Hola a todos y a todas, bueno este fic fue hecho para entretener, creado en un momento de oscio entre una amiga y yo, esperamos que sea de su agrado.
Por favor cualquier comentario positivo o negativo, siempre y cuando sea constructivo, es bienvenido.
Sin más que decir pasen y lean n.n.
I Svet
No hay nada peor que estar intentando prestar atención a una clase y no poder hacerlo porque el sueño puede más que tus ganas de aprender, y en definitiva las pesadillas horribles que había tenido la última semana no ayudaban en nada.
Cabeceaba luchando por mantener los ojos abiertos, quería dormir y al mismo tiempo no cada vez que cerraba los ojos horribles imágenes inundaban mi mente. Ahora solo podía intentar ver a mi maestra de matemática, con sus enormes tacones y exceso de maquillaje mal puesto, intentando dar una clase a la que nadie le prestaba atención, algo normal considerando que era la clase donde ponían a todos los desadactados sociales y delincuentes... como yo, que era una fuente contante de problemas gracias a mi TDAH que hacía que el no poder quedarme tranquila fuera un gran inconveniente que los mayores etiquetaban como "mala conducta", patanes idotas.
Di gracias a todos los cielos cuando la dichosa clase terminó, salí disparada del salón despues de recoger mis cosas claro estaba, caminé por los pasillos del Instituto con total parsimonia dispuesta a irme a casa, despues de todo aquella había sido mi última clase del día y mañana sería sábado así que estaba totalmente tranquila y hasta felíz... o por lo menos fue así hasta que alguien interrumpió mi paz pegandome contra una de las paredes con toda la brusquedad que podía existir.
- hola, fenómeno - dijo esa voz que reconocí de inmediato a pesar de mi total aturdimiento, era Sisi McCartney la típica chica popular y súper linda del Instituto a la que todos veneran como reina, ¡Ah sí! y su séquito de clones sin personalidad propia, todo el combo rosa barbie para llevar.
- Sisi, déjame tranquila no estoy de humor para tus estupideces- dije con total desden en mi voz a lo que la rubia, teñida obviamente, contestó con una sonrisa burlona.
- oow... ¿Escucharon eso chicas? la chica muerta no está de humor ¡Buuuh! - todas las demás empezaron a hacer gestos de lástima fingida siguiendo el juego - pues ¿Qué crees? ¡No me interesa! - se empezaron a reír como hienas, yo simplemente le lancé una mirada de odio absoluto, debió haber sido una mirada fuerte porque vi como Sisi se tenzaba - ¡Bah! eres aburrida, mejor nos vamos chicas, no vaya ser que nos haga desaparecer como a su novia la pez - esa había sido la gota que derramó el vaso.
- ¡Callate ya, estúpida! - en ese momento las luces empezaron a parpadear muy al estilo ultra tumba y creo haber visto que las sombras se movían como espectros mientras que el grupo de chicas barbie gritaban totalmente espenatdas lo que al final me terminó alterando a mi también. Cerré los ojos con fuerza colocando ambas manos en mi cabeza "basta" susurre para mi y de repente... todo quedo en silencio.
Al abrir los ojos note que todo estaba en calma, Sisi y su club estana abrazadas entre sí, y me miraban con horror reflejado en sus ojos.
- ¡Eres una bruja! - me gritó con odio, como si eso hibiera sido culpa mía, yo estaba tan asustada como ellas. El grupo se fue corriendo dejandome sola en medió del padillo, yo solo corrí a unos de los baños que estaba siempre solo para poder lavarme el rostro con agua fría. Estaba totalmente alterada, levante la vista mirando mi reflejo en el espejo, me veía más palida de lo normal y tenía unas feas ojeras debajo de los ojos.
Y pensar que fue por mis ojos que esas chicas comenzaron a molestarme, el echo de que fueran de ese extraño color negro con ese gris frío al rededor del iris le daba un aspecto aterrador, casi fantasmal, por eso me llamaban chica muerta o bruja, ¡Oh! y por supesto que se enterarán de que pertenezco a la comunidad gay... eso fue como la cerza del pastel. Coloque una mano sobre mi cabeza adolorida, todo las últimas semanas había ido mal, desde que mi amiga había desaparecido me empezaron a temer y molestar más.
- Selene ¿Dónde te metiste? - dije para mi, Selene había sido la única persona con la que había podido tener una conversación desente en mucho, mucho tiempo y como a ella también la tildaban de rara nos habíamos llevado bien casi de inmediato, aunque por mi culpa pensarán que éramos pareja, ella nunca le importó, solíamos fastidiar a las populares de regreso también. Suspire con frustración, mis recuerdos solo lograban ponerme melancólica, así que me decidí por simplemente irme a mi casa, por ahora.
