Aquí os traigo un nuevo fic que tenía casi terminado hace un tiempo pero no lo había subido por despiste.
Post-Ending Temporada 2.
El silencio inundaba la pequeña habitación de un piso corriente y prácticamente sin acomodar, apenas una cama mullida y algo deteriorada junto unos muebles adornaban la casa, además de un par de cajas con enseres de primera necesidad en el suelo y un cuerpo rígido y agitado tendido encima de la cama.
John se movía de un lado a otro con los ojos cerrados y pequeños espasmos musculares, las gotas de sudor recorrían toda su frente y su cara, frunciendo el ceño y apretando con violencia los ojos mientras abría levemente la boca como si acabaran de apuñalarle. De pronto, se incorporó agitado y sobre saltado mirando hacia todos lados con la respiración entrecortada. Se llevó las manos a la cara volviendo a la realidad y dejó que un par de lágrimas se fugaran de sus ojos para fundirse con las gotas de sudor. Con un par de dedos se las secó automáticamente y con lentitud, seguidamente con la camiseta se limpió el resto de sudor molesto que le hacía sentirse incómodo, pero ya no le importaba.
Tenía el pelo desaliñado y húmedo de sudor al igual que el resto del cuerpo, el pijama era el mismo de hace varios días y sus ojeras cada vez eran más significativas. Hacía semanas que no dormía, ni salía fuera de las cuatro paredes de ese piso, ni dejaba que nadie entrase y le viera con esa barba de un par de semanas sin afeitar, ni mirarse a un espejo. Él sabía que estaba horrible sin necesidad de mirarse, pero más horrible se sentía por dentro, cada vez le quedaban menos fuerzas para continuar, cada día que pasaba en su ausencia el tiempo le robaba vitalidad, estaba demacrado, y todo por culpa de un hombre engreído y mal carado, que no pensaba más que en sí mismo, que estaba solo aunque tuviera una mente sobrenatural y que no se merecía que estuviera así por él… Ya eran incontables las veces que trataba de convencerse de eso para continuar, pero él no creía en mentiras, si no en Sherlock y el tiempo que había pasado a su lado, y cada día le había demostrado tanto que no podía creerse ni sus propias mentiras para estar bien…
Se levantó de la cama con pesadez, tomando el bastón sin mucha energía, era de esperar que necesitara el bastón porque el problema de su pierna había vuelto, pero no era así, estaba tan aferrado al recuerdo de Sherlock que aún lo sentía lo suficiente para mantener su pierna funcionando perfectamente, pero estaba tan débil que necesitaba su antiguo bastón para caminar.
La casa estaba oscura, apenas iluminada por una ventana que daba luz necesaria a ese piso, el resto las mantenía cerradas y encendía luces artificiales para no tropezar con las cajas sin desempacar. Caminó lentamente hasta la cocina, no tenía ganas de comer nada, pero la poca consciencia que le quedaba le decía que o comía algo o acabaría muriendo… Sonrió desgastado ante ese pensamiento, no le importaría en absoluto, pero no quería morir de esa forma lenta y dolorosa, ya estaba muriendo en todos los sentidos de esa forma tan cruel.
- John.- Se escuchó acompañado de un par de golpes en la puerta.
Se sobresaltó ligeramente e ignoró la voz masculina que lo llamaba.
- Soy Mycroft John, abre la puerta.- Habló un tono imperativo muy serio, pero se limitó a hacer una mueca de desagrado y siguió sirviéndose el poco té que le quedaba ya.- Tengo algo para ti, creo que te interesa.- Añadió con voz sinuosa y atrayente.
Dejó la taza de té en la mesa y caminó hacia la puerta, quizás eran más cosas de él que había recogido de su antiguo piso… Tomó aire calmado.
- Hola Mycroft.- Lo saludó abriendo la puerta, era al único que había visto un par de veces desde que se mudó allí.
- Hola John.- Copió su saludo mirándolo de arriba abajo.- Oh John, deberías de cuidarte más, tienes un aspecto horrible, más incluso que la última vez que te traje algo de Sherlock.
- Gracias por el consejo.- Rodó los ojos rápidamente sintiendo una amargura desmesurada al escuchar ese nombre fuera de su consciencia, nadie había tratado de darle ese consejo, que va. Rápido observó que en su mano llevaba algo.- ¿Qué tienes para mí?- Preguntó curioso dejando de lado el tema de su estado.
