Pues aquí estoy otra vez después de eeee mmm cuatro cinco años de ni siquiera pasearme por aca jajaja, aaa cosas, la escuela quizás y etc etc XDXDXD, pues deje un fic pendiente que aaaa como me latía y en alguna ocasión pensé en seguirlo, aún lo creo, pero todo se quedó en un propósito y ahora pretendo acabar este: una serie de enredos amorosos/sexuales entre los los personajes más yaoi de la serie, Yami Yugi Seto y Joey, combinaciones de todo tipo y casi casi un todos contra todos jee a ver cómo me va
Summary : Varios años han pasado y… en dónde están ellos?
Seto Kaiba es el dedicado CEO de siempre de la corporación Kaiba, tuvo una destructiva relación con Yami y de la cual aún siente estragos. Yami tiene éxito en su carrera y es un posible CEO que aún extraña enfermizamente a Kaiba y lo cual no le deja ver el amor que siente por Yugi, quien es un tímido estudiante de Informática que es perseguido por las chicas por su adorable carácter, él comparte departamento con su mejor amigo, Joey, un artista visual independiente y despreocupado que no ha encontrado inspiración. Todos se encontrarán en una fiesta de cumpleaños no deseada…
Capítulo 1: La situación actual
Afuera el cielo azul e infinito decoraba un vívido paisaje que invitaba a ser presa de sus encantos y el sol de medio día brillaba a la mitad de tal decoración.
Poco le importaba al CEO de la corporación Kaiba como lucía el día, papeleo, formas que llenar, propuestas que aprobar y firmar, una montaña de burocracia amenazaba con sepultarlo y terminar con el último rastro de paciencia y coraje que le quedara, no obstante él se mantenía firme e indiferente ante semejante carga de trabajo, aún siendo presa de la monotonía diaria que implicaba su trabajo seguía desempeñándose como ningún otro: el compromiso con su trabajo, la responsabilidad que conllevaba el tomar las riendas de una empresa multimillonaria e internacional… sólo eso importaba, no temía a la monotonía, o a la soledad puesto que le bastaba tener a la persona que había estado con él siempre, su hermano Mokuba, al que había visto crecer y madurar con el paso de los años sin dejar de verlo como su pequeño protegido, aún cuando aquel pequeño de aspecto activo estaba no muy lejos de concluir sus estudios en la preparatoria de Dominó, sus facciones infantiles seguían dibujándosele en el rostro contrastando con las recién aparecidas, juveniles y masculinas a la vez, pareciéndose cada vez más a su hermano mayor.
Varios años habían pasado desde que, escéptico, había participado en aquellas aventuras que calificaba como simples juegos de niños que no tenían nada que hacer en eso entonces: recuerdos de un pasado milenario incierto, magia, hechicería, vidas pasadas, dioses, el corazón de las cartas y demás "bobadas", como solía llamarlas, habían quedado atrás varios años atrás…
Ahora todos esos niños habían crecido, sin embargo hubo un tiempo en su vida, no hacía mucho, que todo era diferente… la mansión Kaiba casi brincaba de alegría a diario puesto que el CEO se encontraba de buen humor todos los días, una sonrisa se le dibujaba ampliamente en el rostro y, sin dejar su semblante frío y calculador, se dirigía a las personas que le rodeaban de una manera bastante distinta, una más cordial y hasta agradable.
Pero no más
La culpable: una relación destructiva que no sobrevivió más de cuatro meses en la cual de alguna manera se había visto emparejado con su eterno y más acérrimo rival, el supuesto ex faraón Yami.
Justamente en ese hermoso día de sol brillante y cielo cristalino se cumplía un año desde que ambos comenzaron aquella caótica relación.
-Disculpe señor Kaiba- una voz con tono mecánico interrumpió su trabajo así como sus vagas reflexiones sobre el pasado
-Dime- respondió al mismo tiempo que apretaba el botón para hablar por la bocina
-El joven Kaiba le busca, está en la línea 2
El mayor de los Kaiba no respondió, tan sólo se limito a contestar apesadumbrado el teléfono en la línea indicada.
-¿Pasa algo Mokuba?
-¡Claro que no hermano!- contestó alegre y despreocupado- Tan sólo quería saludarte y …ah! Confirmar que estarás en la casa para cenar.
-No lo sé aún tengo bastante trabajo ¿Por qué preguntas?
-¡Setoooo! Es tu cumpleaños, no puedo creer que lo olvidaras
Un leve y rápido escalofrió recorrió su pecho, claro, ahora recordaba…
-Emm- murmuró algo inentendible intentando articular las palabras- Sabes que no me gusta hacer un escándalo de algo tan trivial
-¡Trivial claro que no! Veintitrés años no es cualquier cosa Seto, además sabes que será algo discreto, sólo tu, yo, un enorme pastel y yfyfhamios- emitió sonidos que parecían no tener significado alguno
-¿Qué?
