Hola corazones de chocolate.

Después de un tiempo y estando entre la encrucijada de hacerlo o no, finalmente me decidí a escribir el fic Victurio que me había estado rondando por la cabeza así que, aquí lo tenéis, un A.U de esta shipp que cada día me gusta más.

En fin espero que la disfruten y si entráis algún error hacédmelo saber, que aunque reviso se me pasan de largo muchos y es muy frustrante.

P.D. Me disculpo por los personajes posiblemente muy ooc.


Disclaimer: Yuri! On Ice © Production MAPPA, dirigido por Sayo Yamamoto y escrito por Mitsuro Kubo. Todo lo que diverge del canon es mío y está hecho sin fin lucro. ¡Di no al plagio!


Memory Lane

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by Miss. Breakable Butterfly

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Prologue

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.X.

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Y en la primavera, cuando las flores del manzano tiñen el seno de las palomas,
En la hierba yacen dos amantes que ha leído la historia de nuestro amor.

Han leído la leyenda de mi pasión, y conocido el secreto amargo de mi corazón,
Besándose como nosotros nos hemos besado, pero nunca lejos como nosotros lo estamos.

Pues la flor carmesí de nuestra vida es devorada por el gusano de la verdad,
Y ninguna mano recogerá los marchitos pétalos de la rosa de la juventud.

Sin embargo, no me arrepiento de amarte, ¿qué otra cosa puede hacer un muchacho?
Los ávidos dientes del tiempo corroen, persiguiendo las silenciosas huellas de los años.

El timón nos balancea en la tempestad, y cuando la tormenta de la juventud haya pasado,
Sin liras, sin laúd y sin coro, la tranquila muerte del navegante finalmente llega.

Y dentro de la tumba no hay placer, el ciego gusano consume las raíces,
Y el Deseo se estremece en cenizas, y el árbol de la pasión no da frutos.

¿Qué otra cosa puedo hacer sino amarte? La propia madre de Dios me es menos querida,
Y menos aún la dulce Afrodita elevándose como un lirio plateado sobre el mar.

He tomado mi decisión, he vivido mis poemas y, aunque la juventud se haya perdido en indolentes días;
He descubierto que la corona de mirto del amante es mejor que la del laurel sobre el poeta.

Fragmento del poema "Flor del amor"

De Oscar Wilde.

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.X.

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Los aplausos resuenan por todo el recinto.

Los gritos y las flores vuelven a llenar la pista y Yuri sonríe; la emoción lo abruma y por un momento se siente como el mejor de los guerreros después de una agotadora batalla.

— ¿Lo habéis visto? —piensa y gira a mirar hacia la valla donde Víctor y Yuuri miraban la gala del joven patinador ruso.

Se muerde el labio con fuerza cuando nota que ninguno de los dos le mira; ambos parecen totalmente sumergidos en una plática de la cual él está seguro no quiere saber, sin embargo, Víctor percibe su mirada y sus ojos azules resplandecen con fuerza cuando se encuentra con los verdes de él.

Con un chasquido desvía la mirada y sale sin mirar otra vez a la pareja.

— Lo has hecho muy bien —Lilia le dice y aunque hay un ceño sobre sus características, es evidente el orgullo que siente hacia él en la manera en que sus ojos le miran.

— Ese no era el tema previsto para la exhibición —Yakov pronuncia con dureza y cuando esta por contestarle alguien más lo hace por él.

— Pero fue increíble —pronuncia Víctor a sus espaldas.

Yuri se estremece y gira a mirarle. Sus ojos verdes resplandecen con dureza.

— Me alegra que lo reconozcas —le espeta. Mientras se gira y le sonríe a Otabek que se ha acercado a devolverle los lentes que había arrojado durante la presentación—. Gracias...

Le sonríe y siente una oscura satisfacción al percibir el descontento de Víctor.

Pero la satisfacción no le dura lo suficiente cuando observa al joven nipón acercarse con una sonrisa.

— Realmente te has lucido, Yurio —pronuncia el japonés, la sonrisa suave delineando sus labios y Yuri no tiene el corazón para despreciarlo pese al agudo aguijón que parece perforarle el pecho al ver la cercanía que tiene con Víctor.

