Guerra de las Sombras


Advertencia: este fic contiene escenas de violencia, lenguaje adulto, posible lemmon y no es apto para lectores sensibles. Si no toleras la violencia, sangre, o descripciones muy graficas de muertes, entre otros, este fic no es lo tuyo y te aconsejo que mires la parte superior derecha y aprietes la cruz.

Antes estuve escribiendo un posible fic que se llamaba "El renacer del Fénix" pero fue cancelado cuando una nueva idea se me ocurrió, de ella salió esta obra que espero que disfruten. Desde ya disculpen faltas de ortografía entre otros detalles horrorosos que puedan tener los capítulos, tengo unos excelentes Betas que están tratando de que cambie un poco ese inconveniente.

Realizo la afirmación de que estoy en plena conciencia de que este fic no será del agrado de muchas personas, que no les gusta como escribo o que tendre muchas faltas de ortografía. Soy consciente de algunos de mis defectos como escritora, estoy tratando de mejorarlos pero por si se me ha pasado alguno, por favor, recordádmelo.

Sin más, dedico este fic a: Promethea, gracias por tus consejos, se que debe ser difícil leer tantas veces lo mismo, Lylyanne y Yumi Kazahaya, quienes accedieron a mi pedido de ayudarme; a Abytutis, a quien lamento decir que "El renacer del Fénix" no continuara pero que espero compensarlo con esto; a Deevorath, una fiel lectora que tendrá que seguir esperando la continuación de ¡Quiero Volver! Y a ti, que estás leyendo estas palabras. Muchas gracias.

Aquí les dejo mis dos frases favoritas que marcaran el fic, ambas de Stephen King:

"El tiempo se lo lleva todo y al final sólo queda oscuridad. A veces encontramos a otros en esa oscuridad y otras veces los perdemos en ella."

"Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan"


Chapter 01: Hermione Granger


El frio parisino de ese día de otoño le calaba hasta los huesos, llegando tan profundo que todos sus nervios chillaban a su cerebro que encontrara asilo en algún lugar cálido y confortable, pero no les prestó atencion, siguió caminando por la capital de Francia. Las aceras estaban colmadas de gente que solo deseaban llegar a su destino, sin observar que los pájaros sobre sus cabezas iban buscando el atardecer rojizo, el cual se mostraba en un horizonte lleno de edificios para una chica americana.

Aixa Montgomery trataba de caminar sin lastimar a nadie ni a sí misma en el intento, aunque era en vano, al llegar a su primera esquina de Paris, luego de desembarcar en el aeropuerto, un motociclista violento paso sobre un charco cercano y desparramo agua sucia por todo el vestuario de la joven. Siendo la primera vez que pisaba el continente Europeo, Aixa se encontraba encantada por estar en el país del amor, nunca se dejaba de sorprender con todos los maravillosos edificios, estructuras vanguardistas que eran una delicia para la vista de alguien de donde venia ella.

Teniendo solo diecisiete años, con una cabellera negra, su tez de color canela y sus ojos castaños oscuros era la estudiante modelo del Colegio Americano de Magia. Solo hacia unos meses que le otorgaron el mayor honor de la enseñanza: viajar a Inglaterra para poder conocer Hogwarts y la historia de la última guerra mágica.

Desde que se había enterado, leyó el libro de la historia del colegio hasta sabérselo prácticamente de memoria, no existía pasaje que se le olvidara y se encontraba más que encantada cuando le comunicaron la otra decisión: su guía seria a heroína Hermione Granger.

Camino mirando cada uno de los nombres de las calles, guiándose con un leve encantamiento brújula para poder llegar a su destino antes de que anocheciera, no quería andar sola en Paris. Hermione Granger poseía un espectacular hotel cinco estrellas solo para gente mágica, aunque su nombre era también renombrado en el mundo muggle por ser tan exclusivo. Cuando Aixa vislumbro la cuadra en donde estaba ubicado dicho edificio, con solo una mirada a ella se dio cuenta cual era: de unos cien pisos, totalmente construido de vidrio y metal reflejaba las luces del atardecer como un espejo. Las puertas estaban custodiadas por unos fornidos guardias, a simple vista normales, pero para los magos y seres mágicos era un señalización de lugar seguro porque solo eran marionetas controladas por una gran bruja.