-Ah pero que tarde se ha hecho!! Es tiempo de mi próxima clase, nos vemos en la noche hermano!
Sin dar tiempo de replica Mokuba colgó el teléfono dejando por breves segundos al ojiazul escuchando el seco sonido del teléfono, parecía que no había otra opción, no iba a decepcionar a su pequeño hermano, el trabajo no era la excusa, después de todo podía dejar a cualquiera de sus asistentes como suplentes.
De alguna manera, su trabajo se había convertido en una puerta de escape, su mayor consuelo.
La situación actual de Kaiba: finalmente había regresado a dirigir su compañía, a concentrar toda su atención en ella, pero…¿eso era lo que en realidad quería?
En alguna otra parte de la ciudad el paisaje también brillaba y lucía esplendoroso, a Yami poco le interesaba.
Se encontraba ocupado frente al monitor de su computadora personal, tecleando rápidamente una serie de fórmulas, de vez en cuando se arreglaba los anteojos, que ayudaban a visualizar los caracteres en la pantalla, tomaba un efusivo sorbo de café y hojeaba fugazmente una serie de libros que tenía a su alcance.
El rey de los duelos estaba retirado, después de haber cumplido su destino milenario se encontró sin un propósito fijo en este nuevo mundo y después de algún tiempo probó la vida académica, se inscribió en la preparatoria Dominó, aún siendo uno de los estudiantes de mayor edad entre los cursos de primer nivel e ignorando el hecho de que Yugi y los demás ya estaban cursando el último semestre, consiguió graduarse con mención honorífica.
Todo gracias a su esfuerzo, dedicación y la ayuda de todos sus amigos, principalmente la de su pequeño amigo, compañero y aibou, Yugi, quien siempre le apoyó y admiró.
Y ahora vivía solo, en un departamento no muy lejos del campus universitario en el que estudiaba la carrera de Administración…
Había escogido dicha carrera después de haberlo meditado en una serie de ocasiones junto con su aibou, quien pensaba que sería lo ideal para él debido a su temple, su manera tan peculiar de tomar decisiones, coraje, ingenio en cuanto a estrategias de duelo y su pasado dirigiendo un imperio.
Al principio se mostró incrédulo pero fue sólo hasta después de haber aprobado el examen y cursado unos cuantos cursos que le dio la razón.
La vida le prometía un futuro exitoso y quizás hasta despreocupado fungiendo como el más alto mandatario de alguna empresa.
¿CEO yo? Había pensado en varias ocasiones, los maestros de la Universidad alguna vez le propusieron asistir a actividades extracurriculares las cuales incluían realizar prácticas de campo en un área de trabajo real, por ejemplo, la Corporación Kaiba…
Así fue como el ex faraón se aventuró a conocer las entrañas de tan conocida organización, todo ante la sorpresa del líder de la misma, Seto Kaiba.
Al otro lado de la ciudad el ya no tan pequeño Yugi se distraía de sus pesadas actividades cotidianas frente al televisor y sosteniendo un control, aún a sus veintidós años disfrutaba de los videojuegos como cuando tenía dieciséis.
Después de graduarse de la preparatoria eligió la carrera de Informática debido a su gusto por las matemáticas, la tecnología y su habilidad para crear juegos originales y de la nada.
Ahora vivía en un departamento no muy lejano de su antigua casa ya que trabajaba en la tienda de juegos por las tardes e iba a clases por la mañana.
No dejaba de ser un muchacho sensible, tierno e infantil, durante sus primeros años en la Universidad eso le había valido la atención de infinidad de chicas que fueron conquistadas por su simple forma de ser.
Y así, el tímido Yugi llegó a salir con algunas de ellas perdiendo el interés tras algunas breves semanas de relación.
Yami le había hablado de relaciones, noviazgo y rupturas, él mismo lo incitó y apoyó para que saliera con ellas, así como le prestó su hombro para llorar en varias ocasiones cuando su mejor amiga, Tea, se hubo marchado a cumplir su sueño a Nueva York.
El ex faraón llegó a creer que su pequeño aibou tenía el corazón roto por ver marcharse a su primer e inocente amor, pronto se dio cuenta que extrañaba más a la amiga que significó para él, por lo mismo creyó conveniente hablarle de aquel complicado tema llamado amor.
