Las Profecías
Era una noche clara, limpia. En el cielo podían verse todas las estrellas y constelaciones que lo habitan. La luna llena brillaba con todo su esplendor e iluminaba los caminos de tierra y los sembradíos de trigo de la comarca. Ni un solo ruido se escuchaba, ni una sola alma, que estuviera cuerda, estaba afuera a la media noche.
Una sombra caminaba sigilosamente por los campos de trigo, con dirección a un viejo árbol que jamás habían podido quitar de los terrenos de cultivo. Era muy noche para que alguien del pueblo viniera a vigilar los terrenos, sin embargo, la sombra del hombre se detuvo frente al árbol, lo acarició un poco y sacó de su vieja y maltratada túnica una varita. Dio dos golpes en el tronco y una pequeña puerta se abrió dejando al descubierto una pequeña caverna de donde provenían luces y voces. El mago, un hombre ya viejo de edad, entro con dificultad por la abertura y se encontró con unas escaleras de piedra. Bajo con cuidado por ellas y caminó por un túnel iluminado por antorchas y una que otra pequeña hada. La luz se intensificó al igual que las voces y el mago apresuró el paso hasta llegar a la entrada de una cámara de donde provenía una luz color azul cielo. Entró con cuidado en ella y automáticamente las voces se callaron.
En la caverna había una reunión de magos, los más sabios que había en esos tiempos y en anteriores. Estaban sentados en una mesa redonda, así ninguno ocupaba un lugar más distinguido que otro y en la mesa, solo habían tres lugares vacíos, uno le pertenecía al mago que acababa de llegar. El mago caminó hasta donde estaba su lugar y todos los demás magos lo siguieron con la mirada hasta que tomó asiento. Por fin, uno de ellos se animó a hablar con él.
- ¿Y bien?
- Creo que les tengo buenas y malas noticias. He estado observando a las estrellas durante este tiempo y he descubierto varios asuntos importantes. El primero de ellos es que probablemente, dentro de unos 1500 años, resurja el creador de nuestro mundo mágico, el primer mago de toda la era de la magia, Jhuen va a reencarnar. Y la segunda es que un gran caos reinará en por esas épocas en el mundo mágico gracias a que Jhuen regresará a reinara lo que nunca debió dejar
- Eso significa que...
- Que el final del mundo mágico inicia con el nacimiento de la reencarnación de Jhuen
- ¡Entonces tenemos que hacer algo para destruirlo!
- ¡Nidhogg no puedes hablar en serio! – dijo el mago que dio la información a otro que se encontraba sentado frente a él
- ¿Por qué no Mimir? ¿qué tendría de malo?, si impedimos el nacimiento de esa criatura, el mundo mágico no se destruirá y nuestros descendientes podrán tener un mundo donde vivir...
- ¡Pero es una vida inocente!, además es el Gran Jhuen....
- ¿Y eso que tiene que ver Mimir?, ¿A caso le tienes miedo al recuerdo del primer mago que existió en el mundo?
- No es miedo Nidhogg, es respeto... ¡el que tú no le tienes!
- ¡Silencio ya!
La voz de un nuevo mago se escuchó por toda la caverna y muchos de los magos presentes, solo agacharon la mirada en señal de respeto ante quien había llegado a la reunión
- No es la mejor forma de tomar la decisión que afectará a todo nuestro mundo, su pasado, su presente y sus futuros....
- Pero Merlín, no creo que haya nada que discutir, ese bebé...
- Ese bebé podría salvar la vida de nuestro mundo Nidhogg, además no estará solo, tendrá la ayuda de alguien igual de poderoso que él, así que lo dejaremos vivir y espero que ninguno de ustedes intervenga con esta decisión. Buenas noches caballeros
El mago Merlín realizó un movimiento con su varita y desapareció. Uno a uno, los magos de esa agrupación salieron del lugar, esperando no ser vistos.
Mimir apareció frente a la puerta de su cabaña en el bosque. Sacó su varita y estaba a punto de darle un toque cuando se detuvo en seco, sin hacer un solo movimiento. La sombra de otro hombre se acercó hasta donde Mimir estaba, muy despacio, con mucho sigilo
- ¿Por qué no fuiste a la reunión? – preguntó Mimir
- No era necesario, ya sé cuales son las noticias que tenías que dar...
- ¿Y por qué no me lo dijiste cuando te envíe la lechuza?
- Quería que te llevaras todo el crédito
- Vaya amigo que eres...
- ¿Y cuál fue la resolución de Merlín?
- Vamos Hermond, eso ya lo sabes...
Mimir giró para poder ver de frente a su interlocutor. Se encontró con otro mago, alto de piel color blanca y de ojos muy expresivos. Algunas canas empezaban a asomarse por su cabello color café y lo hacían ver como un hombre joven, pero lleno de sabiduría
- Solo quería saber si Merlín había hecho lo correcto Mimir
- ¿No confías en él?