Todas las personas que pasaban por delante de la construcción la miraban fijamente o trataban de vislumbrar el estilo de vida que llevaban las personas que allí se alojaban, por lo que cuando Aixa, con su ropa de segunda mano, cruzo las grandes puertas de cristal, muchas miradas de los parisinos demostraban curiosidad hacia su persona. Sintiéndose algo cohibida, camino tímidamente hasta la recepción, donde una rubia, indudablemente vampira, la atendió amablemente.

-Buenas… Aixa Montgomery, tengo una reservación pagada por el hotel… -Hablo tímidamente, mirando sus desgastadas converses que resaltaban en el brillante mármol, resaltando el gran nivel economico que poseían los dueños-. También, tengo una cita con la señora…

-¡Bienvenida! Soy Alice, se quién eres, felicitaciones. Hermione me conto sobre el gran trabajo que hiciste con esa tesis sobre la guerra, hablo por días sobre ti, y créeme que no cualquiera impresiona a esa mujer, ni siquiera su marido logra hacerlo. Aunque teniendo en cuenta que para su aniversario lo único que se le ocurrió regalarle fue unos libros nuevos, no es de extrañarse. –Las cara de Aixa era todo un cuento de Edgar Allan Poe por como hablaba la vampiresa, sin siquiera pararse a respirar para aparentar ser normal. Además, saliendo de atrás del mostrador, comenzó a caminar tan rápido como conversaba, sin tener en cuenta las piernas cortas de la muchacha americana-. Iremos ha hacerte un recorrido antes de llevarte a donde esta Hermione porque seguramente es tan tacaña que solo te enseñara la biblioteca de primeras ediciones que posee, un lugar lleno de libros enmohecidos sobre Moby Dick y otros que no recuerdo –Por poco le salían babas de la boca de la muchacha, gran ratón de biblioteca, cuando la otra mencionaba algunos primeros tomos que podrían estar en su poder muy pronto.– Solo espero que no seas una de esas muchas que vienen por el marido de ella, porque te ira…

-¡Alice! ¿Qué crees que haces dejando la recepción? ¡Pueden entrar muggles! –Un grito horrorizado interrumpió el exaltado discurso de la rubia, que abrió grande los ojos azules ante la presencia de una mujer treintañera que bajaba las escaleras. Su ropa indudablemente no estaba de moda, al contrario, muy alejada de ella por ser un vestido sin forma alguna y unas pantuflas que realmente habían vivido tiempos mejores, al igual que al ejemplar que llevaba en sus manos.

-¡El primer ejemplar de "Otelo"! –Corrió a su lado, su boca abierta y una mirada de adoración en sus ojos negros fue la primera imagen que tubo Hermione de la señorita Montgomery, también su indudable buen gusto para la literatura.

-¿Te gusta Shakespeare? –Pregunto la ex Gryffindor.

-No demasiado pero este libro en especial es uno de mis favoritos, creo que la yuxtaposición de pasión y razón es en verdad maravillosa, sublime –Parecía que la recepcionista le contagio su verborragia-. ¿Me lo prestaría? ¡Juro solemnemente que no sufrirá daño alguno en mi poder!

La risa de Hermione Granger invadió la sala con su repiqueteo, un sonido contagioso y extrañamente confortable que produjo una sensación de calidez en el pecho de quienes la escuchaban, transmitiéndoles tranquilidad con solo mirarlos con esos ojos castaños. Aixa cayó en la verdad, esa mujer que tenia frente a si era su heroína, la persona por la cual había estudiado incansablemente durante esos meses, su modelo femenino a seguir desde que se sabía bruja y le hizo cambiar su vista de la magia. Inmediatamente lamento, por primera vez en su vida, la clase baja que poseían sus padres en Argentina. Solo vestida con el mejor pantalón y chaqueta de jean que poseía, además de una camisa blanca; le parecía excesivamente pobre para lo que debía estar acostumbrada esa mujer, quien se codeaba con la más alta elite del mundo mágico y muggle.

