Cerca del inicio de los tiempos, la humanidad existía estancada en un bucle eterno. Un bucle que empezaba siempre igual, más nunca de la misma manera, el dragón llegaba, amenazaba las tierras y las frágiles paredes de adoquín de la humanidad, todo efímero en frente de una bestia tan magnifica. Y así como le sobraba fuerza bruta, le sobraba inteligencia y sabiduría. No solo era un dragón, sino la mismísima herramienta de Dios. Enviado para aterrorizar a la humanidad, en busca de aquel que comenzaría el ciclo y se levantaría para enfrentarlo.
Muchos a lo largo de los siglos se enfrentaron a él, algunos huyeron, y vivieron para ver el mundo arder, otros embaucaron a toda la humanidad, llevándose laureles que no les correspondían, pero otros, los más valientes, decidieron ser dueños de sus destinos y enfrentaron al dragón de igual a igual, muchos perecieron como valientes y solo dos lograron la increíble hazaña de dar muerte a la sierpe. A la misma sierpe. Y así mismo, recibieron su premio, la oportunidad de avanzar, de romper el bucle, de enfrentarse al mismísimo destino y elegir, olvidar todo y volver a una vida pacifica, o seguir adelante y averiguar quien ocupa el trono de los cielos. El primero en lograr llegar a los cielos, se vio cara a cara con el Senescal del mundo, lucharon, una batalla, un duelo, que podría haber sido eterno, así como haber durado 5 minutos, irrelevante en un plano donde ni el mismo tiempo importa. El Senescal perdió. Y con su derrota, suplico a su adalid que le diera muerte, que lo liberara finalmente de la eterna tarea de supervisar el mundo, y así, ocupara su lugar. Impulsado por la piedad, y por la desesperación y el desconsuelo que expresaban los ojos del Senescal, el guerrero acepto, y libero al Senescal de sus responsabilidades con un suave blandir del Azote de Dios, la hoja forjada en las entrañas del mismísimo dragón, Grigori. Y así, el primer guerrero gobernó el mundo durante siglos, padeciendo el mismo sufrimiento que su antecesor, atrapado en la eternidad de tener que ver un mundo estancado. Así fue como el alma del gran dragón fue llamada al plano físico de nuevo, con la misión de encontrar a un nuevo sucesor para el trono del mundo. Y así lo hizo, una guerrera salvaje, huérfana hija de pescadores, se alzó ante el dragón cubierta con simples ropajes de lino y una espada roma recogida de un soldado cobarde que huyo al avistar el dragón.
Como el primer guerrero, la hija de los pescadores recorrió el camino del bucle, enfrentándose a infinidad de criaturas, desde goblins y lobos, hasta Quimeras y Dracos, e incluso a la Muerte misma, que no era más que un desafortunado infeliz que fue elegido para recorrer la misma senda que ella recorría, pero que cedió ante la oscuridad. Cuando llego el momento de enfrentarse al dragón, Grigori repitió la pregunta que se le había hecho a muchos antes que a ella, una simple elección, dos opciones: darse la vuelta y no enfrentar al dragón, con la promesa del dragón de no volver hasta dentro de 50 años, sacrificando a la persona que más amaba, o arriesgarlo todo y enfrentarse a una bestia del tamaño de un pueblo entero, capaz de destruir castillos sin el más mínimo esfuerzo, con una sabiduría de eones y la capacidad de usar magia, así como lo hacían los humanos.
A pesar de saber todas las desventajas que corría, la guerrera se armó de valor y enfrento al dragón en su último duelo. Triunfo. Dio muerte al dragón, y como el primero guerrero antes que ella, fue guiada al trono del mundo. Al igual que el ahora Senescal, la guerrera se enfrentó a la decisión final, olvidar y vivir una vida pacifica, o poner a prueba una vez más su voluntad y ver que había al final del camino. Y así, el duelo se repitió, el Senescal, así como su predecesor, rogo a la guerrera liberarlo de la eternidad y reemplazarlo en los deberes para con el mundo. Y así lo hizo. Pero hubo una gran diferencia entre el Senescal y la guerrera, una diferencia muy importante, la voluntad. La hija de los pescadores amaba a la humanidad, corrupta y autodestructiva como fuere, ella la amaba, y fue así como renuncio al poder del trono, y decidió tomar la decisión que su predecesor, por miedo o ignorancia, no fue capaz de tomar. Clavo el Azote de Dios en su pecho, y con su muerte, puso fin al ciclo interminable en el cual estaba atrapada la humanidad, y les dio sus regalos más grandes: la voluntad y un futuro.
