Una chica Moralmente incorrecta

Desde el inicio de los tiempos, la sociedad ha adaptado un extraño concepto de lo que es correcto, ¿Como la opinión pública puede cambiar tan radicalmente si te dicen sí o no?, la perspectiva del humano suele constantemente rozar la decencia con la indecencia, la moralidad con la inmoralidad, y la rectitud con el descontrol, y ahí es donde me encuentro yo... preguntándome cuando pasare la línea...¿en qué parte de la línea estoy?... sin embargo aunque lo sepa o no, eso no cambia nada, pues existe un alguien que me obliga a saltar de izquierda a derecha burlándome de los conceptos sociales, cruzando la línea de un lado a otro, balanceándome como si de jugar al avión se tratara.

Este alguien es una chica... y aunque no lo crean es mi novia... lo sé, ni siquiera yo me la creo, fue algo un tanto inesperado, pero esa es historia de otro día. Su nombre es Astrid Hofferson, una chica bastante bella, cabello rubio, ojos azules y la cara de un ángel sin duda, sin embargo, ella es totalmente lo contrario a lo que aparenta, Su actitud va más allá de una simple fechoría adolescente de los chicos de nuestra edad, suele meterme en problemas de los que nunca me habría imaginado ser parte, y lo peor del caso es... que me encanta.

"¿Que tan malo es robar un auto?"

P.O.V Hipo

Mi nombre es Hipo, dejémoslo en solo Hipo, y en este momento me encuentro con la chica de mis desvelos... en un auto robado, aunque suene como algo de una película de acción cualquiera, para mi es realmente grave... Los dioses me odian.

-Mmm...¿Astrid?-

-¿Qué carajo quieres ahora cariño?-

-No es que busque llevarte la contraria pero... ¿Serias tan amable de decirme porque rompiste el vidrio de un Fiesta, me cargaste como un costal de papas, me lanzaste al asiento de atrás, y encendiste el coche con dos clips y un saca grapas?-

-¿Qué quieres que te conteste?, ¿cómo lo encendí o porque estamos en un Fiesta?-

-De preferencia ambas-

-Primero, dijiste que te gustaría hacer algo divertido, y esto es divertido, y segundo... no le debes preguntar sus secretos a una dama-

-¿Dama?, Si estas más ebria de lo normal, de hecho... no deberías conducir, en cualquier momento podríamos estrellarnos-

-Claro que no, solo es cuestión de que cierre mi ojo izquierdo un poco y veré todo mejor-

Su voz era divertida, pero el hecho de estar cercano a mi muerte y que no reconocieran mi cuerpo me evitaba un poco ver lo linda que era cuando estaba borracha, claro que si le decía eso de frente me mataba. El hecho de su estado de ebriedad era cup amia, cuando le mencione algo sobre salir en la noche. Yo me refería a algo más como ir al cine o caminar por el centro de la ciudad. Estoy totalmente seguro que no pensaba en entrar al primer bar que se viera animado, pedir 14 cervezas y beberlas mientras estoy de cabeza.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un sonido estruendoso, le habíamos pegado a un poste de luz, no tenía palabras para describir el terror cuando escuche la sirena de policía.

Rápidamente reaccione y tome la única medida que conocía, una que al pasar tiempo con Astrid desarrolle como sistema de defensa, obligar a mi ingenio a trabajar a diez mil por hora.

Baje a una Astrid inconsciente no por el choque, sino por el exceso de alcohol, una suerte que sin darse cuenta le hubiera puesto el cinturón de seguridad, rodé junto con ella fuera de la vista de los policías, mientras los oficiales bajaban a revisar el vehículo, opte por lanzar piedras a un peatón que vagaba por el lugar, solo con atinarle en tres ocasiones este empezó a caminar más rápido, siendo más llamativo para los hombres de la ley que comenzaron a perseguirlo, el pobre hombre comenzó a correr asustado de los policías y en un momento los perdimos de vista.

Después de mover a Astrid suavemente para que recuperara la conciencia y recibir un golpe directo a las costillas y un par de maldiciones, decidí cargarla y caminar seis cuadras, aguantando su olor a alcohol y su cabello despeinado, parar un taxi y llevarla a mi casa.

-Hola papa, ya llegamos-

-¿Llegamos?, ¿y ahora que hicieron?-

-Nada... Solo esta tan ebria que no reconoce entre su casa y... cualquier otro lugar que no sea su casa-

-Bien, déjala en tu cuarto, y tú dormirás en el cuarto de invitados-

Después de entrar al cuarto de invitados escuche como mi padre cerraba desde fuera la puerta y colocaba dos candados, deslizando por debajo una nota: "No es que no confié en ti, no confió en tus hormonas", no le doy importancia y me recuesto a dormir.

3: 00 AM

Escucho un ruido, no sé qué hora sea, pero tocan la puerta.

-Hipo... ¿estas despierto?-

Esa dulce voz, tan engañosa... cada vez que comete algo malo o se encuentra en un lio lo hace, su voz suena dulce y cariñosa, pero sé que no lo hace a mal, me recargo sobre la puerta del cuarto para contestarle.

-Si... ¿qué sucede?, ¿Viniste a disculparte?-

-Claro que no idiota... Hoy fue divertido... ¿cómo no acabe en la cárcel?-

-No lo sé, pero por favor no vuelvas a robar un auto-

-No fue robo, no me lo quede...-Siento como ella se recarga en la puerta y su cuerpo presiona esa capa de madera que nos separa, es una puerta muy gruesa, pero con ella a lado, siento que es una hoja de papel, tan delgada... que su calor me quema la espalda y su aliento roza mis mejillas.

-Quizá me pase un poco...-

-Sabes a que me refería con salir en la noche-

-y sabes que eso no es lo que yo haría-

Un breve silencio se desato entre los dos, un silencio apacible, cómodo, ni muy largo ni muy corto, lo suficiente para escuchar la calma de la noche.

-Sabes... tu no sirves para esto-

-Lo sé, y creo que nunca serviré para estas cosas... no son lo mío.-

-Pero... no sé lo que haría sin ti-

-Vaya, hasta sonaste un poco romántica-

-Estas soñando idiota-

Y así seguimos durante toda la noche, soportándonos el uno, aun no sé de qué lado de la línea estoy, pero sé muy bien que ella salta sobre el muro que le coloquen enfrente y me extiende la mano para saltarlo con ella.

¿Fin?