¡Hola a todos!
Mi primera vez en el fandom de KnB, estoy muy emocionada *O*
Me han pasado tantas cosas con este fic, que poco a poco se las iré contando mientras avance la historia. .
Les mando un beso enorme, mil gracias de antemano por pasar a leer : )
Gracias a Rasen quien ha sido mi beta en este fic (y me regaña por que no pongo el guion largo). Gracias linda :*
Disclaimer: Kuroko no Basuke no me pertenece, toda su obra –y sus sexys personajes- son propiedad de Fujimaki-san.
Detrás del balón
Siempre hay una primera vez
A donde mirara nada le parecía conocido, y eso era normal para él, después de todo, era un ambiente completamente nuevo. Aunque debía darle las gracias a su senpai por haberle dado al menos una breve seña del lugar.
También era extraño no tener el típico séquito de mujeres a su alrededor; sin embargo, no necesitaba ser masivamente conocido para llamar la atención. Sonreía como siempre y eso bastaba para derretir a cuanta fémina se le cruzara por el camino. No era por llana vanidad, pero le gustaba ser así.
Habían pasado los días de gloría de la preparatoria, pero eso no significaba que la vida deportiva en el baloncesto para Kise Ryouta había terminado. Tras graduarse de Kaijou decidió ir a una universidad en Nagoya, la meca automotriz y a donde Kasamatsu había ingresado también.
Las razones para no quedarse en la región de Kanto fueron dos muy sencillas, ambas personales aunque una más que la otra. La más obvia de ellas había sido enfrentarse a nuevos oponentes. La universidad de Nagoya le ofreció una beca completa gracias a sus excelentes habilidades deportivas, por lo que Kise no pudo simplemente decir que no ante semejante oportunidad. Que de tener éxito, como sabía lo que haría, jugaría para algún equipo profesional.
—Debe ser aquí –dijo con un tono muy bajo tras observar la hoja en mano.
Dentro de aquella aula no había demasiados estudiantes y la mayoría de los allí presentes eran hombres; aunque no era algo que le importase. El efecto fue inmediato ante todos debido a su presencia imponente se había adueñado de la habitación. El rubio se limitó a sonreír pasivamente y tomó asiento al fondo.
Prodigio en todos los aspectos. Era así como se definía a alguien como Kise Ryouta. Sin una pisca de imperfección física, buen atleta, excelente estudiante, simpático, capaz, talentoso. Tenía mucho amor propio pero sin llegar al narcisismo…No cuando Kasamatsu estaba más que dispuesto a golpearlo de llegar a ese punto.
La vida de preparatoria había sido de lo más excitante y no esperaba menos de esa nueva aventura. Había sudado sangre para obtener el nivel que ahora tenía, y no pensaba detenerse ahí. No, claro que podía seguir evolucionando.
Su mente divagaba sobre el baloncesto y todo lo referente a él, también en cómo debía arreglárselas para ajustar sus horarios entre el trabajo, la escuela, los entrenamientos, sus labores en casa y una larga lista sin fin de actividades. Lo cual no era cosa del otro mundo o algo que no hubiera hecho antes. Con su mente fija en esas cuestiones no se percató de la persona que había tomado asiento a su lado.
La clase dio inicio: el curso de inglés.
La universidad tenía como requisito para todos los estudiantes un nivel mínimo de conocimientos en lengua extranjera, lo cual no era preocupante para Kise, ya que de entre todas las materias el inglés era su mayor fuerte. Por eso estaba ahí, en el curso avanzado, que de hecho llevaba por voluntad propia.
—Hey, you wanna be my partner?
Fue la pregunta de la persona a su lado. Kise respondió que sí antes de siquiera voltear a ver quién le había lanzado la pregunta ya que estaba demasiado centrado en sus cosas. Movió su cabeza como si negara algo, no era el momento ni el lugar para pensar en ello.
Junto a él había una chica de complexión delgada, estatura promedio, cabello color marrón hasta los hombros; tenía un aspecto demasiado neutral, casi cayendo en lo aburrido por lo que pudo adivinar de la expresión de sus ojos de color olivo.
—Sorry, I wasn't paying attention –fue la humilde escusa que puso, no sabía de qué iba el tema.
—Don't worry about it –expresó en una fría línea.
—Soy Kise Ryouta –ya que todos estaban hablando aprovechó para presentarse, en el idioma local eso sí, para no parecer presumido.
—Kimura Aoi. Pon atención –miró al frente sin prestarle mucho interés al muchacho-, darán las instrucciones.
