Declaraciones?

Esta serie no me pertenece y lo siguiente no tiene fin lucrativo alguno, o sea lo que quise decir o creo que quise decir es que hago esto porque me aburro y vivo debajo del desván (don't worry que en el fic soy 0 falta de ortografía) =D enjoy it!

La resignación y la codicia van siempre de la mano, o eso era lo que la vida le había enseñado a Deidara. Nunca podía evitar mirar a los chicos de la alta clase, sus abrigos, sus coches, su vida tan simple, tan alegre, tan falta de preocupaciones… aunque quizás lo único que realmente envidiaba era una vida normal para el y su hermano.

Su padre era un hombre esforzado, igual que su madre. Cada día se levantaba antes del alba y llegaba entrada la noche de la mina. No podían asistir a un colegio, solo se limitaban a aprender lo que su madre podía enseñarles, y entre la tarde y el ocaso, que era quizás el mejor periodo del día, la acompañaban al bosque en busca de hierbas y pequeños animales para sobrevivir. Deidara era tan sabio como su madre, conocía cada hierba, cada olor y cada brebaje posible de preparar.

Si su vida hubiese continuado aquel curso podría haber muerto con una sonrisa en sus labios, pero la vida era demasiado caprichosa, y de cualquier forma, el dolor es la única prueba de que estamos vivos, o al menos eso le enseñaría la vida a Deidara.

Sucedió todo en una de aquellas tardes en que no había diferencia entre el paraíso y la tierra, se había dado la alarma de que los parásitos se habían multiplicado de forma desmedida, así que mientras se traían dragones para purificar la mina a los obreros solo les restaba esperar y descansar. Cuando Deidara se entero de que les pagarían los días que no trabajarían, pensó que algo malo pasaría, pero la insistencia de su madre y su hermano lo hicieron sucumbir a la idea de que tendrían un lindo tiempo familiar, y quizás aquel vacío por algo que ni siquiera el entendía que era lo fue el detonante que le hizo entregarse a la dicha pasajera.

-Los dragones brillan-comento ni muy fuerte ni muy despacio Naruto, pero todos lo oyeron sin dificultad.

-Los dragones no brillan cielo-comento su madre, pero entonces Naruto volvió a chillar.

-¡Los estoy viendo! ¡Deidara mira, están brillando!-Deidara se acerco a la ventana para poder encontrar explicación a la visión de su hermano, y lamento haberla hallado…

-Los dragones no brillan… brillan sus armaduras de guerra-