-Hmmm- Gemía Amy despacio mientras besaba a su esposo.
Estaban teniendo una de sus clásicas sesiones de besos en el sofá de su departamento. Era el aniversario de su primera cita y para ellos era algo muy especial.
Sheldon estaba más cariñoso de lo normal, la abrazaba con fuerza mientras consumaba aquel amoroso e anhelante beso. Sentía la nesecidad de respirar pero no podía despegar sus labios de los de ella, eran tan atrayentes, tan irresistibles; amaba hacer todo con ella, pero sus besos eran tan especiales.
Amy separo sus bocas por un momento, no quería hacerlo pero la nesecidad de aire pudo más. Él al separarse bajo sus besos a su fémino cuello, dejando un rastro de besos húmedos por este. La neurocientifica cerro los ojos ante la sensación de los dientes y lengua de Sheldon en su cuello, tan amoroso e exitante.
-Sheldon- Susurró poniendo su cabeza de lado para darle más acceso a su cuello.
-Te amo- Soltó él con voz áspera, sin dejar de recorrerla con sus labios.
-Tambien te amo, eres mi amor; ¿lo sabes verdad?- Cuestionó Amy, aunque ya sabía la respuesta.
-Lo sé... eso ya lo sé- Respondió apresurado mientras desabotonaba el suéter de su querida esposa.
-¿Cerraste la puerta con llave verdad?- Dijo Amy. -No quiero que Penny nos interrumpa ahora, suele entrar sin tocar y no me gustaría que nos descubra en esta situación.
-No lo hice, lo olvide. Y tampoco me gustaría la intromisión de Penny.
-Cierra bien la puerta, yo te espero en la habitación- Susurró en su oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja, provocando un suspiro por parte de Sheldon.
-Vixen, esperame en la cama- Mando mientras aseguraba la puerta, una vez que se aseguró se dirigio a la habitación.
Se sentó junto a su esposa en la cama...
Aquella cama, tan cómoda que había sido cómplice de aquellas noche de pasión entre ellos.
-Bueno, hola- Dijo Sheldon riéndose mientras la sujetaba de la cintura para recostarla de espaldas al colchón.
-Hola guapo- Ella acarició su cuello y su castaño cabello antes de besarlo profundamente.
El físico se apartó de su beso para despojarse de sus camisetas, Amy acarició la ancha espalda de Sheldon; se sentía protegida, amada en brazos de él.
Se desvistieron con ansiedad, haciendo una auténtica demostración física del amor que se tenían.
Era tangible, real, apasionado.
Eran sólo ellos, solamente ellos.
¡Fin!
