La tormenta se estaba haciendo presente, el fuerte viento golpeaba con fuerza las paredes de la pequeña casa, una cabaña en las afueras de la ciudad, el lugar apenas se sostenía de pie y ante la fuerza de la naturaleza parecía que se vendría abajo, las paredes de barro, carrizo y un poco de cemento luchaban por mantenerse firmes y el techo de paja y láminas empezaba a dejar caer gotas de agua, enfriando aún más el lugar.
Hinata sollozó, las cosas no debían ser así, cerró sus ojos inundados en lágrimas anhelando que cuando los abriera todo hubiera cedido, que aquel lugar aterrador hubiese desaparecido y ella se encontrara en un lugar seguro.
Los ojos cerrados se arrugaron cuando un fuerte dolor la hizo gemir, ella volvió a sollozar cansada, incrédula, miró el pequeño buró de madera vieja a su lado, más allá la hornilla y unos cuantos trastes y de nuevo el interior de la humilde casita.
Se llevó ambas manos a la tripa comprendiendo que se encontraba sola, había sido la última venganza de Sasuke, su última manera de castigarla y aunque finalmente lo aceptara nada se solucionaba, por primera vez en esos siete meses ella comenzaba a sentir rencor y rabia; y esos sentimientos no iban con su dulce personalidad, pero si no los sentía entonces no estaría cuerda y ella comenzaba a despertar.
Sasuke siempre la odió y nunca quiso darse cuenta de ello, nunca quiso ser un inconveniente para él pero siendo la hija del jardinero se encontró en el lugar menos indicado una noche donde el playboy heredero del imperio informático Uchiha estaba de fiesta.
Apenas tenía diecisiete, acomodaba las rosas del jardín trasero. Cuando escuchó los torpes pasos del guapísimo heredero, solo pudo sonreír y colorear sus mejillas de carmín. Él era once años mayor, con su pelo azabache cayéndole por el rostro, el cuerpo escupido en músculos y aquellos ojos negros enigmáticos, la sonrisa torcida que solía poner en el rostro y la indiferencia que siempre irradiaba se acercaba.
Sasuke conocía de su atracción, ¿quién no lo haría? Siempre fue tan transparente, y él en ocasiones se divertía con miradas y sonrisas que siempre le robaban miles de sonrojos.
Hinata ni siquiera se levantó del suelo y prefirió volver su mirada al barro. Sabía que desde el mes pasado Sasuke estaba teniendo demasiados problemas incluso para lidiar con sus tontos sentimientos, sus padres y hermano habían fallecido en un accidente aéreo y él se encontraba solo sacando todos los negocios y problemas que le quedaron con la muerte de sus familiares.
Cuando las manos del moreno tomaron sus hombros se sobresaltó, él cayó hincado detrás de ella suspirando con fuerza en su cuello y le tomó sus senos sin delicadeza. Por inercia gritó, él la calló besándola, la acarició y aturdida hubo un momento en el cual cedió; minutos después y antes de que ocurriera algo peor unos flashes rompieron el encanto y probablemente le bajaron la borrachera al azabache.
Aunque no pudo razonar tan rápido como atrapar al paparazzi, el alto moreno se irguió dándose cuenta de su error, observando con horror a la jovenzuela con la ropa desordenada y por culpa de la cual estaba a punto de ser condenado.
"Tenemos que casarnos antes de que el maldito reportero se le ocurra sacar una noticia de primera plana, maldición eres menor de edad"
A pesar de lo contrariado y contenido que se hallaba el Uchiha, Hinata fue incapaz de darse cuenta lo que estaba por venir, la palabra boda resonó con fuerza en la cabeza de la adolescente y de pronto se sintió en un cuento de hadas.
Hiashi, el padre de Hinata, no tuvo reparo alguno de permitirle casarse con su hija menor, después de todo recibió una generosa suma de dinero y qué podía pasar de malo porque su hija se casara con un rico heredero. Los abogados se encargaron de hacer parecer el matrimonio con semanas de anterioridad...
Y aunque esa noche la chica se fue a dormir en la madrugada y convertida en la señora Uchiha, su sueño terminó apenas despertó. Pensó que Sasuke no quiso incomodarla porque estaba tomado, pero pronto se dio cuenta que se había convertido solo en la esposa de nombre del moreno.
