Advertencias:
-Yaoi.
-AU (mafia).
-Aparición de Oc's.
Nota: Este fic esta basado en Kateyo Hitman Reborn, por supuesto tiene sus debidos cambios en la trama y no hay aparición de personajes de tal anime. Solo estoy tomando el tema de la mafia y toda la fumadez que conlleva el mundo KHR. Por ahora los únicos Oc's serán los Arcobaleno, no podía imaginar a nadie de KnB en dicho rol demente.
Disclaimer: Los personajes de KnB y las ideas de la trama (a excepción de los cambios que se me ocurran) de KHR pertenecen a sus respectivos creadores.
Kuroko no Katekyo Hitman!
...
Se lavó las manos.
Cerró la llave del agua y, dejando sus manos descansar sobre el azulejo, centró su mirada en el espejo frente a él.
Observó su reflejo con tranquilidad.
Su cabello azul como el cielo, su piel pálida, su nariz de botón, sus labios rosados y sus ojos de un azul sorprendente; ojos que le regresaban una mirada plana a la par de su rostro inexpresivo. Ese era él, Kuroko Tetsuya, estudiante de segundo grado en la escuela preparatoria Teiko.
Un estudiante promedio y un chico aún más normal con un curioso gusto por las novelas ligeras y los batidos de vainilla, eso dejando de lado su poca presencia. Kuroko no tenía mucho que decir sobre ello, sólo que era algo natural en él; pasar desapercibido, ser un fantasma. Nadie lo notaba a excepción de su abuela y cuando se hacía notar, su habilidad no era algo que le disgustara particularmente, pero tampoco podía negar que de vez en cuando nacía el sentimiento de querer ser notado, quería tener amigos con los cuales compartir y divertirse.
Salió de sus pensamientos al ver entrar a un grupo de chicos, cada uno entró a un cubículo sin siquiera reparar en el peli azul.
No es su culpa que no me vean…
Pensó y de inmediato negó con la cabeza, un intento para alejar esos pensamientos. Le dio una última mirada a su reflejo y salió del lugar. Caminó a paso tranquilo por los corredores, era hora del descanso y varios alumnos paseaban por los alrededores buscando relajarse. Se acercó hasta una ventana y vislumbró el despejado y brillante cielo. ¿Quién no querría volar hasta allí? Al inmenso cielo que todo lo abarcaba, acompañado por el sol, las nubes, tormentas, lluvia, rayos e incluso la niebla. Nunca solo. Nunca olvidado.
Si tan solo…
De pronto, el sonido de una voz familiar llegó hasta sus oídos. Bajó la mirada y lo vio. Un chico pelirrojo, un poco más alto que él, de piel blanca y una par de ojos heterocromaticos; rojo y oro, tan misteriosos y absorbentes.
Akashi Seijuurou, vice capitán del club de baloncesto… el chico más inteligente, influyente y… atractivo de toda la escuela…
No era solo su presencia increíble o su encanto lo que atrajo a Kuroko. Su estomago revoloteó un poco al recordar sus encuentros en lo que llevaban de escuela. Akashi fue el primero en notarlo, en reconocer su presencia en la escuela. ¿Cómo no interesarse en él? Con Akashi, Kuroko se sentía tan brillante y cálido como el mismo cielo. Una sonrisa del pelirrojo bastaba para alegrar sus días. Con él, Kuroko sentía, más que confianza, que era especial. Que era extraordinario.
—Akashi-san, ¿Puedo hablar contigo?
Sacado de su ensoñación, el peli azul miró hacia abajo; una chica se acercaba con rapidez y seguridad al pelirrojo y su capitán de equipo. Kuroko no tenía que ser un genio para saber las intenciones de la chica. Ella iba a confesar sus sentimientos a Akashi.
La alegría de Kuroko desapareció, reconocía a la chica perfectamente. Rendou-san era la idol de la escuela, popular y talentosa. Él nunca podría competir contra ella, especialmente siendo un chico; sinceramente dudaba que al pelirrojo le gustaran también los hombres. Y ahí se iba toda su autoestima.
Dio media vuelta y con pasos rápidos se alejó de la ventana. No quería presenciar tal escena. No podía ver a Akashi elegir a la chica y dejarlo solo.