El camino a mi casa había sido por demás raro, parecía que no podía caminar díez metros sin ver algo raro, es decir, siempre había podido ver cosas raras pero nunca pasaba de espíritus, fantasmas, sombras extrañas y esas cosas, normal a mucha gente le pasaba, ahora, de eso a ver tipos enormes con un solo ojo, figuras raras en el viento o personas con colas de serpiente eso ya se podría tildar de locura.
- Super... lo que me faltaba, volverme loca - atribui mis obvias alucinaciones a mi reciente falta de sueño ¿A que más si no? y seguí sin más.
Llegué a mi casa poco después, como de costumbre estaba sola, mi madre como siempre estaba trabajando por lo que casi nunca esta en casa. Noté una nota pegada en la puerta de la nevera que decía: "Svet, en el horno está la comida hecha, asegúrate de hacer tu tarea y comer algo. Me llamaron del trabajo y voy a estar un par de días de viaje, te llamare cada vez que pueda y por favor intenta no meterte en problemas, te amo." sonreí.
- supongo que sera toda la casa para mi por un fin de semana - dije sin verdadera emoción, vi el apartamento completo, no era nada impresionante, dos habitaciones, un baño, un comedor y la cocina todo bien arreglado, a mi madre le encanta el orden.
Me fui directo a mi cuarto, estaba tan cansada que ni siquiera quería comer algo, me limite o ponerme mi enorme franela de Iron Maiden y unos short para dormir en paz... o por lo menos intentarlo. Me acosté en mi cama con la vista fija en el frío techo blanco y me puse a pensar en tantas cosas, ese momento típico en que vas a dormir y tu cerebro decide que es mejor pensar en todas las idioteces que hiciste en tu vida y esta vez lo que más me venía a la mente era lo de que había pasado en el instituto con Sisi y las otras, también lo que había dicho está.
- ¿Qué fue todo eso? - pregunté a la nada, realmente que las luces parpadearan a mi alrededor era algo que siempre me había pasado pero nunca con tal fuerza y todo aquéllo de las sombras danzarinas, eso sí que era nuevo - ¿De verdad fue culpa mía? - no podía ser posible... ¿O sí?. De repente sentí una terribles ganas de llorar ¿Y qué tal si de verdad eso lo había creado yo en mi repentino ataque de furia? ¿Qué demonios significaba eso? - tal vez... sí soy una bruja despues de todo - dije para mi, no entendía nada y mi dolor de cabeza no ayudaba en nada tampoco; comencé a sentir como poco a poco mis parpados se cerraban sin remedio, el cansancio estaba pasando factura, mi cuerpo se relajó y antes de que me diera cuenta ya me había dormida.
Podía escuchar el viento acumularse en mis oídos, el grito sordo de cuando caes de muy alto; mi cuerpo, no lo podía controlar, podia sentir la opresión en mi estómago como cuando se precipita para abajo una montaña rusa. Me di cuenta, tarde que mantenía mis ojos cerrados; con esfuerzo, pues parecía que los tuviera pegados con pegamento, empecé a abrirlos con pesar y lo vi.
Un avión caía a gran velocidad al mar - Selene - escuche el nombre provenir de una voz cansada y seca que , más temprano que tarde, me di cuenta que era la mía; mi corazón latio como un caballo desembocando en mi pecho haciendo doler mis costillas que intentaban mantenerlo en su lugar. Divise con horror como el avión se rompía por la mitad y caía en llamas al vacío, podia escuchar los gritos de las personas y el penar de los que estaban muriendo. El aire empezó a faltar y lágrimas desesperadas salían de mis ojos .
- ¡NO!- grité mientras cerraba los ojos con fuerza, crubri mis ojos con mis manos. Pude sentir que ya no caía, ahora sentía el suelo firme bajo mis rodillas, al parecer estaba incada en en suelo.
- abre los ojos, hija de la muerte - me sobresalte ante la dulce voz, un hombre ¿Quién era? sin saber el porque o el cómo me vi tentada a obedecer y así, con todo el miedo que tenia por la imagen anterior, levanté mi vista hacía la voz - ¡Oh! dichoso de mi, se me concedió poder ver los ojos de la muerte en persona ¡A mi! que no puedo morir, no sabes cuantas veces deseé poder ver esos ojos- me sentí perturbada, no solo por sus palabras, sino por el hecho de ver a un hombre encadenado a una enorme roca, se veía desgastado cansado y sucio pero aun así, tenia un aspecto bastante fuerte a pesar de que obviamente tenía años encadenado, tal vez, lo mas perturbador sería que tenía un agujero a la altura del hígado y la cara toda llena de cicatrices, unas más recientes que las otras; por alguna razón ese hombre me sonaba de algo .
