Contiene spoilers del 416 de Fairy Tail, y lo he escrito para contrarrestar el dolor de mi corazón. La segunda parte la escribiré en poco, espero que os guste :)
HOY NO, HERMANO
Natsu se había ido. Se había ido y, a pesar de sus intentos por alcanzarlo, no lo había conseguido. Quizá no estaban destinados a estar juntos. En medio de la calle que no hacía tanto habían recorrido juntos, riendo, Lucy se dejó caer. Él no se dio la vuelta y ella no tuvo valor para detenerlo. De haberlo hecho, quizá hubiera sido él que no hubiese tenido el valor de irse.
Cuando ya estaba tan lejos que apenas podía verlo, el sol salió iluminando el horizonte. De haber podido hacerlo, el corazón de Lucy se hubiese roto un poco más. La maga celestial trató de incorporarse, dentro de poco la ciudad comenzaría a despertar y no podía quedarse allí, pero sus piernas no respondían. Una luz tras ella hizo que se girase, Loki había aparecido. El león sonrió y la tomó delicadamente en brazos.
-No te preocupes. –Susurró el león. –Volverá. Ese estúpido volverá, y entonces yo le daré una paliza que nunca olvidará.
Lucy despertó en su cama tiempo después un poco aturdida. Le dolía todo y apenas recordaba lo que acababa de pasar, pero entonces los recuerdos acudieron a su mente y rompió a llorar. Una vez más.
-Lucy…por favor, deja de llorar. –Susurró una suave voz a su lado. Era Charle.
Lucy sacó la cabeza de entre las sábanas y miró a su alrededor. Charle estaba sentada en la cama junto a ella, con los ojos enrojecidos. En uno de los sofás descansaba Wendy, tapada con una manta y, en el otro, Levy. En la percha vio las chaquetas de Erza y Juvia.
-¿Qué ha pasado, Charle? –Susurró Lucy con voz ronca. La exceed tragó saliva y trató de hablar, pero le costaba.
-Se fueron…Natsu y Happy se fueron. A nosotros nos lo contó Leo. Vino muy alterado y nos dijo que te habías desmayado en sus brazos. Nos contó lo sucedido y nos pidió ayuda. Llevas dos días en la cama. Cada vez que te despertabas solo llorabas y volvías a caer en la inconsciencia.
-Y vosotras…
-Nosotras vinimos a cuidarte. No podíamos dejarte así. –Susurró la gata. Lucy vio el dolor en su rostro.
-A ti también te ha dolido, ¿verdad? –Ella asintió. –Charle…ven aquí, abracémonos, así a lo mejor podemos mitigar el dolor.
-Happy… ¿hemos hecho lo correcto? –Preguntó Natsu cuando Magnolia desapareció de su campo de visión.
El gato azul no respondió. Al principio creyó que sí, que era lo correcto, pero después de ver a Lucy, de oír sus palabras, no estaba tan seguro. El pobrecito se había pasado llorando todo el camino hasta casi no poder ni andar, entonces Natsu lo tomó en brazos y, juntos siguieron su camino.
-Eh, cerilla. –Dijo una voz a sus espaldas. Una voz familiar.
Natsu se giró lentamente y vio a Gray.
-Qué pasa.
-Espero que a partir de ahora sepas lo que haces. Y espero que vuelvas.
-Lo haré. Por mí no te preocupes…
Natsu se dio la vuelta para irse, pero entonces se acordó de algo.
-¡Gray! –gritó. Él se dio la vuelta. -¿Puedo pedirte algo? Cuida de Lucy en mi ausencia.
-Tranquilo, lo iba a hacer, ya que parece que tú no sabes. –Respondió él con amargura. A pesar de todo, Natsu era su hermano y que se fuera le afectaba profundamente.
Natsu sonrió tristemente. Solo a Gray se atrevía a confiar su más preciado tesoro.
Había pasado un año. Un año en el que todo se había desmoronado, pero a pesar de todo Lucy sonreía. Al principio se sintió sola, muy sola, pero pronto se dio cuenta de que tenía muchas cosas para ser feliz.
Al final todos se habían ido separando, poco a poco cada uno decidió tomar un rumbo, un destino. Pero antes de hacerlo se prometieron volver, se prometieron reencontrarse de nuevo, mucho más fuertes, mucho más poderosos. Y Lucy no había sido menos.
Hacía frío y nevaba. Lucy se acurrucó en su abrigo y siguió esperando. Aquel año para ella había sido muy duro, pero ahora sentía que ya todo iba bien. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no oyó los pasos que se acercaron por su espalda y le taparon los ojos.
-¿Quién soy? –Canturreó una voz a su espalda.
-¡Levy! –Gritó Lucy mientras se giraba y abrazaba a su amiga. -¡Gajeel! ¡Lily! –Ni el Dragon Slayer se libraron de su abrazo. A pesar de todos ellos también sonrieron.
Poco a poco todos fueron llegaron. Solo quedaba Erza. Lucy tenía miedo de que no se presentase, pero al final llegó, y no pudo evitar llorar al sentirse de nuevo en casa.
-¿Por qué lloras? –Preguntó Juvia que sonreía sin parar.
-Os he echado de menos…mucho.
-Pero ya estamos to…juntos de nuevo. –Dijo Gray rectificando en último momento ante la mirada amenazadora de Erza.
