Malos días
Disclaimer: Harry Potter pertenece a J. K. Rowling.
Aviso: Este fic participa en Reto #18: "Amor es amor" del foro "Hogwarts a través de los años".
La influencia ideológica de Gellert Grindelwald se estaba expandiendo con gran rapidez por toda Europa, llegando a rincones que él nunca había imaginado y pronto se encontró con fieles partidarios para llevar a cabo sus planes.
Actualmente se encontraba en el sur de Alemania, a punto de dar un discurso para un gran número de magos y brujas que se habían acercado para conocer su modo de ver el mundo, esa nueva visión que liberaría a los magos de la opresión de los muggles que durante tantos años se había perpetuado.
Además de impulsar esa liberación, Gellert tenía sus propias aspiraciones, encontrar las reliquias de la muerte y convertirse en un ser supremo. Por supuesto que aquello de las reliquias parecía ser una leyenda, pero él tenía la ferviente creencia de que se trataba de algo real que estaba incluido en una fábula infantil para que alguien pudiera ver más allá. Durante mucho tiempo las buscó junto a él, los dos juntos como un equipo simbiótico, hasta que su hermana se interpuso y todo se derrumbó.
Pero Gellert era más fuerte que él, por eso se encontraba allí siguiendo adelante con ese objetivo trazado hacía varios años.
—La magia es poder, quien no posee magia no tiene ninguna autoridad para regir sobre los demás. Entonces, ¿por qué le permitimos a los muggles que tengan poder sobre nosotros? ¿Por qué nos escondemos cuando los seres inferiores son ellos? ¿Por qué mantener en secreto el esplendor de la magia cuando ésta es el único camino para el equilibrio en el mundo? —dijo y la multitud se mostró de acuerdo—. Durante siglos los muggles estuvieron empeñados en cazar a nuestros compañeros magos, condenándolos a la hoguera. Ahora aseguran que la magia no existe, solamente en los cuentos para niños. ¡Es nuestro deber mostrarles cuán equivocados están!
Cuando terminó el discurso, pensó en Albus Dumbledore, quien una vez compartió su pensamiento. Juntos podrían haber recorrido el mundo codo con codo y alcanzado la cima soñada, pero él lo había abandonado. Desde entonces, todos los días eran malos para Gellert porque él no estaba.