Las semanas pasaron y no existió el hermoso vestido de novia que soñó, tampoco la llevó con él a cenas empresariales, en cierto momento se habló de su boda pero fue una noticia irrelevante ya que los mercados estaban tambaleantes y un nuevo software estaba llamando la atención.
Decidió tomar un papel más representativo, esperarlo a altas horas como una abnegada esposa, actos que él solía ignorar. Prepararle cenas que sin reparo alguno él se encargó de desechar regañándola acusándola de servirle la comida de los cerdos y pronto le hizo saber también que no tenía educación mínima para llevarla con él a eventos, que si no sabía utilizar correctamente los cubiertos, o si no podía ser la anfitriona de una fiesta, también criticó sus vestimentas y poco sentido por la moda.
Sasuke casi borró sus sonrisas y cuando estaba a punto de hacer polvo su autoestima, ocurrió lo que ella pensó era el milagro...
Sasuke la hizo su mujer, por qué ocurrió ella lo desconoció, él no estaba ebrio y de hecho estaban discutiendo, Hinata incluso tenía los ojos rojos e inflamados por el llanto y exigía una respuesta de aquella chica rubia con la que había ido a la cena de beneficencia del señor Sarutobi y que una importante revista de cotilleos mencionó.
Todo fue tan confuso, los besos le absorbieron el seso, de hecho le quitó su virginidad sobre el escritorio de su despacho, fue doloroso pero también fue único para ella, sobre todo porque él la llevó en brazos a su habitación.
No hubo muchos cambios al día siguiente, ella siguió en una habitación aparte, él la evitó como si haberla hecho su mujer había sido el error más grande de su vida. Pero esa única noche juntos le sirvió a ella para motivarse, quizás si se esforzaba en tener una mejor educación, en utilizar todas las normas de sociedad, Sasuke pudiera quererla, ¿no?
La señora Chiyo, la ama de casa accedió a enseñarle la mayoría de esas cosas y aunque era un tanto confuso al inicio logró dominar lo básico. Lo de su apariencia fue más complicado, no tenía mucha ayuda, sin embargo Karin la asistente de Sasuke accedió a enseñarle siempre y cuando guardara el secreto ya que no deseaba meterse en problemas con su jefe.
La noche en que usó aquel bonito vestido naranja con lindos holanes de encaje y esos preciosos zapatos de plataforma dorados, con el collar de rubíes que le sugirió Karin, no tuvo el efecto deseado en Sasuke, él pareció desorbitarse y explotar como un volcán.
Como una bestia furiosa se había acercado hasta ella tomándola por los brazos y zarandeándola, diciéndole las palabras dolorosas que lastimaron su corazón: "¿Acaso eres un payaso de circo? ¿Cuánto más deseas avergonzarme? ¿Cómo puede caber tan poco gusto en una mujer?..."
En algún momento inundada en lágrimas, dejó de escuchar los reclamos, Chiyo fue en su rescate, después de todo era la única mujer que se atrevía a enfrentarse al dueño de la casa, no por nada había sido su nana.
Chiyo le había lavado la cara borrando todo el maquillaje que Karin le puso, y después delicadamente le dijo que una mujer no debería usar colores tan llamativos aunque fuera tan joven, sobre todo considerando que era ya una mujer casada y de un hombre importante... ahí fue cuando por primera vez entendió que Karin jamás quiso enseñarle a vestirse, pero el daño estaba hecho.
Al día siguiente mientras tomaba el desayuno en la cocina, junto a Chiyo unas terribles nauseas la atenazaron y la abuela no tardó en descubrir la causa.
Nuevamente los ojos claros de Hinata se iluminaron, iba a tener un bebé y eso solo podía decir que todo iba a solucionarse, Sasuke debía de darle una oportunidad de ser su esposa, de ser una chica lista, le daría a su heredero.
Chiyo se había encargado de convencerlo para ir a comer. La mujer incluso le ayudó a elegir un bonito vestido floreado, quizás demasiado casual ya que unos pequeños tirantes lo sujetaban ajustándolo a su pecho y dejándolo suelto hasta la rodilla, unos zapatos de piso fueron el simple complemento, pero al menos hasta ella supo que él no podía enojarse por el sencillo atuendo.
La mesa fue servida para dos, y aunque él frunció el ceño denotando su suspicacia y poca paciencia, nada podía arruinarle a ella su buen humor.
Cuando le dio la noticia él no reaccionó, se quedó quieto, pensativo, no dijo nada y se levantó sin decir palabra alguna.
