Una pequeña gran noticia.

Parpadeo sorprendida.

No, no estaba tan sorprendida, lo estaba esperando.

Bueno, si estaba sorprendida pero era lo que había querido desde hace mucho tiempo. Levantó el rostro y se miró en el espejo que tenía al frente. Se sonrió a sí misma y acomodó uno de sus mechones rosas detrás de la oreja.

Tomó una gran bocanada de aire y lo expulsó lentamente.

—Bien, Sakura Haruno —si dijo —. Es momento de decirle.

Y como si esas palabras pesaran una tonelada, sus hombros se encogieron y su sonrisa se borró poco a poco.

¿Y si él no quería? ¿Era demasiado pronto, talvez?

Se llevó las manos hasta el rostro con frustración. Era tan tonta, no habían hablado jamás de ese tema. Su única pista era un comentario hecho a sus doce años, pero nada más. Había vuelto a hacer planes en el aire y ahora si la había regado por completo.

Se mordió el labio inferior, un antiguo gesto que indicaba que se encontraba pensando profundamente, y sus ojos verdes se llenaron de lágrimas que no dejo escapar. Volvió a levantar su vista, ya no tan decidida.

—Lo tomara bien —intentó convencerse —. Ha cambiado.

Escuchó como tocaban la puerta y se apresuró a limpiar las lágrimas de sus ojos.

—¡Un momento! — gritó.

Dejo el pequeño dispositivo que tenían entre sus manos sobre el lavabo. Se lavó las manos, miró que nada en su rostro la delatara y salió a la habitación.

Su respiración se cortó al ver a Sasuke apoyado en el marco de la entrada al dormitorio. Llevaba su traje típico de misiones y la capa negra colgaba en sus hombros.

—Sasuke-kun —dijo con una sonrisa forzada.

El moreno la observó por unos segundos, notando de inmediato su extraño comportamiento pero sin decir nada al respecto.

—Sakura, Kakashi nos espera. Tenemos una misión.

Él observo atentamente como ella primero abría sus ojos con sorpresa y luego fruncía su mente, mordiéndose el labio nuevamente. No parecía querer participar y eso lo extraño. A ella no le gustaba quedar fuera de los asuntos del equipo siete.

—¿Sabes de que se trata? —preguntó con cautela.

—No. Hasta que estemos en la torre nos dará los detalles. Partiremos de inmediato así que ve lista.

Se marchó de la habitación, mientras ella iba de un lado a otro tomando sus armas y su capa de viaje. Lanzó un suspiro antes de cerrar la puerta a sus espaldas, deseando una misión corta y poco peligrosa.

…Pero Sasuke nunca realizaba misiones que no fueran peligrosas. La mayoría eran rango A, si no era posible que S. Lo único que impedía que al chico le dieran la invitación oficial para ser ANBU, era el historial como criminal que poseía. Nunca lo diría en voz alta, pero estaba agradecida de eso. Sasuke pasaría mucho menos tiempo en Konoha de no ser así.

Llegó hasta el pequeño salón del apartamento y volvió a sonreírle a Sasuke, que la esperaba sentado. Él detectó la sonrisa falsa y esperó hasta que ella se acercara para ponerse de pie. La sujetó de un brazo, reteniéndola muy cerca de él.

—¿Ocurre algo? — preguntó seriamente.

Sakura tragó en seco.

—No. No es nada —respondió en un murmullo apenas audible.

—Sabes que puedes decirme lo que sea.

Los ojos de Sakura volvieron a llenarse de lágrimas. Malditas hormonas que no dejaban de jugar con ella. Atrapó a Sasuke en un abrazo asfixiante susurrándole un gracias al oído.

Sasuke la dejó ir. Esperaría cuando ella estuviera lista para decirle lo que pasaba.

Cuando el Hokage les explicó que su misión consistía en ser la escolta de la princesa Kaede, hija del Daimyo del País del Fuego, quiso reír de la felicidad. La misión no era realmente difícil y ellos habían sido elegidos solamente porque la figura política que representaba la chica era demasiado importante.

