. De repente, Lily se imaginó siendo estrangulada por Snape... ¡ Qué exagerado! pensó.

Ni siquiera eran amigos amigos, incluso se llamaban siempre por el apellido, pero nunca habían pretendido ir más lejos que reunirse a hurtadillas por el colegio de vez en cuando, para desahogarse poniendo verde a James. Lily había pertenecido a la casa Gryffindor y él a Slytherin, y eso cambiaba mucho las cosas, no habían podido permitir que se les viera juntos por Hogwarts, de un mutuo acuerdo silencioso, por que no solían hablar sobre esas claras diferencias que existían entre ellos. Y, sin embargo, allí estaban, hablando como si su lazo hubiera sido estrecho.

- Ya... bueno, sigo estudiando. Terminaré la carrera este año, si quiere Dios.- respondió con sencillez pero rápidamente.

- Siempre tuviste muy claro lo que harías al salir de Hogwarts.- admitió él con una fugaz sonrisa que no compartían sus ojos.- Yo tenía razón; aún estudiando, Evans.

Lily no encontraba gracioso el comentario, pero no dijo nada al respecto. Estaba más nerviosa por minutos, le temblaban las manos cuando Snape pronunciaba el apellido que había perdido al casarse; le recordaba lo que él no sabía: nada sobre nada.

- Pues yo –prosiguió- vuelvo a Hogwarts. Voy a hacer las oposiciones a profesor este año, para entrar en el curso que viene.

- ¿Hay puesto libre de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras? ¿Qué fue del profesor Wilson? –inquirió Lily, a quien la sorpresa había relajado brevemente.

Snape miró fijamente a Lily un momento (ella no soportaba esas miradas y, de hecho, no la mantuvo), arqueó la ceja derecha, parpadeó repentinamente para mirar a otro lado y soltar una risita sarcástica.

- Aunque a punto de jubilarse y muy viejo, el profesor Wilson aún enseña Defensa Contra las Artes Oscuras. Cuando se retire, el puesto será para mí, Dumbledore me lo aseguró. Voy tras el de Pociones, para matar mientras el tiempo. –lo decía como si sacarse las oposiciones a profesor fuera lo más fácil del mundo.

-¡ Ah, sí! Siempre se te dieron bien las pociones, me acuerdo bien.

- Por supuesto, cuando no nos recordábamos mutuamente lo asqueroso que era Potter, solías preguntarme por alguna disolución.- lo decía como un comentario, pero Lily fue completamente consciente de que Snape había llevado la conversación deliberadamente hasta James. - Nunca fueron tu fuerte.

- Sí. –admitió secamente.

Se hizo en silencio incómodo para Lily. Con la mirada perdida clavada en su mano derecha, cuyos dedos golpeaban la portada del libro, y la izquierda escondida bajo la mesa, se daba cuenta de lo fijos que estaban los ojos de Snape en ella, taladrándola si los miraba, como intentó hacer un par de veces. Snape parecía satisfecho con ese silencio. Lily paró de golpear el libro, se pasó el pelo por detrás de la oreja y miró a Snape para terminar de una vez con ese silencio que la consternaba y dirigir, de paso, la conversación a otro punto que no fuera James.

Él cambió su fisonomía al recibir la mirada de Lily y habló, interrumpiendo a la muchacha:

- Ese Potter... siempre tan odioso... ¿Qué habrá sido de él?

- Ni idea. – contestó rápidamente mirando a otro lado. –Pero en séptimo parecía que no era tan despreciable.

- Fue siempre el mismo, Evans. –terció Snape con odio.- Siempre estuvo haciéndome maldiciones y siempre estuvo detrás de ti. ¡ Vaya fijación tenía contigo! –se atrevió a añadir.

- Tal vez. –susurró Lily, por decir algo. - ¿Dónde has estado estos años?

- Una vez lo vi de lejos en este mismo callejón –continuó él como si tal cosa. – pero él a mí no me vio, de lo que me alegro. Estaba extasiado y perdiendo la baba delante de la tienda ésa del quidditch.- concretó con desprecio.

- ¿Estaba solo?- preguntó Lily olvidando sus evasivas. Temía haber estado con él en esa ocasión. Pero enseguida lo lamentó, se dio cuenta de que, de haber estado, Snape ya lo habría dicho.- Quiero decir, ¿no estaba con Black o Lupin? ¿O Pettigrew?

- Es curioso, por que estaba solo; a mí también me extraña.- respondió pensativo. - ¿Tú lo has visto alguna vez? ¿Te ha buscado para seguir suplicando tu amor?- añadió en tono burlón.

