REENCUENTRO.

Una joven entraba en su maravilloso ático en el centro de París cuando vio en el soleado balcón a una lechuza blanca con una carta. Al verla sintió una sensación extraña, como si fuese un fantasma del pasado que llegaba volando a recordarle una vida que estaba lejos. Se acercó despacio hacia la lechuza que la miraba con altivez, conocedora de haber cumplido correctamente su misión, la joven cogió una galleta de una caja preparada precisamente para alimentar a las lechuzas que traían el correo y se la dio cuando el pájaro, que le ofreció su pata para que pudiera coger la carta.

La chica que acababa de llegar del trabajo llevaba un elegante traje de chaqueta y pantalón blanco, en su maletín guardaba junto a los pergaminos del departamento de asuntos internacionales del ministerio de magia su vieja varita. Llevaba el pelo recogido en un moño bajo y aparentaba saberse capaz de comerse el mundo.

-¿Hedwig?- le preguntó muy dudosa a la lechuza acariciándole la cabeza. La lechuza le picoteó el dedo con cariño- ¡No! ¡Eres Orión! Te pareces tanto a tu madre – le dijo a la lechuza que la miraba extrañada- ¿cómo están Harry y Ginny? .

De repente se acordó de la carta que Orión había traído y la miró rápidamente.

Srta. Hermione Granger

Liberté Rue

París

Abrió la carta rápidamente y sacó un pergamino en tono azul pastel con letras en oro muy bonitas.

La familia Weasley se complace en invitarle a la boda de su hijo Ronald Weasley con su prometida Sara Green, que tendrá lugar en el domicilio familiar ("La Madriguera" Ottery St. Catchpole) el próximo 12 de Julio.

Se ruega confirmación.

-¿Ron? ¿Cómo puede casarse? Quiero decir... – Hermione giraba incrédula la cabeza como si no quisiera creerse lo que acababa de leer - ¿El doce de julio? ¡Pero si eso es la semana que viene! Tengo que comprarme una túnica y pedir unos días en el trabajo y – Hermione se dio cuenta que estaba hablando sola cuando se chocó de frente con la lechuza que había traído la carta y que esperaba la respuesta- Perdona bonita – le dijo a la lechuza- enseguida escribo la carta.

Sacó un pergamino y una pluma de su maletín y se dispuso a escribir, pero de repente se dio cuenta de que no sabía qué decir. En realidad no sabía si quería ir, hacía tres años que no veía a Ron ni a ninguno de sus amigos. En realidad no entendía cómo había sido invitada a la boda.

Querida familia Weasley:

Será un placer estar el próximo día 12 en la boda de Ron. No me lo perdería por nada.

Besos

Hermione.

PD:: Ginny ¿podrías enviarme una lechuza diciéndome si puedo quedarme unos días en vuestro apartamento? En caso de no poder necesito buscar un hotel.

La respuesta de Ginny no tardó en llegar invitándola a quedarse en la casa que ahora compartía con Harry a las afueras de Londres. Ya sólo faltaba una túnica nueva y comprar el regalo perfecto. París se quedó pequeño para encontrar la túnica que quería, finalmente se decidió por una azul de seda muy ajustada que marcaba muy bien la magnífica figura que tenía. Fue difícil convencer a su jefe para que le diera unos días de descanso para asistir a la boda; su trabajo en el ministerio era muy importante y Hermione se había convertido en una pieza clave en su departamento. Pero finalmente lo consiguió y la mañana de los dos días anteriores a la boda lo tenía todo preparado para aparecerse en el jardín de la Madriguera.

Todo estaba listo, la maleta preparada, la invitación guardada, el regalo comprado (una magnífica maqueta de París que reproducía exactamente la iluminación y el clima de la capital francesa), pero justo cuando iba a transportarse se detuvo, le entró pánico, no sabía por qué iba a ir, la idea de volver a verlos a todos después de tres años sin haber tenido contacto la aterraba, mientras había estado ocupada en hacer los preparativos no se había dado cuenta, pero ahora la sensación le superaba.

