Tengo ahora otra pareja con la que estoy literalmente intoxicada (en el buen sentido por supuesto), y como consecuencia, tenía que escribir algo para ellos. Lo sé, soy un caos. Maldita inspiración y malditas obsesiones xD pero bueno, esperemos esto sea más fluido jejeje. Debo aclarar, que adoptaré la escritura de George R. R. Martin y ésta tiende a ser complicada y tediosa (no wonder why it's taking him forever to finish the next book!), pero la parte buena es que si bien no está escrita como tal ya la tengo desarrollada y espero, eso acelere el proceso.

DISCLAIMER: ASOIAF pertenece a George R. R. Martin, sólo la historia es mía (en su mayoría). Este escritor padece de lo mismo que yo al escribir una buena historia xD ok not.


"Faded."

JON

Aquella noche había vuelto a ser Arya Stark quien lo había despertado de su sueño. Sentía frío acumulado principalmente en sus manos, a pesar de que la piel estaba en su mayoría cubierta de sudor. La melena negra se le pegaba a las sienes y a la base de la nuca. Rizos negros que había dejado crecer sólo por ella.

Jon se irguió sobre la cama, tan pronto pudo controlar su respiración, terminando con un largo suspiro y el rostro entre las manos. Ygritte había tenido razón, después de todo. Arya era un fantasma que lo atormentaría por siempre.

"Siete infiernos, no más", pensó vanamente para sí y se levantó de la cama.

El frío del piso le caló las plantas de los pies, pero fue una sensación bien recibida. Cinco pasos y había alcanzado el ventanal de aquél improvisado departamento. Era en realidad la bodega de lo que anteriormente había sido un hotel de renombre, ahora era un edificio de pensiones. Jon miró hacia la ciudad bajo sus pies, la cual estaba lejos de estar dormida, apenas eran las once de la noche y la mayoría de los bares no cerrarían sino hasta entrada la madrugada.

"Quizá me haría bien un trago". Se dijo, mirando hacia lo lejos las luces titilantes de las calles. Su mente intentando buscar entre las sombras un rostro que hacía tres años se había perdido.

"Déjala ir Jon." Le había dicho Ygritte. "Déjala ir."

Y sin embargo, sin importar cuánto lo intentara, no podía hacerlo. Jamás podría. Porque olvidar a esa niña sería olvidarse a sí mismo.

Durante los años que la guerra había durado, Arya Stark se había convertido en la única persona capaz de motivarlo a seguir con su existencia. Le había dado un propósito, le había dado un refugio. Pero más importante, le había dado su amor sin condiciones.

Jon no había conocido a su madre, ésta había muerto tras darle a luz. Su padre había intentado darle todo, pero su propia melancolía le había mantenido distante de su propio hijo. Cuando la guerra se hizo inminente, su padre lo había mandado lejos para protegerlo; pero allá al país a donde había llegado él era una paria, al ser hijo de un Targaryan era considerado el enemigo. Mucho más cuando su padre había sido ejecutado por su propia sangre bajo la acusación de traidor.

Cuando los Starks llegaron al campo junto con él, no hubo gran diferencia, hasta que Arya había posado los ojos en él. Y el mundo había comenzado a girar por primera vez. Uno a uno, los hermanos de la niña le habían abierto los brazos gracias a la misma. Y pronto los apellidos quedaron olvidados.

Mas la guerra alcanzó también aquél refugio. Jon cerró la mano izquierda por inercia, tras recordar el terrible momento en el que había soltado la mano de Arya, perdiéndola para siempre, en medio de un caos de metralletas y explosiones.

"No más." Volvió a repetirse. Se alejó de la ventana y se vistió tan rápido como pudo. Bajando por el elevador, llegó al primer piso en cuestión de minutos y salió a la calle tras cruzar el vestíbulo.

El aire frío le golpeó el rostro, pero Jon siguió caminando sin detenerse. El trayecto se difuminó mientras su mente seguía sumida en repasar lo que ya sabía. Y cuando su conciencia despertó de nuevo, se halló con la imagen de un vaso de whisky entre sus manos. Estaba sentado a la barra de una taberna cuyo nombre desconocía, pero no importaba.

Nada importaba.

Tras su separación de los Stark, finalmente había tomado partido en la batalla como soldado. Aquél año habían conseguido la victoria y a pesar de esto, él nunca antes se había sentido tan derrotado y perdido... Pasó el siguiente año tratando de encontrar a Arya Stark y fracasando búsqueda tras búsqueda.

