Minutos antes de que los alumnos salieran del colegio por el sonido de la campana que anunciaba el fin de las clases. El cielo que estaba cubierto de nubes grises, estaba derramando una lluvia torrencial.

El timbre sonó y muchos se marcharon, algunos se quedaron, esperando en el interior del establecimiento que la lluvia pare, lamentándose al olvidarse el paraguas.

— Adiós, Marinette —Se despidió Adrien en la entrada de la escuela, cubriéndose con su propio paraguas que sostenía en su mano.

— A-adiós, A-Adrien—Balbuceó en respuesta, despidiéndose con una mano levantada.

Sin embargo antes de que bajara las escaleras para subirse hacia la limusina. Se quedó quieto y observó a Marinette, un periodo insignificante, pero aun hizo poner nerviosa a la susodicha.

— ¿Ese es mi paraguas?

Ella lo miró sorprendida y miró el objeto que en sus manos estaba sosteniendo.

— Umm, sí... —Afirmó nerviosa al estar en su cercanía— ¿Quieres que te lo devuelva? —Preguntó Marinette.

— No es necesario, ahora es tuyo —Contestó Adrien caballerosamente— Estoy feliz de que lo uses.

Esas palabras y la sonrisa que le ofreció ocasionaron que el corazón de Marinette comenzara a palpitar al mismo ritmo de las gotas que caían al suelo, sin que pudiera evitarlo, unas palabras que creyó decir en su mente había dejado salir al exterior en un susurro que escuchó Adrien, ya que todavía no había bajado los escalones.

"¿Podrías devolverme mi corazón?"

De inmediato, Adrien se giró bruscamente y notó como la mirada de Marinette estaba fijo en sus ojos. Demostrando una mirada triste y anhelante, después de todo, ella sabía que solo la miraba como una amiga y a medida que más pasaba el tiempo creía que iba a seguir de esa manera.

— ¿Que acabas de decir, Marinette?

Ella se mordió el labio inferior y giro velozmente su cabeza hacia los dos costados en evidente negación, al darse cuenta que la había escuchado. Ocultando ante tanto movimiento su cara roja y centellante.

— Tú dijiste algo —Aseguró.

Ella siguió moviendo la cabeza.

— T-te están esperando —Avisó, sonando más para el aludido una pretexto para que se marche que un aviso, aunque ciertamente la limusina le estaba esperando desde que salió de la escuela— Sera mejor que te vayas.

— ¿Fue...? —Sonando como una pregunta— ¿Podrías devolverme mi corazón?

A la muchacha se le dilato las pupilas al verse descubierta. Su sonrojo se intensifico y cuando iba denegarlo. Adrien hablo, dejándola sin palabras.

— Si, es eso —Empezó— Me niego a devolvértelo.

La mente de Marinette hizo un cortocircuito al no comprender la situación. "¿Eh?"

— ¿P-por qué decís eso? —Preguntó, al ver como Adrien la miraba. Ella se exaltó— N-no es que yo digiera eso.

Adrien bajó la mirada, carraspeó un par de veces y cuando levantó la mirada para Marinette fue como si realizara una mirada irresistible para sus ojos.

Él no pudo decir nada, pero su mano estaba en su nuca rascando su cuero cabelludo sin razón aparente, poniéndose nervioso de una forma que comúnmente no se ponía.

Se dio la vuelta susurrando unas palabras en el proceso y comenzó a bajar las escaleras hacia la limusina. Marinette al oír, lo que creyó oír, no lo podía creer y se le notaba al tener la quijada abierta hasta los suelos.

— ¿Escuche bien Tikki? —Preguntó aun no saliendo del estupor, cayendo de rodillas al suelo.

— Creo que sí.

...

— Todo un romeo —Repuso su Kwami burlonamente.

— Cállate, Plagg.

Aunque el también debería callarse. Preguntándose en su interior si Marinette había escuchado lo que dijo:

"Porque tú tienes el mío"