Hola, espero que les guste y sepan disculpar las faltas de ortografía y demás errores.
Los personajes NO me Pertenecen, son de sus creadores y/o productores/apoderados.
La historia si es mía y espero que la disfruten tanto como yo la disfruté escribir.
Se aceptan criticas constructivas e ideas para una nueva e hipotetica historia.
Después de la nueva tanda de insultos te levantas y te vas, sé que desearías que te defendiera, que evitara que los deportistas y las porristas te hirieran con sus palabras, lo sé porque a mí también me gustaría hacerlo.
Yo ya no tengo porque esconder lo que siento, Russel se fue de casa para vivir con su amante y a mi mamá ya le hablé sobre mis sentimientos y me acepta, aunque aún no lo comprende muy bien. También me dejo de importar lo que piensen de mí, la experiencia de ser madre y mi etapa Rock/Punk ayudo mucho a eso, al igual que conocerte mejor.
Aún no te he dicho que te amo, aunque llevamos saliendo 6 meses, pero sé que sabes que mis sentimientos son verdaderos. La verdad es que estoy esperando a la fiesta de graduación (dentro de un mes) o el momento perfecto para decirlo, pero si me lo pidieras en este momento lo gritaría aquí, para que todos lo sepan y no me importaría lo que digan o piensen o como me traten después, solo tenerte junto a mí.
Pero tú no quieres que lo haga y nunca me lo pedirías, quieres ocultarlo para que el no sufra y eso habla muy bien de ti y demuestra que tienes un gran corazón, aún a si eso me duele, pues una parte de mi siente que te avergüenzas, no de que te guste una chica, sino de que esa chica sea yo, otras veces creo que no soy lo suficiente buena para ti y que no te merezco.
Sí, me encantaría correr a buscarte, secar tus lágrimas y abrazarte, pero sé que sería sospechoso, después de todo, nadie creería que Quinn Fabray pondría a prueba su popularidad solo por una amiga, así que otra vez te dejo marchar, porque eso es lo que me pediste, que lo ocultáramos hasta que él te olvidara, pero Finn no está en plan "olvidar a Rachel", más bien está en plan "reconquistar a Rachel" y eso aunque no lo creas me enoja, me preocupa y me hace hervir de celos, ya que yo no puedo ponerle un alto y decirle que estás conmigo, no puedo cantarte canciones en el club Glee, como él lo hace, no puedo defenderte de todos esos descerebrados y no puedo salir a buscarte como él lo está haciendo justo ahora.
Quisiera poder decirte lo mucho que toda esta situación me molesta y me duele, pero no quiero agregarte otro problema, ni parecer débil o posesiva y que me termines dejando o que te des cuenta de que no soy lo que esperabas. Porque en este momento lo que más me aterra es perderte, porque eres una de las pocas cosas que alegra mi vida.
Quisiera decirte, que eres lo único que hace menguar un poco el dolor que estar tan lejos de Beth me produce y que por la noches me duermo llorando por su ausencia, aunque sé que hice lo mejor para ella en ese momento, y que luego en mis sueños nos veo a las tres y a un pequeño bebe castaño, de ojos chocolates y con esos tres lunares (iguales a los tuyos) en su mejilla, formando una familia, viviendo en una casa grande, pero como ya dije no quiero preocuparte o asustarte con mis sueños de adolescente.
Hay tantas cosas que querría, como por ejemplo besarte o tomar tu mano en cualquier lugar de esta ciudad, ver a Beth, que mi padre no fuera una mierda o que mi hermana mayor se diera cuenta que en casa la necesitamos, que nuestra madre existe y que sigue siendo su madre o que este mundo de porquería no fuera así. Pero soy Quinn Fabray y nunca pasa lo que quiero.
En fin, creo que ya paso el tiempo necesario para que no sospechen, así que te voy a buscar. Santana me pregunto dónde iba, pero no le respondo, solo corro hacia el baño que es donde mi diva va a veces, pero no está ahí, por lo que voy a el auditorio, después de todo ese es su lugar seguro, sobre un escenario como la estrella que es. Al llegar me encuentro con una imagen que me parte el corazón, tú estás sentada al piano con tus manos a ambos lados del banco y Finn está inclinado hacia ti con sus labios pegados a los tuyos. Quedo en shock por unos segundos, sin moverme y viendo la maldita escena. No es hasta que se me escapa un sollozo y tú lo separas, volteas hacia donde estoy (seguro lo escuchaste, por la resonancia del auditorio) y dices mi nombre, que reacciono. Me doy vuelta y me voy, mientras se me caen las lágrimas.
