Disclaimer La Saga de Crepúsculo y sus personajes son propiedad de Stephenie Meyer. No escribo fics con animos de lucro, sino para ejercitar la imaginación y pasar un buen rato.
Este es mi primer fic y una completa locura que surgió de las horas libres en la Universidad y las aportaciones de un par de amigos.
Mary Alice B.
ENAMORADA DE UN VULTURI
CAPÍTULO I
La visita
(Bella POV)
Jamás creí que una cosa como esta sucedería. Siempre había visto a los Cullen como la familia unida y perfecta que eran. Pero desde hace algún tiempo para acá las cosas se habían puesto algo... extrañas.
Todo comenzó unos meses después del fallido enfrentamiento con los Vulturis. Nunca supimos qué exactamente fue lo que Alice vio y le mostró a Aro como para impedir el conflicto, pero al menos estábamos todos bien. Juntos y bien.
Hasta que una tarde recibimos una carta desde Italia.
Alice y Jazz habían salido por un par de semanas y no nos habían dicho nada sobre ningún posible peligro, razón por la cual nos sorprendimos mucho.
Carlisle pidió calma, aunque se notaba preocupado por la misiva.
—Veamos primero de qué se trata, antes de alarmarnos —dijo.
La leyó en silencio, luego intercambió miradas con Esme, pero no dijeron nada.
Yo estaba realmente tensa, al igual que Edward, y no era para menos. Después de todo lo que habíamos vivido, los Vulturis no podían ser sinónimo de cosas buenas.
De repente Edward se relajo, y pidió a Carlisle que nos diga a todos lo que él ya había visto en sus pensamientos.
—Pues… —comenzó dubitativo—, es una oferta de paz.
—¿Cómo? —se escuchó a Emmett sorprendido a nuestras espaldas.
—Explícalo todo —insistió Edward.
—Nos invitan a una cena como gesto de amistad. Aro pretende dejar en el pasado todo lo ocurrido entre nosotros.
—¡Qué descaro! Después de haber venido con la intención de matarnos, —intervino Rose—. Carlisle, no me digas que aceptarás.
—Rehusarnos sería una ofensa de nuestra parte —dijo Esme con preocupación—, y eso sería peligroso.
—Esperen un poco, ¿están diciendo que tenemos que ir a Italia? —no podía evitar horrorizarme ante la idea—. Eso es una locura.
—Tienes razón Bella, pero ¿qué otra cosa podemos hacer?
—Espera, Carlisle. Italia no es buena idea —dijo Edward, apoyándome—. Mejor, que ellos vengan a Forks.
—Que vengan ahora que sólo estamos nosotros, sería suicidio. Carlisle, definitivamente no puedes aceptar —dijo Rosalie, zanjando el tema.
—No te preocupes, amor. Tenemos a la manada de nuestro lado —añadió Emmett, como siempre entusiasmado.
—¡Rayos! ¿Dónde está Alice cuando se la necesita? —protestó Edward.
—Si existiera peligro, ella se hubiera comunicado con nosotros —contestó Esme pacientemente.
—A menos que haya decidido abandonarnos nuevamente —gruñó Rosalie por lo bajo, aunque todos éramos perfectamente capaces de oírla.
—Es suficiente —dijo Carlisle, poniéndose de pie—. Negarnos no es una opción, pero después de oírlos a todos creo que lo mejor sería sugerir que ellos vengan aquí. Además Rose, Alice nunca nos dejó realmente.
—Me parece que no hay otra salida... —aceptó Edward—, y así sabremos si sus 'buenas' intenciones son ciertas.
Dicho esto, Carlisle escribió a Aro y a los pocos días recibimos respuesta. Por increíble que parezca, aceptaron venir.
Ese mismo fin de semana, volvió Alice muy ilusionada con organizar todo para la velada. No había visto nada amenazante en nuestro porvenir, por lo que se dedicó a planificar con despreocupación.
Yo no podía compartir su entusiasmo del todo. Tenía un mal presentimiento al respecto; si es que los vampiros pueden tener eso, pero e tranquilizaba saber que Nessie estaría a salvo, con Jacob, durante la visita.
Después de tanta locura, llegaron nuestros peculiares invitados. Marcus, Caius con su esposa, y Aro… sin la suya. Y por supuesto, los miembros más intimidantes de la Guardia.
La cena, simbólica obviamente, sirvió para conversar amistosamente. Carlisle parecía disfrutar de un buen momento con sus viejos amigos, incluso Esme se veía a gusto. Tal vez demasiado a gusto, pues no paraba de hablar y reír con Aro.
Desde el principio Edward estuvo alerta, pero eso le inquietaba particularmente.
—Hay algo extraño en todo esto —me dijo—. Aro está tramando algo, pero no puedo ver con claridad qué es.
Estaba terriblemente frustrado y comenzaba a ponerse tenso. Alice también se notaba algo distraída, así que Jasper refrescó un poco los ánimos para evitar fricciones.
Alice llamó mentalmente a Edward y fuimos juntos a reunirnos bajo la escalera.
—Se sienten relajados, ¿verdad? —preguntó en un tono extraño.
—Es por Jasper, desde luego —dije de inmediato.
—Alguien más está manipulando la atmósfera emocional aquí —me explicó Edward. —Cosa que me sorprende mucho, ¿no se suponía que los dones eran únicos para cada uno de los de nuestra clase?
—Sí, pero también sabes que hay dones basatante similares —rebatió Alice—. Tiene que ser alguien de la Guardia. Pero no veo que tengan intenciones de iniciar un enfrentamiento.
En el salón, todos seguían hablando alegremente… Excepto Jane que nos miraba de una forma muy grosera, aunque enseguida se distrajo cuando Aro se dirigió a ella, lo que hizo que nuestros ojos se enfocaran en el líder Vulturi.
Alice. Edward y yo nos quedamos atónitos con lo que vimos en ese momento: Esme iba muy sonriente del brazo de Aro. Es más, pensandolo bien, no se había despegado de él toda la tarde.
Busqué a Carlisle con la mirada, estaba ocupado atendiendo a Marcus y Caius. No parecía siquiera preocuparse por su esposa.
—¡Imposible! —soltó Edward de repente.
—Esto tiene que ser una broma —dijo Alice con la mirada distante.
Había visto la que sucedería…
—Mis queridos amigos —comenzó Aro, interrumpiendo justo antes de que yo preguntara qué era lo que pasaba—. Ha sido una tarde maravillosa. ¡Qué alegría haber venido a visitarlos! Pero tristemente, todo tiene un final, y ya es hora de que volvamos a Volterra…
Me dirigí a Alice, dejando de lado el discurso de Aro que continuaba tan empalagoso como siempre.
—Alice, ¿qué viste?, ¿ya tomaron una decisión?
—Sí, pero no es Aro…. es…
—¿Quién? ¿Caius? Él nunca me pareció de fiar...
—No, Bella, —me explicó Edward, aún en shock—, se trata de Esme. Se va a Italia con ellos.
—¡Eso es imposible! ¿Por qué?
—Tenemos que impedirlo —susurró Alice antes de desaparecer escaleras arriba.
—Edward, ¿qué..
—Esme cree estar enamorada de Aro...