- ¿De que tanto hablas? - dije con desdén, intentando levantarme para descubrir que no podía, mis piernas estaban atadas al frío y rocoso suelo - ¡¿ Qué es esto?! ¡Sueltame! - intente safarme pero fue en vano, las cadenas no hicieron más que subir por mi cuerpo haciendome caer, me sentí mi cara chocar en la tierra y el dolor que vino despues.
- yo siendo tú no me movería tanto, esas cadenas no conocen piedad y si sigues moviendote así lograras que te aplasten-
- ¿Qué quieres? ¿Quién eres? - estaba intentando no mostrar el pánico que estaba sintiendo, pero fue bastante inútil, las cadenas me impedían moverme y todo el entorno oscuro me daba la sensación de estar encerrada.
Si no poseen ninguna fobia probablemente no entiendan el pánico que se siente al estar enfrente de tu miedo y en este caso mi claustrofobia estaba haciendo acto de presencia, logrando que la situación fuera aún peor.
- ¿Tienes miedo? Sí, es desesperante el sentirse atado, conozco esa sensación muy bien... el dolor, la angustia, la tristeza, la soledad todo pasar por tus ojos por eones y eones - sonaba tan melancólico; su voz me daban ganas de gritar por ayuda.
- ¡Deja de contestar a mis preguntas con más preguntas! - el hombre sonrió por entre las hebras de su cabello negro y sucio, de alguna forma se veía que su rostros era hermoso antes de que lo hirieran así.
- ¿Quieres salir? - su tono era totalmente de burla, yo me limite a asentir - oh... es una lastima, no puedes - en ese momento mi pánico se hizo aún más presente, si es que eso era posible.
-¡¿ De que hablas?! ¡ Quiero salir, déjame, sueltame ahora!- las sombras a mi alrededor comenzaron a moverse y hacerse más densas, más caoticas, esto pareció agradar al hombre.
- eso, así deja salir todo el miedo, toda esa desesperación, no te controles hija de la muerte -
- ¡Callate! - estaba logrando aflorar todo mi miedo con simplemente hablar - deja de llamarme así.
- pero si eso es lo que eres... ¿No lo sabes? bueno supongo que es normal, me ha costado mucho encontrarte y eso solo es posible con tu nivel de ignorancia sobre tu propio ser, que deliciosa es tu propia ignorancia - lo miré con confusión ¿De que estaba hablando? - ¿Quieres saber más de ti? sueltame, sueltanos a ambos.
- ¡¿Cómo demonios quieres que haga eso?! ¡Tú eres el que me trajo aquí, tú sueltame! - aquél extraño sujeto solto una sonora carcajada que movio incluso el suelo donde me encontraba.
- oh mi dulce niña, yo no puedo soltarnos - ahora su expresión era de sumo desasosiego, estaba obviamente jugando con mi mente y lo peor, era que lo estaba logrando - bueno, supongo que quedaremos los dos encerrados aquí por la eternidad, por lo menos tengo compañía pero tu... vas a sufrir lo que yo al principio ¿Puedes sentirlo verdad? la vida pasar frente a tus ojos, a tus seres queridos... morir - mi dolor de cabeza iba en aumento, su voz, aunque no hablaba fuerte, la sentía como si tuviera un amplificador - ¿Puedes sentir sus muertes?.
- No, basta ya- cerre los ojos, intente concentrarme en soltarme pero era imposible.
- Debes sentirte tan inútil, ni siquiera pudiste estar ahí para tu amiga, ¡Oh! que destino tan cruel - la imagen del avión callendo en pedazos al mar me vino a la mente llenando de dolor mi corazón - yo te mostré el futuro, eso de verdad esta por pasar y tu solo te quedaras aquí sin poder hacer nada, gracias a tu propia inutilidad y cobardía, de no querer aceptar algo que sabes que esta en ti y por ello te quedaras.
- ¡ Eso no es verdad! - un nudo doloroso se hizo presente en mi estómago - ¡Tu no sabes nada de mi!.
-oh vaya, ¿Y tú sí lo sabes? cariño creo que para esta altura yo se más de ti que tu misma - las sombras cada vez se movían con más fiereza, el suelo comenzó a temblar -vas a vivir aquí conmigo ¿No es genial? - a mi mente llegaron imágenes del avión, la gente gritando otras visiones de monstruos y muertes de personas que nunca había visto - siente su dolor, ahora lo sentiras por toda la eternidad, una y otra y otra y otra vez.