— Gracias —murmura y sus mejillas se sonrojan. Se gira entonces y sin mirar a nadie más anuncia—; voy a cambiarme.

Se apresura a salir y cuando está a punto de llegar a los vestidores una mano se cierra con fuerza sobre su muñeca deteniendo con eficacia sus pasos.

No tiene que girar para ver de quien se trata; la textura, el calor que desprende, el tamaño y sobre todo el maldito anillo que parece tan frío contra su piel, le dan todo lo que necesita para saber de quién se trata.

— Suéltame —pronuncia en un gruñido bajo. Sin embargo, el agarre se vuelve más apretado y tiene que morderse el labio para contener el gemido de dolor que parece querer escapar de sus labios—. ¡Que me sueltes!

Sacude con fuerza su brazo liberándose y se gira a encarar a su agresor.

— ¿Qué mierda quieres? —pregunta ofuscado.

— No te exaltes gatito —pronuncia Víctor con la voz suave, sin embargo, sus ojos tienen un brillo peligroso—. Solo quiero hablar contigo.

— Pues yo no tengo nada de qué hablar —pronuncia y se gira listo para retomar su camino.

Escucha a Víctor chasquear la lengua y se niega a reconocer la satisfacción que le causa el saberse su causa.

Pero su buen humor vuelve a ensombrecerse cuando el ruso mayor vuelve a cogerlo del brazo y lo arrastra al interior de los vestidores y hasta una puerta que conduce a los cubículos de las duchas.

Víctor le obliga a meterse dentro de uno de los cubículos y cierra la puerta. Su cuerpo impidiendo que Yuri pueda salir.

Yuri cruza los brazos frente a su pecho de una manera defensiva y se niega a verlo a la cara.

— Tenemos que hablar —Víctor rompe el abrumador silencio que les envolvía.

— No hay nada de qué hablar —pronuncia Yuri, sus manos se aferran con fuerza a sus brazos, en una burda simulación de un auto-abrazo.

Víctor traga con fuerza y se siente un poco culpable ante la visión.

"Es un niño" —piensa y la desagradable sensación que parece consumirlo cuando su consciencia y su moral deciden entrar en acción, le revuelven el estómago, pero, solo es momentáneo porque hay algo oscuro y denso que parece envolverlo cada que está cerca de Yuri—. Yura... —su voz parece una súplica mientras se acerca un poco más. Y realmente quiere tocarlo, sobre todo cuando Yuri parece tan lejano e inalcanzable como en ese preciso instante.

Yuri levanta la mirada y sus ojos verdes resplandecen cual estrellas en un cielo despejado.

— Eres tan cruel —pronuncia Yuri y se odia un poco cuando acepta la caricia de Víctor sobre su mejilla—. Tan cruel.

Víctor se ríe, pero no hay una alegría real detrás de su risa. Él mejor que nadie se conoce y sabe lo destructor que puede resultar su cariño y su amor.

Da otro paso y suspira cuando las manos de Yuri se aferran a la tela de su traje.

Traga con fuerza y con sus dos manos acuna el rostro de Yuri que, con todo el maquillaje oscuro que bordea el rededor de sus ojos, solo los acentúa más.

— Eres tan precioso —murmura mientras su pulgar recorre sus labios en una suave caricia, demasiado superficial y al mismo tiempo demasiado íntima.

"Pero no lo suficiente... No como él." —Yuri piensa y para evitar el dolor que ese pensamiento le causa se centra en el dedo que recorre sus labios como si quisiera memorizar su textura y forma. Como si fuese la última vez. Humedece el pulgar con la lengua y cierra los ojos cuando todo queda claro—. "Es la última vez ¿no?"

Quiere preguntarle, pero solo se queda en un desgarrador pensamiento que le hace estremecer.

Escucha el suave jadeo escapar de los labios de Víctor y se obliga a abrir los ojos y verlo. Su expresión es suave y cuando siente que la primera lágrima esta por caer, Víctor lo besa.

Sus labios son cálidos y dulces contra los suyos.

Su mano derecha acuna su mejilla y la izquierda se enreda en su rubio cabello.

Cuando su lengua delinea su labio inferior, abre la boca y deja que su lengua se hunda para encontrarse con la suya.

