The Mountain and The Sea

"Tú me llamas montaña, y yo te llamo mar. Me mantendré alto y seguro y te veré tragarme"- Mountain and The Sea por Ingrid Michaelson.

Capítulo 1

Sumario: Hermione Granger estaba perfectamente feliz con su vida, su trabajo como aprendiz de sanador, su gato feo y su linda casita. Entonces, Draco Malfoy tuvo que ir y arruinarlo todo, típico idiota. [Post-Hogwarts]

Aviso: Todos los personajes son pertenecientes a J.K Rowling. Yo solo hago la traducción de esta historia cuya autora es .

: Thank you so much for let me translate your story. This is for you.

Hermione Granger bufó y sopló unos mechones rebeldes de cabello de su cara. Sus rizos color chocolate se caían rápidamente del moño suelto que se había hecho en un intento de quitarse el lío de la cara mientras trabajaba. Ella debería haber tomado el consejo del sanador Wong y comenzado a usar productos mágicos en su cabello, pero era notoriamente obstinada y algunos hábitos no mueren tan fácilmente. Empujó sus ropas de un color azul claro sobre su codo y mojó otra tira de gasa en la poción frente a ella. Después de asegurarse de que estaba completamente mojada con el líquido espeso y amarillo, la colocó con cuidado en la pierna de la niña que yacía en la cama junto a ella.

Con un esfuerzo considerable mantuvo la mirada lejos de la cara de dolor de la niña o la de su madre, que se aferraba a la pequeña mano de su hija. Si miraba ahora, sabía que perdería toda apariencia de profesionalismo y comenzaría a llorar. La niña, Serena, tenía solo 4 años y había terminado en la sala de quemaduras de San Mungo después de tropezar y caer cerca del fuego del caldero de su padre. La llama eterna, que había estado utilizando para su poción, había encendido la mayor parte de su ropa, quemando su piel y cabello casi instantáneamente. Su padre había logrado desvanecer su ropa quemada antes de que todo su cuerpo fuera consumido por el fuego azul brillante, pero el daño ya estaba hecho. Tenía quemaduras que cubrían más del 60% de su cuerpo, y como el fuego había sido de origen mágico, no sanó de la misma manera que una quemadura normal bajo cuidados mágicos. Cada cuatro horas uno de los aprendices de sanadores tenía que empapar su piel en una poción específicamente diseñada para contrarrestar los efectos de la llama mágica y para tratar de evitar que sufriera.

Hermione se estremeció levemente al oír que el tenso silbido del aire provenía de Serena. La poción era suave una vez que estaba encendida, pero la eliminación de la gasa vieja y su reemplazo resultaba dolorosa. Cada vez que Hemione la tocaba en lo más mínimo, la joven bruja soltaba un suave gemido de dolor. Eso la había estado comiendo desde que conoció a la niña dos días antes. Cuidadosamente, continuó poniendo la gasa empapada de poción sobre sus quemaduras, tratando de no hacer una mueca. El color de la poción hacía que todo pereciera peor, en la parte superior de la piel ampollada, que lloraba fluidos claros, la mezcla amarilla hacía que las heridas de la niña parecieran extremadamente infectadas.

"Estás haciendo un trabajo espectacular, dulzura" Hermione le susurró suavemente, sin quitar los ojos de su trabajo.

"Duele" Serena murmuró, claramente tratando de ser valiente. Su madre dejo salir un sonido ahogado.

"Lo sé, hermosa, lo sé" Hermione dijo, cortando otra pieza de gasa, "Pero ayuda con la sanación de las quemaduras, así que al final el dolor valdrá la pena".

Le echó un vistazo a la cara de la niña, sus rasgos gorditos se endurecieron con determinación, mientras asentía con valentía a pesar de las lágrimas que amenazaban con derramarse sobre sus mejillas. Hermione le sonrió y se inclinó más cerca de su cara, y en un audible susurro le dijo, "Sé dónde está el pote de helado con tu nombre, ¿debería traértelo cuando terminemos aquí?"

Serena esbozó una pequeña sonrisa, su cara perdiendo la mueca de dolor por un segundo, y asintió.

"Bien, entonces terminemos con esta fiesta, ¿okay?"

Hermione volvió a trabajar en las heridas de la niña, y unos tensos minutos después fue capaz de limpiar los suplementos y dar por finalizado el trabajo. Luego de prometer volver con el helado de Serena, Hermione salió de la habitación para tomar un respiro. Se dirigía hacia la cafetería para comprar el helado de Serena cuando se encontró a Pansy Parkinson dirigiéndose en la misma dirección. Saludó con una leve inclinación de cabeza a la mujer, quien le devolvió el saludo de forma silenciosa, y se puso a su lado mientras continuaban su camino. A pesar de haber sido cautelosas cuando comenzaron su entrenamiento en San Mungo, a lo largo de dos años pudieron dejar la historia que habían compartido en el pasado, o al menos la mayor parte. Ciertamente no eran amigas, sin embargo, tampoco eran enemigas. Charlaban cuando se les presentaba la oportunidad, mayormente las conversaciones se basaban es sus pacientes y algún que otro caso complicado, nunca nada personal, y se ayudaban mutuamente si alguna necesitaba un favor. Hermione nunca se sentía cómoda con Pansy a su alrededor, porque era difícil dejar de considerar que la otra chica intentó entregar a su mejor amigo para salvarse, pero lo llevaba lo mejor que podía.

