- ¡Que bebas, te digo!
Fye dejó escapar un pequeño suspiro mientras alzaba el rostro para encararse con Kurogane. Lucía su sonrisa más falsa hasta la fecha, y lo sabía. Sabía que Kurogane lo sabía. Desgraciadamente, también sabía que el ninja estaba malinterpretando los sentimientos ocultos tras la misma.
Suspiró de nuevo. Tenía que haber alguna manera de hacerle entender a ese ninja cabezota que lo estaba sobrealimentando. ¿Pero cómo?
- ¡Kuro-riiin, no tengo sed, te lo juro! - dijo, poniéndole morritos. Era verdad que no le gustaba para nada todo ese rollo vampírico. No podía negarlo, tuvieron que obligarle. Hubiera intentado reprimir su sed de haber tenido oportunidad de hacerlo. Podía comprender su preocupación. - Hasta el momento no he tenido sed.
Cuando se despertó, los dos vampiros ya se habían ido. Al parecer estaban siendo perseguidos y no podían quedarse más tiempo. Lo único que dijeron fue que el instinto se encargaría de todo, pero por lo visto Kurogane se tomaba muy en serio sus responsabilidades y no se fiaba.
- Ya te toca beber. No me discutas.
- ¡No lo necesito tan a menudo, Kuropon!. ¡No soy un vampiro hobbit!
Fye estaba seguro de que los vampiros no necesitaban cinco comidas al día. Dos grandes comidas, mordiendo en el cuello, después del desayuno y la cena, y tres meriendas de la muñeca. Al principio estuvo de acuerdo porque se encontraba muy débil y lo necesitaba, pero ahora era completamente innecesario. Se sentía como si fuera Navidad cada día, pero en lo malo, siempre lleno y con el sabor de la sangre en la boca. Se las arreglaría perfectamente con una única gran comida después de cenar, de manera que pudieran disfrutar del postre después.
Kurogane sacó su cuchillo y empezó a arremangarse el brazo izquierdo. Era la única forma que conocía de obligar al mago a comer, apretar su muñeca sangrante contra su boca.
A Fye se le acabó la paciencia, y, con sus nuevos poderes vampíricos, paró su mano antes de que pudiera hacer el corte. El ninja le miró, ligeramente sorprendido, y el mago decidió que había llegado el momento de una pequeña venganza. Sonrió un poco más, le soltó la muñeca, y, de repente se inclinó hacia delante, con los colmillos y las uñas fuera, y los ojos de gato muy abiertos.
- Te acabo de decir que no tengo sed.
- Uh-uh-uhhh - fue lo único que pudo articular Kurogane, mientras tropezaba al echarse atrás.
Ése fue el momento en que Sakura decidió entrar en la habitación. Miró a Kurogane, que estaba sentado en el suelo, jadeando y con una mano encima del corazón.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó.
Fye se volvió hacia ella, luciendo de nuevo una gran sonrisa falsa.
- Mamá y papá han tenido una pequeña discusión, Sakura. Pero ahora todo está en orden. ¿No es verdad, papá?
Kurogane gruñó, pero volvió a guardar el cuchillo en su funda.
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Espero que os haya gustado...
Kay-Angel Fye Tenshin-chan, ucchan (cuánto tiempo), Yume-san, Maki-tasui, Fyesan y naexass, si pasáis por aquí, muchas gracias por los reviews - hay que ver cómo animan a escribir más... XD
