Me hice a mí misma la promesa de que no publicaría este fic hasta tenerlo un poco más avanzado y haber casi terminado 'Engel'. Y como casi, casi, ambos cometidos están cumplidos, he decidido dejarme caer con otra historia, a ver qué os parece. :3
¡Mini ficha del fic!
Nombre: Welcome Home (Sanitarium) (sí, sí, como la canción de Metallica).
Género: Drama/Mistery (creo que tengo un problema).
Pairing: Sting y Lucy (Lucy aparecerá oficialmente mucho después, pero aparecerá).
Rating: T (escenas de violencia extrema, enfermedades mentales y un largo etcétera porque soy una maldita enferma mental).
Prólogo
Tienes que acabar con esto, Sting. Tienes que acabar con todos ellos.
-Cállate.
Sólo quieren que mueras, ellos no te entienden. Ponle fin a esto.
-He dicho que te calles.
Ni siquiera te permiten respirar el aire fresco. Ganaremos, Sting, te lo prometo. Vamos a conseguirlo.
-¡Deja de hablar! ¡Déjame en paz! ¡No quiero escucharte, estoy aquí por tu culpa! ¡Todo esto es tu culpa! ¡Voy a acabar contigo, voy a matarte y así no tendré que volver a escuchar tu voz nunca más!
La habitación de paredes blancas y acolchadas rezumaba tristeza, ansiedad y desesperación. Varios hombres fornidos corrieron hacia la puerta metálica blanca y divisaron por el cristal a un muchacho rubio de unos veinte años vestido completamente de blanco, descalzo, y con ojeras pronunciadas. El cuerpo del joven se encogía y retorcía en una esquina mugrienta; agazapado y con las manos envolviendo su cabeza, el chico lanzaba sinsentidos al aire viciado del cuarto. Lucía pálido como el papel, la piel sudada y varios mechones de pelo color trigo pegados a sus sienes. De vez en cuando golpeaba de manera dura cualquier parte de su cuerpo, y al segundo siguiente volvía a encogerse y comenzaba a llorar entre alaridos desgarrados.
Uno de los hombres captó la mirada de color mar del joven a través del cristal transparente, y pudo jurar que vio el verdadero infierno en aquellos ojos. Por un momento, la figura masculina quiso atravesar la puerta de hierro y abrazar a aquel pobre desgraciado; sin embargo, los hombres no hacían esa clase de cosas, por mucho que lo deseasen. Contrariamente, desvió la mirada hacia el pasillo, tragó las lágrimas que azotaban el interior de su alma y corrió en pos de la única persona capaz de apaciguar aquella figura emborronada que se encontraba encerrada en una jaula inmaculadamente blanca.
Minutos después, una mujer rubia ataviada en blanco cruzó el muro metálico con la mirada café inundada en preocupación. Descendió hasta quedar sobre sus rodillas y se acomodó frente al joven rubio, acariciándole la cabeza y susurrándole de cerca frases que, sin duda, tranquilizarían al muchacho. Poco a poco, tomó las manos sudadas de éste entre las suyas, más finas y delicadas, y las fue colocando sobre su propio regazo femenino. Sonreía de manera dulce al chico mientras se incorporaba con él y los guiaba a ambos hacia el podrido colchón que ocupaba un significativo espacio de la habitación blanca. Los observadores, a salvo detrás del cristal y de la puerta, se miraban recelosos al vislumbrar un fugaz beso de la mujer en la frente del chico, y una sonrisa taimada en los labios del mismo.
Entonces una jeringuilla salió del bolsillo de la ropa blanca de la mujer, y guiada por la mano de la rubia, se hincó en el brazo derecho del muchacho de piel pálida por el miedo, que cayó en sueño profundo tan sólo unos segundos después.
El blanco es un color bonito.
Tened en cuenta que esto no es más que el prólogo, y que el siguiente capítulo, el primero, transcurrirá antes en el tiempo que el prólogo. Y bléh, poco más tengo que decir, aparte de que creo que tengo un pequeño... Eeh... ¿Fetiche? Con Sting y Lucy.
¡Recordad! Los reviews son el oxígeno del autor, ¡no me dejéis morir tan joven! D:
Boogie.