-Debes ser Aixa, ¿No? Una pregunta, por las dudas, ¿Eres una descendiente de nativos americanos? ¿De los antiguos chamanes? –Pregunto curiosa Hermione, imposible de callarse cuando quería saber uno de los importantes datos que tanto había leído en su vida sobre las poderosas civilizaciones llenas de magia, vudú o muchos otros tipos de hechos que las "Indias" de Colón ofrecieron a sus conquistadores.

-Mmmm.… No, la zona en verdad es bastante simple y sin mucho conocimiento –Apenada de hablar de su origen pero al mismo tiempo se peleaba con si misma porque cuando le mandaron su carta para el colegio de magia se prometió nunca claudicar por los derechos que sus antepasados lucharon, por más pobreza en que viviera-. En realidad, no queda mucho de los huarpes, solo algunas familias que conservamos algunas tradiciones pero solo eso.

Hermione noto que una sombra cubría los ojos oscuros de la muchacha, por lo que apenada por haber tocado un tema que parecía ser sensible, busco una forma de cortar la tensión que invadía el aire. Recordó de pronto que en la tesis la chica renombro varias veces que parte de la historia de Hermione no había sido dada a conocer, solo las versiones oficiales, colmadas de detalles bonitos e inverosímiles quedaban escritas para las nuevas generaciones. Algo le dijo que el alma de esa niña americana era parecida a la suya, ávida de saber porque era una forma de escapar.

-Ven, te llevare a mi biblioteca –Le señalo que la siguiera por las escaleras-. Mi esposo sabe de mi gran amor por los libros, por eso cuando armábamos el hotel me hizo un piso solo para ellos, fue su regalo de bodas.

-Que grandioso, a mí me gusta mucho leer, aunque mis padres crean que es mejor que busque un marido con tierras –Susurro deprimida, entrando en confianza con Hermione-. Cuando me enseñaron a leer, a mis once años no podía creer que con solo unas letras me pudiera olvidar de todo.

-¿Comenzaste a leer a los once años? –Se sorprendió.

-Sí, de donde vengo no hay muchas escuelas y mis padres siempre han sido algo incrédulos, no quieren aceptar nada del gobierno o cosas por el estilo.

Llegaron a una puerta de madera, al ser abierta, los ojos de ambas muchachas se llenaron de felicidad por las horas que podrían compartir allí, un paraíso lleno de los mejores libros de todo el mundo. Tendría solo diez metros de superficie pero su altura, su bendito y alabado alto era de veinticinco metros, los cuales estaban llenos de estanterías pegadas a las paredes, y una escalera que podían mover para cualquier lado que se necesitase. Un cómodo juego de tres sillones destacaba en el centro de la habitación, con una pequeña mesa y una lámpara iluminando el recinto de forma suave, haciéndolo realmente confortable para meterse en el mundo de un libro y no soltarlo hasta llegar a la última pagina.

-Es… muy hermoso… -Susurro Aixa, emocionada por poder conocer un lugar así, si algún día pudiera tener un espacio de esa magnitud seria la mujer más feliz del mundo por semejante regalo de Dios.

-Lo sé –El orgullo que lleno esas palabras hizo que Aixa se volviera hacia su heroína e, impulsivamente preguntara:

-Tengo entendido que su marido no gozaba de dinero suficiente luego de la guerra pero que usted, eligiéndolo por sobre hombres muy acaudalados, se caso con él. ¿Qué la llevo a tomar esa decisión? Cualquier otra hubiera preferido lo más fácil y rápido para disfrutar de su tan ansiada paz. Usted no.

-Lo que viví con el… creo que nunca podre explicar con palabras lo que siento, es casi increíble que me haya sucedido pero es casi uno de esos amores de películas, típicos clichés que había detestado desde pequeña, cuando los lees en tantos libros que ya resultan imposibles y generan incredulidad. Debes haberlo sentido. Soy afortunada de poder repetir las palabras de mi película favorita: "Nuestro amor es como el viento, no puedo verlo pero si sentirlo". Así de mágico es. No sabes lo que es la magia hasta que quieres a una persona más que a ti mismo, es tan intenso que puedes morir feliz solo de haber conocido aunque sea un instante, unos segundos de felicidad con ese ser que te hace tan único. –La emoción rebosaba en las palabras de Hermione, al mismo tiempo que sus ojos eran un mar de lágrimas y recuerdos que Aixa se moría por descubrir pero, al mismo tiempo, temía que fueran demasiados íntimos para saberlos-. Hoy, por ejemplo, está en una gira de emprendedores en Marruecos y lo siento aquí conmigo.