"¿Estás en el turno de la noche?" preguntó Pansy para romper el silencio.

"Si, hasta las 10 AM, ¿tú?"

"Salgo a medianoche" replicó mientras entraban a la cafetería. Pansy empezó a dirigirse hacia la larga mesa donde estaban todas las opciones de cafés disponibles.

"¿Café?"

"No, estoy bien" dijo Hermione, "Estoy aquí por helado para Serena".

Pansy sonrió levemente, algo que le había costado a Hermione un tiempo acostumbrarse. "¿Cómo lo está haciendo?" preguntó.

Hermione suspiró mientras observaba a Pansy verter su café. "Es valiente, increíblemente valiente para su edad. Las quemaduras están empezando a mostrar signos de sanación pero a esta velocidad, estará aquí por meses"

La boca de Pansy se torció formando una mueca y siguió a Hermione hacia la sección de snacks donde podía ordenar el helado. "Sus padres son idiotas. No puedo creer que su padre no tenga su espacio de trabajo alejado de los niños".

"No creo que haya pensado en esto" dijo Hermione luego de ordenar dos potes de helado de fresa polvo de estrellas. "Seguro pensó que con una puerta cerrada sería suficiente".

Pansy resopló. "No con chicos con poderes. ¿Cuándo van a aprender?"

Hermione arqueó una ceja mientras tomaba un puñado de Sickles para el helado. "Pansy, esto no pasó porque sus padres son nacidos de Muggles".

"No me mires así, Hermione" dijo Pansy en un tono de defensa. "Solo digo que un mago criado en un entorno con magia sabría cómo poner su espacio de trabajo detrás de una línea de edad. Los padres nacidos de Muggles no piensan en esas cosas, ellos creen que al cerrar una puerta estará bien, pero no lo está, y ahora esta niña tiene que pagar por la estupidez de sus padres".

Hermione suspiró. Ella y Pansy a veces tenían debates como este. Eran, definitivamente, mejores que en los días de escuela cuando Pansy se la pasaba gritándole al mundo sangre sucia con regularidad, sin embargo estaban lejos de ser perfectos. Pansy, todavía, mantenía su pensamiento de que los nacidos de Muggles no pertenecían a la sociedad mágica. En los primeros días de su nueva asociación, Hermione había confrontado a la otra mujer sobre sus puntos de vista y le había dicho que, en términos muy claros, estaba dispuesta a arriesgar la seguridad de sus pacientes simplemente porque Pansy estaba prejuzgando. Hermione había temido que, si alguna vez Pansy quedaba bajo sus órdenes, peleara por sus status de sangre.

Casi sonríe al recordar la respuesta de Pansy. La mujer había puesto sus dos manos en sus caderas, había arqueado elegantemente una de sus cejas y dicho, "Granger, tal vez no seas una sangre pura pero sé que sabes más sobre magia que cualquiera de los estúpidos de Wizengamont".

Después de que ambas mantuvieran civilizados debates sobre este problema, no llegaron a un acuerdo. A pesar de ver las cosas diferentes, Hermione estaba bien con eso porque Pansy no los trataba de la misma forma de la que hablaba sobre ellos. Les daba el mismo cuidado y atención que a cualquier otro paciente, y eso es lo que valía para Hermione.

"Ella pagó el precio por su estupidez, pero es un estúpido error que cualquier padre descuidado podría haber tenido, independientemente de su educación. ¿Te acuerdas del niño que vino la semana pasada con dos brazos rotos y la clavícula destrozada? Era de una familia de magos, desde muchas generaciones anteriores, pero sus padres no le estaban prestando atención entonces él se subió a la escoba de su hermano. La mala crianza es solamente mala crianza", dijo Hermione mientras caminaban hacia el sector de quemaduras.

Pansy lanzó una mirada de costado hacia la dirección de Hermione, sin ninguna mala intención detrás, es solo que no le gustaba que le demostraran que estaba equivocada. "Voy a revisar nuestros archivos de los últimos seis meses y a contar todos los casos donde padres nacidos de Muggles hicieron algo estúpido y sus hijos terminaron lastimados versus las familias de magos, y ahí vas a darte cuenta".

Hermione se rió, "Si haces eso Pansy, no voy a quedarme hasta tarde para ayudarte".