-¿Y ahora a dónde vamos? –Preguntó Wendy. –Ya no tenemos el gremio…
-Bueno…esto…-Elfman se rascó detrás de la cabeza mientras sonreía. –Lisanna y yo nos quedamos. Al final decidimos no irnos con Mira y Laxus…y lo hemos reconstruido. Venid a verlo.
Sorprendidos, todos fueron al gremio que los dos hermanos habían reconstruido y se quedaron sin habla al ver que todo era igual. Mira abrazó con fuerza a sus hermanos mientras les felicitaba. A Erza incluso se le escapó una lágrima de felicidad.
-Chicos...sé que esto es una locura. –Dijo Lisanna. –Pero podemos volver a formar el gremio. Nos hemos ido, somos más fuertes, y estamos preparados para reconstruir de nuevo el mundo.
Todos miraron a la peliblanca muy serios. Todos lo habían pensado, pero ninguno se atrevía a pronunciarse. Pasaron un rato en silencio, roto por Erza, que se puso en pie sobre la mesa y dijo que ella quería volver a ver Fairy Tail en pie, que todos seguían siendo una familia, y muchas otras cosas bonitas que llegaron sus corazones.
Entonces comenzó el segundo dilema…¿quién sería el nuevo maestro? Pasaron un buen rato pensando, hasta que de nuevo, Erza tomó la palabra.
-No hay dudas. El nuevo Maestro debe ser Laxus. Él es nieto de Makarov, y es el más preparado.
Todos comenzaron a vitorear al nuevo Maestro, que estaba rojo de la vergüenza, aunque muy feliz por su nuevo cargo.
Y entonces, comenzó la fiesta.
Tenían mucho que contarse y mucho que enseñarse. Por fin estaban juntos de nuevo.
-Y entonces Charle y yo nos fuimos corriendo, y no los volvimos a ver. –Contaba Wendy con la boca llena de nata mientras las demás se reían de la historia que acababa de contar. -¿Y tú, Lucy? ¿Dónde has ido? ¿Qué has hecho?
-Yo…bueno, al principio yo no sabía muy bien que hacer. Me sentía muy sola y no tenía claro que rumbo tomar, pero entonces tomé una decisión de la que no me arrepiento. Me fui al mundo celestial, tenía que recuperar a Aquarios y bueno…Aquí está. –Dijo sacando la llave de la portadora del agua y enseñándosela a los demás. –Pero no fui lo único que hice, sino que me dediqué a entrenar muy duro, y ahora puedo invocar antiguos hechizos.
Lucy estaba orgullosísima de su progreso y no dudó en presumir ante todos, que reían felices de verse una vez más y olvidando el pasado. Cerca de media noche todos comenzaron a retirarse a descansar, solo Mira y Lucy quedaron. Las dos chicas se pasaron un largo rato hablando, hasta que la peliblanca también se retiró.
La maga celestial entonces se envolvió en su abrigo y salió al exterior, en donde la nieve seguía cayendo cubriendo todo de frío. Lucy se puso los guantes y miró al cielo, dejando que los pequeños copos se deshiciesen en su rostro, que estaba caliente.
Y entonces, cuando abrió los ojos dispuesta a volver al interior del gremio, vio dos figuras dirigiéndose hacia allí. Lucy creyó que se había olvidado de respirar, pero entonces una presencia a su lado le hizo reaccionar. Leo.
-Leo…-Susurró ella.
-Te dije que el día en el que se atreviese a regresar, me enfrentaría a él. Y eso voy a hacer.
Lucy tragó saliva, pero no dijo nada. Él se había entrenado mucho y duro para poder derrotar a Natsu, y ella no iba a engañarse diciendo que no deseaba darle una buena paliza.
El espíritu y la maga se quedaron allí quietos esperando que los otros dos llegasen a su altura.
-Lucy. –Fue lo único que dijo Natsu cuando la vio. –Leo. –Algo en el interior del chico le decía que no todo iba a ser llegar y sonreír pero, a pesar de todo, lo hizo. Lucy se mantuvo seria a pesar de que deseaba correr a sus brazos.
-Por fin has vuelto. –Respondió Leo mientras chasqueaba sus nudillos. –Llevo mucho tiempo esperándote. Vas a pagar por lo que le has hecho a Lucy.
Y sin decir nada más, Loki, el León, se lanzó contra Natsu, el hijo del Dragón. Happy tuvo tentaciones de revolotear hasta el lado de Lucy, pero al final decidió mantenerse alejado, sabiendo que era probable que acabase lastimado.
Poco a poco, y atraídos por el ruido de la lucha, todos los demás miembros del gremio fueron saliendo, para quedarse asombrados, pues no solo Loki estaba haciendo sudar a Natsu, sino que el resto de los espíritus habían sido invocados y Lucy no parecía en absoluto cansada.
Al final, cuando Lucy comenzó a sentir frío de verdad, cerró las puertas de todos sus espíritus.
-¡Eh, que no habíamos acabado! –Protestó Natsu. Lucy no respondió. –Por cierto…hola.
Todo el gremio corrió a abrazarle y a saludarle, pero Lucy se dio la vuelta y se fue. Natsu intentó correr tras ella, pero Gray le tomó del brazo y le impidió seguir avanzando.
-Hoy no, Natsu, hoy no.
Y Natsu asintió, mientras se fundía en un abrazo con su hermano, contento por estar en casa, pero triste por no poder haber pedido perdón a Lucy como se merecía.
