HOLA A TODOOOOOOS! Bienvenidos a esta nuevo ff! Lose, lose fastidio con mis ff! Bueno este capitulo es un tanto corto pero no desesperen mis dulces lectores habrá mas drama que mis otras historias( si les gusta el drama) y claro que muchas aventuras para el Equipo Avatar.

Avatar no me pertenece. Le pertenece a Bryke & claro que Nickelodeon. (Ps. Amo a Mike) jajjaja! Espero que les guste mucho esta nueva historia.


I- El Mensaje.

Zuko

Las mañana en el palacio son tranquilas, la fresca brisa del otoño me hace sentir más relajado que lo usual, como si estuviese cargada de buena energía. Tal vez lo está. Y tal vez yo también me siento así, feliz de por fin tener una buena mañana. Salgo de mi cama y descubro que Mai no se encuentra en mi habitación, lo cual es normal. Hemos estado escabulléndonos por los pasillos a mitad de la noche por varias semanas, sé que es tonto ya que yo soy el Señor del Fuego, pero desde que mi madre y Kiyi se mudaron por unos días al palacio hemos sido más precavidos a la hora de estar juntos. Me levanto de la cama en camino a las enormes ventanas de mi habitación.

- Buenos días mi Señor del Fuego Zuko - escucho a uno de los sirvientes entrando a la habitación

-Buenos días- le contesto amable

- Mi señor, disculpe la interrupción, pero tiene un mensaje- me dice sacando un pergamino con el símbolo de la Nación del Fuego

Me giro curioso ante la interrupción y lo tomo comenzando a leer su contenido pero este no tiene mucho, solo una sola palabra, una que solo la he escuchado en una persona. Y que me enfurece al escucharla:

Hola Zuzu.

Abro mis ojos como plato ante el mensaje y toda mi calma de esta mañana desaparece.

- ¡¿Quien la ha enviado?!- le grito al sirviente

Este parece entrar en estado de shock ante mi estado.

- La hemos recibido hoy señor... Junto con otros pergaminos importantes para usted- me responde sin jadear

Trago saliva aterrado. Es obvio que mi hermana sabe cómo funciona todo en el palacio, incluso más que yo. Cuando éramos pequeños siempre se encontraba explorando el palacio, ahora estoy seguro que sabe hasta el último rincón de este. El miedo es imposible de pasar por alto. Tratándose de Azula, quien no estuviese aterrado.

- ¡Cierren todo en el palacio! Que los guardias estén atentos a cada movimiento en el lugar...-le ordeno

Este se inclina ante mi orden. Sale de la habitación.

Voy directo al lavabo del baño y relajo mi rostro con el agua fría, hasta que escucho un ligero ruido poniéndome más tenso. Me giro de inmediato preparado para atacar, pero me detengo a último segundo al ver que Mai es la que se encuentra a unos pasos de mí, y no mi hermana.

-Mai...-bajo el brazo

-No esperaba estos "buenos días"- me contesta un poco sorprendida

Suspiro relajándome.

- Lo siento Mai... yo no...-

-Tranquilo- me susurra tomando mi rostro en sus manos en camino a besarme pero se detiene- Zuko... Estas muy tensó hoy ¿qué ocurre?-

Aprieto con fuerza mi puño intentando tomar el pergamino con mi mano derecha y ella parece darse cuenta de ello.

- Azula...- susurro al mismo tiempo que ella lee el mensaje

Mai se queda en silencio igual de impresionada que yo.

-No creo que sea posible, digo Azula no es de las que envían un mensaje- dice prestando atención al pedazo de papel- si ella quisiera asustarte lo haría estando ella presente-

- No estoy seguro que tenga planeado mi hermana, pero no me gusta- digo en tono firme- Y ahora que nuestra madre se encuentra en el palacio, no dudo que ataque-

-¿Que tienes planeado?- pregunta curiosa de mi rostro

Suspiro, dejándome tranquiliza por un segundo y pensar con claridad. Aunque pueda vencer a Azula sin problema no quiero hacerlo, no creo que ella sea mala como siempre se quiso ver, tal vez solo esta confundida. Igual que yo lo estaba. Ella tan solo siguió a Ozai como modelo a seguir, nunca vio otro camino.