"Por supuesto que no lo harás", gruñó Pansy mientras caminaban hacia la habitación de Serena. Hermione sonrió al ver a la pequeña niña sentada en su cama hablando tranquilamente con su madre.

Hermione le tendió el pote de helado con una sonrisa "¿fresa polvo de estrellas, alguien?".

La sonrisa que iluminó la cara de la niña valió todo esfuerzo llevado a cabo en su tratamiento. Hermione sabía que no debía tener favoritos entre sus pacientes, pero no pudo evitarlo con este. La niña, como muchos otros niños, no se merecía estar allí. Debería de estar jugando como cualquier otra niña de cuatro años, recibiendo golpes y rasguños que podrían ser curados con solo una palabra, no con un prolongado tratamiento. Lo mínimo que Hermione podía hacer era mimarla un poco mientras estaba allí. Ella camino hacia un costado de la cama y miró a la madre de Serena "¿te importaría?".

La mano derecha de Serena, la cual usaba, había sido quemada por lo cual no podía alimentarse a sí misma, así que tenía que ser alimentada en la boca en cada comida. A veces uno de los padres hacía esta tarea ya que los aprendices no tenían tiempo de sobra, pero Serena había sido la última paciente que Hermione revisó antes de su descanso así que podía permitirse el tiempo. La madre de Serena inclinó la cabeza y sonrió. "¿Te importa si salgo para llamar a su padre por la red flu?".

"Ve", dijo Pansy detrás de Hermione. "Nosotras nos quedaremos con ella".

"Gracias", dijo la madre mientras se iba.

Hermione se sentó en la punta de la cama del hospital, con cuidado de no empujarse o rozarse contra ella. "¿Estás lista para esto?".

"Yep!" dijo Serena alegremente, abriendo su boca.

Hermione recogió una larga cucharada, del rosado y espumoso helado, y la sostuvo en la boca de la niña. Ella hizo un adorable sonido "hoomph" mientras sus labios se cerraban alrededor de la cuchara y Hermione escuchó reír a Pansy cuando se sentaba en la silla donde antes estaba la madre.

"¿Está bueno?", le preguntó Pansy, Serena asintió mientras Hermione sostenía otra cucharada. "Era mi favorito cuando era pequeña, también".

"También me gusta la menta con chispas de chocolate y duendecillo púrpura, dijo Serena antes de hacer otro "hoomphing" con la boca llena.

"¿No es ese el que te hace tener la voz más alta y chillona?" le preguntó Hermione.

"Yep" dijo Serena radiante mientras Pansy y Hermione compartían una mirada que decía que jamás le darían a Serena helado de sabor duendecillo púrpura mientras esté a su cargo.

Luego de un par más de bocas llenas, el pote estaba casi vacío y Serena estaba feliz mientras Pansy se relajaba con su café, y compartían cotilleos apropiados para una niña de cuatro años. El olor de la bebida era tentador y Hermione se estaba empezando a arrepentir de no haberse comprado una. Raspó el fondo del pote, obteniendo la última cucharada del helado.

"Okay, esta es la última", dijo Hermione mientras miraba a la pequeña niña. "Déjame ver esa lengua!".

Serena se rió y sacó su lengua afuera. Como se esperaba, brillaba como miles de diamantes, a causa del helado. Hermione hizo un gran espectáculo al examinar su lengua, haciendo que la niña moviera la cabeza de aquí para allá, antes de anunciar "¡Está perfecta!".

Serena se rió otra vez, justo cuando su madre entraba por la puerta. La bruja mayor le sonrió a Hermione y a Pansy.

"¿Cómo estuvo tu helado, querida?", le preguntó a su hija.

"¡Mira, mamá!" Serena sacó su lengua para que su madre la inspeccionara.

"Oh! Mira eso"

"La sanadora Granger dijo que estaba per-"

"Cierren toda la sección siete sanadores y aprendices! Cierren toda la sección siete sanadores y aprendices! Código rojo en la sala 4! Repito, cierren toda la sección siete sanadores y aprendices por código rojo en la sala 4!

Hermione apoyó el pote y le dio a Serena un beso rápido en la frente donde la piel estaba perfecta. "Me tengo que ir corazón, pórtate bien, te veré en un par de horas, ok?".

Ambas, Hermione y Pansy dejaron la habitación rápidamente. "¿Podrías ir a verla en tres horas y media? Si no estoy de vuelta, asegúrate de que sus vendajes sean cambiados".

Pansy asintió. "Por supuesto, ve. Envíame una nota y déjame saber si necesitas a otro aprendiz para que se encargue de tus pacientes".

"Gracias, Pansy!" dijo Hermione mientras corría por el hall de entrada.