Miles de años después, 4 de Privet Drive, Little Whinging.
Era un día normal, de rutina. Siempre que consideres un día normal de rutina cocinar para una familia de tres personas, lavar la ropa, limpiar la casa y tener que soportar gritos incesantes por quemar la comida, por dejar cosas sucias, etc. Pero... ¿que más pueden esperar de un chico de 8 años? La respuesta es simple, mas, más y más.
Harry James Potter estaba desesperado. Apenas comía lo suficiente, sufría maltrato psicológico, sentimental y físico constante, su vida era miserable, durmiendo en la alacena bajo las escaleras, abrazado a si mismo, cuando despertó al escuchar golpes en la puerta y la voz de su tío gritando.
"Levántate engendro, el desayuno no va a hacerse solo, y más te vale darte prisa, que tengo que irme al trabajo." dijo Vernon golpeando con fuerza la puerta de la pequeña despensa, incluso haciendo caer polvillo por las hendijas del techo de la misma.
"Si tío Vernon, enseguida lo preparo" dijo Harry en una voz suave y desanimada.
"Es lo mínimo que puedes hacer, después de todo, nosotros te mantenemos. Y cuando termines de limpiar todo lava la ropa, mañana tengo un partido de golf importante con mi jefe y tengo todo el conjunto sucio, lo quiero impecable, ¿entendiste engendro?" Ordeno el hombre obeso
"Si tío Vernon." contesto Harry sin el más mínimo ápice de emoción en su voz. Estaba cansado, sin energía, comía poco, tenía pesadillas por las noches, y estaba lleno de golpes y pequeñas quemaduras, entre las golpizas de su primo y los accidentes que tenía en la cocina.
El día siguió su curso normal, su rutina, ser insultado, quemarse en la cocina, ser insultado por ello, ir a la escuela, sufrir solo en silencio, ya que todos los que quería acercarse a él eran amenazados por su primo Dudley, volver a esa cárcel de cuatro paredes que se suponía tenía que llamar "hogar", hacer la cena, e irse a dormir luego de comer unas migajas de lo que le permitían sus parientes. Pero esa noche, algo cambio, un simple evento, una simple palabra de más. Su tío disfrutaba uno de sus pasatiempos favoritos, argumentar como sus padres eran dos infelices, borrachos, descuidados, una lacra de la sociedad, Dudley pensaba en silencio como molestaría mañana al pobre muchacho, y su tía simplemente lo miraba con cara de altanería y asco.
"¡Ese par de idiotas, se mataron por borrachos, por ser engendros como tú, mocoso, y ni siquiera se molestaron en llevarte con ellos, nos habrían ahorrado todos los gastos, pero NO!, tenían que dejarte en nuestra puerta, ni ese par de inútiles que tenías como padres te querían, nadie te quiere, ni te va a querer..." En ese momento Harry dejo de escuchar, simplemente miraba fijo al piso, deseando nada más que desaparecer de allí, desaparecer del mundo, al fin y al cabo, ¿Quién lo extrañaría?, no tenía padres, amigos y su única "familia" lo odiaba, concentro todo su ser y toda su voluntad, lo único que quería era desaparecer, no molestar a nadie más, simplemente no estar más ahí. Y ese día, Harry Potter desapareció de la faz de la tierra, Literalmente.
Trono del Mundo.
