Los personajes de KHR no me pertenecen.


La felicidad es efímera.

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Lal estaba echada en la cama, apenas y podía respirar correctamente, sus ojos dilatados y la boca reseca, era la viva imagen de la desolación.

Ella esperaba casi con ansiedad su muerte, esperando de una vez poder morir y descansar en paz-si alguna vez habría ese descanso deseado-.

Los ojos vidriosos vieron a Tsuna que le contemplaba desde el fondo, llevaba su cabellera más larga que lo usual, y a ella le pareció ver un rastro de lágrimas resecas en sus infantiles mejillas.

Lal sonrió de forma perezosa y burlona.

—Sawada, ¿Qué es esa estúpida mirada tuya hacia mi? —pregunto con un hilillo de voz. Tsuna no se movió del fondo de la habitación, solo sonrió lastimeramente y negó. —Es la radiación. —murmuro Lal.

El Vongola no dijo nada, solo vio su anillo Vongola, algo que tal vez fuese mejor jamás tenerlo en su dedo, aunque si ese anillo no estuviera con él tal vez sus amigos tampoco, y puede que ella también.

—Lal...Mirch...—balbuceo, la mujer alzó una fina ceja color azulada. —¿Por qué?

—¿Porqué qué Sawada? —indago con sus penetrantes ojos rubíes, Tsuna volvió a sentirse indefenso como un gatito y apretó los puños fuertemente.

—¿Porqué dejas que te mate la radiación? ¡Puedes vivir, pero te niegas! —grito con histeria en la voz, Lal sonrió de nuevo. Al veces el Décimo jefe de los Vongola era un total crió y perdedor.

—Sawada calla, estúpido niñato. —insultó cerrando los ojos.

Tsuna se quedó callado, su cabeza palpitaba ferozmente, tenia tantas cosas que decir pero ninguna salia de sus labios.

¿Porqué Lal Mirch tenia que ser tan taciturna? ¿Porqué no podía pedir ayuda?

¡¿Porqué?!

Maldición.

Lal Mirch sintió una tímida mano en su cicatriz de su mejilla, abrió los ojos y contemplo a Tsunayoshi Sawada que acariciaba su mejilla sonrojado.

—¿Qué crees que haces Sawada? —gruño.

—No lo se. Desde que estoy aquí no se lo que hago, no se quien soy...

—Eres el Décimo sucesor de la familia Vongola, un estúpido niñato perdedor y llorón. —corto Lal ceñuda.

—¿En serio? —susurro lentamente Tsuna, Lal asintió mirando de soslayo al chico. —Reborn dice: 'Tsuna eres un perdedor que puedes hacer muchas cosas' pero, creo que se equivoca...

—¿Porqué me cuentas esto Sawada? ¿Acaso crees que está es mi última voluntad antes de morir?

—No, solo quiero hablar con alguien.

—Entonces ve con Reborn.

—Reborn está con Yamamoto, lo está entrenando. —sus ojos se cristalizaron, Lal quedó callada. —¿Si muere aquí Yamamoto? ¿Y si Gokudera-kun nunca más vuelve a fumar? ¿Si Haru y Kyoko mueren a manos de ellos...?

—Es una guerra, es común ver a gente de bando morir. Aceptalo.

—No quiero hacerlo, ¡Son mis amigos! Como tu.

—¿Soy tu amiga Sawada? —Lal se inclino un poco, sus cabellos delgados cubrieron un poco sus ojos.

—Si.

—Estúpido Sawada.

Tsuna sonrió con lastima de si mismo, recargo entre sus manos su rostro, y sin proponérselo lloro amargamente, Lal no dijo nada quedó callada.

Una vez que Tsuna dejo de gimotear y sollozar levantó la cabeza avergonzado para ver a la mujer.

Su rostro lucia calmado, sus ojos abiertos y opacos, no se movía. Tsuna apretó los labios.

No.

No por favor.

Con dedos temblorosos cogió la mano de Lal entre las suyas, el calor del cuerpo de Lal escapaba entre sus dedos, su piel lucia casi blanca y tiesa, sus ojos no se movían.

No.

Tsuna recargo su cabeza entre las sabanas blancas y la cabellera de Lal Mirch y volvió a llorar. Sintió las lágrimas como empapaban la fría mejilla de Lal, con sus labios beso la mejilla y grito de miedo, soledad y angustia.


N/A: Nunca se me habría ocurrido está pareja, pero como ahora estoy de alguna forma u otra media 'fumada' creo que me salió esto. xD Espero que os guste.