Jonia era una hermosa isla que se encontraba apartada del resto de Runaterra, un lugar donde se encontraba de todo tipo de misterios ya sean como razas con capacidades sociales como sociedad ocultas de la vista de la gente común , entre ellas una orden constituidas por disimulos ninjas en busca de dominar las oscuras técnicas de las sombras enseñadas por el mismísimo maestro de las sombras, Zed era un poseedor de grandes habilidades y temido por toda una nación y reconocido a lo largo de Runaterra y no era para menos pues él era el primer ninja en 200 años en hacer uso de las prohibidas técnicas de las sombras, unas técnicas que hasta hace 8 años estaban bajo el resguardo de una orden encargada de preservar el equilibrio, pero ahora todos en esa orden salvo algunos miembros, fueron asesinados por un joven Zed y fieles miembros de su orden con el fin de hacerse con un gran tesoro, el secreto de las sombras.

En la actualidad la orden de las sombras sigue atrayendo súbditos a su orden guiándolos al camino de las sombras y quitando del camino a aquellos que no las acepten tal y como dicta su maestro. Zed, él es un hombre experimentado, fuerte y calculador que llevaba ya varios años perfeccionando la técnica de las sombras pero hubo en momento en que dejo de sentir algún progreso, por más que practicaba o intentaba nuevas formas de usarlas no conseguía lo que buscaba, frustrado decidió salir de la orden para buscar despejar su mente y calmar su ansiedad de respuestas, respuestas que quizás encuentre en el alcohol pues a una hora de su orden se encontraba la aldea más próxima, al caer la noche no tendría que lidiar con algún listo que quiera apresarlo o más estúpido aun, intentar matarlo. Para cualquier persona una hora a pie seria mucho caminar, pero Zed era increíblemente rápido por lo que no le tomo mucho tiempo llegar, ya adentro tomo asiento en un lugar lo suficientemente apartado de la gente, pero cercas de la barra, ya ahí comenzó a beber tratando de reflexionar y encontrar un problema, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando unos hombres algo apartados comenzaron a discutir.

- ¡se los juro vi el templo de la soberana, está descendiendo! -decía un hombre de pueblo mientras derramaba alcohol de su ahora vació vaso.

-es imposible, la soberana oscura siempre se mantiene a ella y a su templo en los cielos-respondió otro hombre que los acompañaba.

-de ser así, ¿se imaginan que clase de tesoros se pueden encontrar ahí adentro?, después de todo donde ella vive es un antiguo templo y todo tipo de reliquias deben encontrarse ahí…-

Zed se mantenía a la distancia escuchando atentamente lo que decían esos sujetos, él había escuchado antes de la soberana oscura, una poderosa bruja de cabello blanco temida por toda Jonia quizás más que a el mismo, él se preguntaba cómo le podían temer, por lo poco que sabe de ella quizás sea una anciana capaz de usar algo de magia pero no por eso dejo de interesarle el tema, si lo que ellos decían era verdad, el mismo podría entrar al dichoso templo y hacerse con él y los tesoros mencionados, si para eso tiene que matar a esa soberana no se tocaría el corazón. Una vez acabada su bebida dejo unas monedas y salió para ir en busca del templo, no tenía la más mínima idea de donde se podía encontrar, pero oportunamente había unos carteles de advertencia que indicaban que más adelante se encontraba la peligrosa fortaleza de la soberana, que oportuno.

Tras caminar un poco más le costó algo no dejarse impresionar pues frente a él se encuentra un imponente templo arrancado de sus cimientos pero ahora se encontraba en la superficie por alguna razón así que sin perder más el tiempo entro a él, camino y observaba con precaución buscando con la mirada algún indicio de donde pueda haber algo de valor o en el mejor de los casos la soberana, le tomo algo de tiempo pero dio con una habitación diferente a las anteriores pues esta tenía puertas talladas de roble y decoradas cuidadosamente dignas de la realiza de algún castillo Demaciano, haciendo uso de sus silenciosas habilidades entro sin hacer el más mínimo ruido, ya dentro miro a su alrededor con la poca luz de la luna que entraba por un ventanal para más tarde darse cuenta que no estaba en una habitación secreta ni mucho menos si no que era literalmente una habitación, una que tenía una gran cama rodeada por suaves cortinas de seda, sin duda esa era la habitación de la tal Syndra así que acercándose cautelosa mente camino, cuando estuvo lo suficientemente cercas recorrió con su mano la cortina para mirar por primera vez a la tal Syndra.

Lo que debería ser una bruja anciana e imponente, era una joven enferma que ni siquiera era capaz de respirar bien, ¿a esto le teme Jonia? Que estupidez pues por un momento esperaba un enfrentamiento, pero no tenía caso matar a una mujer que por más poderosa que sea, no puede defenderse. Al no haber peligro alguno decidió tomarse su tiempo para apreciarla, se dio cuenta de que ella no era ninguna anciana ya que se veía mucho más joven que el mismo, tenía un sedoso cabello blanco y un rostro bastante fino para lo que se puede encontrar alguien entre las pueblerinas, se vería bastante bien si no fuera porque su rostro estaba bañado en sudor y respiraba con dificultad, esas mejillas rosadas y ese constante exhalar le indico que ella tenía fiebre pero el no vino aquí a hacer de enfermero para ella, recordó que era lo que tenía que hacer por lo que concentrándose de nuevo comenzó a buscar en el lugar algo relevante pero regresando la mirada a ella se dio cuenta que a su lado había una atractiva corona que evidentemente pertenecía a ella pero sin duda valdría algunas bolsas de monedas de oro por lo que la tomo y decidió dejar esa sala, pero grande fue su sorpresa al ver que Syndra se había levantado en su lugar y lo miraba de una forma nada amigable.

-no se quien seas, ni me interesa, pero si no dejas esa corona ahora mismo te matare-dijo Syndra con algo de esfuerzo, pero muy seria a la vez.

- ¿tú vas a matarme? Apenas te atienes así que no creo que puedas hacer algo al respecto-dijo Zed sin inmutarse por lo que, sin más, se dio la vuelta para salir, pero su paso se vio interrumpido por una extraña esfera que emanaba energía oscura.

-si tu no dejas esa corona haré que la dejes-dicho esto Syndra alzo su mano derecha invocando así 2 esferas más que se dirimieron rápidamente hacia Zed con el fin de atravesar lo, pero no contó con que lo esquivara sin mucha dificultad.

-mira, no te mate cuando llegue, no me hagas hacerlo ahora así que deja de estorbar-dijo desafiando a los ojos violetas de la soberana con sus ojos carmesí.

Syndra no pudo resistir más y quedo rendida de nuevo en su cama debido a la fiebre que la estaba atormentando, Zed por su parte le dedico una última mirada y salió al fin del templo, eran altas horas de la noche y era un largo camino de vuelta a su orden de ninjas pero al no tener prisa alguna decidió caminar con calma pero fue interrumpido una última vez esta vez no por Syndra si no por una multitud que venía de la aldea, entre ellos se veía que portaban antorchas, tridentes y alguno que otro espadas, fijo su mirada de nuevo en el templo y vio a una Syndra recargada en la entrada de su templo.

¿Era acaso muy valiente como para enfrentar ella sola a esa multitud en su pésima condición?, ¿o era tan estúpida que no se daba cuenta que iban a matarla?