Sasuke se notaba molesto por una misión como esa. Su rostro no se había relajado en todo el viaje y solo habló, cuando cansado de escuchar las insinuaciones de la princesa Kaede y lo bien que sería tenerlo más cerca del palacio, le aclaró que él estaba casado y que a Sakura, su esposa, no le agradaría mudarse de la aldea.

No saltó sobre él y lo besó en ese momento porque sería una tremenda falta de respeto. Pero la mirada que ambos compartieron aclaraba cualquier duda.

Partieron hacia Konoha una vez se presentaron con el Daimyo y llegaron a casa esa misma noche.

—¡Estoy rendida! —dijo Sakura, dejándose caer sobre la cama.

Sasuke sonrió al verla y caminó al baño mientras se quitaba su traje ninja.

Abrió el grifo del lavamanos y cuando su vista bajó se percató del pequeño y extraño aparato que estaba ahí.

Se acercó para examinarlo mejor. Mirándolo casi con temor.

Sabía exactamente qué era eso. No había nacido ayer. Con su agilidad de ninja inspeccionó el lugar en busca de las instrucciones, encontró el papel entre las cosas de Sakura y con rapidez las leyó. Tomó en sus manos la placa blanca y tragó saliva mientras observaba atónito las dos líneas rojas.

El dispositivo cayó de sus manos.

—Sakura —llamó con voz ronca.

—¿Mmh?

—Sakura —volvió a llamar saliendo del baño. La chica abrió un ojo y se asustó al verlo completamente pálido. Se sentó en la cama, alarmada.

—¿Te sientes bien?

—Estás embarazada — No lo pregunto, lo afirmó. La prueba estaba en el suelo de su baño.

Esta vez fue Sakura la que palideció.

—Yo… Sasuke-kun… —tragó saliva y se armó de valor —. Si, Sasuke-kun. Estoy esperando un hijo nuestro.

Los segundos de silencio fueron una completa tortura, luego el frunció el entrecejo y el mundo de la pelirosa se vino abajo.

—¿Desde cuándo lo sabias? —demandó molesto.

—Esta mañana. Pensaba decirte…

—¿Esta mañana? ¿Y aun así aceptaste una misión?

Sakura parpadeo confusa un par de veces.

—¿No estás molesto porque este embarazada?

—¿Cómo podría estarlo? Si te pedí formar una familia fue en todos los sentidos…

El corazón de Sakura palpitó de prisa y por primera vez en todo el día una sonrisa sincera apareció en su rostro. Se lanzó hacia Sasuke, atrapándolo en un abrazo y besándolo llena de felicidad.

—Felicidades, futuro papá.

Sasuke esbozó una media sonrisa que se disolvió casi al instante.

—No seguirás haciendo misiones. Ni iras al hospital, es muy peligroso. Ni te acercaras a Naruto… —gruñó lo último.

Sakura soltó un suspiro y rodó los ojos. Se separó un poco de él y le tomó la mano, llevándolo hasta la cama para que se acostara junto a ella.

—Se cómo cuidarme, Sasuke-kun.

—No lo parece —replicó alzando una ceja. Sakura lo fulminó con la mirada pero pronto cambio de opinión y lo abrazó, sonriendo con picardía.

—Ahora si necesitaremos una casa.

El moreno lo pensó por unos segundos y asintió con su cabeza.

—Mañana comenzaremos a buscar.

Bajó su mirada hasta Sakura y casi con temor acarició el vientre de su esposa.

Sakura sonrió con ternura la verlo y colocó una de sus manos sobre la de él.

—¿Qué quieres que sea?

Sus ojos negros la taladraron, pensando por primera vez en eso y sonrió mientras se encogía de hombros.

—No importa. Sera perfecto.

La abrazó con cuidado y le dio un beso en la cabeza.

Sería padre… ahora si tenía una familia completa.