Lily sintió una sensación muy extraña, mezcla de rabia contenida y de cierto miedo. Había llegado el momento de decir: Sí, Snape, de hecho, consiguió mi amor, me casé con él y estoy esperando un hijo suyo; ¿Y qué? y la ira la incitaba a decirlo en un arranque imprudente.

-¡ Nuevo ataque de mortífagos! –se escuchó en el callejón.

El enfado de Lily y la curiosidad de Snape se deshicieron como azúcar en leche, para ser más exactos, la cara de Snape se volvió de color leche, ya que palideció enormemente y se puso en pie de un brinco. Lily miró a su alrededor y vio como muchos otros también lo hacían, la mayoría presas del pánico. También vio al hombre que había gritado; lo conocía, era Benjy Fenwick y pertenecía a la Orden del Fénix, a la que también pertenecían James y ella.

Por lo visto, acaba de aparecerse allí, en medio de la calle, y aunque estaba muy debilitado, no parecía herido.

Lily estaba muy alarmada, aquel ataque había sido inesperado, sin que la Orden, con todos sus espías, la hubiera previsto. No obstante, seguro que había actuado. ¿Quiénes habrían detenido, o mejor dicho, intentado detener a Lord Voldemort? ¿Habría heridos? ¿Y muertos?

Decidió no acercarse para no aparentar que lo conocía y para que ni ella ni Fenwick se dejaran llevar por la situación en caso de aproximarse. Snape miró a Lily, confuso, y corrió como muchos a enterarse de lo sucedido. Sólo unos pocos como ella se quedaron en sus sitios, esperando nerviosos e impacientes a otros que sí habían ido y otras personas, a lo largo del callejón, abrazaban muertas de miedo a sus hijos. Algunos que salían de las tiendas y que no habían visto aparecerse a Fenwick, corrían al corrillo que se había formado para ver qué había pasado, y unas cinco personas seguían con sus compras, como si nada.

El corro se abrió y un mago, que apoyaba el brazo de Fenwick en sus hombros, se lo llevó por el Caldero Chorreante. La gente empezó a disolverse y Snape volvió a su asiento, frente a Lily.

Estaba más pálido si cabía, y sudoroso, aunque intentando aparentar normalidad.

- ¿Por qué no te has acercado, Evans? –fue lo primero que dijo.

- Ya ibas tú y además, ya había bastante gente como para que también fuera yo.- contestó sin darle importancia y, evidentemente más nerviosa, dijo :- ¿Qué es lo que ha ocurrido, Snape? ¿Dónde han atacado?- y perspicaz, añadió: - ¿Quién era ese hombre?¿Cómo se encuentra? –se tomó la libertad de agarrar, en un gesto amistoso, el brazo de Snape con preocupación.

Aunque de ese gesto sólo obtuvo un escalofrío por parte de él, siguió aferrada a su brazo. Aunque Lily no fuera consciente de dónde acababa de poner la mano y, aunque la marca tenebrosa no tuviera relieve, Snape sabía que la mano de Lily había ido a posarse precisamente allí. Sintió una gran punzada en el tatuaje maldito, el que lo unía al Señor Tenebroso y el que no marcaba, en consecuencia, como mortífago. Aunque él ya no estaba seguro de querer seguir siéndolo, pues había visto mucha maldad a manos de Lord Voldemort y, pese a que sus opiniones no veían bien a los hijos de muggles o linajes con muggles, sus métodos eran horripilantes y sádicos.

Pero no era fácil desaparecer de las filas de los mortífagos, normalmente en esos casos, también desaparecía tu existencia. No apartó el tacto de Lily de su brazo y se limitó a temblar un poco.

- Ha tenido lugar en Pequeño Halenton, un pueblo de Yorkshire. Ese hombre era Benjy Fenwick. Lo han atacado a él y a un tal Caradoc Dearborn, pero él no ha sobrevivido.- Lily se estremeció y quitó su mano del brazo de Snape. Ése también pertenecía a la Orden.- ¿Lo conocías? A Fenwick, aunque aparentemente está bien, se lo han llevado a San Mungo para un reconocimiento.

- Sí, conocía a Dearborn. Fue un buen compañero en Hogwarts; iba un par de cursos por delante, pero eso que importa... ¡Qué desgracia!- sollozó- ¡Malditos mortífagos!- apoyó su frente en la muñeca derecha- ¿Qué creen que consiguen matando a tanta gente que no ha hecho nada?

Snape estaba bastante consternado; era la primera vez que estaba con una persona que sufría por una pérdida ocasionada por sus andanzas o las de sus "colegas" y él se veía en la obligación de decir algo para hacer sentir mejor a esa persona. Además, ¡era Lily!.