~.~.~
Después de un agotador y deprimente día, por fin estaba en casa. Se sacó sus zapatos y se colocó las sandalias para interiores, pasó por la sala para dejar su mochila en uno de los sillones y después se dirigió a la cocina.
—Tadaima, baa-san —saludó suave y cordialmente a la mujer de edad avanzada.
—Okaerinasai, Tetsuya-chan —respondió el saludo sin dejar de mover el contenido de la olla frente a ella —. ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó mientras apagaba la estufa, el estofada estaba listo.
—Bien —fue su escueta respuesta mientras se adelantaba a ayudar a poner la mesa.
— ¿En serio? No te oyes como eso —la mujer lo vio analíticamente.
—En verdad, baa-san. Solo vomité después de la clase de deportes —explicó, no tenía intención alguna de contarle sus desilusiones amorosas a la mujer.
—No deberías exigirte demasiado —dijo, dejando a su nieto salirse con la suya. Cómo la mujer con experiencia que era y habiendo criado a un hijo que también pasó por la adolescencia podía imaginar lo que su Tetsuya pasaba, pero tampoco era quién para inmiscuirse de más.
El peli azul asintió en silencio y terminó de arreglar la mesa. Solo dos asientos eran ocupados en una mesa para cuatro.
Mientras comían, dando comentarios al azar, Kuroko no dejó de apreciar a su abuela. Era ella quién lo había criado los últimos diez años. Sus padres murieron en un aparatoso accidente cuando tenía seis y desde entonces su abuela, la madre de su padre, se había hecho cargo de él.
Ella fue quien lo consoló todos los días y todas la noches del par de mese que el siguieron al accidente; quien con paciencia lo mimó y apoyó, aún cuando ella misma sufría por la pérdida de su único hijo y nuera.
Nunca podría hacer suficiente para agradecerle.
Una vez terminada la cena se ofreció a la lavar los platos mientras su abuela descansaba en la sala disfrutando de una taza de té. Finalizado su trabajo salió de la cocina, camino a su habitación pudo escuchar la voz de su abuela hablando por teléfono. Algo que debió haber notado desde la cocina.
—Sí, entiendo a la perfección. No debe preocuparse, sí. Estoy de acuerdo con cualquier método, sólo trata de no matarlo ¿bien? Así será, entonces hasta luego.
Kuroko notó la expresión de satisfacción y expectación en el rostro de su abuela. Definitivamente estaba tramando algo y sin duda lo incluía a él.
~.~.~
Fuera de la vivienda de los Kuroko, al otro lado de la calle y sobre una barda, una pequeña figura cerró su teléfono móvil mientras que con la otra mano mantenía un par de binoculares.
Observaba con atención al chico peli azul.
—Así que este es el nuevo heredero —elevó una de sus cejas —. Esperaba más, en fin —bajó los binoculares, y sonrió emocionada y siniestramente —. ¡A trabajar con lo que hay!
~.~.~
A la mañana siguiente, Kuroko Tetsuya despertó con un extraño sentimiento instalado en su pecho. Un presentimiento, uno de esos que sentía cuando algo inevitable iba a suceder y que siempre terminaba con él en problemas.
Una vez aseado, vestido y con su cabello bien domado salió de su habitación para dirigirse a la cocina por su desayuno. Paró sus pasos de golpe y parpadeó con lentitud ante la imagen que lo recibió.
Había un bebé sentado sobre un almohadón en una silla, bebiendo lo que parecía ser chocolate caliente. Un bebé con un hurón enroscado en el cuello.
—Hola, Kuroko Tetsuya —saludó dejando su taza con cuidado y girando su pequeño cuerpo para encararlo. Sus grandes ojos pardos lo miraban fijamente.
Tenía el cabello de un tono cobrizo y brillante, ligeramente ondulado y desordenado, con un fleco que le hacía sombra a sus ojos y destacaba sus suaves facciones. Era como una de esas muñecas de porcelana. Pequeña, frágil y hermosa. Y con un chupete de color amarillo colgado del cuello.
Kuroko parpadeó, de nuevo.
—Sí, soy yo —respondió con lentitud, como si con el tiempo que se demoraba en contestar pudiera darle sentido a la presencia de la chiquilla.
— ¡Soy Nova! ¡Y soy la mejor asesina a sueldo del mundo! —se presentó y sin tomar tiempo para respirar, continuó —: ¡Estoy aquí para convertirte en el mejor jefe de la mafia de la familia más poderosa! —declaró, su perfección de muñeca dejada de lado por el tono de su voz y la magnitud de sus palabras. Sus ojos ardían ferozmente.