Soltó la maleta y se sentó en un sillón con la cabeza metida entre las manos, si iba y veía a Ron no sabía cómo iba a reaccionar. Su relación había quedado muy atrás, fue algo de su juventud pero dicen que el primer amor nunca se olvida y aunque después fuesen amigos, los mejores amigos del mundo, siempre quedó algo en el fondo de sus corazones que saltaba cuando se veían en una situación comprometida. Cómo iba a enfrentarse otra vez a eso, había salido huyendo, había dejado todo y se había alejado para conseguir una vida de éxito. No podía ir, diría que estaba enferma y que no iría, pero le apetecía mucho ver a Harry y a Ginny y en realidad le apetecía enormemente volver a ver a Ron, esa cara divertida llena de pecas, esa capacidad para hacerla reír y hacerla sentir otra vez en Hogwarts, como si no hubiese pasado el tiempo, sin responsabilidades ni penas por los que se fueron durante la guerra.

Respiró profundamente, se armó de valor, redujo la maleta y el regalo para meterlos en el bolsillo y sin pensárselo desapareció.

¡CRACK!

-¡AAAAAHHH!

-¿Qué ocurre Ginny?- Un joven de ojos verdes apareció detrás de un enorme arbusto decorado que transportaba con un hechizo por el jardín de la casa de los Weasley.

-Nunca me des esos sustos- la pelirroja se abrazó a su amiga con tanta fuerza que Hermione casi se queda sin respiración- Te he echado muchísimo de menos.

-¡Hermione!- gritó Harry dejando caer el arbusto y corriendo hacia su amiga a la que llevaba tres años sin ver.- No te esperábamos aquí, pensábamos que irías a nuestra casa.

-Olvidasteis darme la dirección de la nueva casa- dijo casualmente con una sonrisa llena de ternura y añoranza pasando de uno a otro para pararse en Ginny con una significativa cara de sorpresa.

-James, se llamará James- fue la respuesta que dio Ginny al ver la cara de su amiga.

-¡Qué ilusión! ¡Vais a ser padres! Es tan maravilloso, ya verás Ginny, es lo mejor que te puede pasar en la vida.

-Y tú ¿cómo lo sabes?- le preguntó intrigada.

-No sé, chica, eso es lo que dicen todas las madres. ¿Dónde están todos?- preguntó cambiando de tema.

-Pues, Ron y Molly han ido a que Ron se pruebe la túnica de la boda y el resto trabajando. Yo pedí unos días de descanso para prepararlo todo, además como Ginny está a punto de dar a luz está de baja y no aparece por el Ministerio.

-No será porque no tengo ganas, odio no poder trabajar, menos mal que ahora me entretengo con esto de la boda. Pero cuéntanos, ¿qué es de tu vida? Te fuiste casi sin avisar y no hemos sabido nada de ti, ni una carta, ni una visita, nada desde nuestra boda.

-Lo siento mucho, Ginny, no sabes cuanto te he echado de menos, a los dos- dijo mirando a Harry- pero mi vida necesitaba un cambio y he estado muy ocupada. Dirijo una sección en el departamento de asuntos internacionales en París, viajo muchísimo y paso montones de horas trabajando en casa. Tengo un ático precioso, tenéis que venir, París es la mejor ciudad del mundo.

Se oyó un ruido en el salón de la casa, lo que les avisó a los tres amigos que alguien había llegado por la red de polvos floo. Ron apareció en el jardín cubierto de ceniza y cargado de bolsas y cajas. Parecía cansado con todos los preparativos y tenía el pelo desordenado, más largo de lo que había acostumbrado a tenerlo pero a pesar de su desaliñez estaba muy apuesto.

La Sra. Weasley apareció detrás de Ron sacudiéndose la ceniza de sus ropas, cuando vio a Hermione quitó de un empujón a su hijo que se había quedado petrificado ante la presencia de su vieja amiga. Molly abrazó a Hermione como quien encuentra a un hijo perdido después de una travesura.

-Hermione, cariño, ¡cuánto tiempo sin verte! ¿cómo estás?- la abrazaba y la soltaba para mirarla de arriba abajo sin dejarla contestar a las preguntas que incesantemente le hacía- ¿qué tal el trabajo? Estás muy delgada, comerás ¿no? ¡Ay! ¡qué alegría de verte!

-Anda mamá, déjala tranquila y déjame saludarla- Ron quitó a su madre que no paraba de besar y abrazar a Hermione y se colocó delante de ella mirándola a los ojos- Hola- dijo muy tranquilamente sin dejar de mirarla.