"Te quiero tanto Vitya, tanto que duele". —Piensa y se hunde con mayor entrega a los besos de Víctor. Renuncia a una parte de sí mismo y lo odia, pero no lo suficiente.

Gime sin vergüenza alguna cuando él tira un poco de su cabello y muerde su labio inferior.

Se alejan para tomar aire y hay tal emoción en los ojos de Víctor que por un momento se permite creer que él realmente lo ama como él lo hace.

— Yo... necesito... —su voz es necesitada y entrecortada, la mano de Víctor ha descendido a través de su espalda y se ha detenido en uno de sus glúteos.

— ¿Qué necesitas, gatito? —Pregunta con descaró el ruso mayor mientras reparte ardorosas caricias a través de su ropa. Yuri se muerde el labio inferior y quiere patearlo. Sin embargo, cuando sus dedos rosan su pene, un gemido abandona sus labios borrando el insulto que estaba a punto de lanzarle—. ¿Qué es lo que necesitas?

Vuelve a preguntar y Yuri se las arregla para darle un resplandor molesto a través de su mirada.

— No voy... aaah... pedir —se las arregla para pronunciar ante el estímulo que está recibiendo. En su lugar se las arregla para colar una mano a través de los pantalones de Víctor y cierra su mano con fuerza sobre su pene semi-erecto.

— Yura... eso... —Víctor cierra los ojos y se entrega al placer que la mano de su joven amante le proporciona—. Se siente tan bien.

Luego se precipita hacia delante, ambos colisionando sus labios en un beso desenfrenado. Sus manos se precipitan para intentar deshacerse de la ropa que parece tan innecesaria ahora.

Cuando el pecho de Yuri queda al descubierto, Víctor se precipita hacía bajo, besa su mandíbula y cuello, apenas controlando el impulso de dejar una marca, lo suficientemente visible como para que todos aquellos ojos que parecían ansiosos por devorarlo durante su gala, supiesen que él ya pertenecía a alguien.

La mano de Yuri se aferra con fuerza a su cabello, es un agarre lo suficientemente fuerte como para considerarlo doloroso, pero solo animan a Víctor a continuar con sus atenciones.

— Víctor...—la manera suave en que murmura su nombre le hacen soltar un ligero gruñido.

Una de sus piernas se ha incrustado en medio de las del joven y puede sentir la dureza de su erección frotarse con fuerza contra él.

Cuando su boca finalmente se cierra sobre uno de sus pezones, Yuri tiene que morderse el labio para no soltar un fuerte gemido.

Víctor chasquea la lengua y rastrilla un poco con sus dientes el brote rosa ya endurecido antes de alejarse.

— Quiero oírte gatito —pronuncia en un gemido mientras presiona un poco más su pierna contra la erección de Yuri.

— Eso... nooo... —Yuri se retuerce y sus caderas se agitan intentando tener más fricción—... ¿a-acaso qui-quieres que nos descubran?

Se las arregla para decirle antes de echar su cabeza hacía atrás y contradiciéndose, suelta un gemido cuando Víctor sin más había bajado sus pantalones, su cuerpo estremeciéndose ante el aire frío.

Víctor se lamió los labios ante la visión; ahí estaba Yuri, su gatito rebelde, con la respiración entrecortada y la piel enrojecida, tan deseoso de él.

Yuri aprovechó el ligero distanciamiento de Víctor para deshacerse de las deportivas y el pantalón.

Luego miró a Víctor, una sonrisa salvaje y una mirada oscurecida por la lujuria.

Se acercó a él y con un giro, lo llevó contra la pared.

Sus labios ofreciendo el mismo tratamiento que el mayor, minutos antes le dieran, mientras su mano jugueteaba con el elástico de sus mallas.

Cuando finalmente su mano se hundió en sus pantalones, Víctor gimió con cierta frustración al no recibir el contacto certero que deseaba.

— Yura... —gimió sus caderas moviéndose intentando que su pene tuviera una mayor fricción con la mano que apenas lo sostenía ligeramente.

— ¿Si Víctor? —murmuró el joven con los labios aun esparciendo besos sobre su pecho.