Era un fastidio que apenas siendo el primer día ya tuvieran trabajo para todo el semestre, pero igual no esperaba que el curso fuera pan comido.
—¿A qué hora termina tu última clase? –preguntó Aoi. La catedra había terminado y necesitaban ponerse de acuerdo para comenzar en el proyecto.
—Tres treinta.
—Yo termino a las dos, pero puedo esperar.
—Ah eso, veras –pasó una mano por su cabello rubio. Y con esa expresión de niño comenzó a relatar los porque no tenía la tarde libre.
—Entonces –recapituló-, ¿sales de tu entrenamiento hasta las siete?
—Sí, aunque en lo que me toma bañarme y cambiarme…
—Tengo tiempo libre hasta las nueve, si no tenemos más tiempo tendremos que vernos más días.
—Lo siento, pero en verdad no puedo faltar a las practicas –le giñó el ojo.
—Ya dijiste eso –le dijo inexpresivamente. Que ni le cruzara por la mente pensar que por actuar como niño bonito lo dejaría libre de trabajo.
—Oh sí.
—Igual es hasta la próxima semana el avance, podemos quedar mañana.
—Claro.
—Te veo en el Gimnasio. Adiós.
Extraña, era la palabra que Kise habría de utilizar para describirla. No era un efecto domino, tampoco es que aplicara al cien por ciento de las mujeres, pero si era muy poco común encontrar a alguien que fuera indiferente ante él.
Y sin siquiera percatarse, el nuevo día llegó, yendo desde las clases que le resultaban aburridas por su fácil comprensión a las ansiadas pero demandantes prácticas de basquetbol.
Sudaba a chorros, como si fuera una necesidad de último momento. Pero no podía evitarlo, no cuando las carreras con cambios de ritmo habían sido brutales.
El nivel físico que exigía el entrenador estaba por arriba de cualquier entrenamiento que hubiera llevado, gracias al cielo no tenía problemas con ello, pero después de todo era un simple mortal como cualquiera; joder que él también tenía un límite.
No podía quejarse, ellos eran realmente estrictos especialmente con él, porque Kise era su novato estrella y tenían puesta mucha esperanza en su desempeño.
Tomó un respiro y comenzó el siguiente ejercicio: flexiones de tronco.
De vez en cuando se tomaba un segundo para observar a su alrededor. Los entrenamientos por lo general eran abiertos al público. Podía ver a una que otra chica en las gradas pero ninguna que se le pareciera a su compañera.
—¡Pon atención!
Gritó Kasamatsu al momento que le había puesto un pie en la espalda mientras hacía sus abdominales, mismo que lo hizo chocar contra sus rodillas.
—Senpai, eso duele –se quejó Kise mientras ponía sus manos en su adolorida frente.
—Concéntrate.
—¡Lo hago! –dijo muy seguro, pero no pudo evitar dirigir su mirada a un grupo de chicas que recién llegaba por las tribunas.
Kasamatsu le golpeó la cabeza para traerlo de nuevo a la duela.
—¿Esperas a alguien? –tomó una postura más relajada después de haberse desquitado con su kouhai.
—Si…
—Es tu segundo día en la universidad y ya tienes una cita. No esperaba menos de un modelo –comentó resignado… y con un poco de envidia; a él que le tomó más de tres meses poder hablar con alguien fuera de un tonto sí o no y él ya con un ligue hecho.
—No, nada de eso. Es trabajo.
—Ah.
—¡Hey! ¡Ustedes dos, pónganse a trabajar! –les regañó el entrenador.
Después de un poco más de tiempo terminaron sus deberes. Saliendo de los vestuarios Kise volvió a dar una vista rápida al gimnasio. Pero solo había cuatro personas más aparte del equipo.
—Tal vez no venga…
Pudo verla sentada en una banca cercana fuera del edificio; estaba leyendo un libro del que no pudo alcanzar a leer el título.
—Buenas tardes Kise-kun –saludó educadamente, pero sin mucho interés.
—Buenas tardes.
—Tengo hora y media. He adelantado unas cuantas ideas que te comentaré de camino a la biblioteca.
Hablaba sin descanso y sin parar, aunque solamente de lo referente a su tarea. Kise pensaba en cuanta hambre tenía después del agotador entrenamiento. En un punto de la unilateral conversación se perdió del tema.
—¿Estas poniendo atención? –le preguntó Aoi a un Kise que parecía estar en la luna.