Los ojos lunas de Hinata se inundaron y poco a poco la desesperanza la invadió.
Al día siguiente el chofer la llevó con un ginecólogo por orden de Sasuke, el médico le dijo que tenía un mes y medio de gestación y le recetó vitaminas y otros suplementos alimenticios. Y aunque luchó poco a poco comenzó a sentirse asfixiada, no comprendía del todo porque nada había salido bien y lo único que encontró fue nuevamente la jardinería.
Ya que su padre había salido de viaje, existía un nuevo jardinero, quizás algo joven. Kiba tendría unos veinticinco y mucha energía, Hinata pronto encontró un amigo y pasaban tardes enteras arreglando el jardín, además él era tan ocurrente que la había hecho volver a sonreír y olvidar aunque fuera por momentos su caótica vida.
xoxoxoxox
Hinata tenía tres meses de gestación, Sasuke se había ido de viajes de negocios. Él no solía decirle cuando regresaría apenas y le respondía las llamadas o los textos, así que verlo llegar una tarde, solo pudo hacerla sonreír.
Él tenía esa misma cara malhumorada de siempre pero en cuánto abrió la boca la dejó noqueada.
"Siempre queriendo cuidarte, queriendo protegerte, que tuvieras un crecimiento normal para una chica de tu edad. Pero eres una pequeña zorra, ¿creíste que por acostarte conmigo por primera vez podías enjaretarme a tu bastardo?"
Había dibujado una sonrisa torcida y después la tironeó del brazo entregándosela a Suigetsu, el jefe de sus guardaespaldas.
A pesar de que ella gritó, exigió una explicación fue puesta en uno de los carros alejándola de la mansión Uchiha... horas más tarde terminó en esa cabaña que hace siete meses se había convertido en su hogar. En algunas ocasiones Suigetsu o Juugo, otro de los guardaespaldas, le llevaban comida cada mes y cosas necesarias de higiene, pero por más que insistió en que la dejaran hablar con Sasuke, en obtener una explicación; no hubo nada...
Era demasiado temerosa para caminar más de cinco metros lejos de la casa, no sabía dónde se encontraba y aún buscaba explicaciones.
Los meses la hicieron cavilar varias teorías, aunque no entendía porque Sasuke pensaba que el bebé que crecía dentro de ella no era suyo, tenía tanto que ningún médico la revisaba, solo por aquellos movimientos sabía que no se encontraba sola. Cansada, asustada, pronto estar embarazada comenzaba a ser deprimente...
Un trueno la hizo gemir, odiaba las tormentas, y los dolores que comenzaba a sospechar eran contracciones la estaban volviendo loca, ya no importaba chillaba, porque no había más que hacer, en su estado no tenía idea de a dónde ir o quién podía ayudarla.
Las horas pasaron, la tormenta siguió con intensidad, los dolores aumentaron hasta casi hacerla desfallecer y cuando estaba a punto de perder la conciencia y el amanecer no podía ser visto por las cargadas nubes, un estruendo la hizo abrir nuevamente los ojos.
-Señorita, santo cielo—Había exclamado una voz desconocida, solo logró observar el rostro pálido y un pelo rojo.
No estuvo del todo consciente, fue una secuencia de pasos que sería incapaz de recordar...
Xoxoxoxo
Los remanentes del huracán debían sentirse en la zona este, Sasuke apretó el vaso de coñac con molestia. Pensando en su dolor de cabeza, por azares del destino descubrió que odiaba la lluvia, no debía estarla pasando nada bien.
Miró con desinterés el calendario en el ordenador que descansaba en el escritorio de su oficina, una sonrisa amarga se dibujó en su rostro, en esa misma mesa, él la había hecho suya, así no debió de ser, Hinata debía estar consciente de lo que en verdad quería y no solo un encaprichamiento adolescente.
Tensó la mandíbula, esa chiquilla pronto descubrió que quería, la curvatura de los labios del moreno se incrementó un centímetro, el nuevo jardinero que ella misma se encargó de contratar le dio lo que tanto quería, una tonta historia de amor... tanto así que incluso, osó intentar hacer pasar a su bastardo por un Uchiha...
-Mierda—Siseó, poniéndose de pie y tomando el saco.
La traería a la ciudad, solo para que diera a luz y poder deshacerse de ella, según el médico que llegó a verla por primera vez, la fecha del parto se daría en dos semanas, sería su último acto de bondad hacia ella.