Harry abrió los ojos de repente al darse cuenta que ya no escuchaba a su tío, y que una brisa suave lo golpeaba, al mismo tiempo que se encontraba con una sensación de infinito, una sensación de libertad, libre de las cuatro paredes del almacén que era su cuarto, libre de las cuatro paredes de la casa que era su cárcel. Miro alrededor y no pudo observar más que un cielo negro y extraño que se fundía en el horizonte en todas direcciones y un extraño piso liso, pero de nubes, como si se encontraran debajo de un cristal. En medio de la nada infinita, Harry empezó a caminar hacia lo único que llamaba la atención, lo único que resaltaba, un enorme trono gris oscuro que parecía hecho de metal. "¿Qué es este lugar? ¿Se cumplió mi deseo? ¿desaparecí?" Pensaba el pequeño pelinegro mientras caminaba hacia el trono. Se detuvo al ver algo al pie del trono, una espada, como la de los caballeros de los cuentos, o los héroes en las películas de su primo. Harry se agacho lentamente, con una mirada curiosa, a tomar el mango de la espada. La hoja era completamente negra, como la noche más profunda, doble filo, simple, casi sin ningún detalle. Intento levantarla, si tenía una espada de verdad, podría ser un caballero, la gente lo respetaría, seria poderoso, no necesitaría aguantar más maltratos de nadie, ni de su primo, ni de su tío, ni de la vida, de nadie.
Para su desilusión, le fue imposible, la hoja pesaba al menos diez kilos, y sus flacos brazos no podían ni levantarla 10 centímetros del suelo. En ese momento, el suelo tembló, el aire se revolvió hacia todos lados y en el medio de aquel cielo completamente negro, una especie de portal rodeado de humo verde se abrió, era enorme, 300 metros de radio como mínimo, y de el emergió la imponente figura de un dragón, enorme, rojo, con cuatro patas, y enormes alas y cola, con ojos de reptil de un color rojo sangre, cuello largo, cuernos hacia atrás. La majestuosa bestia descendió raudo y aterrizo a unos cien metros del trono, generando una onda que tiro y desplazo varios metros a Harry, junto con la espada, que termino a unos metros de él.
El dragón poso su mirada en el chico y entrecerró los ojos.
"¿Qué puede significar esto? Se supone que con la Senescal muerta nadie debería poder alcanzar este lugar..." Murmuro el dragón. Mientras tanto Harry no podía hacer más que observar asombrado a la bestia, era 100 veces más grande que la casa más alta que había visto jamás. Era imponente, enorme, gallardo, pero había algo que destacaba, sus ojos, rojo sangre, un rojo sangre que encontró un verde esmeralda, el dragón lo estaba viendo.
"Mmmh..." Resoplo curioso el dragón "Un niño... de todas las cosas... "¿cómo es que un niño llego aquí? No importa, veamos que puedo aprender de ti, renacuajo." Dijo el dragón concentrando su mirada en la del pequeño. "Mmmh, interesante... llegaste hasta este lugar solo con tu voluntad, encomiable, pero estas ante un trono vacío, niño, estamos en el infinito, aquí no hay nada más que tú, ese trono, la hoja y yo... así que dime, muchacho ¿Qué podrías estar buscando en este lugar? ¿Qué impulso a alguien tan joven a buscar el trono? No hay manera de que lo conocieras, así que dime ¿Cuál es tu propósito?" Pregunto el dragón con su voz profunda y llena de poder.
Harry no pudo hacer más que mirar asombrado al dragón y encontrarse incapaz de producir sonido alguno. Luego de varios minutos, el dragón seguía mirándolo, esperando una respuesta, con una paciencia inamovible.
"Yo... yo solo quería desaparecer... no quería escucharlos más, decir cosas malas de mis padres, de mí, solo quería irme... ¿estamos en el cielo? ¿tú eres dios? ¿No deberías ser humano y tener una barba larga?" Pregunto Harry entre nervioso y curioso ante la mirada firme del dragón. Luego de varios segundos en los que el dragón entrecerró los ojos y los volvió a abrir, respondió.
"¿Dios? El ultimo dios que se sentó en este trono está muerto, niño, sacrifico su existencia para que la humanidad pudiera avanzar a una nueva era, yo no soy más que un alma que vaga en este plano, apenas puedo influenciar el mundo mortal, mi propósito fue cumplido, fui creado para encontrar un reemplazo competente para sentarse en el trono, y la solución fue un trono vacío, y una espada manchada de sangre...tu no perteneces a este lugar, niño..." Concluyo el dragón con una mirada severa que hizo estremecerse a Harry.