- La Señora Hudson encontró ésta carta de Sherlock que pone ser para ti, pero como no sales, me ofrecí a traértela.- Contestó vagamente mirando la carta a nivel de su cara, moviéndola para verla por todas sus caras un par de veces.
- ¿Para mí? Mmm… Gracias.- Agradeció tomando la carta finalmente nervioso y sorprendido de ello, se esperaba cualquier cosa menos eso, ¿sería que había vuelto y así se comunicaría con él?- ¿Y por qué te ofreciste a traérmela?- Puntualizó alzando las cejas interrogante.
- Me subestimas John.- Se hizo el dolido abriendo un poco más los ojos.- Solo quería que estuvieras bien.- Continuó en el mismo tono.- ¿No vas a leerla?- Sugirió levemente interesado por su contenido.
- Ajá.- Murmuró alzando una ceja y mirándolo con ironía, así que lo que quería era saber lo que decía, ya entendía por qué había venido después de la pelea de la otra vez, en fin… No tenía fuerzas para discutir con nadie y estaba nervioso por leerla por lo que asintió sin apurarse.
Observó la carta detenidamente un par de veces, leyendo una y otra vez la frase que había en el reverso del sobre: "Para John" del puño y letra de… Tragó saliva tratando de serenarse ante unos ojos intrigados que lo miraban fijamente. ¿Qué diría en ella? No tenía la más remota idea, inspiró profundamente tomando el aire suficiente para armarse de valor y abrirla. La sostuvo entre sus manos temblando levemente.
John. No sé si te entregaré esto algún día, pero espero que sigas aquí. No soy de hacer esto, y lo sabes, todos los saben, pero después de lo que hiciste por mí he de darte las gracias. Y si te la entrego algún día, en cuanto la leas te la retiraré, no tendrás pruebas de que te "dije" esto, sí, imagínate que te lo estoy diciendo, he tenido que borrar y reescribir demasiadas veces, por ello no podría decírtelo expresamente. Eres mi único amigo, y aunque no sabía tratarte algunas –demasiadas- veces como tal… No voy a decirte un lo siento para tu satisfacción y deleite, si no gracias por quedarte a pesar de todo. Te debo un día de descanso aunque odie estar inactivo, pero creo que querrías tenerlo conmigo… ¿Qué te parece un viaje a Estocolmo? (Prometo que no tengo ningún caso allí) [No significa que no me pueda salir una vez allí ¿eh?]
Gracias de nuevo John, gracias por ser mi amigo siempre…
Las lágrimas caían y caían a medida que leía la carta, esto le podía, no podía seguir, Sherlock había confiado en él… Había tantas cosas que tenía que hacer con él que ya no haría… Terminó de leer la carta y sonrió amargamente al leer las aclaraciones, dejando que gotas se deslizasen por sus comisuras para seguir por su barbilla… Las lágrimas se incrementaron ante un Mycroft algo sorprendido, iba a hacer el ademán de decir lo que decía, pero antes de eso John le entregó la carta con un par de lágrimas plasmadas en esta.
Se sentía avergonzado de llorar en frente de Mycroft, pero no podía, no le quedaban fuerzas para detenerse, se secó las lágrimas como pudo agachando la cabeza mientras el hermano mayor de Sherlock terminaba la carta.
- Vaya… Que decepción… Y qué fascinante… Así que mi hermano sentía algo por ti.- Murmuró con desdén devolviéndole la carta tranquilamente y recibiendo una mirada de ojos rojos con pinta de poco amigos.- Pensé que te diría algo más productivo.
- Adiós Mycroft.- Se despidió enfadado.
- Espera John.- Lo detuvo un momento antes de que cerrara la puerta.- Necesitas ayuda.- Dijo esta vez seriamente dejando todo atrás.
- No necesito a nadie.- Negó tajantemente enfrentando sus ojos irritados.
- Mírate John, estás demacrado, a éste paso tú también morirás.- No vaciló en hablarle claramente, no creía que si su hermano viviera quisiera verlo así, y menos por él, aunque seguro su ego crecería, eso no cabía duda alguna.