En medio de aquél caos había conocido a Ygritte y se había aferrado a ella como un hombre que está por ahogarse se aferraría a un salvavidas. Si a eso se le podía calificar de amor no lo sabía.

Durante cinco años, el único amor que había conocido había sido el de Arya y cada que encontraba un sentimiento parecido siempre lo comparaba con el que sentía por ella. Y sabía que eso hacía menos a cualquiera que pudiese ofrecerle una oportunidad de empezar de nuevo. Lo había intentado con Ygrette después de todo. Aunque lo cierto sería decir que se había dejado arrastrar por la misma. Rindiéndose casi por completo y nunca siendo él quien la buscase. Incluso la proposición de matrimonio había venido de ella.

"Y mira a dónde nos ha llevado", se quejó. A penas un año y medio de matrimonio y todo se había ido al carajo.

Desde el inicio Jon siempre había comparado a Ygritte con Arya. En el físico, en los gestos, en la personalidad y en ese aire salvaje de mujer independiente. Cada actitud, cada momento compartido, no podía evitar preguntarse si habría sido lo mismo con Arya, si la misma habría crecido para ser igual de fiera e intensa que Ygritte. Si la risa incluso sería la misma.

Debió de suponer que ninguna mujer como Ygritte se conformaría con ser el plato de segunda mesa de nadie. Debió haber visto venir que así como ella empezó aquél matrimonio, sería ella quien lo terminaría.

"Nunca me traiciones". Le había pedido más de una vez. "Te dije que no me traicionaras", le había dicho cuando fue a buscarlo al trabajo para que firmara los papeles de divorcio. Jon había entendido, tras hablar un instante con ella y había firmado sin cuestionar nada más ni una sola vez. Aquello había herido más a la pelirroja.

Jon estaba seguro que Ygritte tenía la razón al decir que él la había traicionado. Y sin embargo, cuando estaba solo con los recuerdos de estas dos féminas atormentándolo, no podía evitar sentir que más bien a quien había terminado traicionando era a Arya.

Suspiró, bebiendo el resto de la bebida. Dejó un par de billetes sobre la barra y salió de nuevo al frío de la noche.

Se decidió a volver a su 'departamento' a intentar conciliar el sueño una vez más. Tenía una vida ocupada a la que no podía darse el lujo de abandonar sin más por mucho que quisiera. Su posición de lord le había sido devuelta dos años después del fin de la guerra; cuando Daenarys había conseguido restaurar el imperio en Valyria, pero todavía distaba mucho para que alcanzaran una era de seguridad y paz. Las batallas físicas se habían detenido, sí; pero las políticas apenas habían empezado y Jon se había dado cuenta de que éstas eran incluso más crueles que las batallas que había vivido en el campo de lucha.

"De regreso al mundo real Jon", se reprochó.

Estaba a un cruce de distancia de su edificio cuando un taxi se detuvo de golpe frente a él, obligándolo a detenerse casi de golpe. Y lo demás ocurrió demasiado de prisa.

-Disculpe la brusquedad pero llevo prisa -había hablado la voz de una mujer, una mujercita apenas se dijo Jon al verla.

Tres segundos contó. Tres segundos en los que su mente se había acelerado, haciéndole creer que el tiempo fluía más lento. La joven había pasado de él con prisa y fluidos movimientos que evitaron el que chocase con su persona. Se había subido al taxi y hasta que ésta había levantado la mirada, tras cerrar la puerta, Jon había podido verle el rostro. Siendo las irises grises las que le robaron el aliento.

-¡Espera!

Pero había sido demasiado tarde. El coche ya había arrancado en el momento en el que las palabras salieron de su boca. "¿Podría ser cierto?", se cuestionó con la respiración acelerada y la sangre fría en las venas. ¿Pero cómo saberlo? Había estado bebiendo después de todo y remembrando cada recuerdo que tenía de ella. Aquello era un truco de su mente, se convenció. "Ella está muerta".

Jon se restregó el rostro con las manos y se obligó a volver a su departamento sin volver la mirada a atrás.

Pero a pesar de sus mejores esfuerzos, no consiguió dormir. El recuerdo de unos ojos grises y el sonido de una risa cálida, lo mantuvieron con el corazón pendiéndole de un hilo.


A/N: Si tuviera que ubicar la historia diría que es Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Pero lo cierto es que no me gusta ubicar a éste tipo de personajes en nuestro mundo. Así más bien, ubiqué la época al mundo de ASOIAF, pero en vez de la trama original de los libros, donde es lucha por un trono y bla, bla, bla; es una guerra mundial (osease básicamente lo mismo xD ok not).