Algunas aclaraciones:
Pensamientos están en cursiva.
Y eso XD jajaja No hay cambio de escena en este fic jajaja XD!
ADVERTENCIA: Este fic contiene LEMON!
Como siempre, los personajes de este fic no me pertenecen, escribo esto sólo por diversión.
Nota: La verdad es que releí como tres veces este fic o quizás más y según yo esta "normal", pero siempre se me suelen pasar errores tontos o algún que otra redacción rara, porque leo lo que quiero leer XD no lo que dice, así que si alguien lee algo extraño XD hágamelo saber please!
AQUELLA HABITACIÓN
.-.-. Capítulo1: Encendiendo el fuego .-.-.
El grueso y enorme libro fue cerrado con el simple movimiento de una delicada mano, y seguido de la acción, un ruidoso sonido acompaño la pequeña nube de polvo que se levantaba en el preciso instante que las dos partes del libro, antes abierto, se acoplaban en una. La joven de largos cabellos dorados recargó su espalda sobre el respaldo del asiento y se inclinó ligeramente hacia atrás, haciendo que por unos segundos las patas delanteras de la silla se apartaran por escasos centímetros del suelo, sus brazos se extendieron al tiempo que un largo suspiro se escapaba de entre sus labios, teñidos de un sutil rosa marfil.
- ¡Terminé! – Exclamó jubilosa la enérgica muchachita de unos diecinueve años, mientras volvía a la posición en la que antes se encontraba, apoyando sus antebrazos sobre la pulida mesa de fina madera color caoba.
Su vista estaba cansada por tanta lectura, era hora de tomar un descanso… Se levantó y salió.
Caminó sin rumbo durante unos minutos, hasta que algo muy peculiar llamó su atención. Estaba justo frente a una pared del pasillo del ala oeste del castillo, una pequeña marca casi imperceptible bordeaba lo que parecía ser una antigua puerta, pero tanto cuadro y tapizado habían dejado atrás aquel misterioso secreto. Curiosa, se acercó más.
- Diecinueve años y nunca había notado esto. – Murmuró pensativa. – Hay algo muy extraño aquí. – Dedujo sin tomarle la importancia debida.
Todos los días pasaba por aquel corredor y había visto innumerables veces "aquella" pared ¿Por qué justo ahora la veía diferente?, tenía un mal presentimiento de aquello…
- ¡Princesa! – Exclamó alguien detrás de ella, sacándola bruscamente de sus pensamientos.
La muchacha sobresaltada se volteó, encontrándose de frente con un joven, casi una cabeza más alto que ella.
- Link… - Susurró suavemente, y de inmediato bajo la mirada avergonzada, su pulso se aceleró y un ligero rubor adornó sus mejillas.
De pronto se sintió extrañamente nerviosa, las cosas entre ella y él ya no eran como antes. El chico sonrió divertido al ver la escena y se acercó con cautela, buscando la aprobación de su compañera.
- Hey, tranquila… - Le dijo suave y pausado, dedicándole una encantadora sonrisa.
Su mano izquierda fue a parar al mentón de ella y sujetándolo con suavidad la obligo a levantar su mirada.
- Link… pueden vernos… - Murmuró notablemente nerviosa, observando al joven guerrero con un ligero dejo de culpabilidad.
- Que lo hagan entonces – Agregó él aun manteniendo la suavidad y la mesura en voz. - Estoy cansado de ocultar lo nuestro como si estuviéramos cometiendo un delito.
- Pero fue tu idea mantenerlo en secreto. – Lo reprochó ella.
- Pero ya estoy harto. – Insistió, escondiendo su rostro en el cuello de la joven.
El suave y dulzón aroma del perfume de ella consiguió embargar sus sentidos, sus brazos inconscientes de sus actos, rodearon la figura femenina en un protector abrazo.
- Basta… - Suspiró al sentir el cálido aliento del guerrero chocando contra su piel.