Yugi y Yami aún se frecuentaban, uno iba a la casa del otro, charlaban por horas, jugaban duelo de monstruos u otro juego de mesa, incluso el pequeño había sido el indicado en enseñarle de tecnología y demás avances modernos al atrasado faraón, jamás olvidaría la cara de su oscuridad al intentar hacer funcionar algo tan simple como una licuadora o las miradas de terror que instintivamente lanzaba a un celular o un estéreo cuando comenzaban a sonar…nada de eso tenía precio.
Por las noches de fines de semana o cuando no hallaban tiempo hablaban por teléfono durante horas, contándose el uno al otro como iba todo, comentándose alguna nueva estrategia de duelo, recordando el pasado alegremente.
Sin duda alguna, después de haber vivido como uno sólo durante varios años los había unido en algo más que mejor amigos, ambos disfrutaban de la compañía o la platica y en otras palabras no podían vivir el uno sin el otro.
En tantas relaciones efímeras e insípidas y con el corazón débil por haberse ilusionado, había sido Yami su mayor consuelo y amigo que llegó a pensar en éste como alguien más que un mejor amigo… Sin embargo fue durante el verano que Tea regresó a la ciudad por época vacacional y la fecha en la que paralelamente Yami había empezado una relación con el menos esperado, Seto Kaiba.
Un tiempo después, Tea regresó a Nueva York dejando a un Yugi más tranquilo y seguro de que su gran amistad había sido confundida con su tierno primer amor.
Actualmente Yugi Mutou compartía departamento con otro de sus mejores amigos, Joey Wheleer, quien había estado siempre para él, igual que su Yami y así los tres eran amigos inseparables.
Yugi adoraba a Joey como a un hermano mayor bastante protector.
Afuera, alguien si que gustaba del paisaje.
Joey, despreocupado y relajado observaba las nubes acostado sobre el pasto de algún parque en las afueras de la ciudad, con audífonos puestos y ojos entrecerrados, la fresca brisa despeinaba sus rubios cabellos, solitario y pensativo disfrutaba de poner la mente en blanco hasta que algún rayo de inspiración lo alcanzara.
Joey había conseguido graduarse de la preparatoria, no al mismo tiempo que sus amigos puesto que tenía algunas materias atrasadas debido a la carga de trabajo que significaba hacerse responsable de si mismo y de su padre alcohólico, así, después de mucho esfuerzo logró entrar a la Universidad, eligiendo una futura profesión que nadie esperaba: artista visual.
Durante el primer semestre se fugó de la casa dejando una nota a su padre y un poco de dinero ahorrado para que aquel pudiera sobrevivir, al menos hasta que encontrara la manera de sostenerse él mismo, posteriormente él y Yugi unieron el resto de sus ahorros con el motivo de empezar a pagar un espacioso departamento, para después ambos buscar un trabajo que fuera suficiente para terminar de pagar su nueva vivienda y en cuanto a Joey, lo suficiente como para pagar una carrera que demandaba cierta inversión económica.
Sufrió bastante y pasó por situaciones incómodas buscando trabajos que resultaban extenuantes y mal pagados, hasta que en una exposición de la Universidad su talento creativo fue apreciado: para su suerte, el CEO de Ilusiones Industriales, Maximilian Pegasus, se encontraba paseando por las galerías de arte de la renombrada institución cuando identificó un rostro conocido, al ver su obra quedó maravillado y no dudó en ofrecerle un puesto independiente como dibujante de propuestas para nuevas cartas.
El nuevo trabajo exigía compromiso puesto que se encontraría a prueba, aún así la paga era bastante aceptable, lo suficiente para pagar la mitad del departamento, la colegiatura, materiales necesarios, depositar cierta cantidad de forma anónima a nombre de su padre y darse algún modesto gusto personal, todo en un año.
El puesto fijo era aún más atractivo, sin embargo el joven Wheleer lo había rechazado en un par de ocasiones ya que quería terminar la escuela, aunque por otra parte, la sencillez como forma de vida le atraía más que una de lujos inútiles y presuntuosos.
Estaba contento con la vida.
El tiempo pasó y sin previo aviso anocheció en la ciudad de Dominó, el rubio inició su camino de regreso a casa y con su amigo al recordar que debían asistir a una invitación de fiesta de cumpleaños.
Continuará…
Notas
Psss así fue como me quedó buaaaa de repente me blokeo, este cap se terminó a las 2 de la mañana aaaaaaa, realmente suena a novela barata pero tiene un significado más profundo, bueno según yo…aaaa noo, soy un fraude *se tira al piso y hace un drama
Oigan… si lo leyeron todo por favor déjenme un review diciéndome que tan wacala o tan bueno kedó el primer cap, lo necesito aaaaaaaa T_T, si no no actualizo ay si ay si…..buaaa!