- Nada... hasta el momento mantener vigilancia- bajo la mirada

Ella asiente.

-Mai...-

-¿Sí?-

- Por favor no le comentes nada a mi madre, no quiero preocuparla-

Ella duda por un segundo pero termina asintiendo.

-No le diré nada Zuko- me susurra data

Asiento agradecido y le doy un dulce beso.

-Pero Zuko… tienes que tomar una decisión pronto, sabes cómo es Azula.- se calla por un segundo- No se dará por vencida-

-Lose, pero por el momento no puedo hacer mucho- susurro

Me cambio para el desayuno y tanto Mai como yo nos vamos en silencio hacia el comedor principal donde ya se encuentran mi madre junto con Kiyi y Noren comiendo el desayuno. Mi madre sonríe dulcemente al vernos entrar haciendo que Kiyi se giré atenta a nosotros y sonría.

- Zuko... Siéntate a mi lado- me pide con alegría mientras mastica una tarta de frutas

Sonrió ante el dulce gesto y asiento sentándome a un lado suyo.

-¿Cómo se han sentido estos días?-pregunto

- Oh, Muy bien Señor del...- dice Noren haciendo una pausa- digo Zuko. Todo ha sido encantador-

Sonrió. Desde qué conocí a Noren me ha hablado con respeto y dirigiéndose a mi como Señor del Fuego. Algunas veces le he pedido que simplemente me llame Zuko. Pero aunque lo intenta siempre salen las palabras "Señor del Fuego" antes que mi nombre.

- ¡Sí! ayer paseamos por las playas- comenta Kiyi con un tono de emoción

- Es bueno escuchar que se divierten- comento

- Deberías de venir con nosotros...- murmura Kiyi con un tono de decepción - apuesto a que sería más divertido contigo-

Sonrió al igual que mi madre. En estos últimos días he estado ocupado haciendo numerosos acuerdos comerciales con la Tribu Agua del Sur, al igual que estando al pendiente de algunos acuerdos con el Rey Kuei.

- Tal vez podamos jugar esta tarde en el jardín trasero-le propongo

Ella asiente sonriendo

El desayuno se encuentra un tanto callado hasta que mi madre termina rompiendo el silencio observando la arquitectura del lugar.

-El palacio ha cambiado un poco desde la última vez que lo vi- murmura bajando la mirada

¿Cambiado? No he ordenado que cambiaran algo, lo único que ha cambiado ha sido la sala de guerra y dudo que mi madre haya entrado. En eso se a lo que se refiere. El palacio ya no es como antes, como cuando gobernaba mi padre o mi abuelo. Aquellos días de felicidad y sufrimiento para ella.

- Se siente más libre y tranquilo que cuando Ozai gobernaba- me comenta

Noren sonríe sin importancia y toma su mano dándole su apoyo.

-Si - susurro

Mi atención se pone en la comida, enormes manjares de todo tipo para el desayuno. Mi mente se tranquiliza ante el pergamino de Azula y el comentario de mi madre.
Después del desayuno voy directo a la sala de guerra en una larga junta con el Jefe de Seguridad de la capital de la Nación del Fuego. Después de la junta acompaño a mi madre junto con Kiyi al jardín trasero. El jardín nunca ha estado tan bello; lirios de fuego creciendo al rededor del jardín, el pequeño lago casi cristalino y la brisa que me deja llevar por la belleza.
Este lugar no ha cambiado, pero creo que mi madre y yo si lo hemos hecho. Recuerdo aquellos días donde solíamos darle de comer a los pato-tortuga. Ella me enseñaba con amabilidad como ser yo mismo. Nunca me di cuenta que tan doloroso resultaba este lugar. Kiyi se encuentra observando los patos-tortuga y me siento junto a mi madre bajo el árbol del lago.

-Recuerdas cuando solíamos venir aquí Zuko- murmura mi madre

Asiento. Son los mejores recuerdos de mi infancia. Creo que los únicos momentos felices de mi vida.

-Sí… recuerdo el día en que lastime a un pequeño pato-tortuga y la mamá me mordió el pie- comento

Mi madre se ríe levemente recordando aquel día.