-No sé qué decirle…

-Por empezar, dime Hermione –Rio-. Y yo te diré Aixa.

-Mucho gusto, Hermione –Y Aixa se sintió bien recibida en el mundo de la magia, por primera vez.

Semanas después…

El reloj de la biblioteca la asusto, sacándola del sueño profundo en el que estaba sometida desde ve tú a saber la hora. Ahora eran las seis de la mañana pero, seguramente solo había estado dormitando una hora, como mucho. Desde que llego al hotel, Aixa vivía en la biblioteca, leyendo tantos libros como su cerebro se lo permitía, absorbiendo información y obras clásicas como una esponja.

Se urgió del cómodo sillón que le servía de cama, aparto el libro que leía de Jennifer Wilde, en cuya tapa rezaba: "Tres cenicientas", antes de estirar sus brazos para que se les apartara la modorra propia del recién despertado. Camino lentamente hacia la salida de la biblioteca, luego continuo por el pasillo hacia la cocina para tomar un vaso de agua. Se extraño cuando observo que en el salón privado de Hermione había luces prendidas, seguramente alguna de las empleadas nuevas se olvido de apagarlas, pero cuando entro al recinto quedo de piedra.

Sentada en uno de los sillones, Hermione miraba el vacio fijamente, sin percatarse de que de sus asustados ojos marrones caían lagrimas sin cesar, el rostro de la dueña del hotel era el mapa del sufrimiento más profundo de todo ser humano.

-¿Hermione? ¿Te ocurre algo? –Pregunto tontamente Aixa, asustada por la respuesta de su heroína.

-El… un avión que venía de México se salió de la ruta programada hace unas horas, nadie sabe de él desde entonces… el… le dije que… hace poco me sometí a un tratamiento de fertilidad con uno de sus espermatozoides, todo a escondidas porque el ya no quería que yo saliera lastimada cuando nuevamente mis ilusiones se rompieran… pero dio resultado… hoy recibí los resultados y estoy embarazada… -Hermione murmuraba las palabras casi sin coherencia e inaudibles, solo eran balbuceos porque sus ojos no se despegaban de la pared contraria por más que seguían derramando lagrimas sin cesar-. Cuando le conté, se sentía que lloraba como yo, dijo que volvería inmediatamente de la gira, no importaron las razones que dije para que no volviera, mi corazón estaba alegre de poder compartir este momento en que por fin tendremos el resultado de nuestro amor. Después de tantos años, tanta fuerza que gastamos en poder engendrar un pequeño tesoro de ambos y pasa esto… Me llamaron recién para avísame que a su avión privado se le rompió una turbina y las comunicaciones cesaron. No saben nada ni han encontrado señales de donde están porque perdieron la señal.

-Pero aun hay esperanzas, los encontraran –Trato de animarla.

-No… Dijeron que solo un milagro seria lo que lo ha salvado, no hay islas cerca, los barcos que han pasado no han encontrado a nadie y, al ser un avión privado, se exige que las varitas a bordo se guarden en una caja cerrada con llave, solo por seguridad. Es imposible que llegara a abrirla antes del impacto, y esto es por mi culpa… en el pasado, él recibió una herida que no le permite transportarse ni usar polvos flu… lo hizo por protegerme, como tantas veces hizo ese año y lo ha venido haciendo desde hace tanto tiempo… ¿Sabías que mi amistad con Harry y Ron nunca fue la misma luego de la guerra? No creo… es un secreto bien guardado, puede que Harry sea más cercano a mí, pero todos los Weasley, menos Ginny, juzgaron mi decisión como si tuvieran derecho.