Xoxoxo
Iba a ser más de medio día, Sasuke bufó contrariado, llevaba toda la noche conduciendo por culpa de la lluvia pero finalmente la casilla a la cual se dirigió aparecía, el camino estaba enlodado, gracias a Dios llevaba una camioneta doble tracción de otra manera se hubiese quedado estancado por ahí.
Apenas apagó el motor saltó del vehículo, no debía pero era cierto, tenía cierta curiosidad por saber cómo se encontraba la chica Hyuga. Cuando iba a abrir la puerta un chillido lo detuvo, el llanto se escuchaba débil y antes de que pudiera reaccionar la puerta se abrió.
Frente a los ojos oscuros apareció un chico pálido, pelirrojo, el flequillo le cubría ambos ojos y entre sus brazos entre lo que parecía blusas limpias había un bebé.
-Gracias al cielo, pensé que esa mujer moriría—A pesar de no conocerlo, era evidente que su voz era temblorosa—Debemos llevarla a un hospital, no tengo idea si arrojó todo lo que tiene que salir pero no creo que la sangre sea normal, está muy pálida y no ha recuperado la consciencia.
Como autómata y sin saber qué hacía Sasuke se adentró a la casilla, en la cama en lo que seguramente fue un charco de sangre yacía Hinata, lucía demasiado demacrada, flaca y envuelta en sudor. La tomó en sus brazos y la montó en la camioneta, el pelirrojo los siguió.
El maldito camino lo hizo gruñir varias veces mientras ella deliraba y gemía quedito. El pelirrojo se presentó, le contó que se llamaba Nagato y que había aprendido lo básico de primeros auxilios cuando estudió la preparatoria; las palabras del pelirrojo pasaron de largo la mayoría de las veces, era evidente que él aún tenía una descarga de adrenalina y Sasuke estaba tan pasmado que no podía siquiera callarlo a pesar de desear el silencio.
Quería llevarla a un buen hospital pero encontraron uno por el camino, y eso era mejor que nada.
Hinata fue ingresada enseguida igual que el bebé.
El pelirrojo sonreía nervioso, contando la anécdota al personal que le exigió saberlo y Sasuke solo pudo ser espectador en silencio. Sin poder borrar la escabrosa escena que se grabó en su mente.
Fue cuestión de horas para que el mejor ginecólogo y pediatra arribaran a aquel hospital, y tal como se planeó en un inició la muestra de ADN fue tomada, era un paso crucial para un divorcio limpio y demostrar el adulterio de su joven esposa.
Sin embargo nada se sentía bien, sí quería castigarla, más no lastimarla. Ella seguía inconsciente, según los médicos había perdido demasiada sangre y el dolor físico le había provocado un shock, por eso ahora se recuperaba lentamente, también se había sufrido un desgarro vaginal y a pesar de ser reparado, le causaría algunos inconvenientes en su recuperación.
En cambio el niño parecía estar sano, aunque como cualquier recién nacido necesitaba a su madre.
El mochilero que la había auxiliado cuando buscaba refugio de la tormenta, había seguido su camino y era hora de que él hiciera lo mismo, tarde o temprano las cosas tendrían que volver a su curso.
El matrimonio tormentoso en el cual envolvió a Hinata para evitar el escándalo público, se disolvería cuando la prueba de paternidad demostrara la infidelidad a la cual la muchacha no pudo soportar, era demasiado joven, no había vivido nada era evidente que algo como eso sucedería.
Xoxoxoxox
La enfermera que hace minutos le dijo que le traería a su pequeño finalmente regresaba, por primera vez en siete días que ya tenía el bebé, iba a conocerlo, aún se sentía tan aturdida como hace un par de horas cuando despertó pero había mentido esperanzada de conocer a esa criaturita.
Los ojos lunas de Hinata se inundaron por las lágrimas y el bebé le fue puesto en los brazos, tenía los ojos tan negros como su padre, apenas y un poco de delgado cabello oscuro asomaba en su cabecita.
-Pensé que no lo conocería—Admitió, besándole una de las mejillas.
-Ha estado siendo alimentado por formula, pero quizás si se esfuerza aún logre alimentarlo del seno materno.
Hinata negó.
-Yo...—Dijo dubitativa—Debo trabajar—Se encogió de hombros—Este bebé solo me tiene a mí y vivir en un lugar en medio de la nada sin asistencia medica si llegara a enfermar, no sería adecuado—Dijo soltando un par de lágrimas.