¿Qué le enseñan los padres a sus hijos hoy en día?
Se abstuvo de mostrar cualquier reacción y solo se acercó hasta la mesa.
— ¿Tus padres saben que estas aquí? —preguntó con suavidad, a los locos mejor tratarlos con amabilidad, en especial siendo niños.
La bebé solo hizo un pechero y se bajó de un salto de su lugar, se acercó al peli azul y le dio una patada en la espinilla.
— ¿Por qué hiciste eso? —inquirió agachado y sobándose el lugar golpeado, seguía inexpresivo pero por dentro estaba retorciéndose de dolor. ¿Qué estaba mal con esa niña? Normalmente sabría cómo tratar con niños problemáticos, era bueno con todos los niños en general, pero algo con respecto a la muñequita frente a él se sentía fuera de lugar.
—No estoy bromeando —dijo fuerte y segura —. Fui enviada para educarte y entrenarte para ser un digno jefe de la famiglia Miracolo, la familia mafiosa más fuerte y poderosa del mundo. ¡Te convertiré en el Quattordicesimo Miracolo!
El peli azul se irguió de nuevo, mirando fijamente al pequeño ser frente a él —. Si lo que dices es cierto, que no es que te crea, ¿por qué yo? —inquirió, era mejor seguirle la corriente por ahora y ver la mejor manera de sacarla de su casa sin daño alguno para ninguno de los dos.
La niña le dio una mirada para enseguida sacar un pedazo de pergamino —. He venido aquí porque el actual jefe de la familia Miracolo, el Decimo Secondo, me lo pidió. Quiere que te entrene para convertirte en un admirable jefe de la mafia —comenzó su explicación mientras desdoblaba el pergamino en sus manos.
—Dijiste que yo soy el décimo cuarto, ¿Qué pasó con el décimo tercero? —preguntó al notar la laguna entre el actual jefe y el puesto que le adjudicaban en el momento.
—Oh sí, lo asesinaron hace un par de años —respondió con indiferencia y, antes de que Kuroko pudiera decir algo, colocó el pergamino frente a su rostro —. Mira.
Kuroko centró su mirada en el documento, se trataba de una especie de árbol genealógico. Debajo del sello que rezaba el nombre Miracolo, destacaba el título de "Boss" del cual se ligaba el nombre Mose; de dicho nombre desencadenaban dos líneas, una que seguía nombres occidentales y de la otra, nombres japoneses.
El nombre de su padre y el propio destacaban al final de la línea.
—El primer jefe Miracolo se retiró y viajó hasta Japón. Él es tu tatara-tatarabuelo, Tetsuya —dejó que el chico tomara el documento —. En pocas palabras, tienes la sangre de los Miracolo y eres un legítimo candidato para ser el próximo jefe.
—Nunca escuché de esto —musitó sin dejar de darle vuelta al asunto en su cabeza —. Sé que el abuelo tenía sangre italiana, pero nunca mencionaron nada de una mafia…
El chico trató de mantener su voz firme y sin emociones, pero la última palabra había salido un tanto ahogada. No había forma de que lo que la niña decía fuera verdad, no había manera de que su familia tuviera sangre de mafiosos y mucho menos que él se convertiría en un jefe. En especial bajo la tutela de un bebé. Un bebé con un hurón como bufanda. Era una locura.
—Así que ya se conocieron —la suave y cálida voz de su abuela lo sacó de sus pensamientos —. Y tal parece que te ha contado todo —agregó al notar el pergamino en manos del chico.
—Baa-san, quieres decir que... —empezó a hablar, pero la mirada de su abuela lo hizo callar.
—Siento que te enteraras tan de repente y sobre todo haberlo ocultado todo este tiempo, Tetsuya-chan —la anciana se acercó y le acarició el cabello —. No creímos que fuera necesario desde que la Miracolo tenía sus propios herederos, pero todo cambió ahora —le dio una mirada a la bebé.
—Entonces tú estás de acuerdo con esto, ¿con que me convierta en un jefe mafioso? —preguntó con miles de emociones pasando por sus ojos normalmente indiferentes.