-Hola, Ron – le contestó con una sonrisa.

Hermione y Ron se fundieron en un largo abrazo cálido y dulce, un abrazo que transmitía tranquilidad, cariño, complicidad de muchos años, uno de esos que sólo se pueden dar a algunas personas a lo largo de una vida. Así estuvieron unos minutos, con los ojos cerrados, recordando y haciendo recordar al otro lo que habían sido en su vida el uno para el otro a pesar de que pasaran los años.

-¿Te vas a quedar a cenar, Hermione, querida?- Interrumpió la Sra. Weasley.

-Tenía pensado quedarme en casa de Harry y Ginny estos días, vosotros ¿dónde cenáis?-preguntó a sus amigos.

-Pensábamos cenar en casa- dijo Harry.

-¿Por qué no cenas allí, Ron?- le preguntó su hermana- Así recordaremos viejos tiempos.

Ron llegó a la casa que Harry y Ginny tenían cuando Hermione acababa de salir de la ducha y se estaba pintando. Harry y Ginny estaban en la cocina preparando la cena.

-¿Desde cuándo te gusta pintarte?- le preguntó Ron apoyado en el quicio de la puerta del cuarto de baño donde estaba Hermione.

-Es la costumbre. Tantas fiestas y reuniones tienen que dejar alguna costumbre.- le contestó sonriéndole a través del espejo mientras se ponía el colorete.

-Tú no necesitas pinturas para estar guapa. Siempre lo has sido.

-Muchas gracias- le dijo girándose y mirándole a la cara. – Pero los años pasan y todo se nota.

-Desde luego, los años pasan... y las cosas cambian ¿no?- había un tono de melancolía es su voz y en sus ojos.

-¿Estás bien?- Ron asintió con la cabeza- Ya sé que las cosas han cambiado mucho desde aquellos tiempos en los que los tres, y luego los cuatro, íbamos juntos a todas partes. Ya sé que me he desvinculado de todo, pero... tenía mis razones.

-Algún día me gustaría oírlas.-fue la única respuesta de Ron.

Harry y Ginny sirvieron la cena y los cuatro se contaron cómo les había ido esos tres años. Para los anfitriones eran sus tres primeros años de casados y parecía que nada había cambiado entre ellos desde que empezaron a salir cuando aún estaban en Hogwarts. Ginny trabajaba en el ministerio, en la sección de catástrofes y Harry era auror, se había ganado un nombre en el ministerio siendo uno de los mejores, nadie había olvidado que no sólo fue el niño que sobrevivió sino el joven que se enfrentó y venció al que-no-debía-ser-nombrado cuando sólo tenía 17 años. Ahora era un gran auror con una destreza y experiencia que todos admiraban. Ron trabajaba en el departamento para el uso incorrecto de objetos muggles. La influencia de su padre y los tres años que estuvo saliendo con Hermione le valieron para querer y entender el mundo muggle, al que había crecido casi ignorando. Era también muy bueno en su trabajo pues se había convertido en un experto en el auténtico uso de los artefactos de origen muggle, era de los pocos magos de nacimiento capaz de desenvolverse sin problemas en una casa muggle.

Tras la cena, pasaron al salón y se sentaron en los sillones que había cerca de la chimenea, de repente se miraron los cuatro y se dieron cuenta que estaban sentado igual que cuando estaban en Hogwarts. La sala común inconscientemente reservaba a los cuatro amigos su sitio en los sillones rojos junto a la chimenea y ahora también inconscientemente repetían la distribución.

-¿os acordáis- continuó Ginny con el memorándum de batallitas- el día que aprobé los exámenes para transportarme y los cuatro nos fuimos a la playa?

-Fue muy divertido- recordó Harry entre risas- especialmente porque apareciste 100 metros más lejos de donde estábamos nosotros.

Ginny no se acordaba de ese detalle y le hizo burlas a su esposo por recordárselo, no le había ido muy bien con las apariciones y le costó examinarse tres veces.

-¿Ahí estabais ya saliendo, Hermione?- preguntó Ginny.

-Sí, claro – miró a Ron y le sonrió un poco- nosotros empezamos justo al terminar Hogwarts. Cuando tú aprobaste llevábamos saliendo como un año, más o menos ¿no?- preguntó a Ron.