- Te deseo… - Le susurró el junto a su oído, consiguiendo que la joven se estremeciera entre sus brazos. – No tienes idea de cuanto te deseo. – Le repitió al tiempo que conseguía hacerla avanzar, acorralándola entre su cuerpo y la pared.
Ella, aún nerviosa observó su alrededor, sus manos tocaron la fría pared y uno de sus pies fue a parar justo sobre una curiosa forma solevantada en el piso.
¡Click!
Fue todo lo que se escuchó antes de que la pared girara sobre su eje empujando con ella a los dos jóvenes, que pronto aterrizaron no muy suavemente en el piso de otra habitación, un cuarto completamente desconocido tanto para la princesa como para su joven acompañante.
- ¡Zelda…! - La llamó en medio de la oscuridad.
Se sentía adolorido, es verdad, pero además del golpe que se había propinado al estrellarse contra el piso estaba bien, aunque claramente el cambio repentino de luz a oscuridad había dejado su visión en medio de las tinieblas.
- Maldición… - Se quejó ella al tiempo que se sentaba en el piso y tocaba con su mano derecha su codo izquierdo. – Creo que me enterré algo en el brazo. – Comentó en voz alta, aún si abrir sus ojos, en verdad le dolía.
- Tranquila, vamos a salir de aquí… - La animó él, ya habiendo encontrado en medio de la oscuridad el cuerpo de la joven.
Zelda se sobresaltó al sentir la mano de su compañero sobre su hombro, pero un instante después consiguió reconocer aquel agarre, era obvio que se trataba del rubio.
- ¿Puedes iluminarnos? – Le preguntó susurrando, todo se haría mucho más fácil si podía ver donde demonios estaban.
Ella no respondió, no hacía falta.
Segundos después una pequeña y titilante luz comenzó a encenderse, al principio como una diminuta chispita para luego formar una verdadera llama danzante sobre una de las manos de la joven, de inmediato las tinieblas se alejaron, dándole paso a la claridad.
Escalofriantes formas se dibujaban alrededor de ellos, producto de todos aquellos muebles cubiertos por viejas telas blancas.
Él observaba hipnotizado la llama sobre la mano de la joven, esta se movía con voluntad propia a tan sólo escasos centímetros de la piel de la muchacha, pero pronto algo más despertó su preocupación.
- Esa herida… - Comentó acercándose más a ella sujetando cuidadosamente el brazo izquierdo de la princesa.
- No te preocupes, no es nada. – Mintió aún sintiendo como la sangre brotaba de aquella punzante herida. Sobre el suelo había quedado olvidado un pequeño trozo de cristal roto.
Sin perder tiempo Link rasgo un trozo de tela verde oliva de su túnica con sus manos e inmediatamente después realizó un firme torniquete sobre la herida, no sin antes cerciorarse de que aquello que la había causado ya no se encontraba allí.
Ella aún mantenía el hechizo al tiempo que seguía con su mirada cada uno de los movimientos del joven. Al menos aquello detendría la hemorragia, había pensado.
- Gracias… - Susurró con voz apagada. – Pero, no era necesario que estropearas tu ropa.
- ¿Y cubrir la herida con una de estas polvorientas telas? ¡Ni hablar! – Volvió a sonreírle, era agradable poder ver nuevamente las armoniosas facciones del rostro de la princesa.
La chica esbozó una sutil sonrisa, enternecida por la amabilidad de su acompañante. – Extraño lugar, ¿No lo crees? – Le preguntó de pronto, dejando de lado el pequeño percance para prestar atención a su alrededor, aún aquella herida le ardía, pero ella simplemente no le prestaba atención.
- Sí, no conocía la existencia de este cuarto en el castillo, esta habitación ni siquiera se encuentra en los planos de la edificación. – Le comentó con calma, levantándose para recorrer aquel lugar.
Él y su acompañante conocían a la perfección el castillo, ya que la princesa se había tomado la molestia de "tomar prestados" los planos con los que hace años había sido edificado el palacio, su objetivo obviamente era descubrir pasadizos ocultos o los caminos más cortos que la llevaran fuera de aquel lugar.