—No, lo siento –volvió a usar su esplendorosa sonrisa como escudo. Aoi frunció el ceño y Kise tensó su boca en una línea. ¡Carajo, si siempre le funcionaba!
—Igual faltan quince para las nueve. Dejemos esto aquí y piensa para mañana nuevas ideas en base a lo que te he comentado –se levantó de la silla donde estaba sentada-. Nos vemos mañana.
—Te acompaño a la estación –se ofreció caballerosamente.
—No gracias, no voy a la estación.
—¿Vives cerca? –insistió pese al rechazo.
—No.
—Es tarde, puedo acompañarte. Después de todo es mi culpa que te quedaras tan noche.
—Así está bien, aprecio tu amabilidad pero no es necesario.
—¿Segura?
—Sí.
—Hasta mañana entonces.
Las clases de inglés eran diarias y como en ellas asistían estudiantes de todas las carreras y semestres no tenía un conocido cercano. Salvo por Aoi no había entablado conversación con nadie, porque contrario a lo que pareciera Ryouta no iba haciendo amigos cada dos por tres.
—Buenos días Kimura-san.
—Hola –saludó sin mucho ánimo mientras recargaba su cuerpo sobre la paleta del banco.
—Te ves cansada –comentó después de ver las ojeras bajo sus ojos.
—Algo…
—Estuve pensando en muchas cosas sobre el proyecto y reacomodando las ideas que presentaste ayer.
—Qué bien…
—¿Hoy también quedamos a la misma hora?
—Si…
¿Cuál era su problema? No le costaba nada ser un poco más empática hacia él. No sabía por qué exactamente pero se sentía un poco ignorado, tal vez por las inexpresivas respuestas de su compañera. Así que se resignó a seguir con su inútil intento de plática.
La duela chillaba cada vez que alguno de los jugadores frenaba en seco su carrera. El marcador sobre el tablero decía 39 – 20 a favor de los de casaca negra. Los diez hombres sobre la cancha estaban divertidos jugando pese a estarse tomando muy enserio el partido que solamente era de rutina.
Los movimientos del número nueve eran tan suaves, daba la impresión como si la cancha entera estuviera vacía y él simplemente lo aprovechaba para hacer lo que le venía en gana. Uno a uno pasaba a sus rivales con graciables movimientos.
Dos pasos al entrar al área, un salto envidiable y una clavada que a más de uno de los espectadores dejó con la boca abierta.
El sudor sobre su cuerpo no le impidió seguir con sus jugadas. Robó el balón en medio de un pase y desde la línea de tres puntos encestó de nuevo otra canasta.
Aoi estaba sentada al lado de un par de chicas que observaban encantadas de la vida la práctica. Debía admitir que Kise parecía saber lo que hacía… aunque ella no supiera un carajo de basquetbol.
—Kise-kun es tan bueno como afirman.
—Además de guapo.
Eran los comentarios de sus fieles seguidoras. Una de ellas llevaba en las manos una revista donde justamente el blondo yacía en la portada, vistiendo con su anterior uniforme de preparatoria donde posaba inmaculado el momento de un perfecto donqueo. Ignorando ese detalle decidió ponerse cómoda porque aún quedaba buen rato de juego.
Las habilidades de Kise abarcaban toda posición en la cancha. Bajaba a defender tan bien como era atacando y armando jugadas para el equipo. El dueto que hacía con el número cinco era magistral; parecía tener una conexión especial con él más que con el resto del equipo.
De nuevo el balón estaba en manos de Ryouta quien de dos movimientos se había quitado su marca en media cancha, corriendo velozmente y saltando para encestar en medio de dos hombres que trataban de bloquearlo.
Aquellos ojos resplandecientes como el mismo oro la miraron por breves segundos. Y justo después de su audaz hazaña, Kise levantó la mano y simpáticamente la saludó. Aoi se encogió de hombros un poco apenada por ser notada como una espectadora. Las chicas a su lado habían interpretado que el saludo iba para ellas. Ambas gritaron su nombre y el muchacho sonrió también para las dos.
—¡Al juego!
Sobraba decir que ese era Kasamatsu golpeando de nueva cuenta a Kise. Cuanto odiaba el moreno que se desconcentrara de esa manera tan absurda en pleno partido. Aoi esbozó una ligera sonrisa ante la escena de abajo.
Ryouta parecía un chico interesante.
—Lamento la espera –dijo el rubio saliendo prácticamente de la nada.
—Me divertí viendo el juego. Eres bueno –se paró del estrado.