Hermione era un aprendiz de sanador de la sección siete, alguien que se especializaba en el tratamiento y curación de las criaturas mágicas. Tomó una significante cantidad de habilidad tratar a personas no mágicas porque a veces su patrimonio les otorgaba protección contra brujas y magos. También era difícil actuar de forma natural para tratar a los pacientes, y había que tener mucho cuidado con el uso de pociones y hechizos ya que nunca se sabía cómo podía reaccionar alguien sin magia. Mientras Hermione corría hacia la sala cuatro, escucho una conmoción que venía de una de las salas. Acelerando, se apresuró para ver que la antes tranquila sala estaba hecha todo un caos.

Había un montón de sanadores y aprendices alrededor de un paciente con las varitas en alto. De la cama salían como chillidos de pájaro de tono alto y llenos de furia. En el segundo que le tomó a Hermione reaccionar vio el pie del paciente salía de la cama y pateaba de lleno a un sanador, mandándolo a volar unos metros más atrás, mientras otro perdía el agarre a uno de los brazos. Hubo el inconfundible sonido de un hueso rompiéndose cuando el paciente golpeó a uno de los sanadores en la cara. Hermione corrió hacia la cama para sostenerlo de los hombros.

Mientras Hermione alcanzaba la cama, uno de los aprendices, rápido como un rayo, volvió a agarrar el brazo del paciente. Era increíble, luego del dolor que debe de haber sufrido luego de semejante golpe. Hermione sacó ese pensamiento de su cabeza y usó ambas manos para agarrarlo por los hombros. Al menos Hermione sabía que el paciente era un "él".

Estaba insegura porque, por el momento, el paciente no tenia una cara humana. Donde debía estar la boca había un largo y blanco pico, del cual provenía un sonido parecido al llanto de un pájaro, los ojos ya no eran ovalados como el de los humanos, sino que eran circulares como el de un águila. El resto de la cara del paciente se había reducido como la de un ave, con pequeñas plumas que se confundían con un pelo rubio casi blanco.

"¿Dónde está la pareja de la veela?" preguntó Hermione, sin sacar los ojos de la cabeza del paciente, debajo de ella. Estaba usando toda su fuerza y peso para sostenerle los hombros, pero si distraía un segundo se soltaría y la golpearía.

"Está viniendo!" gritó alguien.

"Shh…" Hermione bajó su tono, intentando calmarlo sabiendo que no había mucho que pudieran hacer con una veela en ese estado. Solo su pareja podía verdaderamente calmarlo. "Está bien, vas a estar bien. Shh…"

El paciente giró su cabeza hacia la derecha para poder verla con uno de sus ojos plateados. Ella no podía ser positiva, pero pensó que los músculos bajo sus manos se habían relajado. Él seguía peleando con los demás aprendices y sanadores, pero al menos estaba concentrado en ella.

"Hola" dijo Hermione, sonriendo un poco. "Sé que esto asusta, especialmente si es tu primera transformación, pero te prometo que vas a estar bien. Necesito que te calmes y confíes en nosotros, estamos aquí para ayudar, ¿okay?"

El paciente parpadeó y de su pico con aspecto asesino dejó salir un sonido parecido al llanto. No era un sonido con la misma furia, como el que había escuchado cuando entró en la habitación, sino que este era mucho más profundo. Estaba asustado.

"Lo sé" ella murmuró. "Es aterrador, pero vas a estar bien. Te lo prometo, voy a cuidar de ti, okay?"

Él dejó salir otro sollozo y giró aún más su cabeza, buscando el brazo que le sostenía el hombro. Hermione se asustó y casi se aleja, con miedo de perder un dedo o dos, pero se obligó a sí misma a mantener la calma. ¿Cómo iba a convencer al paciente de que ella lo cuidaría si le mostraba que le tenía miedo?" Así que se calmó por el y luchó contra la necesidad de alejar su mano de su largo y afilado pico que se rozaba contra su antebrazo.

El efecto fue instantáneo.

Su cuerpo se había calmado, tenso por un segundo, antes de relajarse completamente. Los sanadores y aprendices se miraron los unos a los otros, sorprendidos, mientras el cuerpo del paciente dejaba de moverse y dejaba salir un débil suspiro contenido. Hermione miraba, igual de sorprendida, a la veela delante de ella que acariciaba la piel suave de su muñeca interior, inhalando su esencia profundamente. Estaba a punto de abrir la boca para preguntar qué demonios estaba pasando cuando el pico comenzó a encogerse delante de sus ojos.

Observó, atónita, como las características de un pájaro se transformaban en las de un hombre. Ella sabía, sin mirar, que el resto del staff de San Mungo estaba mirando la cara del hombre pero no podía mover los ojos incluso aunque alguien le dijera que Voldemort estaba cruzando la puerta.

Porque ahora ella sabía que Draco Malfoy era, por lo menos, parte Veela.

Y que él estaba, ahora mismo, besando con la boca abierta su muñeca.