Hola a todos, gracias por entrar a este fic Shikatema AU, espero que sea de su agrado.

Capítulo dedicado a Karma3985. Espero que te guste :D

Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.


Sin arrepentimientos

Capítulo 1.- Reencuentro.

Los golpes en la puerta me sacaron de mi estado de ensoñación; mi corazón se aceleró presintiendo quien era mi acechador. Rápidamente me levanté de la cama para confirmar lo que sospechaba, y no me equivoqué; al abrir la puerta te encontré, eras la persona a quien más ansiaba ver; estabas con las manos en los bolsillos, típico de ti, y esa sonrisa de medio lado que me cautivó desde el primer día que te conocí. No pude evitar sonreír ante tamaña sorpresa, una mezcla de nerviosismo y ansiedad invadió mi ser. Fijé mis ojos en los tuyos, negros como la noche, en los cuales pude distinguir el mismo deseo que hace dos años atrás.

—Como siempre tan hermosa, mujer —me hablaste en un tono insinuante, seguramente, las copas de alcohol se te habían subido a la cabeza, dándote el valor para venir hasta acá.

—Shikamaru…—fue lo único que pude pronunciar debido a la expectación de tenerte enfrente, sin testigos de por medio.

Estaba consciente que esto no era correcto; hace una hora atrás, había compartido contigo y tu novia en el cumpleaños de una amiga en común. Nos habíamos reencontrado después dos largos años; fue una agradable sorpresa para ambos. Sólo nos bastó un momento para ponernos al tanto de lo que había sucedido en nuestras vidas; tu novia no se percató de nada, vio todo normal entre nosotros, la seriedad en mi forma de actuar junto a tu actitud desinteresada, ayudaron bastante, sin embargo ambos sabíamos que este reencuentro no acabaría en este lugar, esto simplemente era la antesala a un furtivo encuentro pecaminoso. No fue necesario concretar nada con palabras, sólo bastaron un par de miradas para entender perfectamente lo que ansiábamos.

—¿Supongo que puedo pasar? —arremetiste decidido, jugándote el todo o nada.

Asentí como respuesta, dejándote entrar al apartamento, y en parte también a mi vida. No estaba acostumbrada a este tipo de situaciones, siempre las evité, no iban conmigo, ni ética ni moralmente, pero ahora no me importaba nada, estaba siendo consumida por la libidinosidad. Definitivamente el vodka que bebí en el cumpleaños estaba causando estragos en mi cuerpo y mente.

—¿Vienes a terminar lo que nos quedó pendiente? —dije mirándote directo a los ojos, sin una gota de ironía—. Si iba a cometer una locura sería aquí y ahora, no había vuelta atrás.

Sonreíste de medio lado y te acercaste con tu típico andar cansino, quedando sólo a unos centímetros de mí.

—Vine a terminar con broche de oro nuestro reencuentro —acotaste en un tono muy sexy, mirándome lascivamente.

Guiado por la pasión, sacaste tus manos de los bolsillos para rodear mi cintura y atraerme hacia ti con brusquedad; buscaste mis labios con vehemencia encontrándolos sin dificultad, instintivamente rodeé tu cuello con ambas manos y me apreté contra a ti para profundizar el beso. Me llevaste hasta la pared, aprisionándome con tu cuerpo, entrelazamos nuestras lenguas para luego mezclar nuestros alientos; tus manos subían y bajaban acariciando todo mi cuerpo, una dulce tortura, lo que rápidamente me condujo a un estado de fruición y locura. Tal como en los viejos tiempos, supiste conducirme a un estado de éxtasis, donde la voz de la razón es silenciada por la lujuria del momento. Obnubilada por el deseo, dejé de lado mi cordura al igual que la culpa, y sin arrepentimiento, continué lo que estaba haciendo.