—Gracias.
—¡Kise-kun! –canturreó una chica al acercase a él- ¿podrías darme tu autógrafo?
—Claro.
Después de esa llegaron otras tres más, todas deseosas de un poco de atención por parte del basquetbolista. Kise sonreía un poco forzado, no le molestaba que fueran así, solamente que en ocasiones era un tanto cansado.
—Así que es famoso –susurró Aoi para sí misma. Kise ya estaba atendiendo a la última de sus fans.
—Muchas gracias.
—No hay de que –dijo amablemente. Luego de marcharse todas, volvió hacia su acompañante que seguía aguardando por él-. Disculpa.
—Es difícil ser popular.
—A veces.
—Vamos, tenemos trabajo que hacer.
—Kimura-san ¿tú no eres parte de ningún club? –preguntó curioso.
—No –ahí iban de nuevo las respuestas monosilábicas.
—Ya veo…
Había perdido el equilibrio por completo al bajar por los escalones y es que de pronto todo a su alrededor había girado súbitamente. Para su fortuna Kise había reaccionado lo suficientemente rápido como para evitar una caída catastrófica.
—¿Estas bien?
—Creo que sí, tan solo fue un mareo.
—Sentémonos aquí –forzosamente la hizo acatar la orden-. ¿Estas enferma? –cuestionó y le puso la mano sobre la frente para cerciorarse que no tuviera temperatura.
—No estoy enferma.
Le quitó la mano de encima y en esos momentos en que la sostuvo se percató de lo suaves que eran pese a jugar Basketball. Sus ojos poseían una expresión un tanto distinta, abajo en la duela parecían hervir con la llama de un apasionado competidor y sentado ahí sobre las escaleras tenían un color aún más vivo y fresco. Kise no parecía un muchacho engreído como cualquiera supondría.
—Dejemos esto para otra ocasión y ve a casa, sé que es algo injusto después de haberte hecho perder tanto tiempo pero…
—No ganaré aunque insista, ¿verdad?
—Nop –le sonrió y tendió su mano como ayuda, sin embargo Aoi se levantó por cuenta propia.
-—¿Desde cuándo juegas basquetbol?
—Segundo de secundaría.
—Ya son algunos años. ¿Te gusta mucho?
—Lo amo –expresó muy emotivo. Parecía más bien un niño.
—Imaginaba a una persona diferente cuando te conocí –suavizó las líneas de su rostro-. Perdón si fui muy grosera. Aunque soy una persona sería la mayor parte del tiempo.
—Primeras impresiones –sonrió como sin nada-, la mayoría son erróneas en general.
—¿No es pesado para ti vivir en otra ciudad?
-—Un poco. Pero vivo con mis abuelos y tengo a Kasamatsu-senpai. Así que no me siento solo.
—Puede parecer difícil al principio, pero es divertido poder conocer otros lugares.
—Así es.
Cuando menos lo pensaron ya estaban fuera del campus.
—Gracias por tu comprensión Kise-kun. Ayer fue un día pesado –le ofreció una pequeña reverencia.
—¿Es por mi culpa? –dijo alarmado.
—No. Solo fue una mala noche.
—Ojalé y esta sea mejor.
—Ya veremos.
-¿Intercambiamos números? –mencionó. De pronto Aoi frunció el ceño-. Digo, para poder estar en contacto si surge algún inconveniente. No estoy tratando de flirtear o algo por el estilo.
—Estoy segura de que no –apabulló.
Y después de haber compartido el número telefónico de ambos Aoi se marchó por su cuenta. Kise estaba un poco perplejo ante el poco común comportamiento de la chica; ahora con toda seguridad podía afirmar que siempre estaba a la defensiva.
—Quítate de la pasada si sólo vas a estorbar –expresaba Kasamatsu aparentando estar molesto.
—Senpai~ siempre tan agresivo –lloriqueó el rubio.
—¿Qué haces todavía aquí en primer lugar?
—Nada, ya me iba.
—Pensé que te verías con una chica. ¿No dijiste eso cuando saliste corriendo del vestidor?
—Ah sí, pero cancelamos. Sabes, me siento un tanto rechazado.
—¿Tú? –se echó a reír.
—No es gracioso senpai.
—Lo más importante es –habló con seriedad- tener la mente donde debes: la cancha. Recuerda que este fin de semana es tu primer juego oficial de las preliminares para el torneo regional de Chubu.
—Lo sé, estoy tan emocionado –dijo con ilusión.