-Yo también lo recuerdo…- suspira- Mi amor de madre no ha cambiado Zuko, aun sigues siendo ese niño pequeño, para mí-

No puedo descifrar si ese comentario me alegra o me duele. Ursa ahora tiene una nueva hija, una nueva familia, pero ella nunca estuvo conmigo lo suficiente por Ozai. Lo entiendo. Pero no entiendo porque ese comentario me duele tanto por dentro.

Le sonrió.

-¡Zuko! ¡Mira!- me grita Kiyi asomándose para ver un pato-tortuga en el lago

Me levanto dejando a mi madre y camino tranquilo hacia la pequeña Kiyi, quien se encuentra casi radiante ante las diminutas criaturas que nadan sobre el lago.

-¿puedo tener uno?- me pregunta curiosa

-No creo que a su madre le guste- comento

-¿Por qué no?-

-Veras Kiyi… nunca podrías apartar a un bebe de su madre, porque ella haría todo lo posible por tenerlo nuevamente- le explico

Ella se sorprende ante mis palabras al igual que yo. Por un segundo me siento como los proverbios de mi tío Iroh.

-Ya veo…- murmura decepcionada

-Pero puedes venir a visitarlos todo el tiempo que desees-

Ella asiente sonriendo de oreja a oreja.

Kiyi desvía la mirada hacia su padre, Noren se acerca a nosotros trayendo una canasta de picnic y en eso detrás de él logro ver a uno de mis asesores de guerra, parado firmemente en la tierra. Fruño levemente el ceño y me levanto sin decir nada a Kiyi, quien termina dándose cuenta del hombre.

-Mi Señor del Fuego…- dice mi asesor acercándose a mí con suma tranquilidad- Tengo noticias importantes para usted señor-

Enderezo mi espalda de inmediato, esto no puede ser bueno. Escucho esas palabras y en mi mente, el primer pensamiento es: Azula. Observo de reojo la preocupación de mi madre invadiéndole el rostro y aclaro mi garganta conteniendo mis emociones.

-Sera mejor hablarlo en la sala de guerra- sugiero

Mi asesor acepta.

Camino dejando atrás a mi madre junto con Noren y voy en camino a la sala de guerra donde mi asesor llega a unos pasos de mí, este comienza a hablar cuando tomo mi respectivo asiento.

-Mi Señor del Fuego, hemos registrado ciertos ataques en las últimas horas, en algunas ciudades de la Nación del Fuego.- fruño el ceño- Hasta el momento sabemos que se trata de un grupo rebelde, pero no logramos saber nada más señor-

Tranquilizo mi respiración por un segundo. No es extraño que justamente cuando recibo una carta de mi hermana comienzan ataques en distintas ciudades, Azula es astuta y muchos ciudadanos de la Nación del Fuego aún tienen su lealtad, ella pudiera hacer lo que dese con el simple hecho de tomar su miedo. Incluso comenzar una rebelión.

-¿Qué ciudades han sido?- pregunto curioso de su locación

-Hasta el momento han sido tres mi señor- traga saliva- Shu Ji, Hing Wa y la Isla Kirachu, señor-

Bajo la mirada, ninguna de esas ciudades es Hira'a. Mi asesor me mira curioso esperando una respuesta inmediata supongo. Resoplo cansado, no podemos atacar a un grupo que ni siquiera sabemos su posición. No sería una buena estrategia.

-Por el momento envíen apoyo suficiente, necesitamos saber a qué enemigo nos enfrentamos- digo firmemente- manténgame informado de cada detalle-

-Por supuesto mi señor- asiente y sale de la habitación con la orden

Me quedo un momento en la sala, apreciando la arquitectura del lugar y permitiéndome pensar por un segundo. No podemos saber quiénes sean esos rebeldes o si mi hermana lidere ese grupo para intentar llegar al trono nuevamente. Puedo manejar a Azula ahora. El problema y el miedo que invade cada letra que escribió en el pergamino, cada comentario sobre una posible rebelión es el daño que puede hacerle a mi nueva familia. A Kiyi, a Noren y lo más importante a mi madre.

Estoy seguro que Azula aun desea vengarse de Ursa.


Espero que les haya gustado este capitulo. Nuevo capitulo proximamente.

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