Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos los personajes de Harry Potter son propiedades de J. K. Rowling
Princesa Ariana
"Princesa" le decía su padre.
"Mira lo que te traje, princesa"; "hoy es tu cumpleaños, mi princesa"; "una princesa no puede renegar una comida tan nutritiva"; "las princesas no comen caramelos de limón hasta después de la cena".
"Princesa" fue la última palabra que escuchó de los labios de su padre, antes de que se lo llevaran los funcionarios del Ministerio de Magia por torturar a esos tres despreciables muggles. "¡Cuiden a mi princesa!"
Pero Aberforth sabía que Ariana no era una princesa. Las princesas no tenían los ojos tan enrojecidos e hinchados como ella la mayor parte del día; las princesas no gritaban de terror en medio de la noche por sus pesadillas; las princesas no destruían todo lo que hubiera a su alrededor a su capricho, incluyendo a sus madres.
Aberforth siempre supo que Ariana no era ninguna princesa, y cuando la lluvia empezó a caer sobre él mientras veía, junto a su hermano, como el féretro de su madre era bajado a una fosa, deseó volver a ver a su padre. Deseó tenerlo enfrente para poder decírselo.
Los hermanos Dumbledore regresaron a casa en silencio, el cual fue roto por los débiles sollozos provenientes del sótano, una vez que entraron en ella.
Albus se dirigió hacia las escaleras para bajar, pero su hermano lo detuvo con un gesto, y sin decir una sola palabra, llegó hasta la puerta de Ariana y la cruzó.
Miró a Ariana, la cual le devolvió la mirada con rastros de lágrimas en la cara, y los ojos azules apagados; la cabellera rubia desordenada, enmarcándole el rostro y todo su pequeño cuerpo convulsionando por los sollozos.
Entonces el joven mago tuvo más firme que nunca, la idea de que su hermana no se parecía en nada a una princesa. La abrazó y sintió una paz que pensó en no volver a sentir, le acomodó con cariño sus rubios cabellos. Ella le correspondió el abrazo, y la meció con cariño.
—Mi princesa—le murmuró para calmarla con esa expresión tan familiar para ella, aunque no deseara decirlo.
De ninguna manera podía serlo. Por el simple hecho que las princesas no son tan hermosas, aun cuando han caído en desgracia, ni conservan la inocencia aun después de haber matado. Por eso, él sabía que solo una palabra llegaba a encerrar algunas de las tantas cualidades de Ariana Dumbledore.
Ángel.
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Las críticas y comentarios son más que bienvenidos.
¡Aneh!
