Alquimia entre rosas.
Disclaimer: Axis Powers Hetalia le pertenece a Himaruya. Yo hago uso de sus personajes sin ningún fin monetario, solo diversión.
Aclaraciones de la autora: Tal y como dice el summary, la protagonista del fic es Fem! Iceland ¿Por qué la Fem y no el islandés? Porque amo su diseño y a esta niña le faltan fanfics, orz.
¿Que diablos con este fic? Busco algo más que nada de SUSPENSO, terror, acción y angst.
¿Pairings? Personalmente, amo el NorIce, pero también le hago al DenNor y al DenIce, SuFin es hermoso too...Así que en el camino se verá que pairings decido incluir.
Nombres humanos a utilizar: Lilja Borchgrevink (Fem! Iceland) Erik Borchgrevink (Norway) Sören Rifbjerg (Denmark) y los de Sve y Fin ya los saben lol
Prólogo
La primera vez que Erik vió a Lilja tenía doce años. Vivía una vida feliz con sus progenitores en la ciudad de Oslo, Noruega. Ese mismo día durante la tarde se había quedado jugando con Sören, Berwald y Tino a ser vikingos, mientras gritaban chapoteando en los charcos que había dejado la lluvia de la mañana y en ningún momento, pasó por su mente que mamá y papá al llegar a casa, llegarían con una chica que apenas podía sostenerse en sus pies. Al presentarlos a ambos, al rubio le pareció tan pequeña y fragil aquella niña, que de seguro si hubiese estado afuera en pleno Invierno se la hubiese llevado el viento en un segundo. Erik miró y la estudió, su cabello tenía el mismo color que la nieve.
— Mamá… ¿Por qué tiene el cabello como la abuela? — Preguntó Erik mientras ladeaba la cabeza.
— Erik. — Se acercó la madre sonriendo y tomando a la niña albina de la mano. — Esta es tu nueva hermana, se llama Lilja. Tú tienes el cabello rubio como papá y mamá, por lo tanto Lilja lo tiene blanco como la abuela ¿Entiendes? —
El ojiazul asintió acercándose a esa pequeña cosa, sus ojos violeta le miraban asustados; ella se abrazó al peluche de ave que traía en uno de sus brazos y luego se escondió tras el, evitando cualquier contacto visual.
— ¿Lilja? — Preguntó mirándola y ella salió de su escondite con las mejillas sonrojadas a más no poder. — Me llamo Erik. Un gusto conocerte. —
La idea de tener una hermana lo entusiasmó. Él siempre había creído que los hermanos llegaban luego de que mamá tuviese una enorme panza por mucho tiempo y venían en tamaño pequeño, pero al parecer Lilja era rara porque ya tenía casi su edad.
La niña sonrió débilmente y asintió.
— Llámame "hermano" — El rubio de pronto sintió el peso de la responsabilidad en sus pequeños hombros, ahora que tenía una hermana debía enseñarle cosas muy importantes, como jugar en la nieve, el como trepar un árbol y por supuesto, de que forma golpear a Sören.
Ella bajó el peluche y negó varias veces.
— No. —
— Dime hermanito. — Erik abrió los ojos ante la respuesta negativa e infló los mofletes.
— ¡No! —
— Hermanito. —
— ¡No! — Gritó la albina sacando la lengua y tirándole el peluche al contrario
— Hermanito. — Respondió Erik atrapando el peluche y en la imaginación de Lilja (o quizás de verdad ocurrió) un aura algo oscura rodeó al chico.
— ¡No! — Y acto seguido, ella comenzó a llorar.
Al día siguiente, Lilja fue presentada al grupo de amigos de Erik. Como era de esperarse lloró por cada bola de nieve que Sören le lanzaba, lloró porque Berwald le hablaba y le dio miedo, incluso cuando Tino le ofreció galletas lloró porque no le gustó el sabor jengibre. Y ahí estaba Erik, para abrazarla, decirle que todo estaba bien y que cuando llegaran a casa jugarían con Mr. Puffin y leerían un libro.
El tiempo pasó y el grupo de amigos ya había hecho un espacio para la chica albina; las guerras de nieve, las luchas vikingas, las aventuras en tierras lejanas quedaron en los recuerdos de la infancia de cada uno. Sin embargo las historias felices siempre aburren y tienen un final.
Cuando los cinco jóvenes recibieron una llamada para ingresar a un exclusivo internado llamado Beltram, lo mejor para ellos era haber colgado el teléfono, créeme; así su historia hubiese continuado siendo feliz.
Pero todo se acaba.
Notas finales: Gracias por leer 3