"Yo... no quería venir aquí, solo quería irme de esa casa, no quería que me lastimen más, entonces encontré la espada y pensé que podía ser como un caballero o un rey, así me podría proteger y no me haría más daño." Dijo Harry para comenzar a sollozar. La bestia lo observo fijamente, como si tratara de comprender algo. Luego de varios minutos en los que el niño seguía llorando suavemente, en espasmos ahogados, el dragón hablo.
"Dime niño, ¿Quieres poder? ¿Quieres poder defenderte? Levantarte por ti mismo, puedo darte lo que necesitas, es momento que abandone este lugar, pero no tengo interés en seguir vivo, la misión para la que fui creado perdió significado, junto con ese trono vacío. Te ofrezco mi alma, niño, todo mi poder y sabiduría, todo lo que se del mundo antiguo y el moderno, así como mi forma, mi fuerza, mi magia..." Pregunto Grigori con una voz profunda y mucho más suave.
"¿Eh? ¿Poder? ¿Podre ser como un caballero?" Pregunto el niño ilusionado.
"JA! Serás más que eso niño, eh observado este mundo por milenios desde el plano superior, tengo conocimiento de la mayoría de los hechizos que esos humanos con pequeños bastones usan, también comprendo un poco como funciona su sociedad, y estoy seguro que los goblins te ayudaran solo con mencionar mi nombre, al fin y al cabo, fui yo quien les dio el regalo de la inteligencia. Tendrás todo mi conocimiento y mi poder, pero no será suficiente. Dejare que utilices este lugar para observar el mundo, aprender de él, comprenderlo, y cuando sientas que es suficiente, volverás al plano mortal, y harás lo que quieras con ese poder. Si deseas destruir al mundo y transformar sus cimientos en cenizas, o liderar a la humanidad y acabar con la oscuridad, no me importa en lo más mínimo. Pero mi poder tiene un precio, uno no muy caro considerando el regalo que recibes, ¿Dime, pequeño, estás dispuesto a pagar el precio?" Dijo el dragón tranquilamente.
"Pero...no tengo dinero, el tío Vernon dijo que no puedo tenerlo." Dijo Harry entristeciéndose, podía ser fuerte, podía ser como un caballero, pero no podía pagarle al dragón.
"… ¿dinero? Soy un ser imperecedero, ¿para que querría dinero?" Pregunto el dragón extrañado. "Ahh, olvido que eres un niño... probablemente no.… en fin, no quiero dinero, niño, el precio por mi poder, es tu primer descendiente. Si aceptas mi alma, cuando tengas tu primer hijo, mi conciencia ocupara su cuerpo y seré capaz de experimentar por fin la mortalidad, y quizás... entender que es esa voluntad que tanto los mueve. " dijo el dragón.
"Está bien! ¡Siempre que pueda ser un caballero y defenderme! Pero... ¿cómo se tiene un hijo?" Pregunto Harry inocentemente.
"Uhh...ya... ya lo entenderás cuando aceptes mi alma. Ahora, acércate niño, te daré lo que tanto anhelas." Dijo el dragón, con sus ojos brillando furiosamente.
Harry comenzó a caminar lentamente hacia el dragón, mientras la bestia levantaba lentamente su pata derecha y acercaba una garra lentamente hacia su pecho, cuando hizo contacto, la zona de su corazón comenzó a brillar con una luz dorada.
"En tus manos está tu futuro, niño, pero ese futuro es una verdad que encontraras mirándote desde las profundidades más lejanas de este mundo."
Ok. Este es mi primer y patético intento de hacer un fic, tenía esta historia en la cabeza hace mucho, pero no creo tener el talento para escribirla de manera decente, cualquiera que la quiera adoptar, no tiene más que mandarme un mp, sino, voy a ver si la continuo yo, díganme que opinan, lo que sea, soy muy crítico cuando leo un fic, sea en inglés o en español, así que sé que está lleno de errores seguramente, si me los marcan, de ninguna manera me va a molestar, de los errores se aprende!