-Ehh… No, no lo sabía –Dijo Aixa, aunque algo confundida por saber cómo salió ese tema tan privado. La bruja frente a ella parecía tener que hablar para que las lágrimas dejaran de salir de sus ojos, cosa no muy probable porque parecía no tener fin, pero para calmarse podría ser efectivo.

-Él no puede morir… es lo único que tengo, ¿Entiendes? No es solo mi marido, lo que hay entre nosotros es todo… No somos solo amantes, también somos amigos, somos familia… Él es mi hogar, mi casa, es mi lugar seguro, no puede desaparecer así como así, pero no puedo hacer nada desde aquí, solo me preguntaron si hay alguna forma especial en la que se comunique conmigo. Lo lamento, no hay nada, fue mi respuesta, aunque mi corazón se rompe por dentro porque no sé si podre volver a verlo con vida… si el muere no se qué será de mi, Aixa.

-Estoy segura de que volverá, no lo conozco pero por las cosas que he escuchado es una persona fuerte y él la ama mucho… no se dejara vencer así como así.

-Muchos nos juzgaron y dejaron de lado con las decisiones que tomamos, puede que porque hubieramos podido llevar mejor la situación, de otro modo pero quisimos hacerlo al nuestro… Casi todos mis amigos se distanciaron de mí, apenas acudieron a la boda y, luego, ni siquiera un saludo de navidad o cumpleaños he recibido, ya que ser amigos del apellido es declararse traidor de una forma u otra… Poco a poco nos fuimos cerrando en nosotros mismos, él es mi mejor amigo y yo soy la suya… el único contacto con el mundo que tenemos es alguna de las esporádicas visitas de Harry o de Ginny, además de Luna, o solo los empleados del hotel…

-Bueno… -Las palabras no salían de la boca de Aixa, a su corta edad sabia que cerrarse en si mismos solo lleva a la miseria porque cuando falta esa persona única, el mundo se derrumba y ya no hay nada más. Ya lo había vivido, aunque no sabía cómo ponerlo en palabras, con su abuela.

-Todos dicen: "Hermione Granger, heroína de guerra, una de las mujeres más inteligentes, o algo así porque si no hubiera sido más precavida de casarse con otro", o cosas por el estilo son lo que murmuran. Lo es desde hace tiempo y siempre lo he sabido, estos años han sido cargados de falsedades y mentiras de los medios que me nombran en medio de una nube de "como pudo", "la hechizo", "¿amor? Si como no", y muchas otras palabras que ya son como una figurita repetida junto a mi nombre. Antes era la mejor amiga del niño que vivió, ahora soy la esposa de… aunque, mas pronto seré la viuda de… -La voz se le corto por el mero hecho de tratar de poner en palabras su más grande temor.

Aixa solo atino a abrazarla antes de que se desmoronara. Ese hombre era la razón de la vida de Hermione Granger, quien no tenía vergüenza en admitírselo a cualquiera, y se estaba desasiendo en pedazos por no saber nada de él. Nadie sabía cómo nació ese amor entre personas tan diferentes e iguales a la vez, orgullosos, inteligentes y testarudos a grados iguales pero tan apasionados que eran dos bloques chocando constantemente en arranques de pasión que recorrían en el hotel en los rumores. Solo Alice le confirmo que nunca había visto tanto amor entre dos personas como en que se veía entre ellos.

Nadie sabía como Hermione Granger era estéril, la noticia había recorrido los periódicos cuando se supo y aunque había especulaciones, se creía que era natural el suceso. Hasta que esa noche, mientras su vida se caia a pedazos, Hermione decidió contarle a alguien su historia, el porqué amaba tan ardientemente al hombre que desapareció en el Atlántico hacían unas horas. Esa chica que la sostenía en brazos era un triste retrato suyo, lo que ella hubiera sido si no hubiera conocido a Harry y Ron, sin guerras, sin nada de todas esas cosas que había vivido.

-Aixa… Te contare una historia… Quiero que seas una de las únicas personas que conoce las cosas como en realidad fueron… Te contaré mi historia… Hoy sabrás todos los hechos que encierra la historia jamás contada, la GUERRA DE LAS SOMBRAS…

Continuara…