- Necesitamos algo que nos mantenga iluminados. – Fue su siguiente acotación, no pensaba quedarse eternamente manteniendo aquel hechizo sobre su mano.
- No te preocupes, creo que acabo de ver algo que nos será de gran utilidad. – Sin dar más explicaciones se encaminó hasta un curioso objeto oculto bajo las telas, como todo en aquella habitación.
Cuidadosamente retiró el claro lienzo, dejando al descubierto una anticuada y tosca cómoda de madera maltrecha, y sobre ella un pequeño paño bordado y un viejo candelabro con siete brazos y sobre ellos siete velas medio gastadas.
La joven se incorporó y de inmediato se acercó a su compañero, sin decir una palabra extendió aquel mágico fuego a aquellas velas, ellas iluminarían el cuarto durante algún tiempo.
- ¿Y ahora qué? – Preguntó dirigiendo nuevamente su mirada hacia la muchacha. – Lo lógico sería buscar una salida, pero… - Realizó una pausa y enseguida continuó. – Esta habitación no tiene puertas, ni ventanas.
- Quizás no a la vista. – Le dijo ella caminando ahora hacia la pared por la cual habían ingresado. – Si observas con cuidado, estos cristales… - Apuntó el suelo bajo sus pies. – Eran copas que seguramente estaban en esta repisa vieja, justo en esta pared. Lo que significa que nosotros ingresamos a la habitación precisamente por aquí… - Sus manos se apoyaron sobre aquella muralla, recorriéndola lentamente.
Dedicaron quien sabe cuánto tiempo a descubrir aquel mecanismo que los había llevado al interior de aquella habitación, pero todo parecía indicar que ese misterioso dispositivo sólo podía ser activado desde fuera, lo que significaba que estaban atrapados y seguirían allí hasta que alguien consiguiera dar con su paradero.
Suspiró cansada, no tenía caso seguir con la búsqueda, ya habían pasado horas. Recargó su espalda sobre la pared y envolvió su cuerpo con sus propios brazos, era escalofriante estar en un lugar como ese. Link aún no perdía las esperanzas de encontrar alguna salida, su determinación lo mantenía animado a diferencia de la joven que parecía sumida en sus pensamientos y preocupaciones.
- Detente... – Le suplicó al ver que a pesar del tiempo que había transcurrido el chico seguía buscando alguna salida.
Sus manos se empuñaron con fuerza, era frustrante sentirse atrapada, aquello era como una oscura y lúgubre prisión muy bien amueblada, era una habitación abandonada hace años, quien sabe por qué motivo o en que circunstancias...
- Oh… por el amor de Nayru… - Murmuró entrando en pánico, de pronto un no muy alentador pensamiento inundó su mente.
¿Y si nadie los encontraba? ¿Si nadie notaba su ausencia?, quizás pasarían semanas antes de que alguien diera con su paradero y sin agua… ellos morirían.
- ¿Qué sucede? – La interrogó confundido, había algo muy extraño en el comportamiento de ella.
- Este lugar… - De pronto miles de funestos pensamientos se agolparon en su mente, y junto a ellos miles de recuerdos que una travesía por el tiempo se habían encargado de sepultar.
Aún recordaba todo el tiempo que vivió en las sombras, como Sheik, oculta justo en el lugar que Ganondorf nunca pensó en buscar, a su lado, entre sus hombres. Y este desolado y lúgubre cuarto le recordaba aquellos días donde la oscuridad reinaba Hyrule.
- Tranquila, encontraremos una salida. – Le repitió tratando calmar el notable miedo que de pronto se había apoderado de ella.
- No lo entiendes… no hay una salida… - Ahora había perdido el control, de pronto se encontró destapando cada uno de los viejos muebles, dejando al descubierto la fina tela color carmín que tapizaba un antiguo sofá.
Link estaba pasmado, de un momento a otro no había sabido como actuar, la joven parecía haber sucumbido al temor de quedarse encerrada en aquella oscura habitación, ¿Acaso… había perdido las esperanzas?