- Claro que si, pero siendo sinceros, tú y Nidhogg me preocupaban un poco
- Merlín supo controlar la situación... ¿Y bien?, ¿qué vas a hacer ahora?
- Mientras tanto, esperar a que el momento llegue, ese bebé tendrá que pasar muchas dificultades en este mundo...
- Pero Merlín dijo que no estaría solo....
- Ah!, claro que no, no permitiré que esté solo, hay alguien que me tendrá que ayudar con eso...
- ¿Quién?
- Gryffindor....
- Vaya, creo que lo tienes todo previsto
- No todo, no puedo controlar a Nidhogg; él va a traerme problemas en el futuro
- No lo dudo...
- En fin, tengo que irme, hay muchos asuntos que arreglar en mi ciudad. Ah!, Mimir, espero que recuerdes que día es hoy..
- ¿Tu cumpleaños?
- ¡No hombre...!
- Ya lo sé, hoy es el día en el que según tu profecía, mi vida va a dar un giro radical y tendré visitantes muy distinguidos y poderosos
- Así es. Por favor no olvides saludarlos de mi parte.
- Claro que si amigo.
Hermond desapareció de la puerta de la casa de uno de sus mejores amigos. Mimir entró a su cabaña que era un lugar donde reinaba la oscuridad y el olor a humedad. Mimir pronunció una palabra (Lucémenes) y las antorchas que estaban en la pared se encendieron con una llama de fuego de color azul cielo. Cuando la habitación se iluminó, se podía observar perfectamente el contenido de ese extraño, pero acogedor lugar: calderos de todos tamaños, un gran librero con frascos de barro y madera con diferentes nombres y sustancias extrañas, una lechuza de color blanca con manchas grises una, mesa y unos troncos alrededor de ella a manera de bancos, un gran telescopio que apuntaba directamente a una galaxia: Las Pléyades y una bola de cristal. Había también un sillón de madera con muchísimas pieles de animales sobre él y aun lado, un librero más pequeño que contenía muchos y muy variados libros, todos empastados con piel de animales.
Mimir se sentó en su sillón y llamó a una pequeña mesa que se encontraba cerca (actio mesa), sacó de una pequeña bolsa que se encontraba a un lado de su sillón, pergamino, pluma y tinta para escribir, porque era urgente que lo hiciera. Una vez que terminó de redactar unas cuantas líneas muy apresuradas y las envió por lechuza a su destinatario, decidió que ya había sido demasiadas emociones por esa noche, y se retiró a dormir.
Esa noche, tuvo un sueño, uno de los más raros que hasta el momento había tenido en sus 210 años de vida. Soñó que estaba en su cama, dormido también y una extraña sensación lo hacía despertar. Él se miraba abrir los ojos muy lentamente y de pronto se daba cuenta de que estaba ya en la puerta de la casa, esperando que quien hubiese tocado la puerta, estuviera del otro lado... Mimir despertó y anotó en un pequeño trozo de pergamino el sueño que acababa de tener para preguntarle a Hermond el significado, sin embargo, en esos momentos la extraña sensación que lo invadía en el sueño y que lo hacía despertar se apoderó de él y notó la presencia de alguien en la puerta. Mimir se acercó hasta la puerta y la abrió. Unos jóvenes magos estaban en la entrada y le sonreían. Él también les sonrió y sabía que una de las profecías de su gran amigo Hermond se había cumplido
Mientras Mimir recibía a sus visitas, Nidhogg tenía una amable y amena plática sobre plantas carnívoras con una mujer muy especial. Nidhogg vivía en un lúgubre castillo a las afueras de Gales, en el límite norte. Un lugar mus oscuro y en el cual, la magia negra y la maldad se respiraban en el aire.
- Así que tu crees que ese bebé será el fin del reino mágico ¿no Nidhogg?
- Olvida si ese bebé destruye al mundo o no. Va a regresar a reinar lo que me pertenece. Yo quiero dominar el mundo mágico y la reencarnación de Jhuen viene a quitarme mi lugar. No voy a permitirlo
- ¡No puedo creer que seas tan tonto Nidhogg! – rió sarcásticamente la mujer – a penas puedo creer que el gran Nidhogg, el amo y señor de la maldad le crea al estúpido de Merlín y las profecías de Mimir
- Debes de tenerle un poco de respeto... es el mago más poderoso
- Es cierto – dijo la mujer en tono sarcástico y dando un golpe a la mesa en donde se encontraban sentados los dos magos – debería... ¡pero no lo hago! y ¿sabes por qué?, porque él tiene el poder que yo necesito.... todo el poder que yo quiero y que algún día será para mi. Creí que eras un poco más ambicioso Nidhogg
- Ambicioso o no, lo importante es que Merlín y Mimir jamás se han equivocado en sus predicciones
- Hermond tampoco se ha equivocado y él predijo algo que nadie cree posible, la muerte de Merlín
- Es que la muerte de Merlín....