Víctor abrió los ojos sin saber cuándo es que los había cerrado y soltó una ligera risa al ver la expresión malvada del joven ruso.

Esta era su pequeña venganza por intentar hacerle pedir, sin embargo, él no tenía reparos sobre todo cuando sentía su cuerpo arder de esa manera.

— Hazlo más fuerte —casi sonrió victorioso, sin embargo, ahogó una maldición cuando Yuri sin más, cayó de rodillas y con un tirón dejaba libre su pene.

Con la mano ligeramente temblorosa recorrió su falo, apretando mientras comenzaba el vaivén de arriba y abajo, utilizado el líquido pre-seminal como lubricante para tener una mejor movilidad.

Víctor disfrutó de la estimulación, sin embargo, cuando Yuri se detuvo, él no pudo quejarse antes de verse envuelto en la cálida y húmeda sensación de su boca.

Su mano enseguida se apresuró a enredarse en sus delicados cabellos rubios, la sensación intensa de sentir la lengua y vibraciones de su garganta contra su pene, casi tan buenas como cuando estaba en su apretando interior.

Yuri gimió ante el sabor salado del líquido pre-seminal, su mano izquierda aferrándose a las caderas de Víctor y la otra estimulando su pene.

— Gatito... —pronunció Víctor en suave gemido—. Detente...

Su voz era entrecortada y con un gemido de desconcierto Yuri se detuvo.

Luego con ayuda de Víctor se puso de pie un poco adolorido en las rodillas, sin embargo, no hubo tiempo de pensar en ello mientras Víctor volvía a posicionarlo contra la fría pared.

— Quiero estar dentro de ti —murmuró Víctor contra su oído, sus caderas perfectamente alineadas mientras instaba a Yuri a enredar sus piernas a su alrededor.

— Si —Yuri accedió gimiendo con fuerza mientras Víctor frotaba su pene contra el suyo.

Una mano de Víctor se acercó a sus labios y no tuvo que decir nada para que el empezará a lamer los tres dedos que le ofrecía. Fue un alivio para Yuri que la mano ofrecida no fuese la del molesto anillo porque no estaba seguros de poder detenerse cuando se encontraba así de necesitado y eso simplemente hubiera sido humillante.

Cuando Víctor los alejó de sus labios, Yuri no tuvo que esperar demasiado para sentirles bordeando la apertura de su ano.

Cuando el primer dedo entró, gimió adolorido, tenía mucho tiempo desde la última vez que ellos habían tenido esa clase de contacto y era un poco molesto.

— Shu... está bien —pronunció Víctor con voz suave, esperando un momento antes de decidirse a moverlo.

Beso a Yuri con fervor mientras comenzaba el lento vaivén. Buscando el lugar que haría a Yuri maldecir en ruso mientras enterraba sus uñas en su espalda.

Cuando finalmente lo encontró, Yuri no le decepcionó. Sus labios dejaron los de Víctor para maldecir en ruso y mover con mayor insistencia sus caderas, sin embargo, no era suficiente.

— Yo… necesito… —gimió con frustración, no quería pedir, si esta era la última vez él no iba a pedir.

Así que se aferró con mayor fuerza a Víctor y con fiereza enterró sus uñas en sus hombros. Víctor gimió en aprobación y de un solo movimiento empaló los otros dos dedos.

Yuri se retorció ante la intrusión repentina, el dolor y el placer le hicieron soltar una maldición mientras enterraba con fuerza sus tobillos en la espalda de Víctor.

Cuando el ardor inicial de la intrusión terminó, tuvo que morderse el labio inferior con fuerza para no soltar el gemido gutural que se moría por atravesar su garganta.

Víctor chasqueó la lengua y se apresuró a besar los labios del joven ruso al notar la fuerza con la que mordía su labio inferior. Gimiendo cuando el joven se entregó a él sin reparo alguno.

Se separaron cuando el aire fue necesario y Yuri gimió de frustración cuando Víctor retiró sus dedos de su interior. Sin embargo, solo fue el tiempo que le tomo a Víctor posicionarse y penetrarlo de una fuerte estocada.

— Te sientes tan cálido —gruñó Víctor en su cuello y Yuri gimió un poco avergonzado.