- Este lugar… este lugar… - De pronto su vista se volvió nublosa y su cuerpo comenzó a temblar.
- Zelda… - La llamó acerándose a ella, todavía no comprendía que era lo que estaba ocurriendo.
La chica no le estaba prestando atención.
- Zelda… - Volvió a llamarla, estaba vez estrechándola entre sus brazos.
La princesa se sobresalto al sentir los brazos del muchacho rodeando su cuerpo de una forma tan inesperada, pero la cálida compañía de él la ayudo a calmarse.
- No quiero estar en este lugar. – Le explicó con voz quebrada. – Me recuerda la oscura época que vivió Hyrule, aún no puedo olvidar a Ganondorf, mi vida como Sheik, tantas cosas que dejamos en el pasado hace ya tanto tiempo… - Una lágrima se deslizó a través de su mejilla, pero ella inmediatamente la limpió con el dorso de su mano derecha.
Era muy doloroso recordar. Traer a la vida nuevamente la soledad, el dolor, el miedo, el arrepentimiento, la inseguridad, la oscuridad…
- Tranquila… - Le repitió estrechándola con más fuerza. – Ahora no estás sola.
- Link… - Murmuró llamando la atención del joven. – Tengo miedo, siento casi como si estuviera atrapada en mi pasado.
El Hylian le sonrió dulcemente al mismo tiempo que la guiaba para que junto a él se sentaran en aquel viejo sofá.
- Quizás debas pensar en otra cosa. – Le propuso con la única intención de hacer que la muchacha olvidara aquellos oscuros recuerdos de una oscura época de Hyrule. – Después de todo, no es tan malo estar aquí. – Agregó enseguida sonriendo.
- ¡¿Estás loco? – Exclamó ella exaltada.
- Quién sabe. – Le respondió bromeando, soltando una carcajada.
- No le veo nada de gracioso a esto. – Ahora estaba molesta, ¿Qué era tan gracioso para él? ¿Acaso no se daba cuenta que quizás no podrían salir de este lugar con vida?
De pronto el semblante del muchacho reflejo seriedad, dejando a la joven muda y confundida.
- ¿Sabes? Quizás este no sea el lugar más romántico ni reconfortante… - Empezó a decirle con la vista fija en la pared que estaba frente a ellos. – Pero aquí estamos solos, completamente solos.
Las palabras que acaba de pronunciar el muchacho consiguieron despertar el nerviosismo en la joven doncella, quien se dedicó a observar las pequeñas llamas crepitantes provenientes de un rincón.
- No entiendo a que quieres llegar. – Le dijo de pronto, sin atreverse a mirarlo.
- Pues, es curioso que el destino nos haya traído justo a este sitio, solitario y olvidado. – Agregó él aún sin moverse.
- No lo sé Link, no me siento a gusto aquí ¿sabes? – Le dijo tratando de desviar la conversación.
El rubio suspiró, quizás no era el momento para pensar en algo como eso. – Disculpa, no quise incomodar. – Agregó resignado.
La chica se volteó enseguida, sus brillantes ojos azules se encontraron con la intensa mirada de él. Link se inclinó ligeramente y acercó peligrosamente su rostro al de ella, la Hylian instintivamente también se acercó, pero justo cuando sus bocas iban a hacer contacto, el rubio la esquivó depositando aquel suave beso junto a la comisura de los labios de ella y luego volvió a tomar distancia.
- Podemos esperar tranquilamente a que alguien venga por nosotros. – Continuó recargando su cuerpo en aquel sofá, al tiempo que cerraba sus ojos, esbozando una tranquilizadora sonrisa.
- Link… - Murmuró por lo bajo, quizás demasiado suave como para que él pudiera escucharla.
Ahora su mirada estaba perdida en el sereno semblante de su acompañante. Con la yema de sus dedos acarició sus propios labios, nunca se esperó que aquel atrevido movimiento de parte de él terminara de esa manera, aquel suave y fugaz contacto había rozado con sutil dulzura su piel, haciéndola estremecer.