La enfermera le acarició un hombro dándole la razón.
oxoxoxox
Mientras el tráfico se disminuía Sasuke respondió la llamada de su abogado, a su lado Karin terminaba de redactar un par de documentos que utilizarían en la próxima reunión.
-Tenemos un problema—Fue lo primero que escuchó del abogado—La prueba de ADN ha salido positiva, tendremos que redactar un acuerdo distinto...
Los ojos negros vagaron a la pelirroja sentada a su lado, la mandíbula se le tensó mientras apretaba el celular con fuerza.
-¿Cómo te enteraste que Hinata me era infiel?—siseó tratando de controlarse.
La pelirroja se quedó quieta y sin mirarle a la cara respondió:
-Bueno, ya te dije fui por unos documentos a tu casa y los encontré en la cama.
-¿En cuál cama?
-En la de su cuarto, en la cual dormían...
Sasuke se quedó rígido, la respiración se le hizo pesada. ¿Por qué Karin asumió que dormían juntos? Hinata no hubiese sido tan tonta de llevar a su amante a un cuarto al cual ni siquiera era admitida. Se dio cuenta de su irracionalidad, el deseo de encontrar un error que confirmara sus creencias fue mayor, y juzgó sin piedad.
-Detente—Ordenó al chofer—Karin bájate, después aclararemos un par de cosas.
Después de ladrarle un par de instrucciones al chofer, su cerebro comenzó a procesar un par de cosas, fue como si mágicamente pudiera enlazar un par de hechos. Hinata siempre pareció enamorada de él, sin embargo... cuando el nuevo jardinero llegó, ella encontró la manera de perder el tiempo con él, en el jardín... pero a pesar de la hora que llegase siempre los encontraba en el jardín, con las plantas, aunque demasiado sonrientes y tal hecho lo molestó.
Él quería darle tiempo después de que por una calentura la obligó a casarse con él. Hinata era muy bonita pero muy joven, demasiado soñadora. Y él a pesar de ser tan frío se dio cuenta de la aventura en la cual la embarcó, ella era demasiado joven para tomar la responsabilidad de una esposa, demasiado ignorante en muchos aspectos.
Iba de aquí para allá, detrás suyo tontamente exigiéndole que le diera un papel que seguramente la rompería.
Él no podía tomar eso que era lo único que le quedaba, sin embargo, terminó tomándolo, haciéndola suya, robándole su virginidad embarazándola y... obligándola a pasar su embarazo en condiciones deplorables porque él... él sintió celos, de que otro hombre de su misma condición social tuviera más razones para hacerla sonreír y pudiera apartarla de su lado teniendo la familia feliz, actuó como un animal.
Dándole un poco del dinero al jardinero que no dudó en marcharse, ahora entendía que no era que Hinata no le interesara suficiente, es que no le importaba de la manera que él creía.
¿Qué atrocidad había cometido?
¡Tenía un hijo! Uno del cual ni siquiera podía recordar el rostro, uno que estuvo solo todo ese tiempo, ¿Hinata habría ya despertado? Aún no habían sido dados de alta eso lo tenía presente...
Las palabras de diagnósticos médicos y explicaciones, vinieron a su memoria, cerró los ojos siendo demasiado consciente, recordando la casucha, las condiciones deplorables, había sido tan estúpido, tan ingenuo.
La rabia lo carcomía, entendía porque Karin le había mentido, ella no quiso comprender que lo suyo no era más que sexo casual, enterarse que se iba a casar con la joven hija del jardinero no fue de su agrado, sino una bofetada a su ego. Incluso aun casado ella se le insinuó pero si algo tenía presente es que la fidelidad era importante, aunque su matrimonio no fuera en los mejores términos.
Karin se las pagaría pero por el momento no podía encargarse del asunto, tenía que encargarse de su hijo y de... ¿Hinata lo perdonaría? Bueno aunque ella quisiera irse, no podría, al menos que quisiera irse sin su hijo, no era la mejor manera, pero raramente jugaba limpio...
Hinata tendría que madurar en varios aspectos, tendría que aprender para que ocupara al menos su papel de madre y quizás más adelante ellos... cuando ella ya no fuera una niña pudieran tener una relación adulta de amantes.
Xoxoxoxox
-No estoy muy segura.—Sasuke escuchó la dulce voz que reconoció enseguida detrás de la puerta blanca, se tomó unos minutos antes de entrar.