— Muévete viejo idiota —contestó en su lugar moviendo sus caderas circularmente y haciendo que Víctor gruñera.

— Si haces eso no voy a durar —le espetó Víctor, sin embargo, sus caderas habían comenzado a satisfacer los movimientos del menor.

Sus caderas se encontraron en un movimiento frenético y cuando el calor comenzó a concentrarse en el centro de su estómago para recorrerlo completamente, Yuri cerró los ojos y se entregó a la cálida y exquisita sensación de su orgasmo.

Cunado después de unas estocadas más Víctor se corrió, Yuri permaneció aferrado a sus hombros con la cara oculta en el hueco de su cuello y hombros por un par de segundos.

— Esta bien gatito —murmuró Víctor repartiendo tranquilizadoras caricias en los muslos suaves y firmes que aún lo rodeaban.

Con un suspiró renuente Yuri se alejó de él, sin embargo, sus ojos miraban una marca que había dejado en su pectoral izquierdo. Desenredó las piernas del mayor e hizo una mueca cuando el semen aún caliente comenzó a rodar entre sus piernas.

Víctor lo miró con un extraño nudo en el estómago, Yuri se percibía aún más inalcanzable que unos minutos atrás.

— Vete —pidió Yuri de repente, se había girado y había abierto la llave de las duchas.

Víctor hizo un sonido de incredulidad y se acercó para intentar tocarlo, sin embargo, Yuri se encogió lejos de su toque y Víctor sintió una desgarradora sensación atravesarle el pecho.

— Esto era todo lo que querías ¿cierto? —la voz desdeñosa de Yuri fue como una daga y sus ojos como fríos puñales mientras le señalaba sus trajes esparcidos por el suelo.

Víctor negó sin saber muy bien que decir. Ahí estaba el niño que se le había entregado en más de una forma con el corazón roto.

— Yuri… —comenzó con la garganta extrañamente seca—. Sabes que yo te a…

— No te atrevas —le escupió Yuri. Sus ojos verdes resplandeciendo con furia y dolor, impidiendo que pudiese continuar—. No te atrevas cuando vas a dejarme.

Lo último pareció salir en una pregunta que suplicaba por ser una mentira y Víctor tuvo que desviar la mirada porque era cierto.

Yuri sonrió amargamente ante la respuesta silenciosa de Víctor. Entonces todo era cierto y pese a que Katsuki había perdido la competencia realmente se iba a casar con él.

— Te odio tanto —se vio incapaz de contener las palabras y la desdicha que atravesaba su tono mientras le escupía la peor mentira que hasta ahora había dicho nunca—. Te odio tanto Víctor, que desearía no haberte conocido jamás.

Víctor lo miró con los ojos amplios y con las manos en puños.

— Yo…

— Sal…

Yuri se giró y entró en la ducha, cerrando los ojos y casi deseando que Víctor no hiciera caso y lo tomara nuevamente entre sus brazos, sin embargo, lo único que recibió fue el sonido del cubículo siendo abierto y el silencioso eco de los pasos de Víctor alejándose.

— Eres un tonto, un tonto ingenuo Yuri. Si tu madre no se quedó a tu lado cuando se lo pediste ¿por qué lo haría él? —Se burló de sí mismo y se apresuró a lavarse, quería deshacerse de la sensación del cuerpo de Víctor pegado al suyo.


Yuri chasqueó la lengua ante su reflejó, no estaba seguro de cómo enfrentarse a Víctor después de lo que había sucedido la noche de ayer, pero, cuadro los hombros, ajustó su corbata casi por novena vez y se encamino a la salida donde Yakov y Lilia le esperaban para dirigirse juntos a la fiesta después de la final.

Lilia le dirigió una mirada evaluadora y luego de reajustar su corbata, todos caminaron al salón principal del hotel, la suave música se colaba entre las puertas y Yuri hizo una mueca cuando solo entrar, su mirada cayó en la mesa que Vítor y Yuuri ocupaban.

Suspiró con cierta aburrición, recorriendo con la mirada todo el recinto, evitando cuidadosamente donde la "pareja" se encontraba.

— Pero que cara —pronunció Mila, sobresaltándole.