- ¡NO, NO! - ya no podía más, quería irme. De repente el nudo de mi estómago se volvió más fuerte y luego se extendió hasta todo mi cuerpo, grite de dolor sentía mi vida salir de mi cuerpo, las sombras se volvieron un caos total y la tierra temblo con tal magnitud que el ruido que ejercía no dejaba escuchar mi propio grito de dolor, pero aun así la risa extridente de aquél sujeto si se podía escuchar.
- ¡Libreee! - gritó y fue lo último que escuché antes de que todo se volviera negro.
Desperté de golpe en mi habitación, volví a ser conciente de mi mientras intentaba recuperar todo el aire que se me había salido de los pulmones, era como si se me hubiera olvidado el como respirar; en medió de mi desesperación para recuperar el aliento noté que las sombras estaban rodeandome pero, más temprano que tarde, regresaron a su forma normal.
Al fín pude recuperar el aliento pero por supuesto seguía nerviosa y confundida ¿Qué demonios había pasado?, temblorosa como estaba me dispuse a sentarme en mi cama pero, algo extraño ocurrió, al probar levantarme de alguna u otra forma terminé debajo de mi cama, Sí, había atravesado el colchón y la base de madera parando en el suelo.
- ¿Pero qué demo...? - levante mi mano y no pude continuar de hacerme la pregunta, mi mano estaba traslucida, casi como debatiendose entré volverse solida o desaparecer con el viento. En pánico total, otra vez, me salí de debajo de la cama como si me hubieran quemado, frotándo mis brasos para comprobar que seguían ahí y efectivamente así fue, al parecer el proceso de desvanecimiento había acabado, respire con alivio dejandome caer en el suelo frío.
- Por el amor a todo lo sagrado ¿Qué está pasando? - parecía que no salía de un susto antes de entrar a otro. Mire para el reloj de mi comoda, eran las 8:30 p.m de verdad había dormido mucho, si es que a eso se le puede llamar dormir, me parecía que no había descansado nada, todo lo contrario mis músculos estaban en total tensión como si hubiera estado haciendo ejercicio.
Estaba como en una especie de trance, abrazando mis piernas, no tenía ni la más minima idea de cuanto tiempo había pasado o si quiera si había pasado, volví a mirar el reloj las 9:40 p.m - una hora- repetí para mi, el cielo por la ventana estaba totalmente oscuro y a lo lejos pude divisar la luna de sangre, me quedé viéndola fijamente aún en estado total de shock, repitiendo la imagen de lo que había pasado una y mil veces en mi cabeza; no mostraba señales de volver en mi en un buen tiempo o hasta que sonó la puerta.
TOC TOC TOC.
Los fuertes golpes de la puerta principal me alertaron, volviendo a mi estado de tensión ¿Quién podría estar tocando a esta hora?. Con cautela me levanté y me dirigí a la puerta para ver de quién se trataba.
Mi cuerpo parecía una gelatina que camina, me sentí molesta por ese hecho, me hacía sentir débil e indefensa y odiaba esa sensación.
- ¿Quién es? - pregunté sin abrir, no hubo respuesta solo más golpes cada vez más fuertes - ¡Si sigue voy a llamar a la policía! - intenté sonar más segura de lo que de verdad estaba pero obviamente no funcionó, más bien, parecía que con el sonido de mi voz se volvía más agresivo los golpes en la puerta, si seguía así fuera quien fuera iba a tumbarla, maldije por lo bajo - ¿Ahora qué? - en un impulso de valentía se me ocurrió asomarme por el ojo mágico y realmente no sé que vi...
En el rápido vistazo creí que estaba loca, no vi mucho pero habría jurado que una mujer con cabello de fuego estaba intentando abrir la puerta. Aguanté las ganas de pegar el grito en el cielo por lo que acababa de ver y salí corriendo de regreso a mi habitación cerré la puerta con seguro y me escondi en mi closet aterrada.
-Por favor, por favor, por favor, que alguien me ayude - comencé a sollozar, me sentía como una niña pequeña que le temía al monstruo bajo la cama, llegaba su madre le mostraba que no había nada que temer y el miedo se iba pero, esta vez, nadie iba a venir y el monstruo era muy real.
Sentí mi alma salir del cuerpo cuando escuché el sonido de la madera haciendose añicos, lograron entrar; trague grueso ahora solo era cuestión de tiempo para que me encontraran empecé a rezar, no sabía a quien, realmente a cualquier fuerza mayor que me escuchara, nunca había sido alguien con alguna creencia particular pero ahora qué más daba.