-¿Le duele?—Escuchó una voz desconocida.
-Un poquito... no sé cómo las mujeres se atreven a tener más hijos teniendo uno.
Una risa se escuchó.
-Si es algo traumático pero debes considerar que tú te desgarraste, habitualmente se hace un pequeño corte para evitar ese tipo de problemas, pronto sanaras y olvidaras todo eso.
-Lo dudo mucho—La voz sonó amarga.
-Ya verás que sí.
A pesar de querer darse la vuelta y no enfrentar las consecuencias de sus actos, Sasuke abrió la puerta robando ambas miradas. Desde la cama escuchó un gemidito y por la manita que sobresalía de las mantas no le costó saber que se trataba de su hijo.
Su mirada pronto recayó en Hinata, de pie, a su lado una enfermera la sostenía de la cintura y con la otra llevaban un tripeé del cual colgaba un suero que se conectaba a la mano de la peliazul. Su rostro lucía ojeroso, su cabello desprovisto de brillo y su rostro aun lucía demacrado.
Los ojos lunas se inclinaron incapaces de sostenerle la mirada, la notó tensarse y la enfermera la llevó a pasos lentos a una pequeña silla de plástico en la habitación. Después sin decir nada salió de la habitación.
Incapaz de coordinar una sola de sus acciones, él se quedó ahí de pie.
-Bien—Finalmente ella habló—¿Dónde quieres que firme?
-¿Qué?—Cuestionó frunciendo el ceño.
-A lo único que puedes venir después de todo este tiempo es porque quieres el divorcio, lo que aún me tiene curiosa, por qué tú y no tu abogado, pero anda saca los papeles, firmaré lo que quieras.
-Creo que eso no va a ser posible.
-¿Pero por qué?—Ella casi levantó la voz y volvió a verlo a la cara.
Las cosas no estaban tomando el rumbo deseado, era cierto, no tenía ninguno pero sin dudas hablar del divorcio no era lo que Sasuke deseaba. Esa chiquilla para su bien o mal le pertenecía y no quería dejarla ir, menos si era la madre de su hijo. Recapacitando en él se acercó a la cama.
La mandíbula se le tensó de rabia, si aquel día le hubiera dedicado más de una mirada se habría dado cuenta de lo obvio ¿por qué tuvo que ser tan ciego?
-¿Qué haces?
A pesar de que Sasuke no lo había tocado, esa mirada no le gustaba, la puso en alerta.
-Lamento que no podamos divorciarnos, pero la prueba de ADN dijo que el niño es mío.
-¿Cómo puedes decir que es tuyo? Las cosas no son así—Debatió ella poniéndose de pie y haciendo una pequeña mueca dolorosa al caminar hasta allá, a pesar de no ser tantos pasos exigió un esfuerzo considerable para ella—Es mi bebé—Dijo con los ojos llenos de lágrimas—Tú no lo quisiste, ni siquiera lo quieres, es una acción más por el que dirán, ¡que Uchiha Sasuke no tenga un hijo ilegitimo! ¡Qué escandalo!
-Relájate, lo estás asustando—Observó cuando el pequeño aumentó su movimiento.
-No, es mi bebé y no voy a dejar que nos refundas en una casa alejada en la cual él pueda morirse una noche porque no pueda conseguir un maldito médico—Soltó entre lloriqueos histéricos.
Sasuke se tensó, ella convulsionó en su llanto. Pasaron un par de minutos en los cuales ellas logró simplemente sollozar.
-Hinata sobre eso tenemos que hablar—Al no obtener una respuesta, él prosiguió—Yo no iba a dejar que dieras a luz ahí, el parto se adelantó...—Guardó silencio al recordar que el médico de cabecera le dijo que seguramente si temía a la tormenta el estrés había propiciado tal hecho, ¿cómo pudo ser tan idiota?
-Si claro—Musitó ella sacándolo de sus remembranzas—Nunca entendí cuál fue mi error, solo estar esa noche en el jardín, dejar que me tocaras y fui condenada y obligada a ser tu marioneta. Ahora puedes hacer esto Hinata, ahora no. Dejé que me movieras como si fuera un objeto porque creí que realmente era mi culpa... pero no merecía eso. Ahora crees que es tu hijo, ¿por qué creíste lo contrario? ¿Por qué no te quedas con esa idea? ¿No sería más favorable? Que tener un hijo con una mujer que no sabe nada de sociedad...
