Inuyasha no pertenece.

Capitúlo 1.

´Kami, debo apresurarme, sin dudas Inuyasha estará por tener gatitos!´ Kagome no pudo contener la risa que se le escapo al imaginarse al hanyō dando a luz a una tanda de gatitos.

Sin duda con lo irritable que se encontraba últimamente más probable sería que dara a luz a una horda de lobos. La ironía de este pensamiento volvió a causarle mucho humor, la única forma que Inuyasha pudiera dar a luz a una manada de lobos seria si su pareja fuera un lobo, y ella no podía contener la risa al imaginarse a un cierto yōkai lobo siendo la pareja de su amigo hanyō.

´Claro que para que esto sea posible Inuyasha debería cambiar de sexo´ pensó Kagome con humor. Apresurándose a subir los escalones que la llevarían hasta su hogar en el santuario que su familia había custodiado por generaciones.

No pudo apreciar la belleza del lugar porque tenía una sola cosa en mente, llegar a tiempo al otro lado del pozo. Se había demorado en el colegio, poniéndose al día con sus amigas Yuca, Eri y Ayumi. Hacía tiempo que no las veía, pasaba más tiempo en el Japón Feudal que en el Japón Moderno que era donde ella había nacido.

Había regresado solo para tomar el examen y luego debería volver a la búsqueda de los fragmentos de la perla de Shikon. Ya quedaban pocos que recoger, ella poseía una gran parte de la misma, fruto del esfuerzo de sus amigos. Había costado sudor y sangre de parte de todos el recoger los fragmentos que llevaba en el frasco atado al cordel alrededor del cuello.

El Japón Feudal, tan diferente al Japón actual. Adoraba estar con su familia del pasado, pues asi es como los consideraba, pero también extrañaba a su familia de este lado del pozo.

A sus quince años había pasado de ser una adolecente normal a ser una viajera del tiempo. De eso habían pasado un año. En ese día había caído en el viejo pozo que quedaba en el templo. Este lo había trasportado quinientos años en el pasado.

Así fue como empezó su aventura. Se entero que llevaba dentro de su cuerpo una gema conocida como la Perla de Shikon, la cual poseía poderes y era deseada por humanos y yokai por su inmenso poder; la misma había sido arrancada de su cuerpo por un yōkai con el cuerpo mitad mujer y mitad ciempiés.

Luego de romper el sello y liberar al hanyō Inuyasha, un chico mitad hombre mitad perro, del árbol sagrado y más tarde quebrar accidentalmente la perla en miles de fragmentos esparcidos por todo el Japón. Se vio envuelta en una aventura que jamás olvidaría.

Durante su viaje por el Japón Feudal recogiendo los fragmentos de la perla, conoció a un kitsune, un monje pervertido, una exterminadora de demonios y su compañera una gata guerrera.

Yendo y viniendo entre pasado y presente, Kagome Higurashi paso de ser una adolecente común, a ser una sacerdotisa poseedora poderes extraordinarios.

¨¡He llegado!¨ Exclamo Kagome prácticamente sin aire luego de haber corrido todo el trayecto del colegio hasta su casa.

Entrando luego de quitarse los zapatos, se dirigió a la cocina donde encontró a su madre ¨¡Hola querida! Veo que vienes con prisa, ¿Volverás hoy al pasado supongo?¨ Pregunto su madre sin levantar la mirada de los vegetales que estaba cortando.

¨Hola mamᨠse acerco Kagome dándole un abrazo a su madre y un beso en la mejilla. ¨Había quedado en regresar hoy después de mi examen, de otro modo estoy segura que Inuyasha no tardara en venir a llevarme amarrada sobre sus hombros.¨ fue la respuesta de Kagome, cosa que hizo que su madre se riera pensando que sin duda esa sería la reacción del hanyō.

¨La cosas que me habías pedido para llevar están en una bolsa al costado del armario querida, supongo que querrás empacar tus víveres antes del almuerzo. Ve arriba, tomate una ducha y termina de empacar tus cosas, el almuerzo estará listo en unos minutos más¨ explico la Sra. Higurashi a su hija.

Esta no perdió el tiempo, luego de agradecer a su madre por los víveres tomando las bolsas del lugar del que había dejado su madre, subió a toda prisa las escaleras que llevaban a su dormitorio para terminar de empacar las cosas que llevaría al pasado.

Entrando a su dormitorio, dejando de lado las bolsas, pensó mejor tomarse una ducha rápida antes de empezar a empacar. Así que tomo una remuda de ropa limpia y se dirigió a hacer eso mismo.

Luego de la ducha, empezó a cargar su mochila con las provisiones que su madre había comprado para su regreso, además de cargar unas ropas y demás artículos de higiene personal, cargo un álbum con fotos que había tomado la semana anterior con su cámara fotográfica. Quería mostrarles a sus amigos las fotos que había tomado de ellos.

Luego de almorzar con su familia y despedirse de ellos se dirigió con pasos apresurados al viejo pozo. ´¿Estará Inuyasha esperándome del otro lado?´ Pensó Kagome con melancolía. Hubo un tiempo en que ella anhelaba que fuera así, ahora prefería caminar en solicitud hasta la aldea donde se encontraban sus amigos.

´El tiempo lo cura todo´ pensó con nostalgia Kagome. Hubo un tiempo en que ella daría todo por tenerlo a su lado, pero los constantes maltratos verbales y las escapadas nocturnas que mantenía el con su antiguo amor, habían hecho que ella dejara de pensar en el de forma romántica.

Sus sentimientos por el Hanyō habían cambiado, o tal vez nunca lo amo del todo, ella sentía un cariño profundo por él, lo consideraba un hermano; un hermano malhumorado, terco y muchas veces temperamental, pero ella lo quería de todos modos, tal como era.

Sentandose en la orilla del pozo con las piernas colgadas, se detuvo un rato, apretó la mano al pecho, sentía que algo importante pasaría hoy, no podía identificar el sentimiento, no sabía si fuera algo bueno o malo lo que pasaría.

´De nada sirve que me quede aquí esperando a ver qué pasa´ pensó Kagome respirando hondo dejándose caer en el pozo sintiendo como la magia del mismo la abrazaba y le daba la bienvenida mientras se trasladaba en el tiempo.

Posando suavemente sobre sus pies, se arreglo la mochila en el hombro y miro arriba buscando las lianas que utilizaría para subir y así salir del pozo.

Balanceando el peso en sus hombros empezó a subir. Cuando se encontraba prácticamente afuera del pozo, vio la sombra de una figura al final. Levantando la cabeza para ver quién podría ser, vio la mano que se extendía casi frente a ella para ayudarla a subir.

No dudo en tomarla, y así fue como se vio elevada hasta la cima y fuera del pozo.

¨¡Gracias Inu…! Pero no pudo terminar la oración pues vio como este le arrancaba el cordel que llevaba al cuello luego de atravesarle el estomago con sus garras. Perdió el equilibrio y empezó a caer al fondo del pozo que acaba de salir.