- ¿Por qué? – Le preguntó de pronto, algo había comenzado a oprimir su pecho, una sensación desconocida hasta ahora para ella.
- ¿Eh? – Link había vuelto a abrir sus ojos, para mirar el angustiado rostro de su acompañante.
- ¿Por qué lo hiciste? – Insistió ella confundiendo aún más al guerrero. - ¿Por qué esquivaste mis labios?
El chico sonrió enternecido, ciertamente había tenido todas las intenciones de besarla en la boca, pero había cambiado de opinión, creyendo que quizás era demasiado imprudente poner sus pasiones por sobre los sentimientos de ella, de verdad no quería forzarla a hacer algo que ella no deseara.
- No creí que desearas besarme. – Le respondió con simpleza, encogiéndose de hombros. – ¿Tanto deseabas que lo hiciera? – Le preguntó después con un dejo de picardía, estaba poniendo en aprietos a su pareja, pero al menos ella ya no estaba recordando ni a Ganondorf, ni los oscuros días que había pasado Hyrule.
- Yo… - Ahora si que se encontraba avergonzada, acaba de dejar al descubierto aquel creciente deseo que se había despertado en ella en aquel fugaz momento en el que Link había decido acortar su distancia. – Yo… no… - De verdad no sabía que diantres decir a su favor.
- No haré nada que no desees hacer, lo prometo. – La interrumpió el chico, dedicándole esa inconfundible sonrisa que tanto lo caracterizaba.
Aquella sonrisa que desde siempre la había encantado. Su mirada se perdió en los labios de él, su corazón empezó a palpitar con fuerza, un extraño cosquilleo empezó a recorrer su cuerpo, sin pensarlo mordió suavemente su labio inferior. Él tenía razón, ahora estaban solos y quien sabe por cuánto tiempo.
- Yo… deseo que me beses. – Admitió al fin, impulsada por aquel desbordante sentimiento, aquella rara sensación que había despertado en ella el sutil roce de aquel beso sobre su piel.
Realmente deseaba sentir aquel conocido y cálido contacto de aquellos labios que ella bien conocía.
Su sorpresa no había sido menor, no había esperado escuchar algo como aquello, no ahí y no ahora, él sólo había estado bromeando, tratando de acorralarla con sus palabras, pero...
- Sus deseos son órdenes mi lady… - Agregó aún en tono divertido, sujetando las manos de ella entre las suyas y acercando nuevamente su rostro al de ella.
Sus miradas se encontraron en un fugaz instante, justo antes de que ambos entrecerraran los ojos. Aún a prudente distancia Link inclinó su rostro ligeramente. No pasó mucho antes de que sus respiraciones comenzaran a entremezclarse.
- Link… - Susurró anhelante, su corazón palpitaba con fuerza y sus sentidos parecían más agudos que nunca.
La piel suave y tersa de la joven era iluminada por las velas, como si se tratara de blanca y frágil porcelana, su cabello dorado reflejaba el brillo del fuego con un encanto sublime y sus labios entre abiertos y teñidos de rosa, le hacían una sugestiva invitación. El chico hipnotizado por aquella hermosa visión mordió suavemente el labio inferior de ella, escuchando inmediatamente el suave y excitante suspiro que la joven había dejado escapar de sus labios.
- Te deseo… - Pensó completamente atrapado por aquella mágica y envolvente atmósfera.
Aquel pensamiento y ese desbordante sentimiento habían estado atormentando su mente y su cuerpo desde hace ya mucho tiempo, y ahora que estaba ahí junto a ella, completamente solos… ¡Oh por todas las Diosas! Si tan sólo aquellos mundanos anhelos lo dejaran vivir en paz… si tan sólo… pudiera poseerla.
Agitó suavemente su cabeza alejando aquellos anhelos y acercó nuevamente su rostro para envolver entre sus labios los de ella, en un beso suave y cargado de sentimiento.