—No me malinterpretes, nieto —lo miró fijamente a los ojos —. Personalmente estoy en desacuerdo, ¿cómo podría dejar a mi única familia entrar en algo tan peligroso? Pero mi palabra no es la que importa aquí, solo la tuya. Acepté que Nova-chan viniera porque creía que era justo que supieras la verdad de tu legado, pero el único que va a decidir si aceptar o no, eres tú.
Tetsuya observó a su abuela por minutos, nadie dijo nada, ni siquiera la ruidosa niña.
—Entiendo —dijo por fin.
La anciana sonrió, pero antes de que dijera algo más, el peli azul empezó a caminar fuera de la cocina.
—Me voy a la escuela, se hace tarde —anunció.
— ¡Hey! ¡No he terminado contigo! —la bebé se apresuró a seguir a su nuevo estudiante.
Kuroko Terumi escuchó el sonido de la puerta al cerrarse y no pudo evitar dejar escapar un suspiro de tristeza. Las cosas empezaban a cambiar y moverse para su nieto, como había dicho: no es que le gustara la situación, si por ella fuera se llevaría a Tetsuya y lo escondería donde ninguna mafia pudiera encontrarlo, pero no podía hacerlo. Se trataba de legado del chico; su esposo e hijo habían escapado de tal peso, pero tal parecía que el destino de su nieto era otro. Un destino peligroso y doloroso, pero Tetsuya era fuerte.
Y ahora contaba con un fiable tutor.
—Cuida bien de él, Nova-chan.
~.~.~
No sabía que era más raro, el que estuviera discutiendo con un bebé o que parecía estar perdiendo. Kuroko resistió soltar un gemido al momento que miraba detrás de él, Nova le sonría con aire de suficiencia.
—Deja de seguirme, Nova-san —pidió al llegar frente a las puertas de Teiko.
—Nadie te nota ni un poco, realmente eres invisible —comentó la menor ignorando sus palabras.
El peli azul hizo una especie de mala cara, lo que Nova decía era verdad y después de tanto tiempo con su condición era inmune a cualquier comentario sobre el tema, pero la forma en que la niña lo decía era como si fuera algo malo. Como si ella estuviera en desacuerdo.
—Está bien, puede que al final sea un punto bueno para tu modo de lucha e incluso para evitar que te maten los enemigos —siguió con su apreciación la menor —. Aunque será complicado a la hora de relacionarte con otras familias.
—Por favor, Nova-san, estoy totalmente en desacuerdo para convertirme en un jefe de la mafia —empezó a decir —. Estoy bien con mi falta de presencia. No soy un líder. No quiero matar a nadie. No puedo ni confesarme a Akashi-kun —dijo la última frase por pura inercia.
—Buenos días, Tetsuya —y la persona en cuestión apareció. Akashi Seijuurou caminaba en su dirección, al parecer recién llegaba a la escuela, si la limosina en la calle era un indicio —. ¿Te he oído decir mi nombre?
Por primera vez, Kuroko Tetsuya deseó ser invisible para los ojos del pelirrojo.
Por su parte, Nova veía con ojos interesados la situación ¿quién dijo que ser la tutora del Quattordicesimo Miracolo, Kuroko Tetsuya, no sería divertido?
N/A:
*Famiglia Miracolo: Familia Milagro (desde el Italiano). Milagro por Kiseki, ya saben~ xD
*Quattordicesimo Miracolo: Décimo Cuarto Milagro (desde el Italiano).
*Decimo Secondo: Decimo Segundo (desde el Italiano).
Como han notado, hay varias diferencias~ Aquí el heredero es Kurokin y viene llevando el titulo de Decimo Cuarto; se preguntaran por qué no dejar el titulo de Decimo con en KHR, pues me gusta más el catorce xD
La historia anduvo rondando mi ente por un tiempo, quería hacer algo con Kuroki siendo un heredero y tener al resto de GoM como fieles seguidores y protectores; y por supuesto, con su buena dosis de yaoi incluida~ Debo decir que ustedes están siendo parte de esta historia, pueden pensar en Nova como su alter ego aquí; es por eso que le puse rasgos 'comunes' y un nombre que estuviera ligado a su elemento: el Sol. Así que bueno, ustedes deciden si tomarlo como tal.
Acepto ideas, sugerencias y por supuesto, reviews!
Espero que le den una oportunidad a esta historia. Gracias por leer!
