Diclairmer: Los personajes no me pertenecen, al igual que la base de la historia.
Blood +: Herederos de una venganza.
Cap. 1
La joven muchacha de cabello negro miraba proecupada al hombre que se encontraba a su lado, era hermoso, no lo podía negar, su largo cabello negro atado en una cinta, sus profundos y serios ojos grises. Se sentía muy extraña, no lo conocía, pero al mirarlo sentía que habían pasado todo una vida juntos.
Debía ser acausa de todo lo que le habían contado, ella era un ser que necesitaba de sangre para sobrevivir, que vivía eternamente, y era el único ser sobre la tierra capaz de matar a otros como ella, los chiropteros.
Era todo tan anomalo, un día era una simple chica que vivia en Japon con su padre y sus hermanos y ahora era la clave para salvar al mundo de los de su propia raza, por eso mismo había perdido a su padre, la gente que creaba mas chiropteros había dejado escapar uno y este había atacado a su padre y este luego se empezo a transformar en uno, frente a sus propios ojos y además ella lo tuvo que ayudar morir para que muriera como su padre y bo como un moustro sediento de sangre.
Nunca podría sacarce de la cabeza las últimas palabras de su padre: "vive hoy por el bien de mañana". "acepta tu pasado" "nunca dejes de sonreir"
Una furtiba lagrima escapo de sus ojos, pero su caballero la seco antes de que terminara de recorrer su mejilla.
- No te preocupes todo estara bien. -Le dijó pausadamente, miró levemente a su alrededor y se preguntó que podría estar bien, sus hermanos, lo único que le quedaban corrian peligro de terminar como su padre, se encontraban en un enorme barco rumbo hacia algún lugar al que sin poder elegir tendría que ir. Ella no solo era la única oportunidad de salvar el mundo, era la única que podía salvar a sus seres queridos y haria lo que fuera para lograrlo.
El insistente sonido de un monitor contaba las pulsaciones de una joven acostada en una cama de hospital, mientras que un hombre de extraño uniforme amarillo colocaba algo en un suero de un liquido rojo y expeso.
Un hombre de exentrica apariencia y cabellos rubios mirbaba detras de un cristal hacia donde la joven reposaba, otro hombre se acerco, este a diferencia del anterior vestia normalmente de un elegante traje blanco y cabello oscuro.
-Todo parecer ir muy bien con el R1, hay que esperar que despierte...- Espero que el otro hombre hablara, pero este ni se inmuto ante las palabras que acababa de pronuciar. -Este ratón es muy extraño, es diferente a los otros. -esta vez el otro sujeto, giró la cabeza bruscamente mirandolo con enojo.
-Argiano -expecto furioso. -Es la ultima vez que llama de esta manera a esta mujer. -corrió la vista y volvió a mirar hacia la cama donde la joven dormia. El hombre de unifome había terminado su labor y se había retirado. El hombre rubio se acerco a la puerta y la abrió.
-¡Pero señor!, ¡¿Qué hace? -gritó Van Argiano expantado ante la idea de entrar donde se realizaban los experimentos sin la debida protección. El otro hombre lo miró eseptico y termino de entrar al cuarto cerrando la puerta tras él. Van resoplo resignado, todos esos hombres que lo habían contratado eran tan extraños como aquel, que miraba a la chica con adoración. Solo el dueño de la farmaceutica San flesh era o parecia ser normal, aunque, ¿quien podía ser normal en ese mundo?, se preguntó.
Dentro del cuarto el hombre de cabello rubió miraba con adoración y tristesa a la joven que dormia en la incomoda cama de hospita, no podía creer que su hermano hiciera algo semejante, había echo mucas cosas crueles pero esto, sobre pasaba los limites. Tampoco podía creer que Solomon permitiera esto, ella no era cualquier mujer, ella era muy expecial, tanto como su reina.
-Ryana -susurro levemente, los ojos de la muchacha se entre abrieron levemente. Había despertado los pitidos de las maquinas que estaban conectadas a la joven sonaban sin cesar.
La joven abrió los ojos confundida una voz familiar la llamaba, no reconocía el nombre que estaban utilizando pero sabía que era a ella a quien llamaban. Al abrir los ojos se encontro aun mas confundida se encontraba en un lugar que no reconocía, era todo demaciado blanco y perfectamente ordenado, con un exagerado olor a limpió. ¿donde estaba?, queria hablar pero no podía, no recordaba como hacerlo. Un molesto sonido sonaba a la par de los latidos de su corazón, estaba muy asustada, no recordaba nada y ese lugar le ponía la piel de gallina.
-Ryana -volvio a pronunciar la voz de un hombre, guiro la vista y se encontro con un hombre de cabello rucio y ojos celestes al que no conocía, o eso creía. Se levanto bruscamente y con un solo manotaso se saco todo el cablerio que estaba engnchado a su cuerpo, bajo la vista y vió que llevaba puesto un camisolin verde musgo, parecía como si fuera en un hospital, pero sin saber como sabía que ella no estaba enferma y eso no era un hospital. -¿como te encuentras? -pregunto amablemente el hombre que la miraba con cariño.
-Bien -pronunció con dificultad. -¿don-donde estoy? -dijo con temor de conocer la respuestas
-Haaa que pena -dijo el hombre en un alarido -No recuerdas nada -ella lo miró extraña, como sabía que ella no recordaba nada, ¿debía reconocer el lugar? -mmm, tranquila, debe ser porque aceleramos tu despertar, con que descances un poco creo que va a bastar. - las palabras de ese sujeto la confundian cada vez mas, ¿despertar de que?, tenía centenares de preguntas que acerle pero decidió obedecerlo, asintió y se volvió a recostar. aunque sentía que había dormido años se sentía agota. - Dentro de unas horas mandera a alguien para que te busque y te lleve arriba -volvió a asentir sin ni siquiera en pensar lo que ese hombre le decia. no entendía ni una palabra de lo que decia.