- ¡Lo que pasa es que tienes miedo Nidhogg!
- ¡No tengo miedo Morgana!
- Demuéstralo...
- ¿Qué quieres que haga?
- Ve al lugar donde se esconde Salazar y convéncelo de que nos ayude con nuestro plan para terminar de una vez por todas con Merlín y su protegido Arturo
- ¿Salazar Slytherin?
- ¿Hay algún otro Salazar tan perverso como para ayudarnos?
- No Morgana
- Muy bien, entonces demuestra que no tienes miedo y ve con Slytherin
- ¿Y que voy a recibir a cambio?
- ¿Te parece poco todo el poder que vamos a obtener?... Mañana tendrás que ir a visitarlo, el plan ya no se puede retrasar más
- Como tu digas Morgana.
Morgana le sonrió a Nidhogg y desapareció con un movimiento de su capa color negro. Nidhogg miró el lugar por donde había desparecido y rió también.
- Mi querida Morgana, la estúpida eres tú, porque Slytherin aceptó el plan desde hace ya hace mucho tiempo, solo que con algunas modificaciones... Tú morirás también...
De bajo de algunas piedras de la caverna empezaron a salir serpientes de todos colores y tamaños. De entre las 50 serpientes que salieron al encuentro de su amo, una mamba negra era la que más resaltaba y se acercaba a Nidhogg. Él tomó a la mamba entre sus manos y le sonrió, luego siseó algo en pársel, la lengua de las serpientes. La mamba le respondió con un siseo también. Parecía que estaban teniendo una plática entre los dos. Nidhogg se quedó entre su comunidad de serpientes tramando un plan para terminar con Slytherin también.
En su pequeña cabaña en las colinas de la Atlántida, Hermond escribía en hojas de pergamino un pequeño relato que sería trascendental para el futuro del reino mágico. De pronto apareció Merlín en la cabaña y tomó asiento frente a Hermond, quien no se inmutó si quiera por la presencia de su recién llegado acompañante.
- ¿Por qué no asististe a la reunión que citó Mimir? – preguntó Merlín
- Porque ya sabía qué era lo que iba a informar
- Supongo que tú lo descubriste primero
- Supones bien
- ¿Y por qué no dijiste nada?
- Bueno, recuerda que Mimir es mi amigo...
- Entiendo... ¿qué escribes, otra de tus profecías?
- No, esta vez es algo diferente
- ¿Me permites ver?
- Adelante....
- Mmmm, vaya muy interesante, "La leyenda del Libro Negro", así que ya estás preparando el camino para nuestro futuro.
- Alguien tiene que hacerlo
- ¿Y el libro continua guardado?
- Hasta que aparezca el mago o bruja que sea la reencarnación de Jhuen
- ¿Y qué paso con tus profecías?
- Bueno, no es por alardear, pero de los eventos que predije para que el final del mundo mágico se diera, ya se están cumpliendo
- ¿De verdad?
- Si, Morgana, Slytherin y Nidhogg ya hicieron la alianza que pretende destruirnos....
- Ah!, vaya....
- Y en estos momentos, Mimir tiene invitados en su casa que están ansiosos de respuestas. Creo que deberías de ir a satisfacer su curiosidad
- ¿Tú vas a estar bien?
- No te preocupes, Aracné no puede hacerme nada, aunque ella quiera
- Muy bien, tengo que irme, éxito en tu trabajo amigo
- Eh, Merlín... por favor, deja de visitar a la dama del lago
- ¡Vamos Hermond!, esa hechicera es una de las más poderosas de todo el reino mágico, ¿qué tiene de malo que yo sea su amigo?
- Ambos sabemos que eso no es verdad, desde hace mucho tiempo que tú ya la vez de manera distinta a como se tiene que ver a una amiga
- Te prometo que mis visitas disminuirán, si eso te hace sentir más tranquilo
- Solo cuídate
- De acuerdo amigo. Nos vemos.
Merlín hizo un movimiento con su varita y desapareció. Hermond miró hacia el asiento vacío en el que anteriormente se encontraba Merlín y dio un largo suspiro.
- Mucho me temo, amigo mío, que todo lo que dije sobre tu muerte se cumplirá si no dejas de ver a sea hechicera que tanto mal te hace...
Hermond dio otro largo suspiro y continuó con su trabajo, necesario para un futuro todavía muy lejano.
Merlín apareció en la puerta de la cabaña de Mimir, pero prefirió ir a la ventana de atrás primero. Desde la ventana, pudo ver a Mimir sentado en su sillón y a varios chicos frente a él. No quiso seguir espiando más y se encontró frente a la puerta de nuevo, listo para entrar.