— Déjame solo bruja —le espetó, pero no tenía la usual energía en su tono. Mila frunció el ceño con cierta preocupación, sin embargo, sabía que si intentaba sacarle algo muy posiblemente la mandaría a la mierda y se encerraría más en sí mismo.

Uff… tratar con adolescentes era muy tedioso. Observó a un mesero pasar con copas llenas de champagne y con una sonrisa se levantó por dos. Cuando regresó le tendió una a Yuri que la miró con los ojos entrecerrados.

— No luzcas tan sospechoso que no te estoy envenenado —se quejó con un mohín mientras vaciaba su copa de un solo trago. Carraspeó y sonrió—. Además, Lilia y Yakov no están viendo.

Yuri escaneó la habitación en busca de sus entrenadores y cuando les miró conversando con otros entrenadores se encogió de hombros y le dio un tentativo trago; las burbujas y el sabor le hicieron fruncir un poco el ceño, pero cuando se hubo acostumbrado no le resultó tan desagradable.

Mila se río de su rostro y cuando finalmente terminó la copa con las mejillas rojas señaló a la pelirroja y:

— Tráeme otra —ordenó, por alguna razón la fiesta ya no parecía tan aburrida y su malestar anterior ya no parecía tan grave, "¿por qué se había puesto así por un viejo calvo como Víctor?", no lo sabía y no importaba porque ahora él se sentía bien.

Mila regreso con otras dos copas y antes de que ella pudiese decir nada, Yuri las cogió de sus manos y las bebió las dos en rápida sucesión.

— ¡Woo! Con calma gatito —pronunció Mila con ligera preocupación su brillante idea de pronto parecía muy mala.

Yuri se erizó ante el sobrenombre y señaló a Mila con tono acusatorio.

— No me digas así nunca más —chasqueó la lengua y miró a través del salón, la música había cambiado y se encontró moviendo sus pies al son de la música—. Vamos a bailar bruja.

No esperó respuesta de la chicha, se encamino un poco tambaleante hacia la pista y Mila pronto le dio alcance sobre todo al ver el ligero ceño fruncido sobre las facciones de Yakov.

— Cálmate un poco —pidió, pero, al ver la genuina alegría que parecía cubrir los rasgos de Yuri y después de verle tan alicaído, mando al diablo las apariencias y comenzó a bailar con el jovencito.

Se sentaban por cortos periodos de tiempo solo para beber un poco más, riendo mientras hacían el tonto en la pista, sin embargo, pronto Yuri sintió el estómago revolverse y con un gemido se sentó.

— ¿Qué sucede Yuri? —Pidió Mila, sin embargo, después de tanto champagne ella también comenzaba a recibir sus efectos.

— No me siento bien —gimió Yuri, mientras se levantaba un poco tambaleante—. ¿Puedes decirle a Yakov y Lilia que he subido a mi habitación?

Preguntó sin esperar una respuesta, pues comenzó a caminar hacía la salida. Mila se vio tentada en seguirle sin embargo la mano de Sala sobre su muñeca la hizo detenerse.

— Vamos Mila, he convencido a Otabek de que toque una canción para nosotros.

Mila sonrió dando una última mirada en dirección en la salida; Yuri no se veía tan mal y ella realmente quería ver a Otabek en su función de deejay. Le gustaba tanto ese chico.


Yuri gimió, ahora con la cabeza ligeramente más clara no le parecía tan buena idea haberse dejado influenciar por la bruja, sobre todo porque no había comido mucho durante el día apenas y había tenido un almuerzo ligero y durante la recepción y cena apenas y pudo provocar bocado. Suspiró mientras caminaba por el solitario pasillo que le llevaría a su habitación. Tenía el estómago revuelto y sentía que en cualquier momento iba devolver lo poco que había comido y todo el champagne que había bebido, además la cabeza comenzaba a dolerle.

— No Yuuri —sus pasos fueron detenidos abruptamente cuando escuchó el murmullo de la voz de Víctor.

Su malestar pareció desvanecerse y con pasos vacilantes se acercó a la desviación que daba a las escaleras de emergencia. Se detuvo en seco cuando observó las figuras de dos hombres que él conocía bastante bien entrelazadas.