El hombre le beso la frente y se marcho por una estrecha puerta que se encontraba alfinal del cuarto.
Cerro los ojos para descansar pero no pudó concibir el sueño, miles de imagenes venían a su mente, estaría recordando como el extraño sujeto había dicho.
Eso era estaba empezando a recordar quien y que era, la sed la empezaba a invadir el extraño liquido rojo que corria por una fina manjera desde un suero colgando a su brazo se le apetecio mucho, saco la aguja que hacia entrar el liquido a su cuerpo, antes dirigirlo a su boca, pudo observar como el lugar donde antes estaba el suero cicratizo en segundos.
Van miraba interesado la situación, su jefe le habia dicho que cuando creyera que ella estaba listo la llevara arriba. La mujer se arranco sutilmente el suero con sangre y empezo a tomar el liquido, aparentemente el experimento había resultado.
Lo siguiente que vió lo sorprendió la chica voltió para mirarlo con una siniestra sonrisa en su hermoso rostro, pero lo que mas le sorprendio fue ver unos ensendidos ojos verdes con una mirada fria y penetrante. Al terminar de beber el liquido se lamió sensualmente el labio por donde había caido una fina gota de sangre, se sentía como una preza de casa atraida por ella que era el cazador, lo mejor sería llevarla arribay que sus jefes decidieran.
Se dirigió hacia la puerta y entró. Ahora los brillantes ojos habían desaparecido, ahora solo eran unos ojos verdes comunes como los de cualquier humano.
-Ven, es hora- dijo profesionalmente, ella lo miró y asintió.
-Crees que tengas algo para que me ponga -dijo con su suave voz. Luego recordo que su jefe habia dejado una bolsa, de seguro era ropa para la niña.
-Creo que si -murmuro y salió de la habitación para buscar la ropa, ella miraba impaciente en su dirección. Al poco tiempo, Van volvió con una bolsa de donde un pedazo de tela negra se asomaba por la parte superior -te dejare para que te cambies. -dijo volviendo hacia la puerta luego de entregarle la bolsa.
-No lo creo respondió ella, por esa "espejo" se puede ver muy bien hacia adentro, mejor dime donde hay un baño o algo así. - Argiano la miró sorprendida, no se parecia a ningun otro experimento.
-Por haya -dijo señalando otra puerta fuera de la habitación, la joven se acerco y entro, el baño era pequeño, solo tenía un sanitario y una bacha para lavarce las manos y sobre esta un pequeño espejo, se vistio tranquilamente, a descubrir el vestido negro de tirantes ten hermosos como los zapatos del mismo color sonrio, él recordaba que ella solo vestía de ese color, aunque ya había pasado muchos años seguia de luto por la muerte de su padre. Pero todavía sentía la perdida de aquel a flor de piel, si bien no er amuy unida a su padre, lo adoraba y al recordar la situación en que encontro su hogar aquella vez la dejo impactada, y mas adelante entersarce quien había echo semejante acto le dolia mas, no podía creer que toda su vida se hubiese transformado de esa manera, ella era feliz en inglaterra, se acercaba el cumpleaño de su padre y conoceria a su hermana menor, de la que tanto le habí hablado su padre, pero cuando ese dia llego lo que menos fue, es feliz.
-Estoy lista -le dijo, el hombre de gafas de tenía enfrente la miró de arriba abajo saboriandoce ante la fijura de aquella mujer.
-Deacuerdo vamos -la guió hasta una escalera y la hizó subir, luego caminarón por un largo pasillo decorado con algunas pinturas, al llegar a un enorme salón con pisos de madera la llevo hacia otro pasillo, hasta que llegarón a la puerta que daba al enorme patió trasero. -Señor -dijo llamando a un hombre rubio de traje blanco que se encontraba parado al final de la escalera, este se voltio lentamente con su comú sonrisa en el rostro, pero cuando vió a la joven parada junto a Argiano, la sonrisa se esfumo, subió su mirada lentamente por el cuerpo de la chica, no podía creer lo que sus ojos veian, ¿que hacia ella ahí? -Me dijeron que la trajera ante usted.
-¿Quien? -preguntó secamente, comezó a acercarce lentamente por la escalera hasta quedar frente a frente con la joven. Ella por su parte miraba sorprendida al joven, era bastante obstinado, pero muy hermoso, pero eso no era lo raro, sentía que lo conocía, pero no sabía quien era ese hombre.
-Su hermano -respondió despreocupado Van mientras sacaba un caramelo de su bolsillo.
-Gracias, puedes retirarte -el hombre asintió, dio media vuelta y entro a la casa. Luego de que se hubiese ido ambos jovenes se miraron a los ojos por una decima de segundos antes de que corrieran la vista avergonzados.
-Soy Ryana -dijo dulcemente estirando la mano para saludarlo, el correspondió el saludo a la vez que le sonreia
-Soy Solomon -se encontraba furioso, la precencia de Ryana lo incomodaba, además ella no sabía quien era él. Se volvieron a mirar y luego miraron sus manos unidas, Solomon sin pensarlo acerco la mano de ella a su boca y la beso, ambos sintieron el extraño cosquilleo ante ese contacto. Habia extrañano por casi 30 años ese rose. Siempre había amado besar esa piel.
Hola! Espero que les haya gustado, pronto subiré el siguiente capitulo.
Espero Reviews. :)