—Aunque sabes que son preparativos para el invierno.
—El reto que todos estamos esperando.
—El National Seven Tournament. ¿Ansioso por ver a tus viejos amigos, Kise?
—Me pregunto qué tan fueres se han vuelto en estos meses. No puedo esperar.
—¡Ah! ¡Kasamatsu-sempai!
Ambos voltearon a ver al chico que corría en dirección a ellos. Cuando por fin los alcanzó se tomó su tiempo para recuperar el aliento.
—Lo siento –comenzó a disculparse sin motivo alguno.
—¡Te he dicho que dejes de pedir disculpas sin sentido! –Yukio le dio un golpe en el estómago-. Demonios Sakurai.
—Lo siento –volvió a decir. Kasamatsu iba a darle otro golpe pero Kise lo detuvo.
—Senpai no sea tan violento.
—En verdad lo siento mucho –seguía el castaño.
—¡Sakurai! –aun con Kise deteniéndole por los hombros intentaba patear al pobre chico.
La vida en la universidad de Nagoya apenas comenzaba para Kise y Sakurai. Tenían cuatro años para dar lo mejor de ellos y poder conseguir su preciado sueño. De momento y pensando menos a futuro estaba el torneo regional de verano, y a finales de año la tan esperada reunión nacional de las escuelas imperiales: Hokkaido, Tokyo, Kyoto, Osaka, Kyushu, Tohoku y por supuesto Nagoya. Siete escuelas enfrentándose entre sí para determinar quién era la mejor.
Primero que nada ¿por qué comencé a ver KnB? Cuando recién salió el anime (primera temporada), miré los primeros ¿qué serán? Cinco capítulos, pero dejé de verla sin motivo alguno (en realidad se me pasaron varios caps y luego me dio flojera verlos xD).
Todos los años en la ciudad donde vivo se realiza una convención (la más grande del estado) y justamente el tema de este año es "Deportes", así que yo quería hacer un cosplay de algún equipo… entonces recordé que el uniforme de Seirin me había gustado muchísimo. Así que me decidí por hacer cosplay de alguien de Seirin (en esos momentos era Izuki). Así que en base a eso, debía conocer al menos los aspectos básicos del anime… o sea, no iba a hacer cosplay de algo que no tenía la menor idea. Y pues descargué la primera temporada (en ese tiempo estaba corriendo la segunda temporada, más o menos a la mitad del partido de Seirin vs Yonsen).
Pues… me traume como pocas veces. En un día prácticamente miré los 25 capítulos de la primera temporada, y como es obvio de pensar, me enamoré de Kise… de Kiyoshi, Takao y Sakurai (me encantan :$). Total que, en un dos por tres me vi la segunda temporada, alcancé el manga, las ovas, etc etc…. Mi mundo giraba alrededor de Kuroko no Basket.
Siempre me ha gustado ver el perfil psicológico de los personajes, y esta relación de Kise-Aomine (NO LA YAOI) me llamaba mucho la atención, este complejo que tenía Kise de admirar y sobrepasar a quien le inspiró a jugar Basquetbol era muy interesante para mí. Esos detalles que me dejan pensado en –irónicamente- que siente y piensa el personaje sobre eso, así que me disponía a escribir un OneShot/POV de Kise relatando esta situación, además de que había para Kise "Detrás del balón", es decir, que hay de Kise como individuo pensante además del básquet. Pero… nunca hice ese Oneshot, en cambio –revisando el fandom de Kise que el 98% es yaoi- sentí la necesidad de poner mi granito de arena en lo hetero. Y así nació este fic.
Y al final no terminé haciendo cosplay de nadie jajajaja.
Mi TOP de Kuroko no Basket, pueden dejarme el suyo en los comentarios si quieren. Para conocernos más y saber que nos gusta : )
*Equipo al que más me gusta echarle porras: Shuutoku.
*Equipo favorito: Kaijou.
*Jugador favorito: Takao Kazunari.
*Personaje favorito: Kiyoshi Teppei.
*Estilo favorito: Copycat de Kise Ryouta.
*Uniforme favorito: Seirin Negro (Interhigh).
*Armador favorito: Yukio Kasamatsu.
*Alero bajo favorito: Ryou Sakurai.
*Alero favorito: Kise Ryouta.
*Ala-Pívot favorito: Kagami Taiga/Aomine Daiki.
*Centro favorito: Kiyoshi Teppei.
*Mejor partido: Kaijou vs Touhou (cuartos Interhigh).