-Un año y dos meses para ser exactos- puntualizó Ron mirando con una pizca de tristeza a Hermione- ella aprobó en septiembre y nosotros empezamos en julio.

-Ooohhh ¡qué bonito!- dijo Ginny con sarcasmo- el pequeño Ronnie se declaró en julio, con el calor estival- simulando una actriz de los años 20.

-No se declaró- empezó Hermione entre risas poniendo a Ron colorado.

-Vamos, Hermione, no cuentes esas cosas- le dijo Ron tirándole un cojín a la cabeza.

-Sí, Hermione, por favor, cuéntalo- le dijo Harry con movimientos exagerados.

-De repente un día nos dimos cuenta que estábamos haciendo el tonto- empezó Hermione.

-¡No me digas!- le interrumpió Ginny haciendo reír a Harry mientras su hermano la miraba con odio.

-Fue raro ¿verdad, Ronnie?- le dijo a Ron riéndose, pero éste estaba muy avergonzado como para contestar – Fue después de toda la guerra y estábamos todos muy afectados, como muy vulnerables ahora que sabíamos que todo había terminado. Fuimos a la mansión Black para celebrar el cumpleaños de Harry ¿os acordáis? Y...

-Venga Hermione, déjalo ya.

-Ni se te ocurra- le dijo Harry amenazador- Esto es lo más interesante. ¿por qué no me lo has contado nunca?

Ron movió la cabeza sabiendo que no había remedio en ninguno de ellos y que sólo le quedaba aguantar el chaparrón.

-Bueno, pues nos quedamos solos, y de buenas a primeras me dice "oye Hermione, tú sabes... bueno nosotros.... pues eso ¿no?" como podéis ver me enamoré de su elocuencia- Ginny y Harry se desternillaban tirados en el sofá, pero Ron se quedó mirando a Hermione como si estuvieran solos, se le bajaron los colores y le subió una sonrisa tonta.

-¿Has dicho que te enamoraste de mí? – preguntó sin quitar la cara de tonto.

-¿qué pregunta es esa, Ron? ¿Acaso no lo sabes?

-Bueno... eh.... sí, pero... olvídalo

-¿Veis a lo que me refiero? Si es que mi niño iba para político-le cogió la cara con las dos manos y le dio un beso en la frente.- El caso es que después de ese maravilloso discurso- resaltó con ironía- se acercó, me acarició la cara y me besó – Hermione puso cara de enamorada y parpadeó rápidamente.

-Pero fue un beso bonito ¿no?- dijo Ron, ya más confiado esperando ser perdonado por su mala declaración.

-El más bonito- le dijo sonriéndole.

-Bueno y ya que estamos de confesiones- dijo Ginny sirviéndoles unas copas- Se puede saber dónde ibais cuando desaparecíais de esa manera y no había quien os encontrara.

Hermione y Ron se miraron y sonrieron. Era bonito recordar los viejos tiempo, cuando a penas eran unos jóvenes sin más preocupaciones que hacer bien sus primeros trabajos en los que la responsabilidad brillaba por su ausencia.

-Eso es secreto- le dijo Hermione con brillo en los ojos- pero ahora que lo dices, llevo años y años sin ir, desde que lo dejamos ¿y tú?- le preguntó a Ron con una sonrisa.

-Yo fui hace tres años- se hizo un silencio en el salón como si se hubiese tocado un tema tabú- cuando te fuiste sin avisar- volvió a pararse y miró su copa- por un momento pensé que estabas allí ¡Qué tontería! ¿no?

A Hermione se le cayó la sonrisa de la cara y ninguno de los cuatro se atrevió a hacer ningún comentario. Un silencio bastante incómodo se hizo en la casa de los Potter y como si el pequeño James lo hubiera entendido dio una fuerte patada a su madre que hizo que diera un respingo en el sofá llamando la atención de los presentes y desviando la conversación hacia el embarazo de Ginny.

Ron se fue a su apartamento por la red de polvos floo bien entrada la noche cuando Ginny cayó rendida en el sofá y a Hermione se le abría la boca a cada sílaba que mencionaba

Hola!!! Os ha gustado?? Bueno a mi este fic me gusta mucho y espero q a vosotros también así q dejadme vuestras opiniones en algun review. MUCHISIMOS BESOS