Hace tiempo ya desde que no puedo distinguir lo real o no... Pero cada día me despierto sin poder hacer nada ya que estoy atado a la cama. Me hacen recordar cada segundo de mi vida, los médicos dicen que así me pondré bien... ellos no saben que esto sigue siendo una tortura. Pues si algo tengo claro es que los únicos recuerdos que no me cambiaron fueron los que me hacen temblar. Y ellos solo hacen que los recuerde a cada momento para rellenar informes y más informes. Llega la hora de que por fin se marchen y apaguen las luces dejándome completamente a oscuras y solo. Parece el momento de mi descanso, pero la realidad es otra. Pues mis sueños son aun peores que la realidad, creo que son mis recuerdos modificados, o tal vez no... ya no se nada. Despierto gritando e intentando zafarme de las correas, después de unos minutos sé que vendrán a inyectarme algo que me "ayude a dormir" de nuevo. Sera entonces cuando ya no pueda escapar de mis pesadillas. Pero en vez de eso, noto una mano que me acaricia el pelo. Me quedo paralizado sin saber que hacer, pero la mano sigue en el mismo lugar asta que me tranquilizo. Cierro los ojos notando como se distrae colocándome los mechones y es entonces que ya no recuerdo nada más.
Me despierto tranquilo… sin pesadillas. Miro a mi alrededor, la luz encendida, la habitación llena de esos científicos. Uno de ellos se acerca para verificar que estoy despierto y entonces todos los demás vienen también.
—¿Como as dormido?— Me pregunta uno de ellos.
—Bien— Digo encogiéndome de hombros.
Todos se miraron con cara de sorprendidos y se fueron a apuntar sus cosas en esas libretas que parecían que no tenían fin. Un guardia armado entro en la sala con una bandeja de comida poniéndola en la mesa que tenía al lado de la cama y me desato no sin olvidarse de apuntarme con su pistola. Parecía un criminal loco… bueno ellos tenían claro que yo era eso. Entonces por que me querían vivo? Para saber lo que podía llegar a hacer el capitolio con una persona? No creo… ellos saben muy bien lo que pueden hacer aunque no sepan la solución. Y la solución no les importa porque no les hace falta ya que están decididos a ganar esta guerra. ¿Entonces por qué? ¿Por qué me torturan aquí también? Mis lágrimas caen sin permiso. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que lloré, intente todo este tiempo aguantar las ganas desde que me recogieron en los últimos juegos del hambre, ellos deseaban verme sufrir. Pero ahora no puedo… esta noche e sentido haber recuperado la paz, la tranquilidad y asta las ganas de vivir. Ahora sé que algún día sentí eso. No me lo dice mi cabeza si no…
—Termino la hora de la comida— Entonces el guardia se dispuso a atarme de nuevo, pero uno de ellos le dijo que no. Se pusieron a discutir sobre si se tenía que cumplir el horario o dejarme comer. Mientras me senté al borde de la cama y comencé con la rutina de la comida. Cuando terminé ya tenia encima al guardia atándome de nuevo, cuando terminó cogió la bandeja y se fue. El resto de día lo pasé escuchando preguntas sobre que soñé esa noche, que fue lo ultimo que pensé, etc.
Llego la hora de dormir y me sentía inquieto por lo que pasaría esa noche. Intenté creer que fue todo un sueño aunque no se lo conté a nadie por miedo. Entonces me di cuenta que no estaba nervioso por lo que podía pasar, sino por lo que no pasara. Aguanté no se cuanto tiempo despierto y cuando me di por vencido escuché un ruido por donde sabia que se encontraba la puerta. Me incorpore tanto como dejaron las ataduras, mi respiración era lo único que podía escuchar ahora, sin olvidar el rapidísimo bombeo del corazón que solo latía de esa manera por una sola razón. Una mano en mi pecho y un empujón… -¿que pasaba? ¿Venia a matarme? ¿No era la misma persona que ayer? Dejé de pensar cuando aun notando la presión de la mano una cabeza se poso en mi pecho a la vez que su respiración en mi cuello. Mi corazón quería salir de mi pecho y yo solo podía sentir, sentir algo que nunca creía haber sentido… si… lo sentí…
—¡Vete!— Rugí furioso para asustarle justo antes de perder el control. Todo mi cuerpo luchaba por desatarse sin control ninguno. Pero eso solo consiguió que ella me sujetara con más fuerza contra la cama. Si, ella… mi corazón me lo estaba haciendo sentir a gritos pero yo ya no podía controlar nada… no podía hacer nada! Solo sentirla pegada a mi con toda su fuerza evitando que me separara de su lado. Y al final se rindió… se separó! Se iría pensando que la odiaba por y para siempre y ni siquiera ahora tendría el consuelo de ver su rostro por última vez porque sé que ya no querría saber nada mas de alguien como yo. Una mano me agarro con fuerza la muñeca y algo se puso en mi mano abierta. Por un segundo sé que dejo de palpitar ese musculo que solo latía por ella, pues tenía su cuello en mi mano. Era un aviso! Mi propio corazón me amenazaba diciendo que si ella dejaba de existir el pararía en seco. Y entonces…