- Bueno, Evans –intentó consolarla, pero también excusarse a sí mismo porque se sentía culpable –Creen que tienen razón, que lo que hacen está bien...

Pero no estaba logrando nada.

-¿Bien? ¿Bien, Snape? –exclamó Lily escandalizada y mirando fija y rabiosamente a Snape, quien en esa ocasión no pudo mantenerla – Se creen los amos del mundo. "¡Mira mi marca tenebrosa, voy a matarte!" –dramatizó. Suspiró y más tranquila, siguió hablando- Es como si, por ser pelirroja, yo dijera: ¡Voy a exterminar a todos los morenos!. Y te matara a ti, Snape. ¿Te parecería normal o bien ? ¿O que tengo razón? ¡Sangre limpia!- dijo con desprecio- ¿Qué importancia tiene eso? ¿Qué es, al fin y al cabo?

- Pues yo pienso que el mundo de los magos debería estar restringido para los muggles, y los hijos de muggles siguen siendo muggles, sólo que se les ha otorgado un poco de poder mágico que nosotros no deberíamos dejarles utilizar.- Snape dijo todo eso casi de carrerilla. Las palabras habían salido preparadas de su boca, como un discurso que recordara desde hacía mucho.

Lily, en cambio, estaba con la cara arrugada en un gesto de cierto asco y echada para atrás en su silla, como para alejarse de Snape.

- A veces se me olvida que fuiste de Slytherin, Snape. Yo soy hija de muggles, ¡y tú lo sabes!

- Cierto, lo sé.- admitió Snape.- Pero mi opinión no va a cambiar sólo por que te conozca a ti, lo siento. Lo que sí puedo decir para apoyarte es que no me gustan los métodos de Quien-tú-sabes. Me basta con mi opinión, no creo necesario matar a nadie para mantenerla.- No le gustaba la idea de que Lily fuera hija de muggles y admitir que pese a eso tenía ante sí a una bruja muy poderosa.

Fue tras decir esta frase cuando fue realmente consciente de que nunca había estado apoyando plenamente a Voldemort y cuando decidió que a partir de ese momento dejaba a los mortífagos para siempre, aunque tuviera que pedir ayuda o dejarse la vida en el intento. ¿De qué le valía matar gente si seguiría habiendo personas como Lily, que pensarían lo contrario?

- No necesito tu apoyo, Snape y, aunque "parece" que no eres un asesino, detesto que pienses así, es una pena. Ahora, te agradecería que me dejaras sola, como estaba antes de tener tu ofensiva compañía.- sentenció Lily en un tono mordaz y acusativo.

La conversación estaba derivando en un punto que a Snape no le gustaba. No quería tener a esas alturas una discusión sobre sus diferencias con Lily. Tenía que decir algo para sosegarla, seguro que en cualquier momento se levantaba y se iba ella, en vez de él. Bajó la mirada del rostro de Lily.

Se fijó en sus manos, que descansaban la una sobre la otra con cierta tensión, se fijó en sus dedos... y, pausadamente, dijo:

- Vamos a dejarlo, de verdad, tú ya sabías lo que yo pensaba sobre esto. ¿Por qué ibas a enfadarte ahora?- sin dejarla rechistar, añadió :- ¿Qué es este anillo, eh, Evans? ¿Soy yo o es de matrimonio?

Lily se miró el dedo como si acabara de ver que ese anillo estaba allí. Bueno, pues ya estaba empezado, que era lo complicado, pensó Lily. Perdió de vista todos aquellos problemas: los de Snape para aceptar a los hijos de muggles, la muerte de Dearborn, el ataque de los mortífagos... todo.

Pero uno mayor los sustituyó a todos: el problema venía en camino, dirigido a ellos. Antes de llegar a su destino, empezó a hablar:

- Lily, te dije que no vinieras sola; quería venir yo contigo. ¿Te has enterado del ataque? Tenemos que... - no tenía solución, estaba allí. Miraba la compañía de su mujer, que también lo miraba con asombro y un más renovado que nunca desprecio.

- ¡James Potter!- exclamó- ¿Ha pasado tiempo, eh?

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Bueno, hasta aquí llegamos. Esta historia solo tiene un capitulo más, si habeis leído el primero, os pido que leais el segundo.

Caradoc Dearborn y Benjy Fenwick aparecen en la fotografía que Moody enseña a Harry en el 5º libro, como miembros de la Orden de Fénix.

Yo no sé si Pequeño Halenton (pueblo donde nacio Voldemort) esta en Yorkshire o no, lo puse como podria haber puesto España.

Espero haberos picado aunque sea un poquito. ; )

LIBRO DE VISITAS ---------- REVIEW

Muchas gracias!!