Sin dejar de besarnos, nos fuimos abriendo paso hasta mi habitación. Una vez dentro, comenzaste atropelladamente a desvestirme, mientras yo trataba de hacer lo mismo contigo. Ya sin ropa de por medio, asaltaste nuevamente mi boca, recorriendo desaforadamente con tu ávida lengua cada rincón de ésta. Caímos sobre la cama poseídos por el deseo y el desenfreno; para luego, posicionarte sobre mí y aprisionarme contra el colchón. Acomodé mis piernas alrededor de tu cuerpo, pudiendo sentir la demanda de tu virilidad, por lo que dirigí mi mano derecha hasta tu miembro inhiesto para acariciarlo y presionarlo de forma posesiva, logrando sacarte más de un gruñido. Agitado descendiste hasta mi cuello para besarlo, succionarlo y morderlo, luego continuaste trazando un camino húmedo hasta llegar a mi pezón derecho, el cual lamiste y succionaste con devoción, al mismo tiempo que tu mano izquierda amasaba mi otro seno; repetiste la misma acción con mi otro pezón, para mi deleite y goce. Siguiendo con tu labor, descendiste lentamente con besos húmedos hasta llegar a mi intimidad; tu lengua me recorrió por completa, haciéndome gemir con vehemencia, era una sensación extremadamente ardiente e intensa, no podía controlar mi cuerpo, era imposible, con cada tortuoso movimiento de ésta, me retorcía e iba más hacia ti. Cuando viste que estaba a punto de llegar a mi orgasmo, dejaste de lado esa tarea, y reiniciaste el camino de vuelta hasta mi boca, para besarme con pasión; te acomodaste nuevamente entre mis piernas e instintivamente te envolví con éstas para luego aferrarme a tu espalda, no sin antes deshacer tu coleta. Situaste tu erección en la entrada de mi húmeda hendidura, comenzando a empujar lentamente a través de ésta hasta invadirme por completo. Nos estremecimos de placer al sentir nuestros cuerpos perfectamente ensamblados, iniciando el exquisito vaivén de caderas, siguiendo el ritmo que nuestros cuerpos marcaban, tal como fuera un baile erótico y frenético. Jadeaste palabras excitantes en mi oído, mientras arremetías con mayor intensidad. Sentía como tus embistes querían llegar a lugares que ni siquiera yo conocía, incitándome a gemir tu nombre desenfrenadamente. Mis constantes gemidos te incitaron a penetrarme con incontenible arrebato, para luego dar paso a una excitante fricción que nos embelesó los sentidos hasta perdernos por completo.

Entre quejidos y suspiros de satisfacción nos quedamos abrazados disfrutando hasta la última sensación. Posteriormente nos separamos e intentamos recuperarnos cada uno por su lado.

...

Habían pasado varios minutos de culminar aquel fogoso encuentro, tiempo suficiente para normalizar la respiración y los sentidos. Acostada en mi cama y con la cabeza más fría comencé a pensar cómo debía actuar ante lo acontecido, y resolví.

—Shikamaru, ya te di tiempo para descansar, así que toma tu ropa, te vistes y te vas — hablé con autoridad.

—¡¿Cómo?!, no me dejaras dormir aquí — respondiste, mirándome extrañado.

—No, no existen razones para que te quedes aquí —proseguí con frialdad—. Vives con tus padres, por lo tanto, tienes casa; no tengo ninguna tipo de relación contigo, además tienes novia.

—OK, mujer problemática, ya entendí — refunfuñaste, levantándote para recoger tu ropa —. Temari, respecto a lo que pasó hace un momento…yo…

—Nos echamos un polvo, Shikamaru, nada más —le interrumpí con firmeza—, liberamos la tensión sexual del momento, eso es todo. Ahora termina de vestirte y te vas, que tengo sueño.

Te vestiste tranquilamente, sin apuro, típico de ti; una vez listo, caminaste con las manos en los bolsillos en dirección a la puerta principal para abrirla.

—Temari, ¿te puedo llamar otro día? —articulaste, mirándome con un deje de esperanza.

—Buenas noches, Nara — Cerré la puerta en tu cara —. Detrás de ésta, pude escuchar tu muletilla "mendokusai".

CONTINUARÁ…


Gracias por leer. ¿Algún reviews? todo es bienvenido.

Sé que en vez de publicar esta historia tendría que haber actualizado la otra, pero fue una idea que llegó a mi cabeza y tuve que desarrollarla.

FannyK03, un día dijiste que querías un Shikamaru con más pasión, como verás, sólo esto pude lograr XD.