-Estás demasiado hormonal.
Hinata dibujó una sonrisa amarga.
-Soy tonta, pero lo que tú me hiciste, privarme de mi libertad no es correcto y puedes amenazarme con tu dinero, pero cuando el juez se entere de cómo di a luz, que vea los partes médicos ¿realmente te darían a mi hijo? –Cuestionó mirándolo a los ojos—¿Tu dinero puede hacer esa atrocidad?
Los ojos lunas estaban defensivos, temerosos, su cuerpo estaba temblando y a simple vista era evidente que apenas podía mantenerse en pie sin embargo intentaba enfrentarlo. Bajó la mirada avergonzado, enojado pero no con ella consigo mismo.
La dulce Hinata siempre fue una tentación, demasiado bonita y tierna, claro que quiso meterse entre sus piernas desde que cumplió quince pero todo era una total locura. Aquella noche donde rompió las barreras, su sonrisa, su forma de ignorarlo lo motivó a finalmente tocarla.
Nada había salido bien, estuvo demasiado estresado para dedicarle el tiempo, enseñarle lo básico que esperaría de ella, demasiado ocupado con sus peleas internas sintiéndose un rabo verde. Y perdiendo la cabeza cuando creyó que le fue infiel... ahora todo estaba perdido, no por débiles amenazas, sino por la hoja que tenía temblando frente a él. Tratando de proteger a su hijo del infierno que ella sí podía recordar.
-Hinata realmente no quería que mi hijo naciera en esas condiciones. Iba a ponerte a salvo.
-¿Cuándo? ¿Y por qué ahora estás seguro que es tu hijo? ¡Ah si la prueba!—Ella tembló desolada—Ni siquiera me diste la oportunidad de defenderme, no es que alguna vez me la dieras, pero no me preguntaste y era importante, solo juzgaste que el bebé no podía ser tuyo y antes de que yo lograra comprender lo que sucedía me sacaste de tu casa y me mandaste a la montaña, ¿tanto me odiabas Sasuke? ¿Tan insoportable era yo para ti? ¿Por qué no haces como si jamás te enteraste de esa prueba? Querías deshacerte de mí y de mi bebé, ¿por qué no finges que ocurrió?
-No puedo—Admitió, siendo consciente como sus palabras lograban afectarla.
Hinata bajó la mirada mirando el montículo de cobijas blancas en el centro de la cama. Nunca se había sentido tan asustada y desolada hasta que llegó a esa casucha, sin saber qué hacer o a dónde ir, ni siquiera cuando vivió en la mansión y Sasuke la despreció.
-Ahora ¿qué? –Soltó con la voz débil—¿Te llevaras al bebé?
Los ojos oscuros de buscaron los suyos pero ella solo miraba al recién nacido.
-Eso es lo que hacen los hombres poderosos, te lo llevaras—Dijo al intentar dibujar una sonrisa dándose por vencida y terriblemente agotada, entonces dio un paso atrás—Bien, hazlo de una vez...
No quería decir esas palabras pero si no lo hacía, si se permitía más días con el bebé aun sabiendo el fatídico final.
-Hinata ¿qué dices?
-No seré una adecuada madre, no podré hablarle de otros países o culturas, tampoco podré enseñarle a comportarse en sociedad, la gente terminará mirándolo como un bicho raro porque su madre no tiene cultura o no sabe vestir, ¿no es así?—Los ojos lunas atraparon los oscuros, a pesar de estar inundados en lágrimas y el dolor palpable, ninguna sola gota salió.
-Los niños necesitan a sus madres—Habló consciente de todas las frases soltadas en algún momento él se las dijo, utilizándolas en su contra, queriendo mitigar el afán que ella tenía por seguirle.
Los labios de Hinata se curvaron apenas perceptiblemente y luego negó.
-No produzco leche—Encogió los hombros—no tendría que darle, realmente no me necesita.
-No seas... Hinata él te va a necesitar.
Los ojos inundados de lágrimas lo miraron exigiendo una respuesta, sin comprenderlo y luego sollozó.
-No quiero que sea infeliz, no quiero que llore o esté triste pero tú no vas a dejármelo, eso lo sé... y él tendrá una vida muy distinta, se convertirá en un hombre duro y malvado pero supongo que terminara siendo feliz—Hinata limpió sus mejillas.—Llévatelo.
-No voy a hacerlo, ustedes son un paquete.
Hinata lo miró directo a los ojos.
