Marinette estaba parada afuera del gimnasio, esperando que la clase de Esgrima terminara, golpeando insistentemente la planta de su pie derecho contra el concreto mientras procuraba no dañar la pequeña bolsa de la panadería que tenía entre las manos.
Estaba incómoda.
Sabía perfectamente que Kagami tenía más cosas en común con Adrien de lo que imaginaba, que era linda y una gran esgrimista. La había visto en clases y cómo parecía natural verla cerca del joven modelo.
Eso le dolía.
Aun así, no podía quitarse de la cabeza que le debía una disculpa. Había sido su culpa que la akumatizaran. Lo último que quería era mantener sus reservas como se veía obligada a hacer con Lila.
—¿Estás segura de esto Marinette? —Preguntó su pequeña compañera que la veía desde su bolso.
—Por supuesto, es lo menos que puedo hacer.
—Estoy muy orgullosa de ti —Tikki se escondió en un segundo y la azabache levantó la mirada para ver cómo los estudiantes salían del gimnasio.
Algunos de los estudiantes se giraron a verla y la saludaron cordialmente.
—¡Suerte el próximo año! —Le comentó uno de ellos a lo que solo pudo responder con una sonrisa.
Fue entonces que la vio, enfundada en su traje rojo. Lista para irse.
—¡Espera! —Gritó llamando su atención, viendo cómo la de ojos castaños se giraba a verla.
—Hola Marinette —La chica le sonrió ligeramente, al tiempo que se acomodaba la mochila deportiva en el hombro.
—H-hola, yo...
—Creo que todavía no nos hemos presentado correctamente —La de traje rojo le ofreció la mano de forma cortes, a lo que Marinette aceptó gustosa —Soy Kagami.
—Un gusto Kagami, yo soy Marinette.
—Y dime Marinette, ¿qué puedo hacer por ti?
—Esto es para ti —La chica de coletas estiró los brazos con el paquete de la panadería, levantando la mirada solo cuando este le fue arrebatado.
Kagami la observó por unos instantes, antes de abrir la bolsa de papel, encontrándose con un surtido de confitería de la panadería Dupain.
—Quería disculparme. Estaba muy asombrada viendo cómo te enfrentabas a Adrien y yo... me olvide por completo de las reglas.
La mirada castaña no se alejó en ningún segundo del rostro contrario.
—Debí abstenerme, hubiera sido lo más sensato. Pero en ese momento solo pensé en lo que había alcanzado a ver. Lo siento.
—Tu... ¿compraste esto para mí? —Los finos dedos de la esgrimista sacaron de la bolsa un macarron rosa, probándolo.
—E-en realidad ayude a hacerlos, la panadería que está cruzando la calle es de mis padres. No sabía qué podía gustarte así que intente incluir un poco de todo.
—Está delicioso, gracias Marinette —Ambas se sonrieron, siendo interrumpidas por el teléfono de la chica de coletas.
—Hay no, Alya me va a matar. ¿Te importa? Voy tarde a un compromiso con una amiga.
—Claro no hay problema.
—Si necesitas algo, sabes dónde encontrarme —Decía mientras señalaba la puerta principal —Y de nuevo, discúlpame por el arbitraje.
—No hay nada que perdonar.
Marinette se fue corriendo, sin saber que era observada por dos pares de orbes.
—Te dije que era una buena persona —La voz de Adrien rompió el breve silencio que se había formado, parándose a un lado de Kagami que estaba ligeramente sonrojada.
Ambos con la vista clavada en la puerta principal, por donde la azabache había desaparecido.
—Y linda y agradable Agreste, no lo olvido —Giraron a verse, notando el rosado de sus rostros y sus corazones acelerados.
Kagami le tendió la bolsa de papel, Adrien tomó un pequeño croissant e intentaron ignorar lo que acababan de notar.
Viva el yuri y los sentimientos salvajes de Adrien (?)
No sé si hay ship para Marinette y Kagami, pero mientras ser forma yo le llamare marigami. (?)
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