El sonido de cosas rompiéndose afuera era cada vez mayor y más cerca, mi mente estaba ideando las mil y una forma de poder escapar de esa situación pero ninguna efectiva.
De repente, las puertas del armario se abrieron de golpe, me tomaron del brazo sacandome de un tirón sin tiempo a reaccionar, hasta que ya estaba afuera de este y por reflejo cerré el puño y le di un golpe a quien sea o lo que sea que me estaba agarrando. Escuche un quejido y luego una risa bastante irónica pero no paranormal.
- Me lo merecía - al escuchar la voz me detuve en seco, había corrido directo a la ventana, mo sabía para que, solo me pareció mejor intentar aprender a volar antes de que un monstruo me comiera. Me di la vuelta en dirección a la voz y me encontre con un muchacho, algo sombrío pero en definitiva no era un monstruo o eso preferí creer - tienes un buen gancho derecho - dijo mientras se tomaba la mandíbula, al parecer le había golpeado con mucha fuerza; el muchacho levantó la vista hacía mi y por un segundo pareció que había visto un fantasma, se había puesto palido y sus orbes se desorbitaron de sorpresa, pronunció algo que no entendí bien y luego volvió a tener una expresión neutra.
- ¿Quién eres? - al fín pude pronunciar fuera de mi sorpresa, el muchacho me miro amablemente y se acercó a mi, yo me tense, con la luz de afuera pude detallarle mejor, era un poco más alto que yo, su cabello color azabache y lleno de ondas casi le cubría el rostro, era un chico atractivo pero lo camuflaba sus ojeras y su palidez casi sobre natural.
- tranquila, mi nombre es Nico Di Angelo, soy un amigo vine a sacarte de aquí pero necesito que confies en mi.
- ¿Confiar en ti? ¿ Cómo llegaste aquí? - dije señalando lo obvio, no lo había escuchado entrar, la puerta seguía con seguro y afuera estaban esas cosas, no había manera de poder entrar.
- Shh, no hagas ruido, prometo explicarte todo con calama pero ahora no hay tiempo, tengo que llevarte a un lugar seguro ¡Ahora! - me ofreció su mano pero realmente dude en tomarla, todo estaba pasando tan rápido, tan atropellado.
Las cosas de afuera se dieron cuenta de donde estaba y comenzaron a golpear la puerta de mi habitación con fiereza, tanto, que al primer golpe ya la habían agrietado - bueno, si prefieres que ellos te atrapen...- no lo deje terminar de hablar cuando ya había tomado su mano entre las mias con desesperación, el muchacho asintió para darme confianza, los monstruos estaban entrando ya - cierra los ojos - me pidió, yo no entendía nada pero no desobedeci e inmediatamente después sentí como el suelo dejaba de ser sólido.
Sintia frío pero al mismo tiempo calma era como si flotara pero no duro mucho, en cuestión de nada caímos en alguna parte, nos presipitamos desde altura porque la caída me dolió.
Abrí los ojos todavía en el suelo y me encontre con un cielo estrellado y la enorme luna de sangre observando todo desde arriba - ¿Dónde...?- no pude terminar de auto cuestionarme porque escuche pasos que venían a mi dirección.
- ¡Nico! - me levanté y mire hacía la voz, un chico rubio con una franela naranja que fue directamente hasta el chico que me salvo - ¿Estas bien? te dije que tuvieras cuidado, tus poderes siguen inestables - parecía preocupado y Nico solo volteó sus ojos en señal de fastidio.
- Ya relajate Solace, no fue tan malo - el rubio parecía querer reclamar pero en eso llegaron muchas personas más y nos rodearon.
- ¿Estás bien? - un chico de ojos como el mar y cabello negro algo alborotado me ayudó a levantarme, yo seguía medio aturdida y simplemente deje que me ayudara- ¿Cómo te llamas? - me preguntó sonriendo, tenia esa clase de sonrisas picaras que hubiera enamorado a más de una aunque a mi solamente me pareció divertida.
- Soy Svet Astaiza, y sí estoy bien ¿Tu quién eres? - apenas termine la pregunta fui realmente consciente de mi espacio, casi pego la mandíbula al suelo, aún en plena noche ese podia ser el lugar más bello que había visto nunca, era mágico tanto que pude haber jurado que a lo lejos se acercaba un Centauro - ¿Dónde...?
- ¿Sorprendida? - dijo con gracia el pelinegro a mi lado - yo soy Percy, bienvenida al campamento mestizo.