-¿qué piensas hacernos?
-Joder cometí un maldito error, lo admito. Estaba furioso contigo porque creía que te acostabas con el jardinero, me dijeron que el niño era de él, estaba furioso... yo tratando que no salieras de tu mundo a pesar de lo que te obligué a hacer, pero en vez de odiarme estabas ahí amándome, detrás de mi haciéndome sentir aún más culpable
-Yo no me acostaba con el jardinero...
-¡Lo sé ahora maldita sea! No en aquel momento, él era mucho más joven que yo y ustedes platicaban y reían por horas...
-Tú nunca quisiste hablar conmigo.
Sasuke apretó la mandíbula no podía debatirlo Hinata tenía razón, él nunca cedió, en su afán de salvarla de pasar el tiempo con un hombre mucho mayor que ella, buscó miles de maneras de decepcionarla.
-Estabas ahí, te viste arrastrada y en vez de estar furiosa o reclamándome estabas con tus brillantes ojos dispuesta a servirme, querías ser mi esposa en regla, cuando todas las mujeres no hacían más que mirarte con compasión. Uchiha Sasuke, había elegido una esposa, una jovenzuela, que no hace más que mirarlo con adoración, la chiquilla no sabe diferenciar entre un vestido de gala o de noche porque prefiere las playeras con estampados juveniles... esa eras tú, así te miraban, y yo era el maldito pervertido que se casó contigo porque eras joven.
-Tú no te casaste conmigo por eso.
-Bueno, la otra historia del paparazzi pudo detenerse, pero no había otra manera en que los demás explicaran nuestra relación.
-Eras... mi sueño hecho realidad, nunca pensé que tú lo vieras de otra manera. Incluso justifique tus malos tratos con que habías tenido un mal día... yo no sabía que hacer o cómo agradarte—Hinata se limpió las lágrimas.
-Tenías razones de sobra para acostarte con el jardinero.
Hinata negó.
-Era tu esposa, jamás hubiese sido infiel...
Los ojos negros de Sasuke finalmente se humedecieron captando la verdad de esas palabras.
-Lo siento.
Hinata lo miró sin poder desglosar la disculpa.
-Me volví loco, actué como un cavernícola pero quise darte una lección... yo realmente pensaba traerte a la ciudad cuando llegara la hora de tu parto.
-Nunca me gustó estar sola, y sé que no te interesa, pero fueron los peores meses de mi vida. Yo entendí finalmente lo que creías pero no entendía porqué si yo jamás salí con un chico. Cuando el bebé quiso nacer, cuando no sabía qué hacer, cuando creí que moriría y que estar embarazada era lo peor que podía estar pasándome, te odié. Porque nunca comprenderé cuales de mis acciones fueron tan terribles para que tú me odiaras tanto.
-No hiciste nada...
-Lo sé, ahora lo sé... Y sé que estar separados es lo mejor, que es la única manera de poder vivir. Porque aunque me dolió que te fueras y nos abandonaras cuando terminamos aquí, ahora que te tengo frente a mí, no puedo dejar de temblar y pensar en lo que puedes hacerme o hacernos. Firmaré lo que quieras a cambio de mi libertad.
Sasuke se tensó al escucharla, una parte de sí le decía que tenían que criar a su hijo juntos sin embargo todo el daño que le causó era evidente.
Se acercó al bebé y ella retrocedió, observó el redondo rostro plácidamente dormido, tenía una nariz pequeña como la de Hinata, en cambio era evidente que tenía labios Uchihas, ¿qué otros rasgos iban a sobresalir con el tiempo?
Acarició la pequeña mejilla y con cuidado depositó un casto beso lleno de disculpa a ese pequeño, después de todo la vida en la cual crecería no sería más que reflejo de sus errores.
-No pienso quitártelo. Te dejaré que elijas una casa o apartamento, aunque será dentro de la ciudad, te pasaré una pensión para todos sus gastos a cambio solo tienes que dedicarte a él y aunque no te agrade del todo él tendrá que conocerme.
Y con esa última promesa salió de la habitación, un divorcio aún no podía estar en sus planes pero tampoco podía obligarla a quedarse a su lado, era hora de tomar responsabilidad por sus acciones y castigar a quién se atrevió a engañarlo.
...
Este si lo piden probablemente tenga una segunda parte, jajajaj soy tan malvada escribiendo, no sé porque me gusta hacer sufrir a Hina... nos vemos la próxima...