La Hylian buscó en aquel contacto algo más y enredando sus brazos en el cuello de él, lo obligó a recostarse sobre ella, enseguida sus manos se movieron con destreza, una acariciando los rubios cabellos del muchacho y la otra deslizándose suavemente por su espalda. Sus acciones daban a entender que hasta la decidida princesa se estaba, simplemente, dejando llevar por aquel momento.
El guerrero incitado por las acciones de su compañera trasformó aquel dulce contacto entre sus labios en uno cargado de pasión y deseo. Con una de sus manos se afirmaba del respaldo del sofá para no aplastarla y con la otra se aferraba a la nuca de la joven, profundizando aún más aquel beso.
Agitados y en busca de oxígeno se distanciaron, fue en ese instante cuando sus intensas miradas se encontraron, y una nueva y desconocida complicidad se reflejo en la claridad de los ojos de ambos.
- Te amo… - Susurró aún agitada.
Link se sonrojó mucho más de lo que ya estaba, no era la primera vez que la princesa le confesaba algo como aquello, pero si había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo escuchó, sin pensarlo le dedico una dulce sonrisa, de pronto sintió como las cálidas y delicadas manos de ella se apoyaban sobre sus mejillas. La princesa jaló suavemente y levantándose un poco volvió a besarlo de manera apasionada. Sus bocas se movían en un compás rítmico y acelerado, sus corazones palpitaban con fuerza en sus pechos y sus cuerpos comenzaban a rozarse suavemente por la evidente cercanía.
El Hylian terminó recargando ligeramente su cuerpo sobre las caderas de ella, percibiendo en su entrepierna como el cuerpo de ella temblaba ligeramente cada vez que él la acariciaba e incitado por aquello recorrió con una de sus manos la falda del vestido, hasta encontrarse con su tersa piel, excitado como estaba realizó un suave recorrido a través de la pierna de ella, subiendo con su avance la falda de la rubia, quien no parecía molestarse.
- Link… - Gimió con suavidad el nombre de su amante, arqueando ligeramente la espalda al sentir como la mano del joven rozaba temblorosa la piel de su muslo, las caricias de él conseguían hacerla estremecer.
Él besó vehementemente el rostro de la muchacha, bajando desde su mentón hasta su cuello, estaba agitado y parecía deseoso por continuar con lo que había empezado.
La chica respiraba de manera entrecortada, sentía calor… mucho calor.
- Link… espera… - Murmuró a duras penas, apoyando sus palmas sobre el fuerte pecho de él, empujándolo con suavidad hacia atrás.
Con su mirada recorrió el rostro de su compañero, sus brillantes ojos azules, tan profundos como el mar la observaban con intensidad, su cabello alborotado con su flequillo desorganizado tapando su frente, sus mejillas teñidas de un rosa intenso le daban un aspecto enternecedor a sus perfectas facciones y su boca… esos labios ligeramente marcados por el roce.
- Zelda… yo… - Se sentía un tanto avergonzado, sabía que aquellas acciones acababan de revelar el fuego que mantenía encendida su ardiente pasión, y no estaba seguro si ella estaba dispuesta a seguir con esto. – Si deseas detenerte… esté es el momento. – Le indicó de manera entrecortada, aún agitado y notoriamente excitado.
No sabía como reaccionaría ella, ni en qué terminaría este furtivo encuentro en aquella oscura habitación, pero si tenía muy claro la veracidad de sus palabras…
- Yo… - Susurró antes de volver a guardar silencio, su voz había quedado suspendida en aire, en medio del caluroso ambiente que se había formado en aquella pequeña habitación.
¿Qué es lo que ella deseaba?
Continuará…
Ejem… bueno para variar esta es una de mis tontas, alocadas y pervertidas ideas. Está historia es muy antigua, tiene como tres años escrita XD, pero nunca la subí porque… XD ya ni me acuerdo porque.
Originalmente era sólo un capítulo, pero justo ahora antes de subirla no se que me dio que decidí dividirla en dos XD.
Por cierto, para los que leen mis otros fics, a penas termine el capítulo de Guardaespaldas por una semana actualizaré, me había quedado trancada de una escena mamona xD que al fin logré terminar :P
¡Saludos!