— Pero Víctor… —gimoteó con un seseó Katsuki, su voz evidenciando que al igual que él había estado bebiendo más que jugo en la fiesta.

— Estás borracho —suspiró Víctor e intentó reajustar su agarre en su estudiante. Yuuri se quejó y lo abrazo, sus brazos firmes alrededor de su cuello, sus labios peligrosamente cerca de los suyos.

— ¿Entonces tú no quieres? —preguntó el japonés en una voz bastante seductora y Víctor soltó un gemido cuando Yuuri balanceo sus caderas.

Yuri como espectador, sintió las ganas de vomitar regresar con renovada fuerza y cuando finalmente Yuuri Katsuki, cerró la distancia entre los labios de su entrenador y los suyos, para él fue incapaz de detener el gemido de incredulidad y dolor que escapó de sus labios.

Se agarró de la pared y cuando observó a Víctor separarse de Yuuri, el dolor y la vergüenza le recorrieron cuando sus ojos azules se encontraron con los suyos.

— Lo siento… —se disculpó con la voz temblorosa y con el dolor de cabeza regresando con renovada fuerza. Los pulmones le ardían y sabía que si no se apresuraba a salir de ahí se pondría a llorar como hace mucho no hacía.

Se giró y sin saber cómo, hecho a correr lejos de ese pasillo y del dolor abrumador que la imagen le había causado.

— ¡Yuri! —escuchó a Víctor pronunciar, pero no se giró a comprobar si el llamado era para él o para el japonés.

Corrió a todo lo que sus piernas dieron y cuando finalmente se detuvo se encontró en medio de una calle extrañamente vacía y que no tenía la más remota idea en donde quedaba.

Sostuvo sus manos contra su pecho y respiró con profundidad mientras las lágrimas fluían sin tregua a través de sus mejillas, él ya sabía que Víctor iba a dejarlo, pero nunca había visto que interactuar de una manera tan íntima con el chico japonés ni siquiera en Hasetsu.

— "O tal vez tu nunca los viste"—le espetó una voz en su cabeza y por un momento los pudo ver a los dos entrelazadas íntimamente en las aguas termales; Yuuti gimiendo bajo las atenciones de Víctor.

Ante tal imagen no pudo seguir conteniendo lo que había en su estómago y curvándose sobre sí mismo, vomito.

Fue ese mismo instante en que su celular sonó, el tono que había puesto específicamente para ese contacto solo le hicieron sentir peor.

Suspiró cuando el silenció volvió a llenar la calle, pero, solo fue un segundo pues al siguiente el sonido regreso con insistencia. Extrajo el móvil de su bolsillo y con cierta incredulidad observo las veintidós llamadas perdidas. El móvil volvió a sonar y finalmente se decidió a apagarlo, pero, el rechinar de las llantas de dos automóviles a exceso de velocidad lo hicieron levantar la mirada. Uno de los conductores abrió los ojos desmesuradamente y Yuri estaba seguro que pronunció una palabrota en español antes de intentar frenar, sin embargo, era demasiado tarde, el impacto lo golpeo de lleno. Escuchó claramente el crujido de su cabeza al golpear el pavimento y un montón de frases que no alcanzaba a entender.

"Le dije que lo odiaba y que desearía jamás haberlo conocido" —pensó mientras todo comenzaba a oscurecerse y quiso reírse—. "Ahora todo parece tan tonto".

Pensó mientras perdía el agarre que aún conservaba en el celular, quien volvía a sonar con insistencia. Soltó un suspiró dolorido y la imagen sonriente de Víctor y luego de su abuelo llenaron su visión.

— Esperó que seas feliz Víctor —pronunció mientras el frío comenzaba a calarle hasta los huesos, realmente esperaba que lo fuera, solo se arrepentía de haberle gritado que lo odiaba la última vez que estuvieron juntos, él no se lo merecía y siempre había sabido que Víctor lo amaba, pero no de la manera en que él quería—. "Y espero que mamá cuide de ti abuelo".

Sin embargo, lo último se quedó en un insustancial pensamiento.

Morir era como una noche de invierno rusa.


Bien espero que os haya gustado el prólogo y no me odiéis, pero lo sucedido era necesario.

Espero vuestros comentarios y nos leemos en el siguiente :)