Los personajes de Naruto no me pertenecen.

Abriendo las puertas de la jaula.

Por sus venas recorre la sangre de uno de los mas poderosos clanes de Konoha, su vista es digna de envidia entre aldeanos corrientes, él en sí es un genio que sobresale.

Neji analiza todo con su mirada, siempre mira a ambos lados antes de dar una opinión, no es de los que se exalta por una provocación, tampoco es de los que buscan pelea, es fuerte sí, pero siempre buscara otra opción antes de ir a lucha, porque pelear como idiotas en medio de la calle es de personas sin cerebro. Pero ahora mismo mientras piensa en todo eso gira para no ser golpeado por el puño blanco de Hiashi. Su tío. Su jefe.

Intenta mirar con frialdad con sus ojos blancos, pero no puede. La furia corroe parte de su cuerpo. Frunce las cejas y respira.

Hiashi tiene la mandíbula apretada, sus cabellos que siempre están desenredados dando un porte serio ahora esta echo un lío, su yukata blanca manchada con la sangre de su sobrino. Frunce unos milímetros más sus cejas.

Neji gira sobre su propio cuerpo preparándose, cuando siente que es el momento para acabar con esa estúpida lucha escucha el grito de Hinata. Él mira de soslayo el cuerpo débil de su prima, arruga un poco mas su ceño.

Ve como ella intenta levantarse del suelo. Mancha el suelo con su sangre, él aprieta los dientes.

Odia eso. Odia verla de esa forma.

Inclina a un lado la cabeza cuando siente la palma de Hiashi. Es hora de acabar con esa batalla. De un golpe silencioso hace caer al jefe del clan. Se aparta de su tío con un movimiento fluido, ve con rabia resentida como ese hombre que hizo tanto daño fue derrotado en un segundo.

Intenta alejarse pero la voz de Hinata vuelve a escucharse.

—Neji, por favor. —suplica, Neji muerde con fuerza su labio resaltando su mandíbula. Gira y va en busca de Hinata. Le extiende una mano y ella se la coge con fuerza, porque esperaba esa mano desde hace años. Neji siente como lo abraza y como llora contra su pecho.

Rechinando los dientes murmura su nombre, no con respeto, tampoco con odio, si no con tanto amor y sufrimiento que eriza la piel de la dama blanca.

—Hinata-sama...Hinata-sama...—el murmullo queda casi apagado entre los labios de Hinata. Lo besa, le calla y suplica con su mirada que pare.

—No huyamos mas Neji. —él asiente, le aprieta contra sus brazos fuertes. —Afrontemos nuestro destino.

Neji asiente, cierto. Todo eso paso por huir y esconderse como cobardes del clan. Era hora de afrontar al clan entero, era momento de hacer temblar los cimientos del clan Hyūga con su primogénita a su lado. Entrecierra la mirada blanca, pierde poco a poco el conocimiento, pero antes de caer en la oscuridad ve como otros miembros del clan aparecen en escena, Hinata se para y se prepara para luchar. Era o nunca. Era momento de ser libre, ya no mas pájaro enjaulado. Era el momento para abrir la puerta cerrada y salir volando en busca de su felicidad. Luchar o morir en el intento.

Era el momento de decir que se amaban y que morirían para protegerse mutuamente. Sonríe de medio lado cuando escucha la pequeña pero decidida voz de Hinata. Era el turno de Hinata para luchar.