Corro, corro hasta que mis piernas no pueden más, corro hasta que mis pulmones queman por la falta de aire. Cuando por fin puedo respirar y ver donde estoy, me doy cuenta que estoy en nuestro parque, por lo que camino hasta sentarme bajo aquel árbol apartado, donde nos dimos nuestro primer beso, lugar de grandes conversaciones y que nos ha visto, tener nuestras citas y crecer como pareja.
Mi celular suena y al verlo tiene 25 llamada perdida de Rachel, pero aun así no le devuelvo la llamada, no quiero oírla, no aun, por lo que apago mi celular. Luego de lo que pudieron ser horas o minutos, me levanto del suelo, en el que en algún momento me había sentado y camino hasta casa. Al llegar lo único que quiero es ir a mi habitación, pero lo que obtengo es un abrazo y una revisión exhaustiva de mi cuerpo, para luego decir que pensó que me había pasado algo, que Rachel vino llorando preguntando por m, diciéndole que habíamos discutido y que yo no le atendía el celular, que espero una hora para luego salir a buscarme, y que ella se quedó intentando llamarme asustada, pensando que me había pasado algo o que había hecho una locura.
Seguramente si alguien la escuchara pensaría que exagera, pero tiene un motivo para tener toda esa preocupación y es que luego del tener a Beth, tuve una fuerte depresión post-parto y la tristeza por no tenerla conmigo, más la forma en que me veían y me trataban las personas, generó que cometiera el error de tomarme un tarro de tranquilizantes de mi madre, junto con una botella de wiski, lo que terminó conmigo en emergencias necesitando un lavado de estómago urgente. Así que es entendible su estado.
Le pido disculpas a mi mamá y le digo que estaba en el parque, ella me preguntó sobre la pelea con Rachel y le digo que no hubo tal, sino que la vi besando al idiota de Finn, para luego irme a mi cuarto si dejarla decir nada. Cierro la puerta y me tiro en la cama e inmediatamente empiezan a caer las lágrimas y a reproducirse la imagen de ese beso una y otra vez.
No sé en qué momento me dormí, pero me despierto al sentir que alguien acaricia mi cara y por el olor a chocolate y el cosquilleo que produce en mi piel el tacto de sus manos ya se quién es.
¿Qué haces aquí? ¿Quién te dejó entrar? – pregunto alejándome de ella, pero aún sin abrir los ojos.
Vine hablar contigo Quinn, a explicarte lo que viste, y fue tu madre la que me dejo pasar, claro luego de explicarle todo y prometer no volver a lastimarte – responde moviéndose incomoda en la cama.
Sé lo que vi Rachel y me hirió en el alma, me quebró el corazón. Fui a buscarte para consolarte el dolor que te produjeron las palabras de todos esos descerebrados, porque sé que te lastiman y terminé más rota, mas lastimada y más dolida que tu – mis lagrimas ya no paran de caer
Hui de todas esas burlas, me fui al auditorio y ahí me puse a llorar esperando que vinieras a curar mi dolor, sentí pasos y pensé que eras tú, pero era Finn. Él intento levantarme el ánimo, pero yo solo te quería a ti. Él hablaba y yo pensaba en cuando llegarías, no se cuánto tiempo pasó, pero cuando quise ver tenía sus labios pegados a los míos y quede hecha piedra, no me podía mover, no entendí por un momento lo que sucedía, quedé en shock, hasta que escuche un sollozo, lo aparté de mí y mire en la dirección de origen y ahí estabas, vi tus lágrimas, vi el dolor en tus ojos y dije tu nombre, iba a salir en ese mismo momento tras de ti, pero Finn me agarro el brazo, le dije que nunca lo volviera a hacer, que nosotros ya no estábamos juntos, el intento hablar, pero hice que me soltara y corrí tras de ti, te busque en el baño, en las gradas, fui a tu casa, y luego recorrí los alrededores, pero no te encontré, mientras intentaba llamarte, pero no atendías, luego daba apagado, busque en lo de Santana, Brittany e incluso en la de Puck, pero no te encontré, fui hasta casa por si me habías ido a buscar, pero tampoco pasaste por ahí, así que volví, el resto ya lo sabes. – dice todo de corrido, casi sin respirar y con lágrimas corriendo por sus mejillas. – No te quería herir, yo ya no siento nada más que un cariño fraternal por Finn. Te quiero, incluso puedo decir sin mentir que te amo, Lucy.