- No estaría tan mal.- Consiguió decir haciéndose fuerte pero con la voz quedada y conteniendo las lágrimas.
No esperaba esa respuesta, quería morirse sin duda, pero había formas más rápidas e indolo…
- Cuídate John, por favor.- Se despidió de él mirándolo fijamente, no tenía remedio.
Dejó la carta como pudo en un mueblecito de la entrada, sentía que desfallecía, comenzó a llorar desconsolado de dolor y amargura, cayendo al suelo lentamente contra la pared, no podía seguir así, cada vez pasaba algo y estaba peor. Apoyó la cabeza hacia atrás contra el muro y siguió dejando que las lágrimas cayeran a su antojo, no le quedaba nada… nada… todo se lo había llevado Sherlock junto con su vida…
Una pluma se movía ágilmente por el papel, John gastaba todas sus fuerzas en ello, manchando el papel de lágrimas con la melodía de sus sollozos de fondo.
Era lo mejor, así todo acabaría, así dejaría de sufrir, así dejaría los ataques de ansiedad, así se reuniría con él.
Quién lea esto, es mi adiós, me voy con Sherlock. John Watson.
Dejó la pluma sin fuerza y sacó de un segundo cajón algo de Sherlock, la aferró con todas sus fuerzas para sentirse seguro y la levantó hasta quedar mirándola cara a cara, la pistola de Sherlock.
Tembló un momento cuando sintió el frío cañón de la pistola reposando sobre su sien y el gatillo rodeado de uno de sus dedos, esbozó una sonrisa cansada y manchada de lágrimas y justo cuando estuvo a punto de apretar el gatillo, suspiró sin fuerzas y bajó el arma lentamente dejándola caer sobre la mesa, se restregó la cara cansado. La noche había vuelto y apenas estaba iluminado por la tenue luz de un flexo.
No era si quiera valiente para apretar un gatillo… Negó levemente apesadumbrado y miró hacia el techo con los ojos rojos llenos de lágrimas.
- Te echo de menos.- Murmuró con la voz quebrada y cogida, sin poder si quiera seguir hablando.
Se quedó en esa posición unos segundos, quizás esperase una respuesta, quizás aclararse, pero con ese pensamiento se dirigió a la cocina, accionó el mecanismo del gas y se volvió a la cama.
Así no "dependería" de él su muerte, moriría durmiendo tranquilamente y sin ser consciente de ello… Esta era su última noche, su último sueño, por fin su última pesadilla… Había entregado en su totalidad su vida a Sherlock vivo, y se la había llevado con él… Suponía que era normal que ahora le siguiese hasta allí, ya que un muerto no puede devolverte nada que le entregaste… Se tumbó finalmente asumiendo que su fin llegaría antes del amanecer y miró el techo con una suave sonrisa al fin verdadera mientras un par de lágrimas fugaces se escapaban de sus ojos.
- Sherlock, ya tienes lo que quieres engreído, tenerme siempre contigo…- Susurró con esa leve sonrisa en su cansado rosto y poco a poco, se hundió en su último sueño, recordando cada día desde hacía años en Baker Street.
La media noche había caído, un hombre mayor caminaba pesadamente por la acera de vuelta a su casa, estaba cansado de trabajar y el maletín oscuro que llevaba pesaba demasiado, solo le quedaba terminar la calle y girar a la derecha para llegar a su casa.
Bostezó levemente restregándose los ojos, y de pronto, se escuchó una gran explosión que hizo que el hombre se acongojase y se quedase parado en estado de shock, mirando de dónde había venido la explosión, un piso en llamas era el culpable.
Nervioso, desesperado y muerto de miedo, echó a correr hacia el bloque de pisos llamando a la policía y a los bomberos, dando la voz de alarma por los porterillos de los bloques vecinos y él mismo.
Lestrade dormitaba en su despacho cuando Anderson entró en él para despertarlo.
- Tenemos una emergencia señor.- Indicó urgentemente haciendo que Lestrade se levantara de un salto y corrieran hacia los coches de policía con el corazón en vilo.
¿Qué os ha parecido éste primer capítulo?
Es bastante importante para mí que me dejaseis vuestra opinión sobre éste nuevo fic para saber si os gusta y tal...
¡Un saludo y nos vemos pronto!