Toco dos veces la puerta y Mimir se levantó de su asiento para abrir la puerta, los chicos solo lo seguían con la mirada. Mimir vio a Merlín, le sonrió y le dijo unas palabras
- Estaba empezando a creer que por primera vez la profecía de Hermond no se iba a cumplir por completo, te estaba esperando
- ¿Y ellos?, ¿Cómo están los chicos?
- Preocupados, pero creo que estará mejor ahora que ya llegaste
- Pues bueno, no se si sea de mucha ayuda...
- Tendrás que responder algunas cosas
- Eso me dijo Hermond
- Y una vez más se cumplió lo que dijo.... entonces debes de alejarte de la Dama del Lago
- ¿Tú también vas a decirme lo que tengo que hacer con mi amiga?
- De acuerdo, si no quieres, pues no....
- Mejor entremos, tus visitantes nos están esperando...
Merlín y Mimir entraron a la habitación y los chicos miraron asombrados y extrañados al nuevo mago, no sabían si era una ilusión o era el verdadero mago Merlín.
- Chicos – dijo Mimir – me permito presentarles a uno de mis mejores amigos, Merlín
- Es un placer conocerle señor – respondió uno de los chicos, con el cabello color negro – mi nombre es.....
- Se cual es tu nombre, y el de cada uno de ustedes también y sé por qué vinieron de tan lejos a buscarnos – interrumpió Merlín
- Bueno chicos, aquí lo tienen, el mago que estábamos esperando, él puede decirles en donde está Avalón – agregó Mimir
- Bueno, tienen que saber que para poder llegar a Avalón necesitan las llaves. ¿Las tienen?
- Si señor – dijo una chica de cabello color castaño oscuro
- Nos costó un poco conseguirlas... – continuó una chica de ojos verdes
- Pues llegar a Avalón no es asunto fácil Athena – dijo Merlín - además, necesitarán de mucho más fuerza y magia porque lo que ustedes quieren no es tan simple de conseguir....
- Eso lo saben Merlín – señaló Mimir – ya me he encargado de decírselos y Hermond también
- Muy bien, entonces pongan mucha atención, porque ante ustedes aparecerá el camino a Avalón.
Merlín hizo un movimiento con su varita y en el aire aparecieron varios lugares, montañas, lagos, bosques... y todo tenía trazado un camino: la isla de Avalón
- Este es el camino – continuó Merlín y luego miró a dos de los chicos y los señaló con la varita – ustedes ya saben como llegar, es solo que no lo recuerdan, pero cierren los ojos por favor, y el caminó quedará guardado en sus mentes.
Los dos chicos cerraron los ojos y sintieron como poco a poco el mapa de camino a Avalón se grababa en sus mentes.
- Ahora, tienen que irse, no deben perder ni un segundo más
- Pero Hermond nos dijo que ustedes nos iban a acompañar....
- Mucho me temo que eso no será posible Athena – respondió Merlín
- Nosotros tenemos un asunto pendiente con cierto grupo de magos que intentan destruir a la Hermandad de la Niké – agregó Mimir
- ¿A quien? – preguntó una chica de cabello castaño un poco rebelde
- A nosotros – respondió Mimir – nosotros somos parte de una hermandad que magos que cuida el bienestar de todos los magos y Muggles del mundo
- ¿Aunque sean magos tenebrosos? – preguntó una chica de cabello rojo
- Es precisamente de ellos de quienes protegemos a los demás...
- Merlín tiene razón – dijo Mimir.
- Vaya, esta si que es una sorpresa – señaló otro chico de cabello rojo – nosotros....
- Si, eso también lo sabemos. En fin, será mejor que ya marchen, el camino a Avalón es largo y con muchas complicaciones – comentó Merlín
- Estoy de acuerdo con ustedes – dijo el chico de cabello negro – muy bien chicos, es hora de irnos. Muchas gracias a los dos por todo
- No se preocupen, solo cuídense mucho y cumplan con su misión.
- Así lo haremos Merlín – continuó el chico – Ah!, por cierto, dijo Hermond que por favor se alejara de la Dama del Lago
- Ah!, ese mago... muchas gracias Harry, lo tendré en cuenta.
Harry Potter y la hermandad de la Niké se levantaron de sus lugares. Kate, Athena, Ginny y Hermione se despidieron con un pequeño beso de Mimir y Merlín, mientras que los chicos, Harry, Ron y Draco, solo les dieron un apretón de manos. Después de eso, se dirigieron a la puerta y salieron de la casa de Mimir. Ya afuera, sacaron las varitas y desaparecieron, listos para cumplir su misión... la que salvaría al mundo mágico.