Esto ya no puede seguir así Rachel – digo
¿Qué quieres decir Quinn? ¿Me estás dejando? – pregunta asustada y se empiezan a escuchar sus sollozos, mientras se intenta acercar a mí, lo que le permito hacer.
No, quiero dejarte, pero las cosas tienen que cambiar a partir de hoy. Ya no quiero oír insultos hacia ti, no lo puedo permitir, como tampoco puedo dejar que Finn o cualquier otro te intente conquistar sin saber que estás conmigo y ya no quiero seguir escondiéndome. Porque si hoy me destrozaste, pero también me duele tener que escondernos, como si te avergonzaras de mi Rachel o que yo no fuera suficiente buena para luchar y presentarme como tu novia. Nos escondemos porque no quieres lastimarlo, pero al hacerlo me lastimas a mi Rach y siento que siempre lo pones por delante de mí. – digo luego de pararme y empezar a caminar nerviosamente por el cuarto, mientras más lagrimas caen de mis ojos y muevo histéricamente mis manos. Me detengo y la miro directamente a los ojos- ¿Te avergüenzas? ¿No soy lo suficiente para ti? Dime. Porque sé que él te defendía mientras yo te lastimaba, sé que él era el príncipe valiente que defendía a la damisela mientras yo era la bruja malvada, una maldita perra, pero me arrepentí y he estado intentando compensarte todo lo malo que te hice, a ti y a los demás, he cambiado, de verdad, como también es cierto, aunque no te lo dije aún que te amo, con todo mi puto corazón. – Termino de sacar lo que me molestaba, lo que me lastimaba y le confesé que la amaba, como ella lo hiso antes. Luego caigo en el Puff que hay alado de mi cama.
No me avergüenzo de ti, eres lo que siempre soñé, lo mejor que me pasó. Soy yo la que siente que no te merece y nunca, NUNCA, pondría a nadie por encima de ti de nuestra relación, ni siquiera Brodway y no quería que sintieras que lo hacía, y discúlpame por eso, pero ¿Por qué no me dijiste todo lo que sentías Quinn? ¿Por qué no me dijiste que te estaba haciendo daño? – dice luego de levantarse de la cama y arrodillarse delante de mí, conectando nuestras miradas.
No quería preocuparte, además no pensé que fuera a durar tanto, o doler como lo hace y cada vez que me desesperaba me decía que ya iba a terminar. También soy una Fabray y nos educaron para no demostrar debilidades, como los celos y a cuidar nuestra imagen y orgullo. – Le digo bajando la mirada – Me olvide que lo que deseo y quiero que pace casi nunca sucede.
Pues entonces eso va a cambiar. A partir de hoy tú vas a hablar de sentimientos, sin miedos, no me vas a perder. – Me dice averiguando mi mayor miedo y levantando mi cabeza para conectar nuestras miradas. – Y mañana todo Mckinley va a saber que Rachel Berry es la orgullosa novia de Quinn Fabray y que está locamente enamorada de ella. Porque desde ahora Quinn Fabray va a tener muchas de las cosas que quiere y desea, sobre todo si está en mi poder dárselo o cumplírselo. – termina regalándome una sonrisa enorme y acariciando mi rostro.
Pues Quinn Fabray desea un beso de Rachel Berry – le digo para aclararle que le creo, que tengo esperanza y que está todo bien entre nosotros.
Deseo concedido. – dice para luego unir nuestros labios, en un dulce y delicado beso, que lleva el amor impregnado en él. – Te amo mi Lucy.
Y yo a ti mi estrella. – respondió para luego volver a unir sus labios.
El día siguiente todos los alumnos del McKinley se sorprendieron al ver llegar a la capitana de las Porristas, "dueña" del lugar, la chica más hermosa y popular de todo McKinley, de la mano de la capitana del club Glee, marginada, diva egocéntrica y la más perdedora, hasta ahora, del lugar. Para luego verlas despedirse con un beso y tomar el camino a sus respectivos casilleros.
Y ese día no importo ni el escándalo/drama que armo Finn, ni los cuchicheos de su alrededor, no importo nada, porque Quinn por fin pudo implantar la prohibición de atacar a su diva o a cualquier otro chico del club Glee, por fin podía tomar la mano o besar a la castaña cuando quisiera o quedarse mirándola embobada o defenderla.
Porque por fin Quinn Fabray tenía lo que quería o iba en camino a conseguir tenerlo.
